La bendición de la capilla nueva de San Pedro Abajo (1961) y su trayectoria como ermita en la historia de Güímar

En 1767 fue bendecida una pequeña capilla en la parte baja de la hoy ciudad de Güímar, dedicada a San Pedro Apóstol, que aún subsiste y es Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento. Fue construida por un grupo de vecinos de Güímar de Abajo con el fin de colocar en ella la imagen del Apóstol San Pedro en las vísperas de su festividad y consagrarle cultos cada dos años, en los impares, alternando con la otra mitad del pueblo. Así se haría durante 193 años, hasta 1959.

Pero el estado semirruinoso de la antigua construcción, así como su escasa capacidad, motivó al vecindario de dicho barrio a la construcción frente a la vieja capilla de una nueva capilla-ermita de mayor tamaño y capacidad, que sería bendecida en 1961, de la que nos ocuparemos en este artículo…

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Güímar: Don José Tejera Leandro (1867-1919), labrador, modesto propietario agrícola, sargento de Infantería en la reserva, tallador de quintos en el Ayuntamiento de Güímar, interventor electoral y prestamista

Aunque durante toda su vida trabajó como labrador en sus modestas propiedades agrícolas, nuestro biografiado también siguió una corta carrera militar, que inició como soldado, para ir ascendiendo gracias a sus méritos personales a soldado de primera, cabo 2º, cabo 1º y sargento de Infantería para la reserva; en virtud de dicho empleo, actuó como tallador de quintos en el Ayuntamiento de Güímar. Además, fue designado interventor para la mesa electoral de El Escobonal (Güímar), en las elecciones para diputados a Cortes; y ejerció como prestamista, lo que le supuso algún disgusto.

Nació en el pago de El Escobonal (Güímar) el 4 de julio de 1867, siendo hijo de don Francisco Tejera García y doña María Candelaria Leandro Díaz. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el coadjutor don Pedro Pérez Fariña, con licencia del cura párroco don Juan Elías Hernández; se le puso por nombre “José Domingo” y actuó como padrino don José Domingo Marrero…

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Güímar: Doña Ana María Díaz Mesa (1948-2025), Diplomada en Enfermería y Matrona, profesión que ejerció en el Hospital “Nuestra Señora de la Candelaria”, del que fue matrona jefe y directora del edificio de Maternidad, y en el Centro de Salud de Güímar hasta su jubilación

Nuestra biografiada creció en el seno de una familia vinculada a la actividad sanitaria, por lo que, tras cursar el Bachillerato e iniciar la carrera de Magisterio, obtuvo los títulos de Diplomada en Enfermería y Matrona. Ejerció como enfermera y matrona en el Hospital Universitario “Nuestra Señora de la Candelaria” de Santa Cruz de Tenerife, en el que ascendió a Matrona adjunta y Matrona jefa; también actuó como directora del edificio de Maternidad de dicho centro sanitario e hizo un curso de Dirección en el Hospital Universitario de Canarias. Tras casi 19 años en el mencionado Hospital, pasó como matrona al Centro de Salud de Güímar, en el que permaneció durante 21 años, hasta 2013, en que obtuvo la jubilación. En este centro impartió Educación Maternal a las futuras madres y dio charlas sobre la temática de su trabajo a otros compañeros; también impartió cursillos de Educación Sexual en el Instituto “Mencey Acaymo” de la misma ciudad. Aparte de su trabajo, su hobby principal fue la pintura, llegando a participar en una exposición colectiva; asimismo, actividad que compartió con su amor por los animales, la lectura y los viajes.

