Este artículo está dedicado a uno de los numerosos sacerdotes norteros que desarrollaron la mayor parte de su labor pastoral en el Sur de Tenerife. Fruto de una vocación tardía, don José Siverio Díaz cursó con brillantez la carrera eclesiástica en el Seminario Diocesano de Tenerife, del que fue prefecto de estudios. Después de ordenado, fue cura ecónomo de San Miguel de Abona durante más de 11 años, período en el que también actuó como vocal de las Comisiones de evaluación del arbitrio del Repartimiento general de Utilidades del Ayuntamiento; asimismo, durante seis meses estuvo encargado de la parroquia de Arona. Luego ejerció como cura ecónomo de Agulo durante nueve meses. Posteriormente estuvo al frente de la parroquia de Arona durante más de doce años y medio; simultáneamente, durante tres meses estuvo encargado de la parroquia de Vilaflor; además, fue confesor de las Religiosas de Nazaret de San Miguel, así como vocal de la Junta Municipal de Enseñanza Primaria de Arona. Finalmente, fue nombrado párroco propio de La Cruz Santa, donde solo permaneció cuatro años, hasta su prematura muerte. Siempre destacó por su cultura y como orador sagrado.
Nació en la calle del Terrero del Realejo Bajo el 7 de enero de 1886, a las seis de la tarde, siendo hijo del artesano don José Siverio y Hernández, natural de dicho pueblo, y doña Rafaela Díaz Barrios, que lo era del Realejo de Arriba, pero oriunda del Puerto de la Cruz. El 15 de dicho mes fue bautizado en la iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción por el cura párroco propio don Manuel Picar y Santos; se le puso por nombre “José Luciano María del Rosario” y actuó como madrina doña Bibiana Díaz y Barrios, casada, propietaria, natural del Puerto y vecina del Realejo Bajo, siendo testigos don José Siverio y don Marcos Expósito, ministros de la parroquia…
En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo: