Güímar: Don Juan Rodríguez Pérez “Juanillo” (1933-2014), albañil, pescador, agricultor, emigrante, componente y director de cuerdas de varias agrupaciones folclóricas y cofundador de “Los Cinco de Agache”

Nuestro biografiado prestó su servicio militar como soldado de Aviación, emigró a Holanda y trabajó como albañil, pescador y agricultor. Pero, sobre todo, al crecer en el seno de una familia de folcloristas, destacó en esta actividad musical, en la que fue director de cuerdas de la Agrupación de Coros y Danzas y de la Rondalla “Axaentemir” de El Escobonal, cofundador del Grupo “Los Cinco de Agache”, instructor de cuerdas de la Rondalla “Chinguaro” de Güímar, director fundador de la Rondalla “Estrella del Sur” de La Zarza, primer director de cuerda de la Agrupación “Aires de Agache” de la Medida y autor de varias composiciones musicales. Por esta actividad musical recibió un homenaje en vida y otro después de su muerte.

Nuestro biografiado, que siempre fue conocido entre sus paisanos como “Juanillo”, nació en El Escobonal (Güímar) el 4 de septiembre de 1933, siendo hijo de don Juan Arturo Rodríguez Castro y doña Severa Pérez Rodríguez, naturales y vecinos de dicho pueblo. El 30 de diciembre de ese mismo año fue bautizado en la iglesia de San José de El Escobonal por el cura encargado don Domingo Pérez Cáceres, párroco de San Pedro y arcipreste del distrito, y actuaron como padrinos don Domingo Díaz Cruz (destacado luchador conocido por “El Champio”) y su esposa, doña Evangelina Rodríguez, vecinos de Fasnia…

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Güímar: Fray Sebastián Álvarez de Ledesma (1714-1774), sacerdote agustino, teniente de cura encargado de la Parroquia de la villa de Santiago y elocuente orador sagrado

Miembro de una destacada familia güimarera, nuestro biografiado profesó en la Orden de San Agustín y cursó estudios en el Convento de dicha Orden de la villa de La Orotava. También pudo morar en los conventos agustinos de Tacoronte, donde ingresó su sobrino Diego, y Vilaflor, que era el único de dicha Orden de todo el Sur de Tenerife, pero de momento no lo hemos podido confirmar. Tras ordenarse de presbítero ejerció como teniente de cura encargado de la parroquia de San Fernando de la villa de Santiago (actual Santiago del Teide). Además, fue un elocuente orador sagrado.

Nació en Güímar el 13 de enero de 1714, siendo hijo de don Diego Hernández de Oliva y doña Luisa Álvarez de Acebedo. El 20 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro por el beneficiado don Domingo de Paes y Galdona y actuó como padrino don Juan Alonso Bencomo, natural de Arafo y de origen guanche. Fue el menor de nueve hermanos y utilizó los apellidos “Álvarez de Ledesma”, aunque ocasionalmente figuraba como “de Oliva”…

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Güímar: Don Pedro Gómez Marrero (1828-1902), sacristán de la parroquia de San Pedro, secretario del Ayuntamiento de Candelaria, maestro de la escuela y sochantre-organista de la parroquia de Santa Ana, secretario del Ayuntamiento y del Juzgado Municipal de Güímar, y primer mayordomo del Señor de las Tribulaciones

Nuestro biografiado se inició en la vida laboral como sacristán de la parroquia de San Pedro Apóstol; simultáneamente, trabajó como escribiente y luego como oficial de la secretaría del Ayuntamiento de Güímar. Luego ejerció durante un año como secretario al Ayuntamiento de Candelaria, donde también actuó como maestro de la escuela incompleta de niños de dicho pueblo y sochantre-organista de la parroquia de Santa Ana. Tras regresar a su pueblo natal, desempeñó en propiedad el empleo de secretario titular del Ayuntamiento de Güímar durante 17 años. Posteriormente, actuó otro año como secretario del Ayuntamiento de Candelaria. Finalmente, ejerció como secretario en propiedad del Juzgado Municipal de Güímar, empleo en el que permaneció durante 27 años y hasta su muerte, en virtud del cual también actuó como delegado del juez municipal. Además de trabajar como funcionario durante más de medio siglo, fue propietario agrícola, interventor electoral suplente y primer mayordomo de la imagen del Señor de las Tribulaciones de la parroquia güimarera.

