Güímar: Don Guillermo Rodríguez Díaz (1872-1952), músico folclórico, agricultor, albañil, comerciante, panadero, escultor, artesano, pescador y pionero en el disfrute de la Playa de Chimaje, donde su nombre ha sido perpetuado en el patronazgo religioso

Este artículo está dedicado a un escobonalero polifacético, pues trabajó como agricultor, albañil, comerciante y panadero. Además, fue un destacado músico folclórico, escultor, artesano y pescador, pionero en el disfrute de la playa de Chimaje, en el litoral de El Escobonal (Güímar), como lugar de veraneo y de ocio, donde pasaba sus ratos libres y ha quedado perpetuado su nombre en el patronazgo religioso. También gozaba de un excelente humor, siendo aún recordadas algunas de sus bromas, que tuvieron gran repercusión entre sus paisanos.

Nació en El Escobonal (Güímar) el 18 de enero de 1872, a la una de la madrugada, siendo hijo de don Gregorio Rodríguez Gómez y doña María Díaz Rodríguez. Cinco días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro de Güímar por el cura ecónomo don Juan Elías Hernández, actuando como madrina doña Cándida Díaz Rodríguez y como testigos don Francisco Yanes, don Emilio Hernández Delgado y don José María Jorge, naturales y vecinos de dicho pago…

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Güímar: Don Tomás de la Rosa Lugo “Tomasillo” (1909-1987), fundador y director de la orquesta de cuerdas de El Barranco, miembro de la primera Rondalla de El Escobonal, director fundador e instructor de la Danza de Cintas de El Escobonal de Arriba, agricultor, canalero, titular de un bar y vigilante de obras

El recordado folclorista escobonalero don Tomás de la Rosa Lugo, conocido por “Tomasillo”, fue fundador y director de la orquesta de cuerdas de El Barranco (“Sexteto Apolo”), miembro de la primera Rondalla de El Escobonal y director fundador, instructor y “hombre del palo” de la Danza de Cintas de El Escobonal de Arriba. En la faceta profesional, trabajó inicialmente como agricultor y canalero en su pueblo natal, pero, tras sufrir la amputación de casi todos los dedos de una mano, tuvo que abandonar la actividad agrícola y la música, trasladándose a Santa Cruz de Tenerife, donde puso un bar y también ejerció como vigilante de obras. Tras su jubilación regresó con su familia a El Escobonal, donde falleció.

Nuestro biografiado nació en la Montaña de Abajo de El Escobonal (Güímar) el 4 de abril de 1909, a las siete de la mañana, siendo hijo de don Tomás de la Rosa Díaz y doña María del Pilar Lugo Duque. Seis días después fue bautizado en la iglesia de San José, pero su partida fue inscrita en la parroquia de San Pedro de Güímar, de la que dependía, por don José Batista y Cabrera, cura regente de la parroquia de San Joaquín de Fasnia, con licencia de don Jerónimo Padilla y Morales, Lcdo. en Sagrada Teología, beneficiado de la Santa Iglesia Catedral de La Laguna y cura encargado de la parroquia del Apóstol San Pedro de la entonces villa de Güímar; se le puso por nombre “Isidoro Tomás” y actuó como madrina doña María Consolación Delgado González, siendo testigos don Rafael Hernández Delgado y don Julio Delgado Rodríguez, de dicha vecindad…

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Güímar: Doña Luz María Delgado Hernández (1929-2020), “Madre María Javier”, religiosa misionera de Nazaret, maestra vocacional, secretaria y sacristana, con notables cualidades artísticas

Perteneciente a una destacada familia escobonalera, nuestra biografiada cursó el Bachillerato en el colegio “Santo Domingo” de Güímar, regentado por las Religiosas Misioneras de la Santa Casa de Nazaret. En el Noviciado de dicho centro, hizo su ingreso y primera profesión en la mencionada Congregación de religiosas, tomando el nombre de “María Javier”, con el que fue conocida en adelante. Cursó la carrera de Magisterio en Barcelona y ejerció una destacada labor docente, sobre todo en Primaria, en una docena de colegios de Nazaret de Barcelona, Gerona, Los Realejos, Güímar, Los Llanos de Aridane y Madrid. Poseía ciertas cualidades artísticas, sobre todo, centradas en el dibujo, la pintura y la decoración, que volcaba en sus clases. También disfrutaba con la música y el teatro, por lo que solía organizar festivales con sus alumnos. Además, durante muchos años asumió la secretaría de algunos colegios; ejerció como sacristana de sus capillas, que cuidaba con esmero; y desarrolló una incipiente actividad sanitaria, pues ponía inyecciones. Con una firme personalidad, vestía con pulcritud y cuidaba su salud, así como el orden y la limpieza; le gustaba mucho el cine, las noticias, la cultura y los viajes; era servicial y detallista, muy desprendida y se relacionaba bien con la gente, tanto de la comunidad como de fuera de ella, pues tenía una gran capacidad de acogida. Tras una vida nómada, su deteriorada salud la trajo de nuevo a su municipio natal, en el que falleció en plena pandemia.

