San Miguel de Abona: Don José Rodríguez Amador (1722-1782), sargento de Milicias y humilde tejero

     Miembro de una modesta familia rural, nuestro biografiado trabajó en la fabricación de tejas, al igual que dos de sus hermanos, lo que solo le permitió sacar adelante a su familia con bastante pobreza. Además, siguió una limitada carrera militar, en la que alcanzó los empleos de cabo de escuadra y sargento en el Regimiento de Milicias de Abona. Contrajo dos matrimonios y tuvo cuatro hijos del primero de ellos. Las siguientes generaciones de toda su familia simplificaron el apellido doble “Rodríguez Amador” a “Amador”, como ha llegado hasta el presente.

     Nació en el pago de San Miguel el 22 de octubre de 1722, siendo hijo de don José Rodríguez Amador (o Rodríguez Berganciano), natural del Valle de San Lorenzo y de origen guanche, y doña Ana Francisca de las Nieves, que lo era de San Miguel, pero oriunda por sus padres de Puntagorda (La Palma) y La Orotava, y ambos casados en 1715. Cinco días después fue bautizado con óleo y crisma en la iglesia de San Pedro Apóstol de Vilaflor, a cuya jurisdicción pertenecía por entonces dicho lugar, por el beneficiado don Agustín de la Cruz y Vera; se le puso por nombre “Joseph” y actuó como padrino el presbítero don Antonio García del Castillo; el párroco advirtió a sus padres “la obligación de enseñarle la Doctrina Cristiana”…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Arona en 1930, según el artículo “El Sur de Tenerife” del obispo Fray Albino González Menéndez-Reigada

     El interesante artículo “El Sur de Tenerife” fue publicado en junio de 1930 en el periódico católico Gaceta de Tenerife por el obispo de esta Diócesis, Fray Albino González y Menéndez-Reigada, en sucesivas entregas. En él relata la visita que había efectuado a las parroquias del Sur de Tenerife, de la que en este artículo nos hemos limitado a su estancia en el municipio de Arona. Llegó al pueblo de Arona el 18 de marzo de 1930 y continuó hasta el 19, coincidiendo con la festividad de San José. En su bella crónica se centra, como era de esperar, en la detallada descripción de los distintos templos del término. Además de describir el recibimiento que se le hizo en la parroquia matriz, detalla las misas que presidió. Pero otra aportación valiosa de esta crónica es el detenerse a analizar las carencias o los proyectos de mejora que existían por entonces en este municipio. Se lamenta de la falta de una buena carretera de enlace del Valle de San Lorenzo con la Carretera General del Sur, que ya había reclamado; visitó la Caldera de Arona, situada en una finca del entonces alcalde don Eugenio Domínguez Alfonso, en la que se proyectaba la construcción de una presa o pantano que permitiría el riego de toda la zona costera del término, con la consiguiente riqueza económica; destaca en la bahía de Los Cristianos sus inmejorables condiciones para establecer el aeropuerto internacional de Tenerife, así como su puerto, cuya actividad creciente había permitido el crecimiento de la población, destacando el papel de un consejero del Cabildo de Tenerife, don Juan Bethencourt Herrera, en las gestiones para llevar a cabo las obras de mejora en el Sur de la isla. En fin, se trata de un trabajo de gran interés para conocer algunos aspectos religiosos, sociales y económicos del municipio de Arona en los albores de los años treinta del pasado siglo XX, seis años antes del inicio de la Guerra Civil, que tanto alteró la vida de estos pueblos y de toda la nación.

     El autor del artículo, Fray Albino González y Menéndez-Reigada (1881-1958), fue un destacado sacerdote dominico, Ldo. en Filosofía y Letras, Doctor en Teología y Derecho Civil, obispo de Tenerife y de Córdoba, escritor y predicador, que tuvo una polémica actuación durante la Guerra Civil y una fuerte vinculación con el Régimen de Franco…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Arico: Don Andrés Hernández González (1822-1872), propietario agrícola, teniente de Milicias, director de las academias de sargentos y cabos, comandante de armas de Fasnia y Arico, vocal de la Junta de Gobierno local, juez de paz suplente y alcalde constitucional de Arico

     Miembro de una familia numerosa y acomodada, don Andrés Hernández González entró a servir como subteniente en el Batallón Ligero Provincial de Abona, empleo con el que fue nombrado director de las academias de sargentos y cabos del mismo cuerpo, en el que luego ascendió a teniente de Milicias. Siendo teniente de la nueva Sección Ligera Provincial de Abona, estuvo movilizado al mando de una partida en persecución de criminales y fue nombrado comandante de armas de Fasnia y Arico. Tras obtener voluntariamente su retiro, con uso de uniforme y fuero criminal, desempeñó algunos cargos públicos en su pueblo adoptivo, como los de vocal de la Junta de Gobierno local, juez de paz suplente y alcalde constitucional de Arico. Además fue propietario agrícola y criador de cochinilla.

