Adeje: Don Juan Agustín de Chaves y Orduña (1727-1800), presbítero ilustrado, capellán, notario y colector de la parroquia del Puerto de la Cruz, reconocido docente altruista, familiar y secretario del Santo Oficio

Nuestro biografiado pasó casi toda su infancia y adolescencia en la villa de Adeje. Luego, tras obtener una capellanía, se ordenó de presbítero y obtuvo una notable ilustración. Al regresar de Sevilla se estableció en el Puerto de la Cruz de La Orotava, donde ejerció como capellán, notario y colector de la parroquia de Ntra. Sra. de la Peña de Francia. Asimismo, obtuvo los cargos de familiar y secretario del Santo Oficio de la Inquisición. Pero, sobre todo, fue reconocido como docente altruista, pues fundó en su propia casa una escuela gratuita de primeras letras y arreglo de relojes para niños pobres, de la que salieron notables portuenses.

Nació en La Orotava, en el pago de la Luz, el 13 de julio de 1727, siendo hijo del alférez don Buenaventura Bautista de Chaves, natural del pago de Higa, y doña Gregoria Francisca de Orduña y Chaves, que lo era del Realejo Alto. Cinco días después fue bautizado en la iglesia matriz de Ntra. Sra. de la Concepción por el beneficiado servidor, Licenciado y maestro don Martín Bucaille Manrique de Lara; se le puso por nombre “Juan” y actuó como padrino don Andrés Bautista de Chaves, vecino de dicha villa…

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Artículo-JUAN AGUSTÍN DE CHAVES ORDUÑA

El cuento “¡Qué te pierdes Pedro!” (1900), de Benito Pérez Armas, centrado en el juego del palo y en un personaje de San Miguel de Abona

El cuento “¡Qué te pierdes Pedro!”, escrito por Benito Pérez Armas y publicado inicialmente en Gente Nueva el 21 de mayo de 1900 y luego en La Opinión en los días 11 y 12 del mes de junio inmediato, se centra en uno de los más conocidos deportes tradicionales de Canarias, el juego del palo, que desde la época guanche ha llegado hasta nuestros días, pero aquí enfocado en otra vertiente diferente a la que hoy conocemos, pues más que una actividad deportiva era una prueba de valor y de hombría, que acababa con uno de los contendientes tendido en el suelo. Según el autor, los protagonistas son dos de los mejores jugadores de palo de Tenerife a comienzos del siglo XX: “Maestro Pedro el Cantero”, de San Miguel de Abona, de profesión labrante de piedra y poseedor de un garrote de membrillero; y “Tío Antonio”, de Tacoronte, vendedor ambulante, que usaba un garrote de duraznero. Jaleados por sus seguidores, se consideraban los más hábiles practicantes de dicho deporte en las bandas del Sur y la región del Norte de la isla, respectivamente. El autor encuadra al tacorontero en la escuela majorera, de juego abierto y palo largo, mientras que el chasnero era discípulo de la escuela tinerfeña, de juego cerrado y rápido, con amagos y garrote ligado. En ambos casos se requerían hombre ágiles, perspicaces y animosos, como eran los dos contendientes. Además, ambos tenían cuerpos recio y musculosos, por lo que cuantos les conocían echaban de menos la posibilidad de que se enfrentasen también en lucha canaria, para comprobar quien se quedaría en pie en el terrero.

“Maestro Pedro” ya gozaba de prestigio de valentón desde su adolescencia por su habilidad con el garrote, pues solía ir con él a todas las fiestas comprendidas entre Granadilla de Abona y la villa de Adeje, por si se terciaba la posibilidad de poner a prueba a algún mozo y enseñarle algún “punta”, pero en el Sur ya nadie se atrevía a enfrentarse a él. Al quedarse sin aliciente en los pueblos de su comarca sureña, también se dejó ver en las fiestas del Norte de la isla, amenazando con recorrer todos los pueblos tinerfeños. Pero “Tío Antonio” el de Tacoronte, con fama de guapo en la vertiente septentrional, quiso pararle los pies, pues no solía tolerar la fama ajena y no admitía que un “chasnero” fuese con fanfarronadas al Norte. Por dicho motivo se dirigió a la fiesta de San Miguel de Abona, con el fin de desafiar y derrotar a su rival chasnero, pero salió trasquilado. Tras un año de rumiar su venganza, el tacorontero se enteró de que “Maestro Pedro” iba a salir con su esposa de San Miguel para a La Orotava, atravesando la cumbre, por lo que se dirigió con dos amigos a Las Cañadas, para emboscarlo, pero con el mismo resultado del año anterior, aunque el enfrentamiento comenzó con el chasnero noqueando a su esposa de un garrotazo, incidente que sorprendió a sus rivales y cuya explicación solo se da a conocer al final, que debe descubrir el lector y que explica el título del cuento: “¡Qué te pierdes Pedro!”.