Nació en Güímar el 31 de enero de 1828, siendo hijo de don Froilán Gómez Flores y doña María del Carmen Marrero de Castro y Camacho. Hallándose en peligro de muerte, fue bautizado al nacer por la partera doña Juana Díaz Marrero, habilitada para ello “en caso de necesidad”. El 1 de febrero inmediato recibió el bautismo oficial en la iglesia de San Pedro Apóstol por el beneficiado don Agustín Díaz Núñez, por entonces Bachiller en Sagrada Teología; se le puso por nombre “Pedro” y actuó como padrino en “las sagradas ceremonias” don José Barrios Texera. Sería conocido como “Pedro Nolasco”…

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Los inicios del folclore canario en El Escobonal (Güímar) y su primera Rondalla

Como ya señalábamos en un artículo anterior, el pueblo de El Escobonal (Güímar), que siempre ha sido famoso por su afición al baile, ha conservado a lo largo del tiempo muchas de las tradiciones de la tierra, en especial las vinculadas a la música folclórica, tan arraigada entre sus habitantes desde hace más de un siglo. En 1924 ya contaba con una parranda organizada, que actuó incluso en las Fiestas de Mayo de Santa Cruz de Tenerife; y en los años cuarenta de ese mismo siglo se formó una Rondalla folclórica, la primera de varias que se han mantenido en dicha localidad hasta la actualidad. De esas primeras agrupaciones nos vamos a ocupar en el presente artículo.

En los años veinte del siglo pasado, ya existía en El Escobonal una parranda folclórica consolidada, que llegó a actuar en la “Gran Fiesta Regional” que se celebró en la plaza de toros de Santa Cruz de Tenerife el jueves 1 de mayo de 1924, a partir de las cuatro de la tarde, organizada por la Juventud Republicana con motivo de las Fiestas Patronales de dicha capital. En ese importante evento se incluyó: una trilla con yuntas, carreras de “barcos”, los “guanches” de Candelaria, las danzas de cintas (incluida la de Güímar), diversas parrandas, exhibición de juego del palo y lucha canaria, así como bailes y cantos del país; también se instalaron ventorrillos, se reprodujo una casa canaria y un molino de viento. No fue una fiesta gratuita, pues las entradas oscilaron entre 1,50 pesetas de la “media entrada de sol” y las 30 pesetas de los palcos.

La primera Rondalla organizada en El Escobonal se formó en los albores de los años cuarenta de ese mismo siglo XX. Fue una de las pioneras de la isla y llegó a ser considerada como una de las mejores, a pesar de que sólo se mantuvo durante esa década, teniendo en la cantante Josefina Marrero uno de sus más firmes valores. Esta agrupación comenzó ensayando en casa de Federico Marrero, para hacerlo luego en el sótano de Mario Delgado y, finalmente, en el Casino situado en el salón de Arsenio Pérez, en la fonda. Se formó con los buenos tocadores procedentes de las antiguas orquestas de baile, junto con los bailadores que habían heredado de sus antepasados un estilo excelente y peculiar, así como las voces más representativas de la comarca. Fue la agrupación más nutrida que ha tenido el municipio de Güímar, pues llegó a contar con 42 tocadores y unas 20 parejas de baile…

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Güímar-Arafo: Don Nelson Hernández Blanco (1928-2016), trombonista, brigada músico del Ejército, miembro de las bandas de música de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, Puerto de la Cruz y Arafo, de la Orquesta Sinfónica de Tenerife, de la Orquesta de la Ópera, de “Los Fregolinos” y “La Zarzuela”, peón de albañil y zapatero