Nació en El Escobonal (Güímar) el 17 de agosto de 1929, a las cuatro de la madrugada, siendo hija de don Pedro Alberto Delgado García y doña María Mercedes Hernández Leandro, de la misma naturaleza. El 20 de septiembre inmediato fue bautizada en la iglesia de San José de dicho pueblo, aunque la correspondiente partida fue inscrita en la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar de la que dependía, por don Domingo Pérez Cáceres, cura párroco propio y arcipreste del partido; se le puso por nombre “Luz María” y actuaron como padrinos don Juan Frías y doña Sabina Cáceres, de la misma vecindad…

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Güímar: Don Juan García Dorta (1926-1994), agricultor, soldado de Automovilismo, sargento 1º de la Policía Armada, capitán condecorado de la Policía Nacional e inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía

Nuestro biografiado inició su vida profesional como agricultor en su pueblo natal. Luego prestó su servicio militar como Soldado voluntario en el Grupo de Automovilismo de Canarias, destinado como conductor en la Capitanía General de estas islas. Una vez licenciado solicitó y obtuvo su ingreso en el Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico, en el que ascendió desde policía hasta sargento 1º. Luego, ya en el Cuerpo de la Policía Nacional, ascendió desde brigada hasta capitán, empleo éste reconvertido luego en inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía, con el que se jubiló. Durante su larga vida laboral en Tenerife le tocó vivir algunas situaciones desagradables, entre ellas dos accidentes aéreos y unos graves disturbios en el campo de fútbol de la capital tinerfeña, en todos los cuales demostró su templanza y profesionalidad. Durante su carrera recibió diversas condecoraciones, entre ellas una Cruz del Mérito Militar con Distintivo Blanco y la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Al ser destinado a Tenerife recuperó sus orígenes agrícolas en sus fincas de Lomo de Mena y su afición por la pesca en El Tablado, que mantuvo después de jubilado.

Nació en Lomo de Mena (Güímar) el 23 de agosto de 1926, siendo hijo de don Juan Manuel García Delgado y doña Guillerma Juana Dorta García. El 5 de septiembre inmediato fue bautizado en la iglesia de San Joaquín de Fasnia por el cura párroco don Celso González Tejera, también encargado de la iglesia de San José de El Escobonal; se le puso por nombre “Juan Felipe” y actuó como padrino don Ulpiano Pestano Jorge y doña María de la Consolación Coello Campos…

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Los alcaldes de barrio de Pájara (Güímar) [1894-1936]

A lo largo del siglo XIX se nombraron numerosos alcaldes pedáneos o de barrio para los distintos núcleos de población de la comarca de Agache, en el municipio de Güímar, que asumieron la representación del Ayuntamiento en cada uno de ellos, al margen de los regidores o concejales que formaban parte de la corporación municipal; ésta era la que los nombraba inicialmente y luego los proponía en terna para que los designase el gobernador civil de la provincia. Los primeros de ellos correspondieron a El Escobonal, el pueblo de mayor peso demográfico de dicho término, en la mayoría de los casos con un radio de actuación que abarcaba toda la comarca. Pero, dado el crecimiento poblacional que fueron experimentado los distintos núcleos, en 1894 se nombraron por primera vez alcaldes de barrio para Lomo de Mena y La Medida (incluyendo a Pájara), y hacia 1900 ya se nombró otro específico para dicho pago de Pájara; ahora los nombraba directamente el alcalde del término municipal, quien daba cuenta de ello al Pleno, pues actuarían como delegados suyos en cada barrio. Este cargo, desempeñado por personas que no estaban integradas en la corporación municipal, fue suprimido en 1936, con el golpe de estado que inició la Guerra Civil y la posterior Dictadura del general Franco. Años más tarde, a partir de 1949, asumieron competencias semejantes algunos concejales de la comarca, que simultáneamente fueron nombrados delegados de barrio; pero de ellos nos ocuparemos en otra ocasión. Los alcaldes de barrio de Agache en la etapa estudiada (1894-1936) fueron 24 hombres, 8 de El Escobonal y 15 de los otros pagos, de los que sólo tres repitieron en el cargo (uno de ellos en tres ocasiones).

