Güímar: Don Domingo Campos Díaz (1900-1986), comerciante, presidente de la Sociedad “Juventud Guanarteme”, subcabo del distrito del Somatén Armado, campeón de tiro, organizador del equipo de fútbol “Unión Santa Catalina”, campeón nacional de pesca deportiva, delegado de la Federación de Lucha Canaria de Las Palmas, director de un sexteto de cuerdas y cofundador de una rondalla folclórica

Asentado desde su juventud en el barrio de Guanarteme de Las Palmas de Gran Canaria, durante muchos años trabajó como empresario de dos cafeterías o cafés-bares, una de ellas en dicho barrio y otra junto al Muelle Grande, bautizada “El Teide”. Asimismo, en la actividad social fue presidente de la popular Sociedad “Juventud Guanarteme”; somatenista, subcabo del distrito del Somatén Armado y campeón de tiro del mismo; jurado judicial; y falangista. También tuvo una intensa actividad deportiva como jugador y organizador del equipo de fútbol “Unión Santa Catalina”, que llegó a ser campeón insular de Segunda categoría; organizador de carreras pedestres; socio del Club Deportivo Pesquero Canario, campeón insular y nacional de pesca deportiva, distinguido con un Diploma Federativo al Mérito extraordinario; delegado de la Federación de Lucha Canaria de Las Palmas y presidente del jurado en los encuentros. Además, en la faceta musical fue director del sexteto de cuerdas “Plantación” y cofundador de la rondalla folclórica del “Real Club Victoria”, que obtuvo el primer Premio en un certamen insular.

Nació en el pago de El Escobonal (Güímar) el 26 de diciembre de 1900, a las tres de la madrugada, siendo hijo de don Juan Campos Yanes y su segunda esposa doña Elvira Díaz Yanes. El 7 de enero de 1901 fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por don Rafael T. Rodríguez, cura ecónomo de dicha parroquia y arcipreste del partido; se le puso por nombre “Domingo Juan” y actuó como padrino su tío don Domingo Campos Yanes, siendo testigos don Rafael Hernández Delgado y don Fernando Delgado, de dicha vecindad…

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Las antiguas dependencias de la parroquia de San Joaquín de Fasnia, su descripción y la del término municipal a mediados del siglo XIX, por el Dr. Agustín Díaz Núñez

El sacerdote güimarero don Agustín Díaz Núñez, que fue beneficiado propio de Güímar y vicario-arcipreste del Sur de Tenerife, trabajó intensamente en los archivos parroquiales y dio a la luz cuatro publicaciones, en dos de las cuales se ocupó de la parroquia y del término municipal de Fasnia, en sendos capítulos. En este artículo nos vamos a centrar en esas reseñas históricas, con sus respectivas descripciones, ambas de mediados del siglo XIX, una de 1850 y otra de 1865.

En su libro “Noticia de la Iglesia parroquial matriz del Apóstol San Pedro, Beneficio curado y Vicaría foránea de Güímar”, publicado en 1850, don Agustín estudió las distintas parroquias de su Vicaría, destacando en la de Fasnia cómo se produjo la segregación parroquial y recalcando, sobre todo, su dependencia de Güímar, que era una de sus mayores obsesiones, apoyándose en el expediente elaborado para declararla como hijuela de esa parroquia; solo al final señala sus límites. En 1865, poco antes de su muerte, el mismo Dr. Díaz Núñez, en su interesante libro “Memoria cronológica del establecimiento, propagación y permanencia de la religión Católica Apostólica Romana en Islas Canarias”, reiteró nuevamente los argumentos en que se apoyó para lograr la confirmación de la matriz y mantener las prerrogativas del Beneficio de Güímar sobre la parroquia de Fasnia, aunque todavía más documentados; para ello, analizó nuevamente, de forma exhaustiva, la antigua dependencia de la jurisdicción y el pleito por ella entre las parroquias de Arico y Güímar, la elevación de su ermita a parroquia y el reconocimiento de la de Güímar como matriz; luego describió la parroquia de San Joaquín, así como los aspectos generales de toda su jurisdicción: el templo parroquial, los pagos, los servicios públicos, la producción del término y sus límites.