Nacido en Güímar, pero establecido en Arafo desde su niñez, nuestro biografiado se inició en la actividad musical en la academia de la Agrupación Artístico Musical “La Candelaria” de dicha villa, en la que debutó como trombón, instrumento que le acompañó durante toda su vida. A los 19 años ingresó en el Regimiento de Infantería Tenerife nº 49, en calidad de Soldado de 2ª de Infantería voluntario por tres años, siendo destinado a prestar sus servicios como Educando en la Sección de Música de dicho Regimiento; en el mismo cuerpo continuó durante cinco años, en los que ascendió por oposición a Cabo Músico y se le reconoció luego el sueldo de Cabo 1º. En dicha situación pasó a prestar sus servicios en la Sección de Música del Regimiento de Infantería Melilla nº 52, en la que permaneció durante algo más de dos años. Reintegrado a la Sección de Música del Regimiento de Infantería Tenerife nº 49, continuaría en ella durante otros 27 años, sin interrupción, hasta su pase a la reserva; en ese largo período se le concedió el sueldo de Sargento, la asimilación al empleo de Sargento músico de 3ª y los empleos de Músico de Tercera asimilado a Sargento 1º, Sargento 1º músico del Cuerpo de Músicas Militares, por oposición restringida, y Brigada músico; también recibió tres Cruces a la Constancia en el Servicio, pensionadas. Pasó a la reserva tras más de 36 años y medio como músico militar. Además, formó parte de un cuarteto que actuaba en Santa Cruz en las representaciones del Circo “Arriola”; perteneció como trombón a varias bandas de música: Municipal de La Laguna, Municipal del Puerto de la Cruz y Municipal de Santa Cruz de Tenerife, así como a la Orquesta Sinfónica de Tenerife y a la Orquesta de la Ópera, que actuaba en el Teatro “Guimerá”; también reforzó en numerosas ocasiones a la Sociedad Filarmónica “Nivaria” y a la Agrupación Artístico Musical “La Candelaria”, ambas de Arafo; asimismo, formó parte de dos agrupaciones señeras del carnaval tinerfeño, “Los Fregolinos” y “La Zarzuela” del Círculo de Amistad XII de Enero. En la actividad profesional, trabajó en su juventud como peón de albañil y durante toda su vida como zapatero, en los ratos libres que le dejaban sus ocupaciones musicales.

Nació en el barrio de El Rincón de Güímar el 25 de marzo de 1928, a las once de la noche, siendo hijo de don Adolfo Domingo Hernández Bello, natural de Güímar, y doña María de la Piedad Blanco de la Cuesta, que lo era de Cangas de Onís (Asturias). El 26 de noviembre de ese mismo año fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el cura párroco don Domingo Pérez Cáceres, arcipreste del distrito; se le puso por nombre “Nelson Quirico” y actuaron como padrinos don Alfonso de la Cuesta y doña Dominica de la Cuesta. Con tan solo un par de años se trasladó con su familia al caserío de El Socorro, donde transcurrió parte de su niñez. Luego, cuando contaba ocho años de edad, se establecieron en Arafo, donde sus padres abrieron una fonda…

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Güímar: Don Rigoberto Díaz Melero (1921-1984), alférez médico de complemento, médico titular y jefe local de Sanidad, académico correspondiente de la Real Academia de Medicina de Canarias y autor de la “Geografía médica del término municipal de Güímar”, reconocido con la Medalla de Plata de Güímar y la nominación de una calle

Le conocí desde mi nacimiento, pues fue siempre el médico de cabecera de mi familia, el que cuidó de la salud de todos y, aunque no tenga noción de ello, el que logró sacarme de la anemia que sufrí en mi niñez. Muchas veces estuve en su consulta a lo largo de 27 años y siempre me impresionó aquel hombre serio, pero de trato amable, que nos devolvía la tranquilidad con su siempre atinado diagnóstico y su eficaz tratamiento. Aunque mis visitas disminuyeron mucho en los últimos años, sufrí un enorme disgusto con su muerte, pues sentí que algo de mí, que una parte de mi vida, desaparecía con él.

Don Rigoberto, nacido en una pequeña villa de Cuenca, obtuvo el título de Licenciado en Medicina y prestó su servicio militar como alférez médico de complemento. Estuvo destinado en Tejina (La Laguna), de donde pasó a Güímar, donde ejerció el resto de su vida, desarrollando una intensa actividad profesional como médico titular y jefe local de Sanidad; también fue consejero local del Movimiento, vocal de la “U. D. Güímar” y socio fundador del Club de Leones. Ingresó como miembro correspondiente en la Real Academia de Medicina del Distrito, con un discurso sobre la “Geografía médica del término municipal de Güímar”, que se publicó casi tres décadas después de su muerte. Tras su fallecimiento, se reconoció su intensa labor profesional con la concesión de la Medalla de Plata de Güímar, se dio su nombre a la calle en la que vivía y tenía su consulta y se le tributó un merecido homenaje póstumo.