     Nació en Santa Cruz de Tenerife el 30 de noviembre de 1822, siendo hijo de don José Patricio Hernández Rodríguez y doña Antonia González Gómez, naturales y vecinos del pago de El Río, en el municipio de Arico. Recibió el bautismo en la Vicaría castrense de dicha capital. Fueron sus abuelos paternos: don Juan Gaspar Hernández y doña Juana Rodríguez Cano; y los maternos: don Agustín González y doña María Josefa López y Gómez. De corta edad se estableció con su familia en ese pueblo sureño, donde transcurrió el resto de su vida…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Güímar: Don Domingo Díaz Bermúdez (1939-2018), maestro nacional, jefe de estudios y director del Colegio “Alfonso X El Sabio”, propietario fundador de la Librería “Góngora”, concejal, presidente de una Asociación de Agricultores, del Consejo Regulador de Vinos y del Patronato “Amigos del Arte” de Güímar

     Tras cursar en Güímar los Estudios Primarios y el Bachillerato, nuestro biografiado obtuvo el título de Maestro como alumno libre en la Escuela Normal de Magisterio de La Laguna. Después de superar la correspondiente oposición, tomó posesión como maestro propietario definitivo en Alfabetización y, durante ocho años, ejerció en Las Aguas (San Juan de la Rambla), en el Colegio “Hernández Melque” de Güímar, en el Centro de Reclutamiento e Instrucción de Hoya Fría y en el Sanatorio Psiquiátrico de Santa Cruz de Tenerife; luego regresó a la Agrupación Escolar “Hernández Melque” de Güímar, donde permaneció hasta su integración en el nuevo Colegio “Alfonso X El Sabio”; en éste desarrolló su labor docente durante otros 25 años, en los que fue jefe de estudios, director de la emisora escolar “Radio Valle de Güímar” y director del centro. También es muy recordado como propietario fundador de la Librería-Papelería “Góngora”, la tercera en antigüedad en la historia de Güímar, a la que el Ayuntamiento le concedió el III Marcador de Plata. Además, en su adolescencia y juventud fue jugador de fútbol, secretario de la Juventud de Acción Católica, clarinete de la Banda de Música “Amigos del Arte” de Güímar y vicepresidente del Casino. Posteriormente, fue concejal del Ayuntamiento, presidente de la Asociación de Agricultores para la defensa del Valle de Güímar, bodeguero, catador de vinos, miembro fundador de la Cofradía del Vino de Canarias, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos “Valle de Güímar” y presidente del Patronato “Amigos del Arte” de esta ciudad.

     Nació en Güímar el 26 de abril de 1939, a las tres de la madrugada, siendo hijo de don Domingo Díaz Gómez y doña Veneranda Bermúdez Tejera, ambos naturales de dicha ciudad y él oriundo por su padre de Las Palmas de Gran Canaria. El 30 de junio de ese mismo año fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el cura encargado don Domingo Pérez Cáceres, por entonces deán de Tenerife; se le puso por nombre “Domingo Estanislao” y actuaron como padrinos sus tíos don Manuel Díaz Gómez y doña Juana Díaz Gómez. El 8 de febrero de 1942 fue confirmado en la misma parroquia…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Candelaria: Don Juan Baute Chico (1854-?), 2º teniente condecorado del Batallón de Voluntarios de Matanzas en la Guerra de Cuba

     Aunque formaba parte de una familia de propietarios agrícolas con una situación económica más o menos desahogada, dado que ésta era muy numerosa nuestro biografiado decidió emigrar a Cuba, con el deseo de mejorar su fortuna. En dicha isla le sorprendió la Guerra de la Independencia, por lo que ingresó como voluntario en la 6ª compañía del Tercer Batallón de Cazadores Voluntarios de Matanzas, del Ejército español; en reconocimiento a los servicios prestados, mereció un voto de gracia y la Medalla de Constancia con dos pasadores, así como el ascenso a 2º teniente del mismo cuerpo. Desgraciadamente no conocemos más detalles de su vida.

