La primera escuela pública de niños de Igueste de Candelaria (1864-1929)

Igueste-Candelaria     Como en casi todos los pueblos del Sur de Tenerife, en Candelaria la enseñanza pública organizada no se implantó hasta bien entrado el siglo XIX. Pero esta localidad tuvo una ventaja sobre otras localidades, la existencia de un convento dominico en el que los religiosos más preparados impartían por caridad clases a los niños candelarieros, hasta el punto de que la educación impartida en dicho centro hizo que los marinos de este pueblo fuesen de los más instruidos de su época.

   En el presente artículo nos vamos a centrar en la llegada de la educación pública al pueblo de Igueste de Candelaria en el siglo XIX, con notable tardanza, teniendo en cuenta que este núcleo era el más poblado de todo el municipio en el siglo XIX. Según un padrón vecinal que se conserva en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de La Laguna, fechado en 1779, dicho lugar estaba compuesto por 73 familias y un total de 256 habitantes; ya constituía el segundo núcleo de población del actual término municipal y su calle principal era la del Tanquillo. La situación educativa era por entonces dramática, pues sólo dos mujeres sabían leer, mientras que tres hombres sabían leer y escribir; para colmo de males, sólo dos niños acudían a la escuela de Candelaria. La situación no mejoraría demasiado en las décadas siguientes, pues era considerable la distancia que separaba a dicho pago de la única escuela que existía en el municipio, que como se ha indicado estaba en el convento. Luego, hacia 1840, se crearía una escuela incompleta de niños en la cabecera municipal, pero el problema seguía siendo el mismo.

    Atendiendo a las reiteradas peticiones de los vecinos, el 22 de febrero de 1864 el Ayuntamiento de Candelaria acordó por fin la creación de una escuela incompleta en el pago de Igueste, por contar ya con 900 almas, así como por la gran distancia que lo separaba de la cabecera municipal y los barrancos intransitables que cruzaba el camino, que “en invierno imposibilita a los niños acudir a la escuela”; dicha propuesta ya había sido discutida dos décadas atrás, pero entonces no había cuajado…

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Candelaria: Don Gaspar Fernández Bignoni (1773-1859), capitán graduado de Infantería, propietario y comisionado de amortización del Gobierno en el Valle de Güímar

Candelaria-Santa Ana-antigua     Este destacado militar tinerfeño participó en la defensa de Santa Cruz en 1797, al ser atacada por el Almirante Nelson; en esta memorable epopeya perdió a un hermano, el garachiquense don Rafael Fernández Bignoni. Luego pasó a la Península, con motivo de la Guerra de la Independencia, y tomó parte en diversas acciones, por las que obtuvo el empleo de primer teniente de Infantería y el sobregrado de capitán. Obtuvo su retiro por enfermedad como capitán y al regresar a su tierra se estableció en Candelaria, donde vivió como propietario en el pago de Araya. Cuando ya residía en esta localidad fue nombrado comisionado de amortización del Gobierno en el Valle de Güímar, haciéndose cargo en nombre del Estado de los bienes que poseían los conventos dominicos de Candelaria y Güímar, como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal.

     Nació en el lugar de Garachico el 6 de agosto de 1773, siendo hijo del entonces teniente capitán de Artillería don Manuel Fernández Uriarte, natural de la misma villa, y de doña Josefa María Bignoni Rodríguez, que lo era de Santa Cruz de Tenerife. El 16 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura beneficiado don Bartolomé Gámez y Salazar, examinador sinodal del Obispado de Canarias; se le puso por nombre “Gaspar, Salvador, Domingo, Pascual, Francisco de Paula, José, y Juan Antonio, Roque, del Carmen, de los Dolores, de Guía del Sacramento” y actuó como madrina su abuela materna doña Rafaela Rodríguez, natural del Puerto de Santa Cruz…

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Artículo-GASPAR FERNÁNDEZ BIGNONI

El fugaz “Club Deportivo Mencey” de Barranco Hondo (1947), primer club federado de Lucha Canaria del municipio de Candelaria

Barranco Hondo-1962-2      En el año 1947, el pueblo de Barranco Hondo ya contaba con un equipo de lucha canaria perfectamente organizado, aunque no federado, pues el 5 de julio de dicho año el periódico El Día adelantaba el programa de la “Festividad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte” que se iba a celebrar en dicha localidad, en el transcurso del cual, el día 13: “A las 6 de la tarde, luchas canarias entre los equipos de Araya y este pueblo”.

