El cementerio “Santa Sabina” de la Villa de Candelaria

Cementerio Santa Sabina     En trabajos anteriores ya nos hemos ocupado detalladamente de los lugares de enterramiento que han existido en el municipio de Candelaria, que primero fueron templos: la cueva-ermita de San Blas, la iglesia de Santa Ana y la capilla del convento dominico; y luego campos santos: el primer cementerio provisional de Santa Ana (1828 y 1835-1843), el “cementerio del Convento” (1843-1918), situado en las ruinas de la basílica de Candelaria, y el cementerio “Santa Sabina” de Candelaria (desde 1918 hasta el presente). Estos tres recintos funerarios fueron los únicos existentes por entonces en todo el municipio, hasta que a mediados del siglo XX se construyeron otros dos: el de “San José” de Barranco Hondo (1946) y el de “San Francisco” de Igueste de Candelaria (1951).

     En este artículo nos vamos a ocupar del cementerio “Santa Sabina” de Candelaria, construido en 1911, pero que permaneció cerrado durante siete años al discutirse la propiedad del recinto entre el poder religioso y el civil. La agria polémica saltó a la prensa durante años, hasta que la grave epidemia de “gripe española” provocó la saturación del “cementerio del Convento”, obligando a un acuerdo y a que se agilizasen los trámites para la apertura del nuevo recinto funerario. Finalmente, éste fue bendecido el 19 de diciembre de 1918 por el párroco de Candelaria y cuatro días después recibió sepultura en él la primera persona, doña Sabina Coello Pérez, quien le da nombre…

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Candelaria: Don Antonio Fariña González (1867-1921), sacristán, sochantre-organista, notario eclesiástico, mayordomo de la fábrica parroquial, secretario, concejal, reparador y afinador de pianos, órganos y armonios

Antonio Fariña González     Nuestro biografiado desarrolló una gran actividad en la parroquia de Santa Ana de Candelaria, en la que ejerció como sacristán, sochantre-organista, notario eclesiástico y mayordomo de fábrica interino. Además, tuvo una notable actividad pública como regidor síndico, interventor electoral, jurado judicial, secretario suplente del Juzgado Municipal y de la Junta Municipal del Censo Electoral de Candelaria, y concejal del Ayuntamiento. Pero, sobre todo, destacó en Santa Cruz de Tenerife como reparador y afinador de pianos, órganos y armonios.

     Nació en Candelaria el 11 de mayo de 1867, a las dos de la tarde, siendo hijo de don Manuel Fariña Hernández y doña Paula González y González. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el beneficiado propio de dicha parroquia matriz don Antonio de la Barreda y Payva; se le puso por nombre “Antonio Domingo” y actuó como madrina doña Andrea Ferrer, natural de Guía…

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Artículo-ANTONIO FARIÑA GONZÁLEZ

Candelaria: Don Francisco Anastasio Marrero García (1791-1879), cabo 1º de Milicias, agrimensor, fiel de fechos del Pósito, perito para el reparto de la contribución y labrador

Casa Francisco Anastasio Marrero-2     Como sucedía en los principales municipios canarios del siglo XIX, entre los empleados públicos de Candelaria también figuraban los agrimensores, personas que tenían a su cargo la medición y el cálculo de la superficie de los terrenos. Junto con los maestros y los sacerdotes formaban parte del privilegiado y reducido círculo de personas que en el medio rural ostentaban títulos profesionales por estudios. Hasta mediados de dicha centuria, para la obtención del título de Agrimensor los aspirantes debían demostrar su suficiencia ante el Ayuntamiento de la localidad en la que pensaban ejercer, aunque si querían hacerlo en cualquier otro pueblo de la isla debían convalidar su título en La Laguna, ante los agrimensores del Ayuntamiento o Cabildo de la isla; a veces intervenían en el tribunal otras personas relacionada con el tema, como profesores de dibujo o catedráticos de Matemáticas de la Universidad. El examen consistía en una parte teórica y otra práctica; en la primera se preguntaban al alumno conceptos de Aritmética y Geometría, que debía aprender previamente con algún maestro; y en la segunda se debía hacer uso del compás, para dibujar determinadas figuras y medir terrenos irregulares, que debían ser luego reflejados en el papel.

