Arafo-Güímar: Don Héctor Rodríguez Fariña (1933-2025), sacerdote secularizado, misionero en Zimbabue, maestro, profesor de enseñanza secundaria y seminarios, fundador de escuelas, defensor de los nativos, asesor de dicho Gobierno africano, colaborador periodístico, músico y padre de familia

Nuestro biografiado fue clarinete de la primera Banda de Música de Arico, que fundó y dirigió su padre. Cursó estudios de Bachillerato y Magisterio, brilló como seminarista y, tras ordenarse de sacerdote, celebró su primera Misa en Arafo, de cuya parroquia estuvo encargado durante algunos días, y luchó incansablemente como misionero en la inhóspita selva africana en Rhodesia (actual Zimbabue), donde desarrolló una notable labor pastoral durante 25 años. En ese tiempo, cursó estudios superiores de Ciencias Químicas, Psicología y Sociología e impartió clases de Primera y Segunda Enseñanza, así como en los Seminarios de Harare y Burgos; también organizó consejos parroquiales y movimientos cooperativos. Su único objetivo era la mejora del nivel de vida y el acceso a la educación de la población nativa, lo que le ocasionó graves enfermedades y el enfrentamiento tanto con su obispo como con el gobierno racista de la antigua Rhodesia. Contrajo matrimonio y fundó una familia; por lo que luego solicitó y obtuvo la dispensa del sacerdocio y la reducción al estado laical. Después ejerció como asesor en temas de Educación del Gobierno del primer gobierno auténticamente independiente de la República de Zimbabue; y también trabajó como profesor de Secundaria, así como de Español. Tras casi medio siglo en África, se estableció con su familia en Arafo, donde ejerció como profesor particular de Inglés; también fue miembro de la Coral “María Auxiliadora” y de la Sociedad Filarmónica “Nivaria”; y colaboró con la parroquia de San Juan Degollado. También tuvo una afición literaria. Finalmente, por problemas de salud se fue a vivir a El Puertito de Güímar, donde se integró en la Agrupación Folclórica “Sangre Marina”, en la que tocaba la flauta, como había hecho en la mencionada banda de música de su pueblo natal.

Nació en Arafo el 21 de febrero de 1933, a las cinco de la mañana, siendo hijo de don Francisco Rodríguez y Rodríguez y doña María Fariña y Fariña, naturales y vecinos de la misma localidad. El 9 de marzo inmediato fue bautizado en la iglesia de San Juan Degollado por el Párroco propio don Hildebrando Reboso y Ayala; se le pusieron los nombres “Héctor María” y actuó como padrino el maestro don Antonio Mederos Sosa, de la misma vecindad…

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Güímar: Don José Martín de Castro (1653-1715), propietario agrícola y ganadero, alférez de Milicias y mayordomo de la fábrica parroquial de San Pedro Apóstol de Güímar

Creció en el seno de una familia más o menos acomodada, pues llegó a ser un notable propietario agrícola y ganadero. Ello le permitió obtener el empleo de Alférez de Milicias en el Regimiento Provincial de Güímar, que por entonces era el segundo oficial al mando de una compañía, tras el capitán. Además, gracias a su posición económica también fue nombrado mayordomo de la fábrica parroquial de San Pedro Apóstol de Güímar. Su descendencia mantuvo durante algunas generaciones el apellido doble “Martín de Castro”.

Nació en Güímar en 1653, siendo hijo de don Martín Rodríguez, natural de Tacoronte, y doña María de Castro, que lo era del citado pueblo sureño. El 13 de septiembre de dicho año fue bautizado, con óleo y crisma, en la iglesia de San Pedro por fray Tomás Rodríguez, “de la orden de predicadores Predicador Gl.”, con licencia del Lcdo. don Gonzalo Rodríguez Coello, cura y beneficiado de dicha parroquial y de la de Santa Ana de Candelaria; se le puso por nombre “José” y actuaron como padrinos don Francisco de Castro y doña Ana Jiménez, vecinos de dicho lugar…

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Güímar: Don Porfirio González Marrero (1936-2022), emigrante, comerciante, mayorista importador de frutos. promotor inmobiliario, karateca, jugador de petanca, patrón de barco, campeón de pesca de altura, directivo de lucha canaria, ciclista, cofundador y presidente de la Agrupación folclórica “Atenguajos”

Dedicamos este artículo a un recordado vecino de la comarca de Agache (Güímar), nacido en San Juan de la Rambla, criado en El Escobonal, de donde era oriundo, emigrado a Venezuela y establecido en Santa Cruz de Tenerife, don Porfirio González Marrero. Con tan solo 14 años comenzó su vida laboral en El Escobonal, como labrante de bloques; a los 17 años emigró a Venezuela, donde trabajó en el Mercado mayor de Coche de Caracas y llegó a ser mayorista importador de frutos; en dicha capital también practicó el kárate, llegando a alcanzar el cinturón marrón. Tras  su regreso a Tenerife se estableció en Santa Cruz, donde ejerció como promotor inmobiliario. Estuvo fuertemente vinculado a El Tablado (Güímar), donde tenía su segunda residencia y destacó como jugador de petanca en los clubes “Las Afortunadas” y “Tablado”; además fue patrón de barco, campeón de pesca deportiva de altura, directivo del “C.L. Santa Cruz” y ciclista aficionado. También destacó su labor como cofundador, vocal y presidente de la Agrupación folclórica “Atenguajos” de El Tablado, formando parte de parranda, la cual le tributó un homenaje con motivo de su fallecimiento.

Nació en San Juan de la Rambla el 15 de julio de 1936, siendo hijo de don Anselmo González Llanos, natural de dicho pueblo, y doña Juana Marrero Castro, que lo era de El Escobonal (Güímar). El 18 de septiembre de ese mismo año fue bautizado en la iglesia de San Juan Bautista de dicha localidad norteña. Cuando contaba tan solo tres años de edad se estableció con sus padres en El Escobonal, concretamente en el barrio de La Corujera…

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La Cofradía de Nuestra Señora del Socorro de Güímar y la institucionalización de la fiesta anual de la Virgen en 1643, como patrona de las sementeras

Hacia 1550 el cuidado de la casa y ermita de El Socorro estaba a cargo de un ermitaño de origen castellano, don Alejos Pérez, quien vivió en ella, siendo el primer vecino conocido del actual caserío de El Socorro. Este ermitaño murió en Icod y dejó como heredera en su testamento a la ermita en la que había pasado la mayor parte de su vida. Tras el fallecimiento de Alejos, se hizo cargo del cuidado de ese primitivo templo don Francisco Hernández de Sepúlveda, que residía en el pueblo de Candelaria, quien ya se titulaba “mayordomo de la casa y ermita de Ntra. Sra. del Socorro”; este mayordomo, entre otras limosnas dejadas a la ermita por varios vecinos del Valle en sus testamentos, recogió el finiquito de la herencia dejada por el primer ermitaño y, con todo ese dinero, se realizaron a partir de 1577 diversas obras de aumento en el primitivo templo. Pero tras la muerte de su mayordomo, acaecida hacia 1583, la ermita entró en decadencia, hasta el punto de que en pocos años quedó arruinada, por falta de reparaciones. No obstante, en 1602 dicho templo ya había sido reedificado; y hacia 1630 se elaboró la venerada imagen de la Virgen del Socorro por un imaginero tinerfeño, de momento anónimo, pues con anterioridad solo presidía el templo un cuadro de la Virgen.

Aunque la ermita del Socorro fue muy venerada y frecuentada durante el siglo XVI, antes de su ruina, fue en las primeras décadas del siglo XVII, tras su reconstrucción y la adquisición de la imagen de la Virgen, cuando logró su pleno auge. Éste tuvo un punto de inflexión el 18 de diciembre de 1643, fecha en la que se fundó en ella la Cofradía de Nuestra Señora del Socorro, se nombró un mayordomo interino y se institucionalizó la fiesta anual de la Virgen, al ser proclamada esta venerada imagen como abogada de sus necesidades, en particular de sus sementeras o cultivos. Estas decisiones se ratificaron tres años más tarde, en 1646, en que se nombraron los primeros mayordomos oficiales de la cofradía, quienes debían cobrar y administrar las limosnas que se recaudasen en todo el beneficio parroquial, así como rendir cuentas de los ingresos y gastos realizados; y en el mismo acto se aprobaron los estatutos de la cofradía, en los que destacaba la obligación de reparar la ermita y hacerle a la Virgen su fiesta anual. Así comenzó a celebrarse la Bajada o romería que se ha mantenido hasta el presente, si bien con diversos cambios a lo largo de su dilatada historia…