     En ese mismo año dicho equipo fue legalizado, surgiendo así el primer club federado de Lucha Canaria de Barranco Hondo y de todo el municipio de Candelaria, el “Club Deportivo Mencey”, al que dedicamos este artículo. Su reglamento fue elaborado el 21 de agosto de 1947 en Barranco Hondo y firmado por el presidente de la comisión organizadora, don Álvaro Peña Ramos. El 8 de septiembre inmediato fue registrado en el Gobierno Civil de Santa Cruz de Tenerife, tan solo un mes antes que el “C.L. Arguama”, de Igueste de Candelaria, y dos meses antes que el “C.L. Tinerfe”, también de Barranco Hondo. Curiosamente, el “Mencey” tuvo una trayectoria tan efímera que se limitó a poco más de dos meses, en los que redactó su reglamento, llevó a cabo todo el proceso administrativo para su registro y disputó un encuentro, pues enseguida fue reemplazado por el “Tinerfe”, al que pasaron sus luchadores y que sí tuvo una dilatada trayectoria…

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Candelaria: Sor Carmen González Delgado (1931-2007), repartidora de pan, agricultora, Hija de la Caridad, auxiliar de Enfermería, cocinera y artesana

Sor Carman González Delgado     Resulta curioso, que a lo largo de su historia, sólo una hija del pueblo de Barranco Hondo (Candelaria) ha seguido la llamada religiosa. Se trata de la recordada Sor Carmen González Delgado, nacida en este pueblo y fallecida en Pozuelo de Alarcón, quien tras trabajar como repartidora de pan y agricultora, profesó como religiosa Hija de la Caridad; también obtuvo el título de auxiliar de clínica y dedicó el resto de su vida a cuidar de los ancianos; además, hacía labores artesanas con fines benéficos. En reconocimiento a sus méritos sociales y religiosos, en vida fue nombrada Hermana Honoraria de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de su pueblo natal y el Ayuntamiento de Candelaria dio su nombre a una calle de la urbanización “Rubén Marichal” de Barranco Hondo.

     Nació en Barranco Hondo el 16 de julio de 1931, a las cinco de la tarde, siendo hija de don Juan González Díaz, natural de El Tablero (por entonces perteneciente a El Rosario), y de doña Consolación Delgado Romero, que lo era del citado pago candelariero pero oriunda por su madre de Arafo. El 12 de agosto inmediato fue bautizada en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el cura ecónomo Fray Ángel Martín; se le puso por nombre “María del Carmen” y actuaron como padrinos don Florentín Trujillo y doña Hortensia Delgado, naturales y vecinos del mismo pueblo de Barranco Hondo…

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Artículo-SOR CARMEN GONZÁLEZ DELGADO

El depósito de prisioneros franceses en Candelaria durante la Guerra de la Independencia (1809-1814)

Candelaria desde San Blas   Hace cuatro años se cumplió el segundo centenario de un hecho histórico prácticamente ignorado, que relaciona al pueblo de Candelaria con la Guerra de la Independencia. El 2 de mayo de 1809, casi un millar y medio de prisioneros franceses capturados en la Península durante la invasión napoleónica fueron deportados desde Cádiz a las Islas Canarias, en un convoy formado por tres bergantines, un navío y dos buques de línea armados, escoltados por dos navíos de la flota británica. Y el 11 de ese mismo mes llegaron al puerto de Santa Cruz de Tenerife 1.484 prisioneros, sin advertencia ni aviso previo del Gobierno.

     No pudiendo rechazar el convoy de prisioneros, el comandante general interino, don Carlos O’Donnell, solicitó instrucciones para el desembarco y alojamiento de los prisioneros a la Junta Suprema de La Laguna, que en la sesión extraordinaria celebrada ese mismo día 11 de mayo acordó concentrarlos, a pesar de sus escasos recursos económicos, en el pueblo de Candelaria: “Considerando que no conviene que los dichos prisioneros estén diseminados en el país, ni tampoco el tenerlos encerrados a causa de que su reunión puede inficcionar el aire; que, sin embargo, el reducirlos a un solo punto disminuiría proporcionalmente la guarnición necesaria para su custodia, juzgando que lo mejor era, pues, confinarlos a un lugar, que no puede ser otro que el de Candelaria”…

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Candelaria: Don Juan González Sabina “Cachucho” (1916-1990), pescador, cabo de Infantería por méritos de guerra, sepulturero y barrendero que da nombre a una calle

Juan González Sabina      Fue uno de los personajes más populares y queridos de Candelaria, por su nobleza e ingenuidad. Trabajó en la pesca y fue movilizado con motivo de la Guerra Civil, ascendiendo a cabo de Infantería por una acción heroica. Después de licenciado trabajó primero como sepulturero y luego como barrendero, siendo el único existente en su localidad natal. Recientemente, muchos años después de su muerte, se le ha dado su nombre a una calle de la Villa Mariana.