Nació en el barrio de Guaza de Güímar el 21 de septiembre de 1948, a las diez de la mañana, siendo hija del agricultor don Tomás Ramón Miguel Díaz García, natural de Yaguajay (Cuba) pero oriundo de Güímar, y de la partera doña María Dolores Mesa García, nacida en esta ciudad. El 3 de octubre inmediato fue bautizada en la iglesia de San Pedro Apóstol por el cura párroco don Matías Batista Díaz; se le puso por nombre “Ana María” y actuaron como padrinos el ilustre catedrático y filólogo don Juan Álvarez Delgado, Hijo Predilecto de Güímar, y su esposa doña María del Pilar Castro Fariña…

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Los orígenes de la lucha canaria en Arafo, el primer bando de este municipio y sus primeros encuentros de rivalidad con el bando de Güímar (1827-1927)

En el siglo XIX, la práctica de la lucha canaria estaba extendida por el Sur de Tenerife y toda la isla de Tenerife, como lo demuestra el encuentro celebrado por las fiestas de San Pedro entre los bandos de Güímar y Arafo, así como en las célebres luchadas que se celebraban entre los bandos del Sur y del Norte, siendo la primera documentada la famosa “Luchada de la Media Montaña”, en 1834, que por cierto ganó el Sur gracias al güimarero “Cartaya”, que quedó en el terrero. A ésta se sumaban las célebres luchadas que tenían lugar en agosto por las fiestas de la Virgen de Candelaria y en septiembre por las de la Virgen de El Socorro, en la playa de Chimisay (Güímar).

Simultáneamente, en las dos últimas centurias era habitual que, con motivo de las principales festividades, se celebrasen luchadas entre bandos de aficionados, pues no existían competiciones oficiales ni equipos reglados, los cuales se enfrentaban en terreros improvisados, por lo general huertas o canteros de tosca. Las normas se fijaban al comienzo de cada encuentro, que eran aplicadas por dos jueces de terrero, nombrados entre los luchadores veteranos de cada bando; el número de bregadores podía ser ilimitado, aunque lo más frecuente era 15 por cada equipo; y el sistema era de lucha corrida. Entre pueblos vecinos, la rivalidad alcanzaba sus más altas cotas en estos encuentros de lucha canaria celebrados, sobre todo, por las fiestas patronales, tal como ocurría entre Güímar y Arafo, como se recoge en este artículo…

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Güímar: Don Miguel Benito Ximénez Núñez (1756-1833), capellán, clérigo minorista, sacristán de la parroquia de San Pedro y agricultor

Mientras trabajaba como agricultor, nuestro biografiado opositó a una Capellanía que había dejado vacante su hermano Pedro, tras abandonar éste la carretera eclesiástica y contraer matrimonio. De este modo, al contar como capellán con suficiente congrua para ordenarse, comenzó los estudios eclesiásticos y pudo recibir la prima Tonsura y las Órdenes Menores. Pero tras conminársele a que se habilitase para recibir también las Órdenes mayores (Subdiaconado, Diaconado y Presbiterado) y no hacerlo durante años, se declaró vacante la Capellanía que disfrutaba, que se le concedió a un pariente. Por dicho motivo perdió su renta y tuvo que sobrevivir dedicado a las labores agrícolas en las propiedades paternas. No obstante, por entonces recibió el nombramiento de sacristán de la parroquia de San Pedro, con lo que ya tuvo unos ingresos que le permitió vivir dedicado a la iglesia y, poco después, se le devolvió la Capellanía que había disfrutado, al casarse también el que la ocupaba. En esta situación de capellán y clérigo minorista ya continuó hasta el final de su vida.

Nació en el pueblo de Güímar el 29 de septiembre de 1756, siendo hijo de don Benito Ximénez García y doña María Josefa Núñez González. El 6 de octubre inmediato fue bautizado en la misma iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, por el beneficiado don Cristóbal Alonso Núñez; se le puso por nombre “Miguel” y actuó como padrino don José González Ramos…

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El “Mirador de Don Martín” en el municipio de Güímar