El autor, don Agustín Díaz Núñez (1796-1866), fue una de las personalidades más influyentes del clero tinerfeño de su época. Fue Bachiller, Licenciado y Doctor en Sagrada Teología, examinador sinodal, juez en las oposiciones a parroquias vacantes, orador sagrado y escritor. Desempeñó los cargos de capellán y confesor de monjas del Monasterio de Santa Catalina de Sena de La Laguna, mayordomo de fábrica y beneficiado curado propio de la parroquia de San Pedro Apóstol de su Güímar natal, comisionado en pleitos ante el Tribunal de Espolios y Vacantes del Obispado, primer vicario eclesiástico del Sur de Tenerife, luego transformado en el primer arcipreste juez eclesiástico de Güímar y su partido, miembro de la Junta Municipal de Sanidad y de la Junta Municipal de Beneficencia, vocal-secretario de la Comisión Local de Instrucción Primaria, cofundador de la primera banda de música de dicha localidad y mayordomo de la Virgen del Socorro. Publicó cuatro otras religiosas, dos de carácter histórico y de considerable extensión e interés, que ya hemos mencionado, y otras dos más modestas, aunque no por ello menos valiosas, una oración fúnebre y una novena. Después de su muerte, el Ayuntamiento de su villa natal dio su nombre a la calle en la que nació y vivió, en reconocimiento a sus excepcionales méritos personales…

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Güímar-Candelaria: Fray Antonio Abad Cruz (1760-1843), sacerdote, lector, predicador general y presentado de la Orden de Predicadores, destacado orador y prior de los conventos dominicos de Güímar, Santa Cruz de Tenerife y Candelaria

Muchos fueron los religiosos que pasaron por los Conventos dominicos de Candelaria y Güímar durante los siglos de su existencia. Algunos sólo permanecieron en ellos unos cortos períodos, pero otros prolongaron su estancia durante varias décadas, incluso hasta su muerte o hasta la extinción de dichas comunidades. Este fue el caso del gomero fray Antonio Abad Cruz, quien ingresó en la orden dominica en el convento de Hermigua, su pueblo natal, en el que profesó. Tras ordenarse de presbítero, pasó a Tenerife, donde transcurrió el resto de su vida. Inicialmente perteneció a la comunidad dominica de Candelaria durante 10 años, en los que desempeñó los cargos de depositario y director del Santísimo Rosario. Pasó luego al Convento de Güímar, donde residió otros 13 años, cuatro de ellos como prior; en esta localidad recibió el título de Predicador General y actuó como notario público. Posteriormente se trasladó, también como prior, al Convento de la Consolación de Santa Cruz de Tenerife, en el que además se le nombró misionero del Santísimo Rosario y lector “para los casos de conciencia”; en ese período recibió el título de Presentado de su Orden. Durante su secularización, con motivo de la primera Desamortización de los conventos, residió en la capital y en Güímar y, tras ella, se reintegró a la Orden de Predicadores y fue morador del Convento de esta última localidad, así como prior y lector del de Candelaria durante seis años. Después de la segunda Desamortización y de su secularización definitiva se estableció en Güímar, donde falleció.

Nació en el valle de Hermigua (La Gomera) hacia 1760, siendo hijo de don Gaspar de la Cruz Rodríguez y doña Antonia de la Cámara y Noda, naturales y vecinos de dicho lugar; recibió el bautismo en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Encarnación y se le puso por nombre “Antonio Abad” …

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Güímar: Don José Campos Benítez (1808-1872), sochantre organista y notario público eclesiástico de la parroquia de San Pedro, regidor y 2º teniente de alcalde del Ayuntamiento, juez de paz suplente, secretario del Juzgado de Paz, propietario agrícola y secretario escrutador de la mesa electoral

Uno de los personajes más significados del siglo XIX en la vida social de Güímar fue don José Antonio Campos Benítez, a pesar de su origen modesto, pues estuvo fuertemente vinculado a la parroquia, al ayuntamiento y al juzgado de dicha localidad. Fue desde su juventud, y durante muchos años, sochantre-organista y notario público eclesiástico de la parroquia de San Pedro, aunque también ejerció el segundo empleo en Arafo; regidor 1º, 2º teniente alcalde y regidor decano del Ayuntamiento, así como secretario interino de la Comisión Pericial; y hombre bueno en juicios, juez de paz suplente y secretario del Juzgado de Paz de la misma localidad. Además, como propietario agrícola, fue elector contribuyente, secretario escrutador de mesa electoral y uno de los mayores contribuyentes del término. Enlazó por matrimonio con una notable familia local y tuvo una sucesión amplia y destacada.