     Era un hombre muy bueno y cariñoso, pero tuvo que sufrir las burlas sobre su apodo del sector más intransigente con el diferente que siempre ha existido. Durante las fiestas de agosto se pasaba el día entre los puestos de feriantes que se instalaban en la calle de San Blas, donde compraba muñecos y abalorios que luego regalaba a los niños, a cambio de un café o de una simple sonrisa.

    Conocido por sus paisanos como “Juan Cachucho”, nació en Candelaria el 10 de julio de 1916, siendo hijo de don Pedro Manuel González y doña Claudina Sabina Delgado. El 23 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura párroco don José Trujillo y Trujillo, y actuó como padrino don Juan de Mesa Torres, de la misma vecindad…

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Artículo-JUAN GONZÁLEZ SABINA

El “Champio”, primer equipo de fútbol de Igueste de Candelaria (1933-1935)

Igueste Candelaria-lejos     Todos los habitantes de Candelaria tienen constancia de que este municipio ha tenido una larga tradición luchística, con excelentes individualidades y equipos en la mayoría de los núcleos de población del término, pero no todos saben que también cuenta con una tradición futbolística que ya es casi centenaria. La afición por el fútbol nació en la cabecera municipal en los años veinte del siglo pasado, pero luego se extendió también a Barranco Hondo e Igueste de Candelaria, núcleos en los que se ha mantenido hasta el presente.

     Si nos centramos en la actividad futbolística del pueblo de Igueste, en él han existido seis equipos en los últimos ochenta años: el “Champio” (1933-1935), el “Club Deportivo Igueste Candelaria” (1942-1948), el “Igueste Club de Fútbol” (1962-1964), el “Infantil Igueste” (1974-1977), el “Club Infantil Caletillas” (1981-1984), el equipo aficionado del Plantel de Extensión Agraria y el “C.D. Igueste”, fundado en 1986, que tras celebrar sus bodas de plata aún continúa en activo. Además, en el fútbol sala este núcleo de población ha contado con un equipo senior, el Igueste”, y otro dentro de las escuelas municipales deportivas, en el colegio de la localidad. Este artículo lo vamos a dedicar al primer equipo de fútbol de Igueste de Candelaria, el “Champio”, que por su antigüedad es el más desconocido.

    El pionero fue el “Champio”, o sea el “Campeón”, que se fundó a comienzos de noviembre de 1933, durante la II República Española, tal como informó en La Prensa el corresponsal don Esteban Coello Pestano, en una reseña publicada el 7 de dicho mes bajo el titular “Primer equipo de fútbol”: “En estos días se formó en este pueblo el primer equipo de fútbol, denominado «Champion», el cual invitará para las próximas fiestas de la Concepción al equipo de Barranco-Hondo, estrenando en su primer debut el hermoso campo de Afirama”. Según veremos más adelante, su nombre real sería “Champio”, con el que figuraría en casi todas las reseñas periodísticas…

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Candelaria-Arafo: Don Vicente Otazo Ramos (1798-1863), capitán graduado de Milicias, jefe de Artillería, castellano de la Batería de Santiago, comandante de armas, alcalde constitucional, guarda mayor de montes, comisionado de apremios, secretario y hermano mayor de la Hermandad del Sacramento

Muchos fueron los oficiales de las Milicias Canarias que desarrollaron casi toda su labor profesional en un ambiente estrictamente local, sin llevar a cabo grandes heroicidades, pero trabajando calladamente con honradez y rectitud en favor de la defensa de las islas y en el mantenimiento del orden en los distintos pueblos. Ese fue el caso del teniente don Vicente Otazo Ramos, quien sirvió a las Milicias durante más de 27 años, en los cuales prácticamente no salió del Valle de Güímar. Compartió su vida entre Candelaria, donde nació, y Arafo, donde murió; en dichas localidades se ganó el aprecio y respeto de todos los vecinos, pues en ambas desempeñó los cargos de comandante de armas y alcalde constitucional. Además, en Candelaria ejerció como comandante accidental de Artillería de dicho puerto, castellano de la Batería de Santiago y guarda mayor de montes; y residiendo ya en Arafo fue elegido regidor suplente del Ayuntamiento y desempeñó los cargos de comisionado para el cobro de apremios de las contribuciones del Valle, nombrado por la Intendencia provincial, miembro de la Junta local del Censo electoral, secretario interino del Ayuntamiento, secretario y hermano mayor de la Hermandad del Santísimo Sacramento de la parroquia de San Juan Degollado. Al obtener el retiro, con uso de uniforme y fuero entero de guerra, se le concedió también el grado de capitán, como reconocimiento a sus méritos y a los importantes servicios prestados.