La aldea de Pájara es el primer núcleo de población que se encuentra en la comarca de Agache, saliendo hacia el Sur desde la cabecera municipal de Güímar. En 1900 contaba con 90 habitantes de hecho y derecho, que en 1940 ya ascendían a 214 de hecho y 230 de derecho, más 19 que vivían en el caserío de Anocheza. Por su parte, la aldea contigua de La Medida era un poco mayor, pues tenía 127 habitantes de hecho y derecho en 1900, más 40 domiciliados en el caserío de la Fuente del Fraile, que subieron hasta un total de 458 de hecho y 472 de derecho en 1940. Por su proximidad, ambos núcleos han compartido siempre los principales servicios y actividades: escuelas, teléfono público, cartería, iglesia, plantel de Extensión Agraria, terrero de lucha, fiestas, etc. Al margen de varios concejales del Ayuntamiento, de los que nos ocuparemos en otro momento, conocemos seis alcaldes de barrio de Pájara, tres de ellos compartidos con La Medida…

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La parroquia de la Santa Cruz de Lomo de Mena (Güímar)

En un artículo anterior ya nos ocupamos de las antiguas dependencias parroquiales de Lomo de Mena y de la construcción de un Calvario en dicho pueblo, así como de la construcción de la antigua ermita de la Santa Cruz, que fue bendecida en 1932. Inicialmente, ésta dependió de la parroquia de San José de El Escobonal, hasta que en 1967 comenzó a regir la nueva parroquia de San Antonio de Padua del vecino pueblo de La Medida de la que pasó a depender, pues incluiría en su demarcación los núcleos de La Medida, Pájara y Lomo de Mena. En este artículo nos centramos en la elevación de dicha ermita a parroquia y en su trayectoria posterior: la construcción de la nueva iglesia; la inauguración y la bendición de dicho templo y de la nueva plaza; la construcción y la bendición de la cripta; la primera visita de la Virgen del Socorro a la iglesia de Lomo de Mena; otras visitas y acontecimientos ocurridos en la parroquia; las visitas pastorales de los obispos para administrar la Confirmación; la incorporación de Lomo de Mena a la ruta del Hermano Pedro; las imágenes del templo; las principales fiestas y festividades celebradas en la parroquia; y la relación de párrocos de la Santa Cruz, desde 1977 hasta el presente.

Por decreto del obispo don Luis Franco Cascón de fecha 21 de junio de 1975, se creó la parroquia de la Santa Cruz de Lomo de Mena. Pero no comenzó a regir hasta dos años después, el 1 de marzo de 1977, en que se desmembró en su integridad de la parroquia de San Antonio de Padua de La Medida; por tanto sus límites se extendían entre los barrancos de El Calvario (por el Norte) y el de Amea (por el Sur), el mar (por el Este) y la cumbre (por el Oeste), abarcando el núcleo de población de Lomo de Mena, que en el censo de 1970 tenía 476 habitantes y en el momento de la segregación se le estimaba una población de 650 habitantes; y, posteriormente, incluyó el caserío que fue surgiendo en la costa, Balandra-Los Picos. Por ello, con esa misma fecha quedaron rectificados los límites de la parroquia de San Antonio de Padua, que vio reducida su superficie al tener su límite por el Sur a partir de ahora en el Barranco del Calvario (de cumbre a mar). Se nombró como primer cura encargado al sacerdote güimarero don Vicente Jorge Dorta, oriundo de La Medida y cura párroco de Arafo…

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Güímar: Don Juan Antonio Márquez Peraza “Chicho” (1928-2007), puntal de lucha canaria conocido por “Pagés”, directivo premiado, vicepresidente del “C.L. Benchomo” de El Escobonal, presidente del “C.L. Agache” de La Medida, donde da nombre al terrero de lucha, “guanche” de la Virgen del Socorro, agricultor y estibador portuario