     Nació en Araya de Candelaria el 12 de julio de 1854, siendo hijo de don Vicente de Baute Núñez y doña Juana Chico Díaz. El 19 de ese mismo mes recibió el bautismo en la iglesia parroquial de Santa Ana, de manos del cura párroco don Juan Núñez del Castillo; se le puso por nombre “Juan Gualverto” y actuó como madrina doña Petra de la Cruz Navarro…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

La construcción de la torre de la iglesia parroquial de San Antonio de Padua de Granadilla de Abona, la instalación del reloj y el legado de don Domingo González Mena

     La torre de la iglesia parroquial de San Antonio de Padua de Granadilla de Abona se bendijo en 1885 y fue sufragada en un 60 % por don Domingo González Mena, acaudalado emigrante granadillero en Venezuela. Once años más tarde, en 1896, se instaló en ella el reloj, que se había encargado en Francia y fue sufragado mediante una suscripción popular entre el vecindario. Al año siguiente se proyectó la adquisición de nuevas campanas para ella. El Sr. González Mena, fallecido en América hacia 1908, dejó en su testamento un importante legado para ampliar la capilla de El Calvario de su villa natal y poner en ella una imagen, para lo que creó una comisión que debía administrarlo. Su generosidad con su pueblo natal motivó su nombramiento como Hijo Predilecto de Granadilla de Abona y la nominación de una plaza o alameda. Pero la inversión del resto del legado dio lugar a una agria polémica, pues unos querían invertirlo en edificios religiosos (construcción de una casa parroquial y acondicionamiento de la iglesia del antiguo convento), mientras que otros querían que se invirtiese en edificios civiles para alojar dependencias públicas (casas consistoriales, casa cuartel de la Guardia Civil, estación de Telégrafos, escuelas, etc.). Finalmente, ese dinero se invirtió en la reforma de la Plaza del exconvento franciscano, que llevaba el nombre del donante.

     La construcción de la torre comenzó en 1885 y concluyó al año siguiente Su costo ascendió a la cantidad de 11.818,48 pesetas, de cuya cantidad más del 60 %, 7.425,06 pesetas, fueron aportadas por don Domingo González Mena, emigrante granadillero en Venezuela, quien envió ese dinero desde Venezuela con un paisano. El autor de los planos fue don Felipe Pérez Mejías, natural y vecino de la propia villa, quien también dirigió las obras. La torre se bendijo el lunes 14 de junio de 1886, por el cura párroco de Arico don Antonio Martín Bautista; se le puso por nombre “Antonia María del Rosario”, en honor del patrón y compatrona de la parroquia, y actuó como padrino de la misma el párroco de Granadilla, don Atanasio Viña y Vera. En el mismo acto se bendijo el baptisterio por el mismo sacerdote…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Los graves efectos del aluvión de 1826 en el municipio de Güímar y en los pueblos vecinos de Arafo y Fasnia

     Mucho se ha escrito sobre el célebre aluvión, huracán, tormenta o temporal de 1826, la catástrofe natural de ese tipo más grave de las registradas en la historia de Tenerife, pero aún quedan muchos datos por conocer del mismo. Los días 7 y 8 de noviembre de dicho año, hace casi dos siglos (exactamente 193 años), acometió a las islas, y con especial crudeza a Tenerife, uno de esos temporales de viento y lluvias torrenciales que en periodos más o menos largos suelen visitarla y que, por desgracia, siempre dejan una honda huella de su marcha destructora. Pero si de todos los ocurridos habían quedado recuerdos imperecederos, del que nos ocupa ha perdurado su memoria aterradora, viva y fresca, hasta la actualidad, pues tal fue la magnitud de sus estragos, humanos y materiales, que se considera el mayor de los ocurridos después de la Conquista. De lo ocurrido en Candelaria ya nos ocupamos en otro artículo de este mismo blog, por lo que en esta ocasión nos vamos a centrar en lo ocurrido con motivo de esa catástrofe en Güímar, Arafo y Fasnia.