Nació en Güímar el 24 de septiembre de 1808, siendo hijo de doña Josefa Campos Benítez. Al día siguiente fue bautizado en la iglesia parroquial matriz del Apóstol San Pedro por el presbítero don José Bernardo Carrillo, teniente del beneficiado don Florentín Núñez y Torres; se le puso por nombre “José Antonio de las Mercedes” y actuó como madrina doña Josefa de Cejas…

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Los sonetos dedicados a los núcleos de población de Agache (Güímar) por el poeta don Arístides Hernández Mora

En el año 1971, el prestigioso poeta güimarero don Arístides Hernández Mora publicó un bello poemario titulado “Al soplo vario del tiempo”, el único que vio la luz durante su vida, todo compuesto por sonetos, agrupados en nueve bloques: “Caprichos y temas varios”, “Campestres”, “Playeras”, “Amatorias y subjetivas”, “Familiares”, “Recordaciones”, “Mundo pequeño”, “Motivos del mar y de la costa”, y “Barrios de Güímar”. En ese último bloque incluyó un soneto dedicado al conjunto del municipio y otros 12 a los distintos barrios que por entonces constituían el municipio, entre ellos Pájara, La Medida, Lomo de Mena y El Escobonal. Todos ellos fueron escritos en 1961 y de su lectura se desprende el amor que el poeta demostró a todo el municipio y a cada uno de sus barrios.

Atendiendo a una propuesta del médico don Javier Hernández Pérez, hijo del citado poeta, la cual fue asumida por la Comisión Municipal de Honores y Distinciones, el Ayuntamiento de Güímar decidió colocar una serie de mosaicos con los bellos sonetos dedicados a los distintos barrios en lugares céntricos de los mismos, elegidos de acuerdo con los vecinos, con el fin de que contribuyesen a incrementar su patrimonio estético y cultural. Con respecto a los que nos ocupa, en 2016 se colocó el de El Escobonal y en 2018 los de Lomo de Mena, La Medida y Pájara. Fueron inaugurados por los familiares del poeta, ante la alcaldesa de Güímar, doña Carmen Luisa Castro Dorta, así como numerosos concejales, miembros de la Comisión de Honores y Distinciones y vecinos de los barrios; y en todos los actos el cronista oficial hizo el análisis crítico de cada soneto y procedió a la lectura del mismo…

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Güímar: Don Juan Rodríguez Adrián Bencomo (1704-1764), teniente capitán de Milicias graduado de capitán, mayordomo accidental de la fábrica parroquial de San Pedro Apóstol, miembro de todas las cofradías y hermandades de Güímar y propietario agrícola

Miembro de una familia de origen portugués y guanche, que destacó sobre todo en las Milicias, nuestro biografiado también siguió la carrera militar, que inició como alférez del Regimiento Provincial de Güímar, en el que luego ascendió a teniente capitán de Milicias; al final de su vida probablemente obtuvo el sobregrado de capitán, pues con él se le menciona en muchos documentos. También fue mayordomo accidental de la fábrica parroquial de Güímar, por enfermedad y muerte del sacerdote don Francisco Hernández de la Rosa, quien ostentaba dicho cargo y del que su esposa era heredera. Además, su vinculación con la parroquia de San Pedro Apóstol le llevó a ser cofrade de la Cofradía de la Misericordia y hermano de sus dos Hermandades, la del Santísimo Sacramento y la Virgen del Carmen, así como de la Hermandad del Rosario del Convento dominico de la misma localidad. Con la capellanía del mencionado presbítero fundó un patronato laical, para que su hijo Salvador siguiese la carrera eclesiástica, lo que no logró. Celebró dos enlaces matrimoniales, de los que tuvo 16 hijos. Trabajó como propietario agrícola y también fue conocido como “Juan Adrián Rodríguez”.