     Este artículo está dedicado a uno de estos agrimensores, don Francisco Anastasio Marrero García, quien alcanzó notable prestigio en el término de Candelaria, donde también fue cabo 1º de Milicias, fiel de fechos del Pósito y perito para el reparto de la contribución, además de trabajar como labrador.

     Nuestro biografiado nació en “La Cuevesita” el 26 de julio de 1791, siendo hijo de don Juan Antonio Marrero Rodríguez, natural de Güímar, y doña Anastasia García de Frías, que lo era del “Mal Pays”. Cinco días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el cura teniente de beneficiado don Agustín Tomás de Torres; se le puso por nombre “Francisco Anastasio” y actuó como padrino don Juan Pérez Bencomo, “mozo libre, vecino y natural de dicha Cuevesita”…

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Artículo-FRANCISCO ANASTASIO MARRERO

Los visitantes ilustres de la Basílica de la Virgen de Candelaria (1959-2023)

Visitantes Basílica

     Una de las tareas más curiosas, de las muchas que desarrollan los religiosos dominicos de Candelaria, consiste en atender a los visitantes y peregrinos que acuden diariamente al Santuario de la Virgen y, precisamente, éstos no son pocos. Aparte de los isleños, no cabe ninguna duda de que la inmensa mayoría de los turistas o visitantes oficiales que vienen a la isla de Tenerife tienen a la Basílica de Candelaria entre los lugares que no pueden dejar de visitar. Ello se debe, sobre todo, a que alberga a la Patrona de Canarias, pero también influye en esta elección la belleza del edificio diseñado por Marrero Regalado, que fue inaugurado y consagrado en 1959, así como las valiosas pinturas que alberga en su interior y el inmediato museo de los dominicos, además de los indudables valores escénicos y patrimoniales de ese entorno candelariero, en el que podemos destacar el Convento anexo, la cercana Cueva de San Blas, la Casa de Apeo (antiguo Ayuntamiento), la iglesia parroquial de Santa Ana y las casas canarias del barrio que la rodea, el conjunto escultórico de los Menceyes, etc. Por ello, no es de extrañar que casi todos los visitantes ilustres (reyes -entre ellos los de España-, príncipes -como los de Asturias-, jefes de estado o de gobierno, así como los más destacados personajes de la Iglesia, la Milicia, la Política, el Deporte, el Arte, la Cultura, etc.) que en el último medio siglo han llegado a la isla, han visitado con devoción o por lo menos con respeto y admiración este emblemático edificio.

     Gracias a la prensa insular, así como a la revista Radar Isleño, órgano informativo de la Basílica de Ntra. Sra. de Candelaria, que vio la luz entre mayo de 1962 y noviembre de 1965, a los dos libros de visitas que se conservan en el archivo del Convento dominico, que abarcan desde 1973 hasta la actualidad, y al gabinete de prensa del Ayuntamiento, conocemos a muchos de los visitantes ilustres que han acudido a este venerado santuario para rendir culto a la Patrona de Canarias en los últimos 56 años, a los que vamos a dedicar este artículo…

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El Rosario-Candelaria: Don Luis Francisco de Castro Núñez (1676-1750), capitán de Milicias, partidor de bienes y mayordomo de fábrica de la parroquia de Candelaria

Barranco Hondo-banda de allá-terrestre     Dedicado profesionalmente a la agricultura, nuestro biografiado también siguió la carrera militar, en la que ascendió desde alférez hasta capitán de Milicias, con lo que fue en su época el oficial de mayor graduación residente en el término de Candelaria. También actuó como partidor de tierras y bienes, siendo muy probable que desempeñase otros cargos, que de momento desconocemos. Además, como persona profundamente creyente, fue nombrado mayordomo de fábrica de la parroquia de Santa Ana de Candelaria, cargo que desempeñó durante casi cuatro años; fue cofundador de una capellanía, junto con su esposa y sus hermanos; y donó  un tributo a la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar.