     En el término de Güímar el número de víctimas mortales se elevó a siete, cinco de ellas sorprendidas en las Dehesas de Agache (de las que tres fueron llevadas por las aguas torrenciales que discurrieron por el barranco de Herques) y las dos restantes arrastradas con sus casas en el barrio de La Hoya de Güímar. En cuanto al resto de los daños, debemos destacar los 103 animales que sucumbieron con motivo del aluvión en todo el municipio: 3 bueyes, 1 yegua, 2 mulos, 5 burros, 72 cabras, 18 ovejas y 2 gallinas. Se dañaron decenas de casas, 7 de las cuales fueron “llevadas desde sus cimientos”. Numerosas fueron las pérdidas de frutos (tanto los que ya se habían recogido como los de próxima cosecha), los estragos de tierras superficiales y las cercas destruidas en los terrenos que se salvaron. Hubo graves daños en las higueras, pues fueron muchas las arrancadas por el huracán sin pérdida de tierras, por un importe de 17.558,3 pesos. También se perdieron otros árboles en La Ladera, la Costa, Las Rozas, Boruga, el pueblo, las Lomas y Agache, por un valor total de 151.249,3 pesos; las tierras que se llevó el agua, en extensión y profundidad, se elevaron a 7.536 almudes y la mayor parte correspondían a viñedos. De los 695 contribuyentes que existían en el término según el último repartimiento de la Contribución Territorial, 498 presentaron cuentas de pérdidas, restando “197 propietarios que puedan asegurar haber sufrido más o menos”. El total de las pérdidas económicas sufridas en el término se evaluó en 196.476,33 pesos.

     En Arafo, además de la pérdida de un elevado número de animales domésticos, árboles silvestres y frutales, así como daños en las cosechas y en las casas de sus habitantes, sólo hubo una víctima mortal del aluvión, que fue arrastrada hasta la costa por las aguas torrenciales que bajaron por el barranco de Añavingo. Por fortuna, el aluvión sólo provocó la muerte de un hijo del municipio de Fasnia, ahogado en un naufragio, pero también afectó a la iglesia de San Joaquín, que por entonces ya adolecía de graves defectos estructurales, pues se desplomaron unas paredes, con el consiguiente deterioro del pavimento, aparte de los consiguientes daños en ganado, viviendas particulares y cultivos…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Adeje: Don José Esquivel García (1809-1855), sargento 1º graduado de Milicias con derecho a fuero y molinero

     Nuestro biografiado entró a servir como soldado en el Regimiento Provincial de Abona, en el que, saltándose dos empleos intermedios, ascendió inmediatamente a sargento 2º, en el que permaneció por lo menos durante 23 años; finalmente, se le concedió el grado de sargento 1º de Milicias, se le propuso para una Cruz sencilla y, dados sus largos años de servicio, fue aspirante al fuero militar. Además, trabajó como molinero, en un molino de agua arrendado a la Casa Fuerte y dedicado casi exclusivamente a la elaboración de gofio.

     Nació en la villa de Adeje el 16 de diciembre de 1809, siendo hijo de don Francisco Esquivel González y doña María García de Febles, natural ésta de Los Silos. Dos días después fue bautizado en la iglesia de Santa Úrsula por el beneficiado don Agustín Salazar; se le puso por nombre “José Antonio” y actuó como padrino don José Jorge Acevedo, por entonces sargento de Milicias y alcalde mayor de dicha villa…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Güímar-Fasnia: Don Manuel Díaz y Díaz (1869-1932), agricultor, comerciante, opositor a los fielatos, promotor de un intento de segregación de El Escobonal, presidente fundador de la galería Chifira, vocal fundador del Comité Republicano y alcalde de Fasnia

     Vamos a recordar hoy la vida de un hombre de origen sencillo que fue abriéndose camino en la agricultura, en el comercio y en la política, hasta ocupar en ellos un puesto destacado. De ideología republicana liberal, don Manuel Díaz y Díaz se enfrentó al Ayuntamiento de Güímar por haber establecido un fielato en El Escobonal y promovió un intento de segregación de este pago para su unión posterior a Fasnia. Al igual que hicieron anteriormente otros muchos escobonaleros desarrolló la mayor parte de su actividad en dicho municipio de Fasnia, donde fundó un comercio y la primera galería de agua, la Comunidad de Aguas “La Prosperidad” de Chifira, de la que fue su primer presidente y luego vicepresidente; además, en dicho pueblo cultivó tomates tempranos, diseñó un original modelo de depósito de agua para el riego, fue vocal fundador del Comité local del Partido Republicano y llegó a ocupar la alcaldía constitucional.

     Don Manuel Díaz nació en el entonces pago de El Escobonal (Güímar) el 28 de junio de 1869, siendo hijo de don Francisco Díaz Castro y doña Juana Díaz Yanes, naturales del mismo lugar y vecinos de la Vera de Abajo. El 3 de julio inmediato fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el cura párroco don Juan Elías Hernández, actuando como madrina doña Isabel Delgado López…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo: