Adeje-Vilaflor de Chasna: Don José Hernández Montesino (1701-1761), propietario agrícola y teniente capi­tán de Milicias, que participó en la defensa del puerto de Los Cristianos ante un ataque de piratas ingleses

Al igual que su padre, nuestro biografiado trabajó como medianero de la Casa Fuerte de Adeje, llegando a ser un notable propietario agrícola. Además, siguió la carrera militar, primero como alférez y luego, durante 23 años y hasta su muerte, como teniente capitán de la Compañía de Tijoco y Taucho de las Milicias de Abona-Adeje. En función de su empleo participó en la defensa del puerto de Los Cristianos, con motivo de un ataque de dos navíos piratas ingleses, que lograron repeler.

Nació en San Pedro de Daute (Garachico) hacia 1701, siendo hijo de don Sebastián Hernández Montesino, natural de Chipude (La Gomera), y doña Ángela de Fuentes, que lo era de San Juan de la Rambla y vecina de Garachico. Creció en el seno de una familia muy conocida, en la que destacaron algunos de sus miembros, entre ellos: su abuelo paterno, don Lucas Hernández Montesino y Niebla (?-1685), notable propietario agrícola y alcalde de Chipude; y su padre, don Sebastián Hernández Montesino, empleado del Conde de la Gomera y Marqués de Adeje y medianero de la Casa Fuerte…

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La inauguración de las aguas conducidas a Tamaimo (Santiago del Teide) desde la Fuente de Tenerguera (1912)

A pesar de ser el mayor núcleo de población del actual municipio de Santiago del Teide, el pueblo de Tamaimo ha tenido que luchar mucho para lograr que fuese dotado con los servicios más elementales. Tras ser abolido el Señorío del Valle comenzaron los intentos para que los principales servicios pasasen a este pueblo, donde además residían las personas más acomodadas y poderosas del mismo. Así, cuando éstas alcanzaron el poder, a partir de la segunda mitad del siglo XIX se inició el traslado paulatino a dicho pago de los principales servicios municipales: la cartería, en 1868; la escuela pública de niños, en 1903; el Ayuntamiento y el colegio electoral, después de 1910. Por entonces también se promovió la conducción de agua hasta Tamaimo, para el consumo de la población. Tras intensas gestiones y una considerable aportación económica por parte del vecindario, encabezado por los ricos propietarios don Manuel Quintero Delgado y don Antonio González Gorrín, con el apoyo del gobernador civil, don Antonio Eulate y Fery, quien también había autorizado el traslado del Ayuntamiento a esta localidad, las aguas llegaron por fin a Tamaimo en febrero de 1912, desde la fuente de Tenerguera, la más importante del Valle de Santiago, solo dos años después de que la erupción de El Chinyero tuviera en vilo a esta población.

La fuente de Tenerguera está situada en el salto del mismo nombre, al oeste del caserío de El Molledo y relativamente cerca del pueblo de Tamaimo. Según el informe militar titulado “Descripción topográfica de la isla de Tenerife”, redactado por el teniente coronel Julio Ardanaz y fechado en La Laguna el 31 de agosto de 1907, dicha fuente o manantial era por entonces la más importante del Valle de Santiago: “No abundando el agua tiene que surtirse de ella en Herjos, cuando es insuficiente la de las fuentes de Tenerguera, la más importante, Tierno, La Guancha y la de Santiago, situadas las tres primeras en las faldas de la montaña de la Cruz de Hijada y la última en el barranco de Vargas”; añadiendo luego sobre la aldea de Tamaimo, que “No teniendo agua para su vecindario se la proporciona de las inmediatas fuentes de Tenerguera y Guama, y en algunos casos del barranco Seco”; y que “Los caseríos del Retamar, El Molledo y la Vera de Tamaimo cuentan con recursos semejantes a los de Tamaimo y Santiago, pero en menor escala; faltos de agua se surten de la fuente de Tenerguera”…

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Güímar: Don José Delgado Trinidad y de la Rosa (1753-1814), subteniente de Cazadores propuesto para capitán, alcalde real de Güímar en dos ocasiones, acomodado propietario agrícola de origen guanche e instigador del motín de 1810 contra el corregidor de Tenerife

Miembro de una de las familias más ilustres de Güímar y de todo el Sur de Tenerife, de origen guanche, nuestro biografiado siguió la tradición militar de sus antepasados e ingresó como subteniente de bandera en la 1ª compañía del Regimiento Provincial de Güímar, empleo con el que luego pasó a la compañía de Cazadores; fue propuesto para el ascenso a capitán del mismo cuerpo, pero una hemiplejia que le afectó al lado derecho de su cuerpo truncó su carrera militar. Además, destacó como propietario agrícola, sobre todo en El Escobonal; actuó en una ocasión como comisionado del corregidor; y fue elegido en dos ocasiones alcalde real de Güímar, protagonizando el motín de 1810 contra dicha autoridad insular, que había acudido a Güímar para anular las elecciones y destituirlo de la alcaldía. Falleció prematuramente y su esposa le sobrevivió durante casi 35 años, dejando amplia y destacada sucesión.

Nació en la casa familiar de Chacaica (Güímar) el 13 de noviembre de 1753, siendo hijo del capitán don José Delgado Trinidad y Díaz y doña Antonia (Hernández) de la Rosa y Ramos. El 21 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol por el presbítero don José Fernández Camillón, con licencia de don Cristóbal Alonso Núñez, beneficiado de la misma; se le puso por nombre “José Domingo Diego de Santa María del Carmen” y actuó como padrino el capitán don Domingo Joaquín Baulén y Briones, vecino de dicho lugar…

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Fasnia: Don Francisco Tejera Frías (1912-1969), maestro nacional en El Escobonal, Güímar, Santa Cruz de Tenerife y Tacoronte, sancionado por su afiliación socialista, director por oposición de los colegios de San Andrés, Arafo y Taco, presidente de la Sociedad Cultural “Primero de Febrero” de Fasnia y cabo de Infantería

Nuestro biografiado fue pensionado por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para cursar el Bachillerato Universitario y luego siguió la carrera de Magisterio. Aunque solicitó una plaza de auxiliar de la secretaría de la Delegación Provincial del Consejo de Trabajo de Santa Cruz de Tenerife, enseguida comenzó a trabajar como maestro interino de El Escobonal (Güímar). Por entonces fue elegido vicepresidente de la Sociedad Cultural “Primero de Febrero” de Fasnia, de la que luego fue secretario y presidente; también destacó como actor aficionado y conferenciante. Posteriormente, tras superar las pruebas como cursillista opositor accedió al Magisterio Nacional en propiedad, ejerciendo como maestro propietario en las secciones graduadas de Güímar y Santa Cruz de Tenerife. Por entonces fue movilizado con motivo de la Guerra Civil y prestó sus servicios como maestro de la Academia; alcanzó el empleo de cabo de Infantería y fue condecorado con la Medalla de Campaña. Después de licenciado fue depurado por haber pertenecido en Tenerife a la Federación de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT) y a la Agrupación Socialista de Fasnia, siendo sancionado con la suspensión de empleo y sueldo por cinco meses, traslado forzoso dentro de la provincia con prohibición de solicitar cargos vacantes durante un período de dos años, e inhabilitación para el ejercicio de cargos directivos y de confianza en instituciones culturales y de enseñanza, en cuyo cumplimiento fue trasladado forzoso a la Sección Graduada de Tacoronte. Después de reintegrarse a su anterior destino en la capital tinerfeña, obtuvo por oposición una plaza de director de centros, ejerciendo como tal durante un curso en el Grupo Escolar de San Andrés, como consorte provisional, y poco más de dos en el Colegio “Andrés Orozco” de Arafo, como propietario definitivo, hasta su prematura muerte.

Nació en Fasnia el 3 de febrero de 1912, a las cuatro de la tarde, siendo hijo de don Francisco Tejera Rodríguez y doña Eugenia Frías Díaz, vecinos de la Carretera. El 18 de marzo inmediato fue bautizado en la iglesia de San Joaquín por el cura ecónomo don José de Ossuna y Batista; se le puso por nombre “Francisco Nicolás Ramón” y actuó como madrina doña María del Carmen Hernández García, soltera, natural y vecina de Arico, siendo testigo don Diego López González, que lo era de Fasnia…

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Candelaria: Don Valentín Marrero Reyes (1895-1978), coadjutor del Realejo Alto e Icod de los Vinos, vicerrector del Seminario, cura regente de Santa Úrsula, cura propio de San Miguel de Abona y La Victoria de Acentejo, teniente arcipreste de Granadilla, párroco arcipreste e Hijo Adoptivo de Icod de Los Vinos, profesor de Religión, párroco consultor del Obispado y canónigo honorario de la Catedral de Tenerife

Entre los muchos sacerdotes nacidos en el Sur de Tenerife, la villa de Candelaria ocupa un lugar muy destacado, no sólo por el número de ellos sino por el prestigio que alcanzaron a lo largo de sus vidas. Tal es el caso de don Valentín Marrero Reyes, considerado por cuantos le conocieron como un hombre de gran ingenio e inteligencia, así como un ameno conversador. Siempre bajo la protección de la Patrona de Canarias, tras su ordenación ocupó cargos de relieve, como los de coadjutor del Realejo Alto y de Icod de los Vinos; vicerrector del Seminario; cura regente de Santa Úrsula; párroco de San Miguel de Abona y teniente arcipreste de Granadilla; cura encargado de Candelaria; cura propio de la Victoria de Acentejo durante casi 20 años y vocal de la Junta Municipal de Enseñanza Primaria. Pero si bien fue muy querido en todas las parroquias por las que pasó, donde dejaría un recuerdo imborrable sería en Icod de los Vinos, ciudad en la que regentó la parroquia y el Arciprestazgo durante 27 años; fue consiliario de Acción Católica, capellán del Hospital de Ntra. Sra. de los Dolores, profesor de Religión del Taller Escuela “San Marcos” y estuvo encargado de la parroquia de San Agustín. Como recompensa a esta dilatada labor de apostolado, al cumplir los 25 años en esta ciudad fue nombrado Hijo Adoptivo de Icod de los Vinos y al jubilarse se le designó Canónigo Honorario de la Catedral de La Laguna. También fue párroco consultor del Obispado.

Nuestro biografiado nació en la villa de Candelaria el 19 de agosto de 1895, a las nueve de la noche, siendo hijo de don Valentín Marrero Coello y doña Isabel Reyes Lanzarán. El 1 de septiembre inmediato recibió las aguas bautismales en la iglesia parroquial de Santa Ana, de manos del cura regente don Lorenzo Rodríguez y González; se le puso por nombre “Bernardino Valentín” y actuó como padrino su abuelo paterno, don Felipe Marrero y Fariña, siendo testigos don Luis Reyes y don Manuel Hernández, de la propia vecindad…

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La construcción y bendición de la primera iglesia de San José en El Escobonal (Güímar), el polémico traslado de la imagen de San José desde la antigua ermita y su devenir hasta su elevación a parroquia (1850-1929)

Aún no había pasado un siglo desde que en 1755 se procediese a la bendición de la primitiva ermita de San José de El Escobonal, en Cano, y ésta ya se había quedado aislada y demasiado pequeña, pues el pueblo había crecido mucho, sobre todo hacia la parte alta, y gran parte de los asistentes a misa se veían obligados a quedarse fuera del recinto, no llegando a ver ni tan siquiera el altar en el momento de la celebración de los oficios. Por este motivo, la mayor parte del vecindario, que por entonces vivía lejos de la ermita, solicitó construir otra de mayores dimensiones y más céntrica, para que de esa manera pudieran beneficiarse los que tenían que desplazarse desde más lejos. La propuesta fue apoyada plenamente por el beneficiado y vicario de Güímar, don Agustín Díaz Núñez, quien pensaba que en el nuevo templo podría erigirse una ayuda de parroquia, cuando tuviese lugar el nuevo arreglo parroquial que se pretendía llevar a cabo en la Diócesis. Como consecuencia de ello, el 11 de septiembre de 1850 el Dr. Díaz Núñez solicitó al obispo el traslado de la ermita de San José a otro lugar más céntrico y el 19 de ese mismo mes se concedió la oportuna licencia, siempre que no resultase perjuicio a terceros. En virtud de ello, los vecinos del lugar comenzaron a organizarse, nombrando encargado de la obra a don Joaquín de Castro y depositario de las limosnas a don Amaro Díaz; éstos se concertaron con don Matías Perera, maestro de mampostería vecino de la Villa de Santa Cruz, para que construyera dicho templo.

En 1851 ya se habían construido las paredes, pero las obras se detuvieron en ese punto por disidencias vecinales e incumplimiento del albañil, lo que motivó un juicio de conciliación en 1852. Pero pasaban los años y no se concluía la obra de la iglesia, que en 1858 continuaba parada, notándose ya los graves daños que los agentes atmosféricos iban efectuando en la parte construida. Finalmente, a comienzos de los años sesenta los vecinos le dieron el impulso final y pudieron techarla, gracias a sus prestaciones personales. Pero cuando las obras ya estaban a punto de finalizar, surgieron una serie de rumores que alarmaron a los vecinos que vivían más cerca de la primitiva ermita de Cano, pues se afirmaba que algunos de sus paisanos pretendían derribar la antigua ermita con el objetivo de poder utilizar los materiales en la nueva iglesia, lo que inició un periodo de cierta tensión entre el vecindario. Por ello, en 1860 y 1861 los vecinos de El Escobonal de Abajo cursaron sendas solicitudes al gobernador eclesiástico, con el fin de que ordenase al párroco-arcipreste de Güímar que no permitiese la demolición de la ermita; y así se hizo, por lo que desapareció dicha amenaza. No obstante, en 1862, los mismos vecinos elevaron otro escrito a la citada autoridad eclesiástica, al circular nuevos rumores de que se iban a trasladar los objetos de culto y la imagen del patrono titular (San José) de la antigua ermita al nuevo templo, que estaba a punto de inaugurarse. Pero esta idea estaba apoyada por el mencionado beneficiado de Güímar y arcipreste del distrito, Dr. don Agustín Díaz Núñez, quien entendía que la nueva iglesia era mucho más céntrica y tenía suficiente capacidad para albergar la ayuda de parroquia que tenía prevista en su arreglo parroquial, por lo que con el traslado se beneficiaría todo el vecindario y se mejoraría el culto. El gobernador eclesiástico apoyó la propuesta del arcipreste y el 17 de marzo de 1862 dispuso que se bendijese la nueva iglesia y se trasladase a ella la imagen del patrono San José, pero que se colocase en la vieja ermita una nueva imagen expuesta al culto. Ante esta decisión, los vecinos de El Escobonal de Abajo elevaron sendos escritos a dicho gobernador y al obispo, reiterando su solicitud de que la antigua imagen de San José permaneciese en su primitiva ermita y proponiendo que se adquiriese otra nueva para la iglesia que acababa de construirse, aunque todo fue en vano. Una vez finalizada y dotada de lo necesario para el culto, el 21 de mayo de ese mismo año se procedió a la bendición de la nueva iglesia y al traslado de la imagen de San José desde la antigua ermita de Cano, en una solemne ceremonia presidida por el citado Dr. Díaz Núñez. La vieja ermita permanecería abierta al culto y dedicada a San Vicente Ferrer, hasta su desplome y ruina posterior…

