Trabajó como agricultor-exportador y empresario de la construcción. Tuvo una notable actividad pública como concejal del Ayuntamiento, depositario de los fondos municipales y primer teniente de alcalde. Pero, sobre todo, fue juez de paz de Candelaria durante más de 17 años y medio, lo que mereció el premio “Afable del Turismo”, que le concedió el CIT “Candelaria-Caletillas”. Además, fue presidente del “C.D. Candela” y directivo del “C.L. Tinerfe” de Barranco Hondo. Al margen de los cargos ostentados, apoyó con su firma todas las iniciativas que redundaban en mejoras para sus paisanos.
Nació en la Plaza de Santa Ana de Candelaria el 3 de octubre de 1916, a las seis de la madrugada, siendo hijo de don Emérito Barroso Espinosa, natural de La Matanza de Acentejo, y de doña María del Carmen Hernández Llarena, que lo era de Santa Cruz de Tenerife. El 19 de noviembre inmediato fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura encargado don Ruperto Marcos Molina y Molina, cura propio de la parroquia de San Marcos Evangelista de Tegueste, y actuaron como padrinos don Francisco Mesa Torres y doña María Cruz Rodríguez. De corta edad pasó a vivir con sus padres a Aroba…
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