A lo largo de la narración, Pérez Armas hace una bonita descripción del recorrido de madrugada desde San Miguel hasta Guajara, destacando la belleza del paisaje recorrido, el mar de nubes y Las Cañadas con el Teide en su interior, así como el desayuno canario que consumieron al llegar a la cumbre, vino blanco con gofio. El autor también aprovecha para hacer una interesante descripción etnográfica de las fiestas del pueblo sureño, con la alegría y algazara de los jóvenes, haciendo especial hincapié en los bailes tradicionales (isas, folías y tajaraste) y en los populares ventorrillos. Asimismo, comenta algo de la medicina popular, para favorecer la recuperación del jugador derrotado. Además, el cuento está sembrado de palabras exclusivas del hablante canario, que hoy están en su mayoría en desuso, por lo que tiene un valioso interés lingüístico. Igualmente, tiene un singular valor las coplas populares y festivas incluidas por el autor. En síntesis, se trata de un bello cuento canario, que recoge muchas de las tradiciones más representativas de esta tierra.

Su autor, el lanzaroteño don Benito Pérez Armas (1871-1937), natural de Yaiza, fue abogado, catedrático, orador, político, periodista, poeta, novelista y dramaturgo…

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Cuento-¡QUÉ TE PIERDES PEDRO!

Arona-Vilaflor de Chasna: Don Nicolás de Bethencourt (1655-1728), teniente capitán de Milicias, notable propietario agrícola y ganadero, y hermano del Santísimo Sacramento de la parroquia de San Pedro de Vilaflor

Miembro de una familia modesta, pero muy conocida, nuestro biografiado llegó a ser un notable propietario agrícola y ganadero, gracias a lo cual pudo vivir con cierta comodidad. Por dicho motivo, debido a la posición económica y social que había alcanzado, pudo ser nombrado alférez de la compañía de Arona del Regimiento de Milicias de Abona-Adeje, en la que luego ascendió a teniente, por nombramiento efectuado por el coronel jefe de dicho cuerpo. Además, fue hermano de la Hermandad del Santísimo Sacramento de la parroquia de San Pedro Apóstol de Vilaflor de Chasna.

Nació en el entonces pago de Arona hacia 1655, siendo hijo de don Pedro de Bethencourt y doña Emerenciana María de la O González Martín, natural ésta de Tijoco y ambos casados en Vilaflor en 1652. Debió ser bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Vilaflor de Chasna, pero de momento no hemos localizado la correspondiente partida…

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Artículo-NICOLÁS DE BETHENCOURT

Güímar: Don Tomás de la Rosa Lugo “Tomasillo” (1909-1987), fundador y director de la orquesta de cuerdas de El Barranco, miembro de la primera Rondalla de El Escobonal, director fundador e instructor de la Danza de Cintas de El Escobonal de Arriba, agricultor, canalero, titular de un bar y vigilante de obras

El recordado folclorista escobonalero don Tomás de la Rosa Lugo, conocido por “Tomasillo”, fue fundador y director de la orquesta de cuerdas de El Barranco (“Sexteto Apolo”), miembro de la primera Rondalla de El Escobonal y director fundador, instructor y “hombre del palo” de la Danza de Cintas de El Escobonal de Arriba. En la faceta profesional, trabajó inicialmente como agricultor y canalero en su pueblo natal, pero, tras sufrir la amputación de casi todos los dedos de una mano, tuvo que abandonar la actividad agrícola y la música, trasladándose a Santa Cruz de Tenerife, donde puso un bar y también ejerció como vigilante de obras. Tras su jubilación regresó con su familia a El Escobonal, donde falleció.