Conocido por “Chicho”, este recordado hijo de La Medida fue toda una institución del vernáculo deporte en la comarca de Agache, ya que desde su niñez se volcó en la lucha canaria, llegando a ser puntal del equipo aficionado “Aires de Agache”, en el que se le conoció como “Pagés”. Luego, en su madurez, fue delegado de campo, tesorero, vocal y vicepresidente del “C.L. Benchomo” de El Escobonal; y, posteriormente, vocal, tesorero, delegado de campo, vicepresidente y presidente del “C.L. Agache” de La Medida, donde da nombre al terrero de lucha; en ambos clubes también vendía rifas y entradas, preparaba el terrero e ingresaba lo recaudado en los encuentros en la Caja de Ahorros. En reconocimiento a su intensa labor, recibió varias distinciones, entre ellas dos Premios Cabildo de Tenerife concedidos por la Federación Tinerfeña de Lucha, uno como mejor delegado de terrero y otro especial por su dedicación a la lucha canaria; también se le concedió el Premio “Deporte Vernáculo” por la Asociación Tinerfeña de la Prensa Deportiva; y el Ayuntamiento de Güímar dio su nombre al terrero de lucha canaria de La Medida. Además fue “guanche” en la Romería y Ceremonia de la Virgen del Socorro, soldado de 1ª de Tiradores de Ifni, agricultor y estibador portuario.

Nació en el pago de La Medida el 12 de junio de 1928, a la una de la madrugada, siendo hijo de don Juan Márquez Delgado y doña Clementina Peraza de la Rosa. Dos días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por don Domingo Pérez Cáceres, por entonces beneficiado cura propio y arcipreste del partido; se le puso por nombre “Juan”, aunque en el Registro Civil se inscribió como “Juan Antonio”, y actuaron como padrinos don Valeriano Castro y doña Francisca Rodríguez. Siempre fue conocido por “Chicho”…

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Güímar: Don Hipólito Díaz Campos “Polo el Abogado” (1901-1986), cantante folclórico, bailador y director de baile de la Rondalla de El Escobonal, emigrante a Cuba, jornalero, agricultor y levantador de piedra

Miembro de una modesta familia de agricultores, nuestro biografiado emigró a Cuba, donde trabajó en la caña de azúcar; a su regreso ejerció como jornalero en una finca de Arico y luego dedicó el resto de su vida a la agricultura, en los terrenos de su propiedad. Además, desde joven aprendió a cantar y bailar los aires de la tierra, llegando a formar parte de la primera Rondalla de El Escobonal; posteriormente formó parte de la nueva Agrupación de Coros y Danzas del mismo pueblo, como cantante solista y director de baile, por lo que recibiría un homenaje póstumo en El Tablado. También destacó como levantador de piedra.

Nuestro biografiado nació en el Lomo de la Vera de El Escobonal el 29 de enero de 1901, a las doce de la noche, siendo hijo de don Santiago Díaz Rodríguez y doña Dominga Campos Pérez. El 1 de febrero inmediato fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por don Rafael Tiburcio Rodríguez, cura ecónomo de dicha parroquia y arcipreste del partido; se le puso por nombre “Hipólito” y actuó como madrina doña María Magdalena Marrero, siendo testigos don Rafael Hernández Delgado y don Fernando Delgado. Por su facilidad de palabra, fue conocido entre sus paisanos como “Polo el Abogado”…

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Güímar: Don Anselmo Pérez García (1917-2008), luchador destacado, emigrante ilegal a Venezuela en un viaje que fue una odisea, soldado de Infantería condecorado, repartidor de frutos y agricultor

Nuestro biografiado fue un hombre del campo, que destacó como luchador en el primer equipo de lucha canaria de su pueblo natal. Luego fue movilizado con motivo de la Guerra Civil, en la que prestó sus servicios como soldado de Infantería y fue condecorado. Después de licenciado emigró a Venezuela, en busca de mejor fortuna, pero su viaje en un velero clandestino constituyó una auténtica odisea que duró 41 días. En el país hermano trabajó inicialmente en la agricultura, hasta obtener la documentación legal; luego lo hizo en el bar-restaurante de un tinerfeño y, finalmente, en el reparto de fruta tropical en una camioneta de su propiedad. Regresó temporalmente a su pueblo natal, en el que contrajo matrimonio, y luego volvió a Venezuela, donde continuó viviendo con su esposa durante algunos años. Tras permanecer durante 23 años en el gran país americano, regresó definitivamente a Tenerife y se estableció en su pueblo natal, donde se dedicó a la agricultura, llevando los productos cultivados al Mercado de Santa Cruz de Tenerife.