Nació en Güímar el 10 de diciembre de 1704, siendo hijo del alférez don Juan Rodríguez Adrián y doña María Sebastiana González. Tres días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro por el teniente servidor del Beneficio don Francisco Hernández de la Rosa; se le puso por nombre “Joan” y actuó como padrino don Francisco Rodríguez Portugués, vecino del mismo pueblo…

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Güímar: Don Antonio Mauricio Jorge de Fleitas Perdomo (1767-1836), capellán, clérigo presbítero adscrito a la parroquia de San Pedro y mayordomo de la imagen y Cofradía de los Remedios de Güímar

Como otros miembros de su familia, incluidos dos de sus hermanos, nuestro biografiado decidió seguir la carrera eclesiástica. De este modo, tras obtener una capellanía fundada por sus antepasados, cursó estudios de Latinidad, Filosofía y Teología en el convento de Santo Domingo en Soriano de su pueblo natal, continuándolos en el colegio de la misma localidad que había sido fundado por el presbítero güimarero don Florentín Núñez y Torres. Una vez que obtuvo la preparación adecuada fue recibiendo la prima Tonsura, las Órdenes Menores, el Subdiaconado y el Diaconado. Simultáneamente, siendo ya clérigo diácono, se le concedió el nombramiento de mayordomo de la imagen y Cofradía de Ntra. Sra. de los Remedios. Posteriormente fue ordenado de Presbítero y, como tal, estuvo adscrito como capellán a la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar, donde colaboró con los sucesivos párrocos hasta el final de su vida.

Nació en Güímar el 22 de septiembre de 1767, siendo hijo de don Juan Jorge de Fleitas Perdomo y doña María (Leandro) Pérez Texera. El 29 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el beneficiado don Joseph Fernández Camillón de Mederos; se le puso por nombre “Antonio de San Mauricio” y actuó como padrino don Simón García de Sexas [sic], natural de la isla de El Hierro y vecino de dicho pueblo…

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Güímar: Don Antonio Damián Herrera Chávez (1977-2022), cura párroco de Garafía (La Palma) y Agache (Güímar), capellán del Hospital Universitario, responsable del servicio religioso católico del tanatorio «Servisa Tenerife» y vicearcipreste de Güímar

Hace menos de un mes que nos dejaba repentinamente el joven cura párroco de Agache, en el municipio de Güímar. Me hubiese gustado no tener que hacer esta reseña, pues lo normal es que, por su edad, él me hubiese sobrevivido, pero su inesperada muerte y la repercusión que ésta ha tenido, así como la profunda huella que ha dejado en esta comarca, me obligan a ello.

Nuestro biografiado, nacido en la capital gomera, cursó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Diocesano de Tenerife y, una vez concluidos, fue ordenado de presbítero en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de San Sebastián de La Gomera, en la que había sido bautizado y en la que celebró su primera misa. Su primer destino fue el de cura párroco de Garafía, en La Palma, donde regentó durante cuatro años las parroquias de Nuestra Señora de La Luz de la villa capital, San Vicente Ferrer de Franceses y San Antonio de Padua de San Antonio del Monte. Luego fue trasladado a la comarca de Agache (Güímar), al ser nombrado párroco de San José de El Escobonal, San Antonio de Padua de La Medida, La Santa Cruz de Lomo de Mena y Nuestra Señora de Agache-San Carlos Borromeo de El Tablado, al frente de cuyas parroquias permaneció durante 13 años y medio, hasta su prematura muerte. Simultáneamente, ejerció como capellán del Hospital Universitario de Tenerife y del Tanatorio “Servisa Tenerife”, vicearcipreste de Güímar y miembro del Consejo Presbiteral de la Diócesis. Su carácter, sencillo y cercano, así como su bonhomía, han dejado una profunda huella en El Escobonal y el resto de la comarca de Agache, en lo que también ha influido el ser el párroco que más tiempo ha permanecido en esta tierra y el primero que muere en la misma en plena labor pastoral.