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Güímar: Don Juan Leandro García (1720-1747), capellán y clérigo diácono fallecido en plena juventud

Miembro de una destacada familia güimarera, tras morir un tío abuelo sacerdote obtuvo la capellanía que éste disfrutaba y luego se le añadió otra, por lo que ya tuvo suficiente congrua para poder recibir las órdenes sagradas: Tonsura, Órdenes menores, Subdiaconado y Diaconado, a medida que fue avanzando en sus estudios. Pero no pudo pasar de clérigo diácono a causa de su muerte prematura, cuando solo contaba 27 años de edad.

Nació en Güímar el 24 de agosto de 1720, siendo hijo de don Juan Leandro García y doña María Pérez González, de la misma naturaleza. Seis días después fue bautizado en la iglesia parroquial de San Pedro por el presbítero güimarero don Tomás Hernández de Oliva, con licencia del beneficiado Lcdo. don Domingo de Paes y Galdona; se le puso por nombre “Juan” y actuó como padrino don Juan González Magros, vecino de dicho lugar…

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La bendición de la capilla nueva de San Pedro Abajo (1961) y su trayectoria como ermita en la historia de Güímar

En 1767 fue bendecida una pequeña capilla en la parte baja de la hoy ciudad de Güímar, dedicada a San Pedro Apóstol, que aún subsiste y es Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento. Fue construida por un grupo de vecinos de Güímar de Abajo con el fin de colocar en ella la imagen del Apóstol San Pedro en las vísperas de su festividad y consagrarle cultos cada dos años, en los impares, alternando con la otra mitad del pueblo. Así se haría durante 193 años, hasta 1959.

Pero el estado semirruinoso de la antigua construcción, así como su escasa capacidad, motivó al vecindario de dicho barrio a la construcción frente a la vieja capilla de una nueva capilla-ermita de mayor tamaño y capacidad, que sería bendecida en 1961, de la que nos ocuparemos en este artículo…

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Güímar: Don José Tejera Leandro (1867-1919), labrador, modesto propietario agrícola, sargento de Infantería en la reserva, tallador de quintos en el Ayuntamiento de Güímar, interventor electoral y prestamista

Aunque durante toda su vida trabajó como labrador en sus modestas propiedades agrícolas, nuestro biografiado también siguió una corta carrera militar, que inició como soldado, para ir ascendiendo gracias a sus méritos personales a soldado de primera, cabo 2º, cabo 1º y sargento de Infantería para la reserva; en virtud de dicho empleo, actuó como tallador de quintos en el Ayuntamiento de Güímar. Además, fue designado interventor para la mesa electoral de El Escobonal (Güímar), en las elecciones para diputados a Cortes; y ejerció como prestamista, lo que le supuso algún disgusto.

Nació en el pago de El Escobonal (Güímar) el 4 de julio de 1867, siendo hijo de don Francisco Tejera García y doña María Candelaria Leandro Díaz. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el coadjutor don Pedro Pérez Fariña, con licencia del cura párroco don Juan Elías Hernández; se le puso por nombre “José Domingo” y actuó como padrino don José Domingo Marrero…

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Güímar: Doña Ana María Díaz Mesa (1948-2025), Diplomada en Enfermería y Matrona, profesión que ejerció en el Hospital “Nuestra Señora de la Candelaria”, del que fue matrona jefe y directora del edificio de Maternidad, y en el Centro de Salud de Güímar hasta su jubilación

Nuestra biografiada creció en el seno de una familia vinculada a la actividad sanitaria, por lo que, tras cursar el Bachillerato e iniciar la carrera de Magisterio, obtuvo los títulos de Diplomada en Enfermería y Matrona. Ejerció como enfermera y matrona en el Hospital Universitario “Nuestra Señora de la Candelaria” de Santa Cruz de Tenerife, en el que ascendió a Matrona adjunta y Matrona jefa; también actuó como directora del edificio de Maternidad de dicho centro sanitario e hizo un curso de Dirección en el Hospital Universitario de Canarias. Tras casi 19 años en el mencionado Hospital, pasó como matrona al Centro de Salud de Güímar, en el que permaneció durante 21 años, hasta 2013, en que obtuvo la jubilación. En este centro impartió Educación Maternal a las futuras madres y dio charlas sobre la temática de su trabajo a otros compañeros; también impartió cursillos de Educación Sexual en el Instituto “Mencey Acaymo” de la misma ciudad. Aparte de su trabajo, su hobby principal fue la pintura, llegando a participar en una exposición colectiva; asimismo, actividad que compartió con su amor por los animales, la lectura y los viajes.