Nuestro biografiado nació en la Montaña de Abajo de El Escobonal (Güímar) el 4 de abril de 1909, a las siete de la mañana, siendo hijo de don Tomás de la Rosa Díaz y doña María del Pilar Lugo Duque. Seis días después fue bautizado en la iglesia de San José, pero su partida fue inscrita en la parroquia de San Pedro de Güímar, de la que dependía, por don José Batista y Cabrera, cura regente de la parroquia de San Joaquín de Fasnia, con licencia de don Jerónimo Padilla y Morales, Lcdo. en Sagrada Teología, beneficiado de la Santa Iglesia Catedral de La Laguna y cura encargado de la parroquia del Apóstol San Pedro de la entonces villa de Güímar; se le puso por nombre “Isidoro Tomás” y actuó como madrina doña María Consolación Delgado González, siendo testigos don Rafael Hernández Delgado y don Julio Delgado Rodríguez, de dicha vecindad…

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Granadilla de Abona: Don Isidro García Bello (1678-1764), alférez de “Caballos corazas”, propietario agrícola y ganadero

Fueron muchos los vecinos de Granadilla de Abona que alcanzaron empleos de oficiales de las Milicias Canarias, en lo que sin duda influyó el que dicha localidad fuese cabecera, sucesivamente, durante varios siglos de distintos cuerpos: del Regimiento Provincial de Abona, del Batallón Ligero Provincial de Abona nº 3 de Canarias, de la Sección Ligera Provincial de Abona y del nuevo Batallón Ligero Provincial de Abona nº 7 de Canarias. Este artículo lo vamos a dedicar a uno de esos antiguos oficiales granadilleros, don Isidro García Bello, quien llegó a ser alférez de “Caballos corazas”, como se conocía por entonces a la Caballería. Además, durante toda su vida trabajó al cuidado de sus propiedades agrícolas y ganaderas. Tanto él como sus hijos enlazaron, vía matrimonio, con otras familias de militares.

Nació en Granadilla de Abona el miércoles 21 de diciembre de 1678, siendo hijo de don Juan Bello García y doña Teresa García. Seis días después fue bautizado en la iglesia de San Antonio de Padua por el cura párroco don Salvador González; se le puso por nombre “Isidro” y actuaron como sus padrinos don Matías Bello, viudo, y doña Francisca García, mujer de don Antonio de Torres, labradores y vecinos de dicho lugar…

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El polémico traslado de la capitalidad del municipio de Arico, de la Villa de Arico (El Lomo) al pueblo de Arico el Nuevo, con el consiguiente cambio de sede del Ayuntamiento (1924-1927)

En el extenso municipio de Arico, constituido por un elevado número de entidades de población dispersas por todo el término, siempre se mantuvo una clara rivalidad entre El Lomo o Villa de Arico, histórica capital civil de dicha jurisdicción desde 1635 y religiosa desde 1639, con Arico el Nuevo, en el que a lo largo del tiempo se fueron asentando la mayoría de las familias de elevado poder económico, político y militar de la jurisdicción. La pujanza alcanzada por esta última localidad a comienzos del siglo XX, llevó a sus vecinos a albergar la posibilidad de trasladar a ella la capital municipal, como así ocurrió en 1924 por acuerdo mayoritario de la corporación municipal. Ello motivó un recurso de oposición, promovido por  dos  vecinos  de la Villa, que dio lugar a un pleito contencioso-administrativo, el cual se sentenció inicialmente en la Audiencia  Provincial a favor  de Arico el Nuevo, al confirmar el acuerdo de traslado; pero que se apeló al Tribunal Supremo y éste, tras la intervención  de dos letrados exministros, falló a favor de El Lomo, al revocar dicha sentencia y anular el acuerdo plenario, por lo que a comienzos de 1927 se restituyó el Ayuntamiento y la capitalidad a la Villa de Arico.

Una vez que la corporación municipal de Arico contó con una mayoría de ediles avecindados en Arico el Nuevo y pagos anexos, el 28 de mayo de 1924 el Ayuntamiento Pleno acordó trasladar la capitalidad del municipio del Lomo de Arico a Arico el Nuevo, que por entonces solía ser conocido como “Pueblo de Arico”, como contrapartida a la denominación de “Villa de Arico” que asumía El Lomo. Esa medida provocó un grave enfrentamiento entre el vecindario de las dos entidades de población, que estuvo a punto de partir en dos el municipio. Ello dio lugar a un pleito, que se llevó a los tribunales y se prolongó durante más de dos años y medio…