Nació en San Sebastián de La Gomera el 22 de septiembre de 1977, a las cinco de la tarde, siendo hijo del marinero don Antonio Alejo Herrera Aguilar, natural de Las Palmas de Gran Canaria y oriundo de dicha villa, y doña Ramona Elena Chávez Medina, que lo es de Agulo. El 16 de octubre inmediato fue bautizado en la parroquia de La Asunción de la Santísima Virgen de la capital gomera por el cura párroco don Prudencio Redondo Camarero; se le puso por nombre “Antonio Damián” y actuaron como padrinos sus tíos, don Manuel Chávez Medina y doña María Dolores Herrera Aguilar…

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Güímar: Doña Josefina Perdomo Pérez (1903-1990), maestra nacional de El Escobonal, El Charcón, Masca, Arafo y Teno

Nacida en el seno de una familia modesta, nuestra biografiada cursó la carrera de Magisterio y, una vez obtenido el correspondiente título, ejerció como maestra interina en diversas localidades tinerfeñas, dos de ellas situadas en el extremo más alejado y aislado de la isla: El Escobonal (Güímar), pueblo del que era oriunda; El Charcón (La Laguna); Masca (Buenavista del Norte), durante nueve años; Arafo; y Teno Alto (Buenavista del Norte). Solicitó en varias ocasiones su admisión a concursos-oposiciones para acceder en propiedad al Magisterio público, pero no consta que se presentase a ellos. Su actividad docente fue reconocida en dos de sus destinos con sendos homenajes: en El Charcón, con motivo de su cese; y en Masca, muchos años después de su muerte, donde se colocó una placa en su recuerdo, que allí continúa. En cuanto a su esposo, el fasniero don Domingo de la Rosa del Pino, fue chófer de vehículos de transporte público (taxis y guaguas) y propietario de un camión; además, fue un activo promotor de la explotación de galerías y pozos. Ambos tuvieron una destacada sucesión.

Nació en la calle de Herradores nº 16 de La Laguna el 17 de septiembre de 1903, a las ocho de la noche, siendo hija de doña Luisa Perdomo y Pérez, natural de El Escobonal (Güímar). El 28 de ese mismo mes fue bautizada en la parroquia del Sagrario Catedral por el coadjutor don José Tolerá, con licencia del párroco don Eduardo Martín y Rodríguez; se le puso por nombre “Josefina Tomasa” y actuó como madrina doña Balbina Martínez Chávez, casada…

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Candelaria-Güímar: Don Isidoro Nóbrega Navarro (1885-1971), escribiente, auxiliar del agente ejecutivo de los Pósitos y de la Recaudación de Hacienda, oficial mayor y secretario del Ayuntamiento de Garachico, agente comercial, cofundador y directivo del Colegio Oficial de Agentes Comerciales de la provincia y Medalla de Plata de la Cruz Roja

Siguiendo la estela de su padre, nuestro biografiado vivió en Güímar y Garachico, donde al igual que aquel se dedicó inicialmente a la actividad administrativa. Comenzó a trabajar como escribiente en el Ayuntamiento de Güímar; luego fue nombrado auxiliar del agente ejecutivo de los Pósitos de Tenerife y El Hierro, así como de la Recaudación de Hacienda de la Zona de Santa Cruz de Tenerife. Posteriormente ejerció como oficial mayor y secretario habilitado del Ayuntamiento de Garachico; por entonces, en dicha villa también fue elector contribuyente de compromisarios para senadores y jurado judicial. Luego se estableció en Santa Cruz de Tenerife como agente comercial, siendo uno de los principales fundadores del Colegio oficial de Agentes Comerciales de esta provincia, en el que desempeñó los cargos de vocal y tesorero de su junta de gobierno. Además, recibió la Medalla de Plata de la Cruz Roja Española, como activo colaborador de dicha institución

Miembro de una destacada familia, nació en Candelaria el 11 de noviembre de 1885, a las cinco de la madrugada, siendo hijo de don Abelardo Nóbrega y González, natural de la ciudad de La Laguna, y doña Enriqueta Navarro Llarena, que lo era del citado pueblo sureño. Siete días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura párroco propio don Antonio de la Barreda y Payba; se le puso por nombre “Isidoro Martín Abelardo” y actuó como madrina doña María del Carmen González de Navarro, vecina de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, siendo testigos don Miguel Navarro y don Domingo Trujillo…

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