Nació en la calle de la Vera de Abajo de El Escobonal (Güímar) el 17 de abril de 1917, siendo hijo de don Anselmo Pérez Yanes y doña Dolores García Marrero. Fue bautizado en la iglesia de San José por el cura párroco don Simón Higuera Marrero, aunque su partida fue anotada en la iglesia matriz de San Pedro Apóstol de Güímar, pues aquella aún no había sido elevada a parroquia. Se le puso por nombre “Anselmo Juan” …

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La construcción y bendición de la primera iglesia de San José en El Escobonal (Güímar), el polémico traslado de la imagen de San José desde la antigua ermita y su devenir hasta su elevación a parroquia (1850-1929)

Aún no había pasado un siglo desde que en 1755 se procediese a la bendición de la primitiva ermita de San José de El Escobonal, en Cano, y ésta ya se había quedado aislada y demasiado pequeña, pues el pueblo había crecido mucho, sobre todo hacia la parte alta, y gran parte de los asistentes a misa se veían obligados a quedarse fuera del recinto, no llegando a ver ni tan siquiera el altar en el momento de la celebración de los oficios. Por este motivo, la mayor parte del vecindario, que por entonces vivía lejos de la ermita, solicitó construir otra de mayores dimensiones y más céntrica, para que de esa manera pudieran beneficiarse los que tenían que desplazarse desde más lejos. La propuesta fue apoyada plenamente por el beneficiado y vicario de Güímar, don Agustín Díaz Núñez, quien pensaba que en el nuevo templo podría erigirse una ayuda de parroquia, cuando tuviese lugar el nuevo arreglo parroquial que se pretendía llevar a cabo en la Diócesis. Como consecuencia de ello, el 11 de septiembre de 1850 el Dr. Díaz Núñez solicitó al obispo el traslado de la ermita de San José a otro lugar más céntrico y el 19 de ese mismo mes se concedió la oportuna licencia, siempre que no resultase perjuicio a terceros. En virtud de ello, los vecinos del lugar comenzaron a organizarse, nombrando encargado de la obra a don Joaquín de Castro y depositario de las limosnas a don Amaro Díaz; éstos se concertaron con don Matías Perera, maestro de mampostería vecino de la Villa de Santa Cruz, para que construyera dicho templo.

En 1851 ya se habían construido las paredes, pero las obras se detuvieron en ese punto por disidencias vecinales e incumplimiento del albañil, lo que motivó un juicio de conciliación en 1852. Pero pasaban los años y no se concluía la obra de la iglesia, que en 1858 continuaba parada, notándose ya los graves daños que los agentes atmosféricos iban efectuando en la parte construida. Finalmente, a comienzos de los años sesenta los vecinos le dieron el impulso final y pudieron techarla, gracias a sus prestaciones personales. Pero cuando las obras ya estaban a punto de finalizar, surgieron una serie de rumores que alarmaron a los vecinos que vivían más cerca de la primitiva ermita de Cano, pues se afirmaba que algunos de sus paisanos pretendían derribar la antigua ermita con el objetivo de poder utilizar los materiales en la nueva iglesia, lo que inició un periodo de cierta tensión entre el vecindario. Por ello, en 1860 y 1861 los vecinos de El Escobonal de Abajo cursaron sendas solicitudes al gobernador eclesiástico, con el fin de que ordenase al párroco-arcipreste de Güímar que no permitiese la demolición de la ermita; y así se hizo, por lo que desapareció dicha amenaza. No obstante, en 1862, los mismos vecinos elevaron otro escrito a la citada autoridad eclesiástica, al circular nuevos rumores de que se iban a trasladar los objetos de culto y la imagen del patrono titular (San José) de la antigua ermita al nuevo templo, que estaba a punto de inaugurarse. Pero esta idea estaba apoyada por el mencionado beneficiado de Güímar y arcipreste del distrito, Dr. don Agustín Díaz Núñez, quien entendía que la nueva iglesia era mucho más céntrica y tenía suficiente capacidad para albergar la ayuda de parroquia que tenía prevista en su arreglo parroquial, por lo que con el traslado se beneficiaría todo el vecindario y se mejoraría el culto. El gobernador eclesiástico apoyó la propuesta del arcipreste y el 17 de marzo de 1862 dispuso que se bendijese la nueva iglesia y se trasladase a ella la imagen del patrono San José, pero que se colocase en la vieja ermita una nueva imagen expuesta al culto. Ante esta decisión, los vecinos de El Escobonal de Abajo elevaron sendos escritos a dicho gobernador y al obispo, reiterando su solicitud de que la antigua imagen de San José permaneciese en su primitiva ermita y proponiendo que se adquiriese otra nueva para la iglesia que acababa de construirse, aunque todo fue en vano. Una vez finalizada y dotada de lo necesario para el culto, el 21 de mayo de ese mismo año se procedió a la bendición de la nueva iglesia y al traslado de la imagen de San José desde la antigua ermita de Cano, en una solemne ceremonia presidida por el citado Dr. Díaz Núñez. La vieja ermita permanecería abierta al culto y dedicada a San Vicente Ferrer, hasta su desplome y ruina posterior…

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