Nuestro biografiado nació en San Lorenzo de la Parrilla, en la provincia de Cuenca, el 9 de marzo de 1921, siendo hijo de don Herminio Díaz López, natural de Poveda de la Obispalía (Cuenca), y doña Vicenta Melero Montoro, que lo era de la citada villa de San Lorenzo de la Parrilla…

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Güímar: Don Francisco de Laisequilla y Palacio (1732-1814), teniente de Milicias propuesto para capitán, socio de número de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas y diputado del común del Cabildo de Gran Canaria

Este desconocido güimarero nació en el seno de una ilustre familia de militares, castellanos, regidores perpetuos de la isla, etc., cuya nobleza fue amparada por el antiguo Cabildo de la isla. Ya con una edad avanzada decidió ingresar en las Milicias Canarias, en las que sirvió durante más de 20 años, primero como subteniente y luego como teniente del Regimiento Provincial de La Laguna; incluso en una ocasión fue propuesto en una terna para su ascenso a capitán, pero no alcanzó este empleo. Luego se avecindó en Las Palmas de Gran Canaria, para hacerse cargo de las cinco hermanas solteras que allí residían; en dicha isla ingresó en la Real Sociedad Económica de Amigos del País, fue diputado del común del Cabildo o Ayuntamiento y miembro de la Junta de Montes. Pero ante su ausencia, sin licencia militar, se declaró vacante en su Regimiento su plaza de teniente y se le concedió el retiro.

Nació en Güímar el 15 de marzo de 1732, siendo hijo del capitán don Francisco Nicolás de Laisequilla y Medina, natural de La Laguna, y doña Francisca Manuela Suárez y Estévez, que lo era de Adeje, y ambos vecinos de la primera localidad. El 24 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el presbítero don Juan Alonso Ximénez, con licencia del beneficiado; se le puso por nombre “Francisco Raphael Juachin” y actuó como padrino el capitán don Rafael Juan de Castilla y Valdés, vecino de la ciudad de La Laguna…

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Güímar: Don César Marrero Yanes (1897-1981), emigrante a Cuba, cofundador y presidente de la Sociedad Cultural “El Porvenir” de El Escobonal, regidor síndico y tercer teniente de alcalde del Ayuntamiento, delegado inspector y alcalde de barrio de Agache, exportador agrícola, y secretario de la Comunidad de aguas “Morro Negro”

Recordamos en este artículo a un escobonalero inquieto, don César Marrero Yanes, quien tras regresar de Cuba fue cofundador, vicesecretario y presidente de la Sociedad Cultural “El Porvenir” de El Escobonal. Luego, con el inicio de la Guerra Civil, se incorporó a Falange e inició su actividad política, al ser nombrado gestor y regidor síndico de la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Güímar; a continuación fue elegido tercer teniente alcalde del mismo Ayuntamiento, así como delegado inspector de los núcleos de población de la comarca de Agache; y en una etapa posterior volvió a ser elegido concejal, asumiendo también el cargo de alcalde de barrio de Lomo de Mena, La Medida y Pájara; en total, perteneció durante 15 años a la corporación municipal. Profesionalmente se dedicó a la exportación de productos agrícolas, que empaquetaba en salones de su propiedad, y durante muchos años fue secretario de la Comunidad de aguas “Morro Negro” de El Escobonal.