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Arafo-Candelaria: Don Claudio Fariña Delgado (1916-1999), agricultor, músico, soldado condecorado, guardia civil y guardia municipal de Santa Cruz de Tenerife

Desde su adolescencia, nuestro biografiado trabajó en la agricultura, sobre todo como jornalero. Además perteneció como músico a la Sociedad Filarmónica “Nivaria” de la villa de Arafo. Tras ser movilizado con motivo de la Guerra Civil, pasó tres años en el Ejército, como soldado de Infantería y falangista voluntario, recibiendo varias condecoraciones. Una vez licenciado volvió a ser movilizado de nuevo, al comienzo de la II Guerra Mundial. En dicha situación solicitó y obtuvo su ingreso en la Guardia Civil, como guardia de 2ª clase, plaza que desempeñó durante más de 25 años, en los que estuvo destinado en los puestos de Adeje, del que fue comandante accidental, y Santa Cruz de Tenerife, entre otros. Luego solicitó el pase a destinos civiles y se incorporó a la Guardia Municipal de Santa Cruz de Tenerife, en la que permaneció como guardia durante otros 15 años, hasta su jubilación.

Nació en Barranco Hondo (Candelaria) el 28 de agosto de 1916, siendo hijo de don Víctor Fariña Romero, natural de Arafo, y doña Joaquina Delgado Romero, que lo era de la primera localidad, aunque también oriunda de Arafo por su madre. Al día siguiente fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el cura ecónomo don José Trujillo y Trujillo; se le puso por nombre “Claudio Donato” y actuó como madrina doña Dolores Ramos Delgado. Poco tiempo después de su nacimiento se estableció con sus padres en Arafo, aunque siempre se mantuvo vinculado a su familia de Barranco Hondo, que visitaba con frecuencia…

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Granadilla de Abona: Don Pedro Alejandrino de Torres (1676-1767), propietario agrícola, alférez y teniente capitán de Milicias

Nuestro biografiado creció en el seno de una destacada familia de propietarios agrícolas y ganaderos, en la que algunos miembros siguieron la carrera militar. Se dedicó durante toda su vida al cuidado de sus propiedades agrícolas y ganaderas. Pero después de casado también ingresó como alférez en el Regimiento de Milicias de Abona-Adeje, en el que luego ascendió a teniente capitán, empleo en el que permaneció hasta su muerte, cuando ya contaba 90 años de edad. Gran parte de su descendencia también prestó sus servicios en las Milicias Canarias. 

Nació en Granadilla de Abona hacia 1676, siendo hijo de don Gaspar González de Torres y doña Margarita de las Casas. Fue bautizado en la iglesia parroquial de San Antonio de Padua, pero de momento no hemos podido localizar la correspondiente partida bautismal, por hallarse destruidas las páginas correspondientes a ese año del libro en que se hallaba inserta…

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Vilaflor de Chasna-Arona: Don Antonio Hernández Feo (1846-1920), propietario agrícola y maestro de primera enseñanza en Vilaflor

Miembro de una destacada familia de militares, clérigos, políticos locales y maestros, nuestro biografiado cursó estudios de Magisterio, aunque no tenemos constancia de que obtuviese dicho título. Pero lo cierto fue que ejerció como maestro en Vilaflor de Chasna, donde había nacido; también es muy probable que regentase una academia privada en dicho pueblo o en el contiguo de Arona, donde se estableció tras contraer matrimonio. Además, durante toda su vida trabajó como labrador y estuvo al cuidado de sus propiedades agrícolas.

Nació en Vilaflor de Chasna el 2 de agosto de 1846, siendo hijo del militar don Antonio Hernández de Fuentes y Correa y doña Bienvenida Rodríguez Feo y Márquez, vecinos de dicha localidad. Siete días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el párroco don José Lorenzo Grillo y Oliva; se le puso por nombre “Antonio José María del Sacramento” y actuó como padrino el capitán don José García y Torres, natural de Granadilla…

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