Uno de los miradores más espectaculares del Sur de Tenerife se sitúa al borde de La Ladera de Güímar, en el punto en el que la Comarca de Agache se asoma al Valle de Güímar para contemplarlo en toda su extensión y belleza, que hoy todos los tinerfeños lo conocen como “Mirador de Don Martín”. Ideado por el rico propietario y político sureño don Martín Rodríguez y Díaz-Llanos, fue construido por el Cabildo de Tenerife en 1954. Tuvo un gran auge en los años cincuenta y sesenta, cuando todo el tráfico del Sur pasaba por la Carretera General, hasta el punto de que junto a él se abrió el Hotel-Parador “Valle de Güímar”, que terminó integrando al Mirador, al ser vendido por el Cabildo al propietario de aquel. Luego, cuando a comienzos de los años setenta se abrió la Autopista del Sur, cayó bruscamente el número de vehículos y visitantes que pasaban por la vía que discurría por las medianías de esta parte de la isla, por lo que decayó el número de clientes de dicho hotel y los visitantes del mirador, hasta motivar el cierre de dicha instalación. No obstante, ha seguido siendo un lugar emblemático de esta parte de la isla, por lo que en varias ocasiones se ha intentado su reapertura total o parcial, pero el mirador aún continúa cerrado al público, no sin cierta polémica.

El origen del nombre del “Mirador de Don Martín” nos lo aclaraba el güimarero Servando Hernández, amigo de la historia local, en un artículo publicado en El Día el domingo 7 de febrero de 1971 que llevaba ese mismo título…

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Candelaria-Güímar: D. Juan Lorenzo de Barrios (1637-1727), primer artillero condestable del Castillo de San Pedro de Candelaria

Este artículo está dedicado a un antiguo personaje, nacido en La Orotava, donde contrajo matrimonio, pero que luego vivió en Arafo y Güímar. Finalmente se estableció en Candelaria, al ser nombrado primer artillero condestable o responsable de la Artillería del Castillo de San Pedro, construido para la defensa de dicho pueblo, sobre todo de la primera Basílica de la Virgen de Candelaria y del anexo Convento dominico. Permaneció durante casi 25 años en dicho empleo militar, en el que luego le sucedió uno de sus hijos.

Nació en la Villa de La Orotava en mayo de 1637, siendo hijo legítimo de don Francisco de Barrios y doña Francisca Lorenzo. “Porque tuvo necesidad”, al hallarse en peligro de muerte al nacer, le “echó el agua en casa”, a efectos de bautismo, “la comadre de este lugar, diestra en este oficio y examinada por los Beneficiados de esta parroquia”; no obstante, el 16 de dicho mes fue catequizado, con óleo y crisma, en la iglesia matriz de Ntra. Sra. de la Concepción de dicha villa, en la que habían contraído matrimonio sus padres; se le puso por nombre “Juan” y actuaron como padrinos en el catecismo don Diego Arras Aldan y doña Inés Pérez…

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Güímar: Soror María de Santo Domingo del Rosario Delgado (1809-1875), monja cantora y priora del Monasterio de Santa Catalina de Siena de San Cristóbal de La Laguna, exclaustrada con polémica

Muchas han sido las mujeres sureñas que han seguido la llamada vocacional y han decidido profesar, en todas las épocas, en las distintas órdenes religiosas existentes en la isla de Tenerife. Antiguamente sólo podían ingresar en los conventos o monasterios de clausura, en los que transcurría su vida de recogimiento, retirada de la realidad mundana, entre el trabajo, la oración y la lectura. Éste fue el caso de “Soror María de Santo Domingo del Rosario Delgado”, a quien dedicamos este artículo.

Esta culta güimarera profesó en el convento de Santa Catalina de Siena de La Laguna, en el que por su agradable voz destacó enseguida como cantora de su capilla de música, siéndole dedicadas diversas piezas musicales por los compositores tinerfeños de su época, incluido su hermano Domingo Crisanto. Además, desempeñó en dos trienios diferentes el cargo de priora de dicho convento, siendo una de las religiosas más destacadas de su época. Pero ciertas desavenencias internas la llevaron a solicitar su exclaustración y abandonar la clausura, lo que desembocó en una de las situaciones más conflictivas y polémicas en la historia de dicho monasterio; finalmente, con grandes dificultades logró salir del Monasterio y continuó residiendo en una casa de dicha ciudad hasta su muerte.