Nuestro biografiado nació en Candelaria el 5 de abril de 1798, siendo hijo de don Juan José Otazo de Barrios, natural del mismo lugar, y doña Manuela Juana Ramos y Villa, que lo era de Sevilla. Dos días después recibió el bautismo en la iglesia parroquial de Santa Ana, de manos de don Agustín Tomás de Torres, cura propio de la misma; se le puso por nombre “Vicente Josef del Sacramento” y actuó como padrino el reverendo padre definidor fray Juan de San Agustín Ramos, de la Orden de San Agustín, tío de su madre…

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La primitiva ermita de San José en Barranco Hondo de Candelaria (1860-1943)

Barranco Hondo-iglesia-cuadro     Desde siempre, los vecinos de Barranco Hondo tenían que trasladarse hasta Candelaria para recibir los Sacramentos o gozar de la Misa, lo que suponía una hora de camino. Pero cuando no acudían a la cabecera municipal, los días de precepto tenían que recorrer la considerable distancia que los separaba de las ermitas de El Rosario y de la Santísima Trinidad de Igueste, que también frecuentaban. Ello les suponía graves inconvenientes, pues debían atravesar caminos y barrancos impracticables, sobre todo en invierno y verano, lo que les dificultaba o impedía la práctica religiosa, en especial a los enfermos, ancianos y niños.

   Por ello, a mediados del siglo XIX se despertó en los vecinos de Barranco Hondo el deseo de tener una ermita propia, con lo que se ahorrarían la mayoría de dichos traslados, que solo se limitarían a la celebración de Sacramentos. Así, el 6 de agosto de 1849, cuando el pueblo contaba con 78 familias (unos 340 habitantes), elevaron un escrito a don Domingo Morales y Guédez, vicario capitular y gobernador eclesiástico de la Diócesis en sede vacante, para exponerle las graves dificultades que tenían para poder atender sus necesidades espirituales debido a la carencia de un templo, manifestándoles su deseo de construir una ermita bajo la advocación de San José, así como su intención de responsabilizarse de los gastos que aquella edificación generara, ya que eran conscientes de la gran escasez de medios económicos que tanto la iglesia diocesana como su clero atravesaba en aquellas fechas, tras la reciente desamortización, hasta el punto de que no podía afrontarse la construcción de nuevos edificios ni tan siquiera mantener los existentes, necesitados de reparación.

     Los orígenes de esta ermita no fueron sencillos, pues la falta de fondos retrasó el inicio de las obras, luego el depositario que adelantó el dinero retrasó la bendición y su apertura al culto, que se tuvo que resolver por la justicia; y en la II República sufrió un incendio y el desplome del coro, causando varios heridos…

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Artículo-ERMITA DE BARRANCO HONDO

Candelaria: Don Juan Coello Núñez (1913-1995), cabo de Infantería y de la Guardia de Asalto, capitán condecorado de la Policía Armada y socorrista

Juan Coello Núñez-carnet     Nuestro biografiado fue el militar de mayor graduación de los nacidos en el municipio de Candelaria en el siglo XX. Tras su ingreso como soldado, durante su vida activa pasó por tres cuerpos: Infantería, en el que ascendió a cabo; Fuerzas de Seguridad y Asalto, en las que ostentó el mismo empleo; y Policía Armada (cuando aún era un cuerpo militar), en la que ascendió desde cabo hasta capitán. También fue profesor de la Academia de aspirantes a cabos de su guarnición y realizó diversos cursos, entre otros el de socorrista. Por sus méritos profesionales se le concedieron nueve felicitaciones públicas, que se incorporaron a su hoja de servicios; tres cruces a la Constancia en el Servicio, dos de ellas pensionadas; y la Cruz de San Jorge, que le fue entregada por la Diputación Provincial de Barcelona. Después de retirado se dedicó a sus grandes aficiones: la docencia (a nivel familiar y particular), la lectura (sobre todo de poetas clásicos), la música (como miembro de los coros de las Rondallas “Bon Mati” y “La Llantia”), el deporte (como nadador y socio del C.F. Barcelona) y la “garrafina” (dominó).

    Nació en Igueste de Candelaria el 24 de septiembre de 1913, siendo hijo de don Lorenzo Coello Núñez y doña Carmen Núñez Padrón. Tres días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el cura ecónomo don José Trujillo y Trujillo, actuando como madrina doña María Antonia Higuera Marrero, natural y vecina del mismo pueblo de Igueste…

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Artículo-JUAN COELLO NÚÑEZ