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Candelaria: Don Antonio Chico y Núñez (1840-1885), cabo 1º de las Milicias Provinciales, luchador destacado y alcalde constitucional de Candelaria en el momento de su prematura muerte, con una polémica relación con la justicia

Este destacado arayero obtuvo por sorteo una plaza de soldado de Milicias en la 6ª Compañía del Batallón Provincial de La Laguna, en la que ascendió a cabo 2º y cabo 1º, empleo éste con el que obtuvo su licencia absoluta; curiosamente, siendo aún militar fue procesado por su participación en una cencerrada con apaleamiento, ocurrida en su pueblo natal. También fue un luchador destacado, que formó parte del bando o “Partido del Sur” de la isla de Tenerife. Además, cuando ya participaba en la vida política local, fue condenado por “coacción”, siéndole embargado varios bienes: una mula y una vaca viejas e inútiles, así como una finca de escaso valor. Luego fue elegido alcalde 1º constitucional de Candelaria, cargo en el que permaneció durante casi tres años y en el que volvió a tener problemas con la justicia, por desobedecer las órdenes del delegado de Hacienda, imponiéndosele una multa que motivó el embargo de nuevos bienes (un cerdo y una finca). Falleció, de forma repentina y prematura, mientras aún estaba al frente del Ayuntamiento y sin descendencia directa. Llama la atención que fue incluido “por sentencia judicial” en la lista de electores de Candelaria para Diputados a Cortes, cuando ya habían pasado dos años y medio de su muerte. También después de fallecido, sus herederos fueron condenados a pagar una cantidad de dinero que nuestro biografiado debía a un vecino de Santa Cruz, con motivo de un préstamo; asimismo, se le embargaron a éstos dos fincas que pertenecían a aquel, por no haber pagado la Contribución Territorial tras su muerte.

Nació en Araya de Candelaria el 23 de diciembre de 1840, siendo hijo de don Antonio Chico Díaz, natural de dicho pago, y doña María del Rosario Núñez Rodríguez, que lo era de El Rosario, en la “Banda de allá” de Barranco Hondo. Cinco días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el presbítero don José Fresneda y Tejera, con licencia del cura párroco don Juan Núñez del Castillo; se le puso por nombre “Antonio Nicolás” y actuó como madrina su tía carnal doña Antonia María Núñez, de la propia vecindad…

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Güímar: Don Fidel Farré y Pujol (1839-1891), Lcdo. en Teología, beneficiado propio, mayordomo de la fábrica parroquial y arcipreste de Güímar, cura encargado de Arafo y Fasnia, mayordomo del Santuario de Candelaria, examinador sinodal del Obispado, misionero en la isla de La Gomera y poeta muy devoto de la Virgen del Socorro

Recordamos hoy a un sacerdote catalán incardinado en la Diócesis Nivariense, que dejó una imborrable huella en la ciudad de Güímar y en toda su comarca. Una vez ordenado en su comunidad natal, se trasladó a Canarias, donde desempeñó inicialmente diversos destinos: coadjutor de la villa de San Sebastián de La Gomera, mayordomo de Ntra. Sra. de las Nieves de dicha parroquia y mayordomo de ánimas de la villa de La Orotava. Luego fue nombrado cura ecónomo de San Pedro de Güímar y arcipreste de su distrito, cargos que luego obtuvo en propiedad y que en total regentó durante 18 años y medio; en ese tiempo estuvo encargado además, en numerosas ocasiones, de las parroquias de Arafo y Fasnia. Como mayordomo de fábrica de la parroquia de San Pedro promovió en ella numerosas obras de mejora. Mientras regentaba dicha parroquia obtuvo el título de Licenciado en Sagrada Teología y fue, además, mayordomo del Santuario de la Virgen de Candelaria, examinador sinodal del Obispado y misionero en la isla de La Gomera. Como profundo devoto de la Virgen del Socorro, fue autor de un “Aviso a los romeros” y unos “Versos a la Virgen del Socorro”, así como de un sermón dedicado a esta venerada imagen.