Nació en el barrio de Los Majuelos (Güímar) el 22 de agosto de 1809, siendo hija de don Juan Delgado Fresneda y doña María Victoria Gómez Bello. Al día siguiente fue bautizada en la iglesia de San Pedro Apóstol por el presbítero don José Bernardo Carrillo, teniente del beneficiado don Florentín Núñez y Torres; se le puso por nombre “María Hipólita de los Dolores” y actuó como madrina doña María Dolores Texera…

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La Murga o Filarmónica “Do-Re-Mi” de Güímar en su primera etapa (1935-1936)

Güímar ha tenido en distintas épocas un cierto protagonismo en el carnaval tinerfeño, pues, además de la actual representación de “Las Burras” en el casco y el tradicional entierro de la Sardina en El Escobonal, en este municipio han existido dos murgas adultas, una de las cuales obtuvo en su segunda etapa dos premios en las “Fiestas de Invierno” de Santa Cruz de Tenerife.

En 1930 surgió la primera murga del municipio de Güímar en el barrio de San Juan, a la que se conoció en esta ciudad como la “Banda de Roque” y también se la he mencionado en la bibliografía como la “Murga del Bizco”; se mantuvo hasta 1932 y fue su director Roque García y García. Le siguió la Filarmónica “Do-Re-Mi”, promovida por don Cándido Estévez Ramos y Anselmo Gómez Díaz, que actuó en Güímar en 1935-1936, figurando como director don Zacarías Jorge. En la posguerra, se reorganizó la “Banda de Roque”, bajo la misma dirección, que actuó en distintas localidades del Sureste de la isla hacia 1950. Finalmente, en 1963 se reorganizó la Murga “Do-Re-Mi” por Herold Domingo Díaz Martín, la cual fue premiada en Santa Cruz y pervivió hasta 1968. En este artículo nos vamos a ocupar de la Murga “Do-Re-Mi”, en su primera etapa.

La murga pionera, la “Banda de Roque”, creó escuela en Güímar, pues de sus actuaciones fueron testigos Cándido Estévez Ramos y Anselmo Gómez Díaz, quienes en 1935 decidieron formar con sus amigos otra murga, la “Do-Re-Mi”, nombre ideado por el primero de ellos, probablemente por su gran afición musical al ser un destacado músico de la Banda municipal. Creada con el loable propósito de animar los carnavales güimareros, sus componentes llegaron a vestir trajes confeccionados en tela, no de sacos como era frecuente en otras agrupaciones de la época, pero ridiculizando el uniforme con el que se vestían las bandas de música…

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La “Banda de Roque” (1930-1932, 1950), la primera murga de Güímar

El Carnaval de Güímar contó en el siglo XX con dos murgas, cada una de las cuales vivió dos etapas. Así, en 1930 surgió la primera murga del municipio de Güímar en el barrio de San Juan, a la que se conoció en esta ciudad como la “Banda de Roque”, la cual se mantuvo hasta 1932 bajo la dirección de don Roque García y García. Le siguió la Filarmónica “Do-Re-Mi”, promovida por don Cándido Estévez Ramos y don Anselmo Gómez Díaz, que actuó en Güímar en 1935-1936. En la posguerra, se reorganizó la “Banda de Roque”, con el mismo director, y hacia 1950 animó las “Fiestas de Invierno” en Güímar y otras localidades del Sureste de la isla. Finalmente, en 1963 se reorganizó la Murga “Do-Re-Mi”, que fue premiada en Santa Cruz y pervivió hasta 1968, bajo la dirección de don Domingo Díaz Martín.

Ya en una ocasión anterior nos hicimos eco de la existencia de la primera murga de Güímar, surgida en el barrio de San Juan, que Ramón Guimerá Peña denominó la “Murga del Bizco”, en su libro “75 años dando la murga”, aunque el nombre por el que fue conocida en la ciudad sureña fue siempre la “Banda de Roque”. A ella vamos a dedicar este artículo, profundizando en la fundación y actividad de esta curiosa agrupación musical en sus dos etapas (1930-1932 y 1950), así como en su director, Roque García y García, y sus componentes, para que ocupe el lugar que le corresponde en la memoria histórica de nuestro municipio…

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