     Nació en el pago de Barranco Hondo, probablemente en la “Banda de Allá”, el 19 de agosto de 1676, siendo hijo de don Manuel Francisco Núñez, natural de Arafo, y de doña María Pérez. Tres días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por fray Alonso de Aguiar, de la Orden de Predicadores, con licencia del beneficiado de dicha parroquial y de la de San Pedro de Güímar don Bartolomé Pérez Sutil; se le puso por nombre “Luis” y actuaron como padrinos don Juan Lorenzo y doña Lorenza María, “vs. deste beneficio”…

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Artículo-LUIS FRANCISCO DE CASTRO NÚÑEZ

Candelaria: Don Antonio de la Barreda y Payva (1830-1903), párroco propio de Candelaria, mayordomo de la Virgen y esclavo mayor de San Juan Evangelista

Antonio de la Barreda Payva     Natural de la isla de El Hierro, tras ser nombrado cura ecónomo de Tejina y del Sagrario Catedral de La Laguna, luego reconvertido en coadjutor, nuestro biografiado obtuvo en propiedad la parroquia de Santa Ana de Candelaria, que ostentó durante casi 40 años, aunque sólo estuvo al frente de ella los primeros 27 años, al ser relevado del servicio parroquial debido a sus achaques; en ese tiempo también ejerció como mayordomo de la fábrica parroquial y mayordomo de la Virgen de Candelaria, así como de su santuario y cofradía. En esos años, vivió varias polémicas con el párroco de Güímar, por las prerrogativas de la matriz, así como por las estampas y la ceremonia guanche de las Fiestas de El Socorro, algunas de las cuales motivaron expedientes en el Obispado; además, tuvo cierta vocación política. Tras su retiro fue designado cura encargado de Tegueste y esclavo mayor de San Juan Evangelista; vivió en La Laguna, El Hierro y Santa Cruz de Tenerife, donde murió; y poseyó casas en dichas localidades, así como una finca rústica en La Laguna con un manantial natural.

     Nació en Valverde de El Hierro el 21 de julio de 1830, siendo hijo de don Rafael de la Barreda y Armas y doña Ramona Fernández Payva y Padrón. Dos días después fue bautizado en la iglesia parroquial matriz de Ntra. Sra. de la Concepción, por su tío don Pedro Fernández Payba, beneficiado de la misma; se le puso por nombre “Apolinario Antonio” y actuó como padrino el subteniente de Infantería don Francisco Domínguez, natural de la isla de Canaria…

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Artículo-ANTONIO DE LA BARREDA PAYVA

La ermita de la Santísima Trinidad de Igueste de Candelaria, desde su construcción hasta su elevación a parroquia (1788-1943), y el traslado fugaz a ella de la parroquia de Candelaria

Igueste Candelaria-iglesia     Hasta mediados del siglo XX, los vecinos de Igueste de Candelaria tenían que acudir a la parroquia de Santa Ana de la cabecera municipal para celebrar los distintos sacramentos (bautismos, confirmaciones, matrimonios y entierros) y esa dependencia se mantuvo hasta que se segregó la parroquia de la Santísima Trinidad.

     Previamente, en el último cuarto del siglo XVIII, los vecinos del pago de Igueste habían levantado una ermita, con el fin de recibir la atención espiritual sin necesidad de trasladarse hasta el pueblo de Candelaria; y para el mantenimiento del culto se comprometiesen con limosnas y donativos. Una vez terminada y bendecida, en ella se oficiaban misas los días festivos por los capellanes nombrados para atender el culto, quienes desde esa misma centuria también comenzaron a celebrar en ella algunas bodas, aunque las correspondientes partidas debían ser anotadas en la parroquia de Santa Ana; mientras que para su cuidado se nombraban mayordomos. Como curiosidad, en 1874 el gobernador eclesiástico del Obispado dispuso el traslado de la parroquia de Candelaria a la ermita de Igueste, pues los feligreses del casco no contribuían a los gastos del culto de la iglesia, mientras que sí lo hacían los del citado pago.