Nuestro biografiado nació en Sant Llorenç de Morunys (Lleida) el 25 de octubre de 1839, a las cinco y media de la madrugada, siendo hijo de don Segismundo Farré Miró (fabricante de algodón) y doña Rosa Pujol Casas, naturales y vecinos de dicha localidad. Ese mismo día fue bautizado en la iglesia parroquial de San Lorenzo (Obispado de Solsona) por don Mariano Carol, canónigo de la Santa Iglesia Catedral, con licencia del vicario propio don Lorenzo Comellas; se le puso por nombre “Fidel Buenaventura José” y actuaron como padrinos don Fidel Amtich, esposo de doña Antonia Pujol, y doña Josefa Monegal y Farré…

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Arafo: Don Juan Antonio Díaz Rodríguez (1891-1919), músico, ayudante de carpintero, barbero, practicante en Medicina y Cirugía, cofundador y vocal del Comité Republicano de Arafo, fallecido en plena juventud

Nuestro biografiado, cursó los estudios primarios en su Arafo natal y, siguiendo a su padre, ingresó en la Banda de Música “Nivaria”, en la que tocó el fliscorno. En su adolescencia comenzó a trabajar como ayudante en la carpintería paterna y luego como barbero. Posteriormente, atraído por la actividad sanitaria, a la que era aficionada su madre, obtuvo el título de Practicante en Medicina y Cirugía en la Facultad de Medicina de Cádiz. Tras su regreso, ejerció como tal en su pueblo natal, hasta su prematura muerte, a la vez que fue uno de los fundadores del Comité local Republicano, del que fue vocal primero.

Nació en Arafo el 14 de septiembre de 1891, a las diez de la noche, siendo hijo de don Juan Díaz Hernández y doña Rosa Rodríguez Hernández. El 23 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Juan Degollado por el cura ecónomo don José Cruz y Bencomo; se le puso por nombre “Juan Antonio de la Cruz” y actuó como padrino don Juan Antonio Marrero…

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Apuntes para la historia del fútbol en el municipio de Fasnia en los años cincuenta del pasado siglo XX

La tradición deportiva en los pueblos es tan antigua como el ser humano, como herencia en tiempos de paz de las confrontaciones guerreras. En muchos pueblos del Sur de Tenerife, estaba centrada fundamentalmente en la lucha canaria, pero desde el segundo cuarto del siglo XX se fue incorporando con fuerza el “foot ball” o “balompié”, el actual fútbol, que hoy es el deporte rey en gran parte del planeta. En Fasnia, como en toda la isla, el deporte más arraigado y antiguo es la lucha canaria, pues existe constancia de la existencia de excelentes luchadores fasnieros desde la primera mitad del siglo XIX, así como de un bando organizado con el nombre de “Fasnia” desde los años treinta del siglo XX y del actual “Brisas del Teide” desde los años cuarenta. La llegada del fútbol fue muy posterior, pero sin duda ya afloraba en los años cuarenta.

Por ello, cuando el programa de las fiestas patronales en honor de San Joaquín recogía que el domingo 17 de agosto de 1941, día principal, a las cuatro de la tarde se celebrarían “espectáculos deportivos a cargo de los flechas y otros elementos del Frente de Juventudes”, sin duda se incluía en ellos la lucha y el fútbol. Pero este deporte tardó en organizarse, pues en 1948 se celebró un campeonato de fútbol en el Sur de Tenerife, en el que participaron diez equipos: “Güímar”, “Arico” (de Arico el Nuevo), “Granadilla”, “San Francisco” (también de Granadilla), “Unión Vilaflorense”, “San Miguel”, “Marino” (de Los Cristianos), “I’Gara” (de Cabo Blanco), “Atlético Arona” y “Águila” (de Adeje). Por lo que en Fasnia este deporte aún no estaba consolidado y no pudo participar en el mismo.

Gracias al semanario deportivo Aire libre de Santa Cruz de Tenerife, podemos conocer los albores del fútbol en este municipio de Fasnia en los años cincuenta, tanto la existencia de equipos infantiles y juveniles, como el empeño de los aficionados de los núcleos de población de Fasnia y La Zarza para poder contar con sendos campos de fútbol en condiciones. En esa década, este municipio contó con dos equipos, que inicialmente eran juveniles, el “C.D. Fasnia” y el “C.D. La Zarza”; además, en este último barrio se formaron luego el “Infantil Zarza” y el “Nuevo Club La Zarza” (o “N.C. Zarza”), que sustituyó al primero del mismo nombre. Como era lógico, los enfrentamientos más frecuentes eran entre los equipos del municipio, aunque también celebraron encuentros contra los del vecino término de Arico…

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