La pequeña ensenada situada en la costa de Fasnia, al abrigo de los dos Roques (el de Dentro y el de Fuera), permitió desde el siglo XVI que en ella operasen pequeños veleros, los cuales constituían casi el único medio de comunicación de este lejano pueblo de las Bandas del Sur con la capital y otras localidades de Tenerife, además de otras islas del archipiélago. Por él se embarcaba la producción agrícola del término municipal (papas, vino, frutos, etc.) e incluso las losas de piedra obtenidas de sus canteras, a la vez que se importaban todos los productos necesarios para el consumo local; también servía para el transporte de pasajeros, que en barco llegaban a Santa Cruz de Tenerife mucho más rápido que por el antiguo Camino Real, única vía de comunicación terrestre con los demás pueblos de la isla que tuvo Fasnia hasta comienzos del siglo XX.
A lo largo del siglo XIX, el embarcadero de Los Roques ya estaba consolidado como un importante puerto para el tráfico de cabotaje, tanto para la entrada y salida de mercancías como de personas, protagonismo que mantuvo hasta bien avanzada la siguiente centuria. Por ello, comenzó a contar con los llamados “alcaldes de mar”, nombrados por la Comandancia de Marina para atender a los matriculados en su jurisdicción, controlar la actividad comercial y dar cuenta de cualquier incidente que se produjese en ese tramo de costa, al igual que sucedió en los pueblos vecinos de Güímar, El Escobonal y Arico. Así por ejemplo, en 1820 era alcalde de mar de Fasnia don Antonio Díaz Flores, natural del mismo lugar y de 41 años de edad.
En 1857 ya operaban por el puerto de Los Roques cinco candrays, dos de ellos con base en el mismo. En 1871, el Ayuntamiento de Fasnia dirigió un escrito al comandante militar de Marina de la provincia, pidiendo que se permitiera continuar en los dos candrays del distrito, llamados “Soledad” y “San Antonio”, a los individuos que los venían tripulando, ya que después de haber realizado esas faenas durante 20 o 30 años, se veían privados del trabajo por no estar matriculados, a causa de haber sido exceptuados del servicio de la Armada. Dicha circunstancia dejaba a los agricultores de Fasnia sin poder conducir su principal producto (las papas) al mercado de Santa Cruz, con el consiguiente perjuicio para el fisco al no poder hacer frente a los compromisos tributarios, pues dada la distancia y difícil topografía del terreno que unía Fasnia con la capital, la conducción por vía terrestre a lomos de bestias y por caminos intransitables supondría la ruina del sector de la papa, por los elevados costes del transporte. Lo cierto es que ambos barcos continuaron navegando, si bien uno de ellos, el “San Antonio”, después de surcar los mares durante décadas desapareció en un naufragio en 1884, muriendo la mayor parte de sus tripulantes y pasajeros.…
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