Miembro de una destacada familia, tras obtener una capellanía y un patrimonio vitalicio, este sacerdote güimarero siguió la carrera eclesiástica hasta ordenarse de presbítero. Poco después de su ordenación fue nombrado cura propio de la nueva parroquia de San Juan Degollado de Arafo, siendo uno de los tres sacerdotes que ostentan el récord de permanencia al frente de la misma, pues en ella ejerció su labor de apostolado durante 53 años, en dos períodos diferentes; entre ellos estuvo durante siete años como beneficiado servidor de su Güímar natal. Además, ejerció como mayordomo de la fábrica parroquial de Arafo y destacó como propietario agrícola. Fue conocido en su pueblo adoptivo como el “Cura viejo” y su nombre permanecerá siempre unido a la historia de esa villa, de la que fue su párroco fundador. En la actualidad la casa en la que vivió y murió está destinada al turismo rural.
Nació en el barrio de Chacaica, en Güímar, el 4 de febrero de 1769, siendo hijo de don Salvador Rodríguez Adrián y doña Josefa de Torres y Ledesma. Seis días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por don José Fernández Camillón, beneficiado de dicha parroquial y de Santa Ana de Candelaria; se le puso por nombre “Antonio Joseph Pedro” y actuó como padrino su tío, el teniente capitán (luego teniente coronel) don Bernardo de Torres Marrero…
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