Nació en el barrio de Guaza de Güímar el 21 de septiembre de 1948, a las diez de la mañana, siendo hija del agricultor don Tomás Ramón Miguel Díaz García, natural de Yaguajay (Cuba) pero oriundo de Güímar, y de la partera doña María Dolores Mesa García, nacida en esta ciudad. El 3 de octubre inmediato fue bautizada en la iglesia de San Pedro Apóstol por el cura párroco don Matías Batista Díaz; se le puso por nombre “Ana María” y actuaron como padrinos el ilustre catedrático y filólogo don Juan Álvarez Delgado, Hijo Predilecto de Güímar, y su esposa doña María del Pilar Castro Fariña…

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Los orígenes de la lucha canaria en Arafo, el primer bando de este municipio y sus primeros encuentros de rivalidad con el bando de Güímar (1827-1927)

En el siglo XIX, la práctica de la lucha canaria estaba extendida por el Sur de Tenerife y toda la isla de Tenerife, como lo demuestra el encuentro celebrado por las fiestas de San Pedro entre los bandos de Güímar y Arafo, así como en las célebres luchadas que se celebraban entre los bandos del Sur y del Norte, siendo la primera documentada la famosa “Luchada de la Media Montaña”, en 1834, que por cierto ganó el Sur gracias al güimarero “Cartaya”, que quedó en el terrero. A ésta se sumaban las célebres luchadas que tenían lugar en agosto por las fiestas de la Virgen de Candelaria y en septiembre por las de la Virgen de El Socorro, en la playa de Chimisay (Güímar).

Simultáneamente, en las dos últimas centurias era habitual que, con motivo de las principales festividades, se celebrasen luchadas entre bandos de aficionados, pues no existían competiciones oficiales ni equipos reglados, los cuales se enfrentaban en terreros improvisados, por lo general huertas o canteros de tosca. Las normas se fijaban al comienzo de cada encuentro, que eran aplicadas por dos jueces de terrero, nombrados entre los luchadores veteranos de cada bando; el número de bregadores podía ser ilimitado, aunque lo más frecuente era 15 por cada equipo; y el sistema era de lucha corrida. Entre pueblos vecinos, la rivalidad alcanzaba sus más altas cotas en estos encuentros de lucha canaria celebrados, sobre todo, por las fiestas patronales, tal como ocurría entre Güímar y Arafo, como se recoge en este artículo…

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Güímar: Don Miguel Benito Ximénez Núñez (1756-1833), capellán, clérigo minorista, sacristán de la parroquia de San Pedro y agricultor

Mientras trabajaba como agricultor, nuestro biografiado opositó a una Capellanía que había dejado vacante su hermano Pedro, tras abandonar éste la carretera eclesiástica y contraer matrimonio. De este modo, al contar como capellán con suficiente congrua para ordenarse, comenzó los estudios eclesiásticos y pudo recibir la prima Tonsura y las Órdenes Menores. Pero tras conminársele a que se habilitase para recibir también las Órdenes mayores (Subdiaconado, Diaconado y Presbiterado) y no hacerlo durante años, se declaró vacante la Capellanía que disfrutaba, que se le concedió a un pariente. Por dicho motivo perdió su renta y tuvo que sobrevivir dedicado a las labores agrícolas en las propiedades paternas. No obstante, por entonces recibió el nombramiento de sacristán de la parroquia de San Pedro, con lo que ya tuvo unos ingresos que le permitió vivir dedicado a la iglesia y, poco después, se le devolvió la Capellanía que había disfrutado, al casarse también el que la ocupaba. En esta situación de capellán y clérigo minorista ya continuó hasta el final de su vida.

Nació en el pueblo de Güímar el 29 de septiembre de 1756, siendo hijo de don Benito Ximénez García y doña María Josefa Núñez González. El 6 de octubre inmediato fue bautizado en la misma iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, por el beneficiado don Cristóbal Alonso Núñez; se le puso por nombre “Miguel” y actuó como padrino don José González Ramos…

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