Nació en el pago de El Escobonal (Güímar) el 18 de octubre de 1897, a las siete de la tarde, siendo hijo de don Francisco Marrero Díaz (conocido por “Pancho Marrero”) y doña Damiana Yanes Delgado. Cinco días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por don Vicente García Duranza; se le puso por nombre “César Enrique Evangelista” y actuaron como padrinos los hermanos güimareros don José Rodríguez Cervantes y doña María del Rosario Rodríguez Cervantes. Tuvo siete hermanos y fueron sus abuelos paternos: don José Domingo Marrero Rodríguez y doña Agustina Díaz Yanes; y los maternos: don Manuel Yanes Marrero y doña Margarita Delgado Flores; todos ellos naturales y vecinos de El Escobonal…

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La confirmación de la festividad de la Virgen del Socorro de Güímar en la fecha del 8 de septiembre, tras ser solicitado su traslado por coincidir con la de la Virgen de Abona (1851)

En los años treinta del siglo XIX ya se apreciaba una cierta decadencia de la fiesta-romería que se celebraba en la Punta de Abona el 8 de septiembre de cada año, en honor de la Virgen de las Mercedes de Abona, lo que se vino a acentuar tras el incendio que en 1835 destruyó la ermita-santuario que existía en dicho lugar de la costa de Arico. A partir de dicho suceso, la función religiosa de dicha festividad siguió celebrándose en esa misma fecha en la parroquia de San Juan Bautista, templo en el que continuaría haciéndose en el futuro, pero con la antigua imagen de la Virgen del Mar o de Abona.

Esa decadencia se agravó a partir de 1837, al decretarse el traslado de la festividad de la Virgen del Socorro en Güímar, del 26 de diciembre al 8 de septiembre, pues, como ya se ha indicado, en esta última fecha se celebraba anualmente la festividad de la Virgen de Abona. Para conseguir dicho traslado de fecha, la festividad de Güímar se había visto favorecida por la desaparición de la fiesta de la Virgen de los Remedios, compatrona de la parroquia de San Pedro Apóstol, y por la pérdida de la imagen original de la Virgen de Candelaria y el cierre del Convento dominico, así como por el mencionado incendio de la ermita de Abona. Debido a ello, a partir de dicha fecha fueron dejando de concurrir muchos romeros de los distintos pueblos de la isla a la fiesta de la Virgen de Abona de Arico, inclinándose por la que se celebraba en la misma fecha en la ermita güimarera de El Socorro.

Por ese motivo, el 8 de noviembre de 1850, el mayordomo de la Cofradía de la Virgen de las Mercedes de Abona, don Diego de Torres Trinidad, que estaba en el cargo desde 1846, elevó una solicitud al gobernador eclesiástico de la Diócesis Nivariense para que cambiase la festividad de la Virgen del Socorro de Güímar para cualquier otro día que no fuese el 8 de septiembre, fecha en la que se venía celebrando oficialmente desde 1837, basándose en que estaba perjudicando a la fiesta-romería en honor a la Virgen de Abona, que se celebraba el mismo día…

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El cambio oficial de la fecha de la festividad de la Virgen del Socorro de Güímar en 1837, del 26 de diciembre al 8 de septiembre

Al crearse la Cofradía de Nuestra Señora del Socorro en 1643, se institucionalizó la fiesta anual de esta advocación de la Virgen, como patrona de “las sementeras”, para el día 18 de diciembre de cada año, en cuya fecha se celebró en adelante hasta bien entrado el siglo XVIII. Pero a comienzos del siglo XIX dicha festividad ya había cambiado de día, pues la función anual se celebraba “con numerosa concurrencia el dia 2º de Pascua de Navidad”, es decir, el 26 de diciembre, fecha en la que se celebró hasta 1835. Pero las lluvias invernales dificultaron la celebración de la fiesta en muchas ocasiones, obligando a retrasarla para los meses siguientes.

Esos problemas climáticos del mes de diciembre movieron al ilustre sacerdote güimarero Dr. don Agustín Díaz Núñez, a solicitar en 1837 el cambio de fecha oficial de la festividad de la Virgen del Socorro para el 8 de septiembre, lo que lograría gracias a una coyuntura especialmente favorable. Tras conseguir el cambio solicitado, la Virgen del Socorro acaparó la mayor atención de los devotos tinerfeños durante gran parte del siglo XIX, hasta que la Virgen de Candelaria recuperó su antiguo esplendor, gracias a la confirmación de su Patronazgo sobre las dos Diócesis de Canarias en 1867 y a su Coronación Canónica en 1889. Pero ello no impidió que las fiestas en honor de Nuestra Señora del Socorro, en Güímar, se consolidasen y hayan continuado manteniendo una creciente afluencia de romeros hasta el presente…

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