El interesante artículo “El Sur de Tenerife” fue publicado en sucesivas entregas en el periódico católico Gaceta de Tenerife en junio de 1930, hace 90 años, por el obispo de esta Diócesis Fray Albino González y Menéndez-Reigada. En él relata la visita que había efectuado a las parroquias del Sur de Tenerife, de la que en este artículo nos hemos limitado a su paso por el municipio de Arico. Comienza describiendo la aridez del paisaje sureño, donde los árboles eran raros, pues los pinares estaban limitados a la cumbre y en las medianías solo habían algunos frutales, sobre todo higueras; de resto, una pendiente suave hasta el mar que parecía un desierto, en una visión que domina y abruma al visitante, mezclando la tristeza con lo sublime, con lo espiritual, debido a su luminosidad. El sol que brilla sobre el horizonte y el mar también llaman la atención del obispo. También menciona las plantas peculiares de esa vegetación subdesértica que domina el paisaje, algunas cubiertas de espinas, como el cardón y la tunera, otras con savia tóxica, como el mismo cardón y la tabaiba amarga; también menciona al balo, que igualmente supone con savia cáustica, aunque no es así a pesar de que desprende mal olor. Describe las continuas curvas de la carretera, que sortean lomos y barrancos, así como los pueblos. Comienza con Icor, con sus pocas casas viejas y un aspecto que considera triste. Le sigue Arico el Nuevo, con casas señoriales y huertas frondosas, una especie de oasis entre tanta sequedad. Por arriba, subiendo hacia la cumbre, La Degollada y La Sabinita, que junto con el anterior y Arico el Viejo (al que curiosamente no nombra) conformaban la nueva parroquia de Ntra. Sra. de la Luz, cuya iglesia se pretendía ampliar por los propios feligreses, con el alcalde a la cabeza, para convertirla en un auténtico templo parroquial. Luego, asciende hasta El Lomo de Arico, donde se detiene en su bello y espacioso templo, la antigua parroquia del término. A continuación menciona las numerosas cuevas del lugar, algunas utilizadas como viviendas y otras, las más, como bodegas o depósitos de productos agrícolas. Con posterioridad, tras recorrer otro paisaje desierto y rocoso, llega a El Río, el núcleo más poblado del municipio, donde a pesar de su nombre en el pueblo el agua solo corría por atarjeas, y en cuya ermita sugiere establecer una parroquia filial de Arico, con un coadjutor residente. Finalmente, tras cruzar el profundo barranco del Río, llega a Chimiche, ya en el término municipal de Granadilla de Abona.
El autor del artículo, Fray Albino González y Menéndez-Reigada (1881-1958), fue un destacado sacerdote dominico, Ldo. en Filosofía y Letras, Doctor en Teología y Derecho Civil, obispo de Tenerife y de Córdoba, escritor y predicador, que tuvo una polémica actuación durante la Guerra Civil y una fuerte vinculación con el Régimen de Franco…
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