    Las distintas hermandades y cofradías de esta parroquia tenían mayordomos en Igueste, encargados de recaudar las limosnas de los miembros que vivían en dicho pago, como ocurrió con la Hermandad del Santísimo Sacramento y la Cofradía de las Ánimas. Asimismo, los iguesteros, como los restantes vecinos de los distintos núcleos de población del término, contribuían a las obras de reforma o mejora de la iglesia parroquial, así como a la adquisición de los necesarios objetos de culto e imágenes, como ocurrió con la de patrona, Santa Ana y la Virgen Niña, elaborada por Miguel Bermejo en 1777…

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Artículo-ERMITA TRINIDAD IGUESTE DE CANDELARIA

Candelaria-Fasnia: Don Luis Navarro Nóbrega (1882-1969), párroco propio de Fasnia, coadjutor y ecónomo de varias parroquias tinerfeñas, y capellán del Colegio de San Ildefonso

Luis Navarro Nóbrega     La historia de Candelaria ha girado siempre en torno a la Virgen, circunstancia que ha inclinado a muchos de sus hijos hacia la vida religiosa, ya como frailes dominicos ya como clérigos seculares; así se explica el elevado número de ellos nacidos en la Villa Mariana. En este artículo recordamos a uno de estos sacerdotes, que creció en el seno de una familia ilustre y profundamente creyente. Estudió en el Seminario Diocesano de Tenerife, en La Laguna, donde fue compañero de numerosos sacerdotes tinerfeños. Tras su ordenación cantó su primera Misa en Candelaria y ejerció como coadjutor en La Orotava, de donde pasó como cura ecónomo a Taganana. Luego obtuvo por oposición la parroquia de Fasnia, a cuyo frente estuvo durante 20 años, en dos periodos, interrumpidos por cuatro años que estuvo de cura ecónomo en su Candelaria natal y en La Matanza de Acentejo. Finalmente regentó las parroquias de La Cuesta (La Laguna) y San José, en Santa Cruz de Tenerife, para acabar sus días como capellán del Colegio de San Ildefonso de la propia capital, destino en el que permaneció durante 28 años, período en el que terminó sufriendo una ceguera total.

     Nuestro personaje nació en Candelaria el 16 de octubre de 1882, siendo hijo de don Lucas Navarro Llarena y doña Eloisa Nóbrega y González, natural ésta de la ciudad de La Laguna. Dos días después recibió el bautismo en la iglesia de Santa Ana, de manos del párroco propio don Antonio de la Barreda y Payva; se le puso por nombre “Luis Florentín” y actuó como madrina su tía paterna doña Matilde Navarro, soltera, siendo testigos don Abelardo Nóbrega y don Isidro Delgado…

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Candelaria: Don José de Baute Santos y Pérez (1778-1835), cabo 1º de las Milicias de Artillería retirado con fuero, regidor, síndico personero y guarda-almacén de Artillería

Candelaria antigua-15     Siguiendo con una larga tradición familiar, nuestro biografiado prestó sus servicios en las Milicias de Artillería, en las que alcanzó el empleo de cabo 1º, con el que se retiró con derecho al goce de fuero militar. Posteriormente fue nombrado guarda-almacén de Artillería en Candelaria, empleo en el que probablemente permaneció hasta su prematura muerte y que compaginó con sus ocupaciones como labrador y tabernero. Además, había sido regidor y síndico personero del Ayuntamiento.

     Nació en Candelaria el 16 de diciembre de 1778, siendo hijo de don Pedro de Baute Santos y Barrios, natural de Arafo, y de doña María Josefa Pérez Pérez, que lo era de Candelaria. El 26 de dicho mes fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura teniente de beneficiado don Fernando de San Josef Fuentes; se le puso por nombre “Josef Valentin del Carmen” y actuó como padrino don Josef Francisco de Barrios, vecino del lugar de Tacoronte…

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Las reformas del templo parroquial de Barranco Hondo (Candelaria) y el reloj de su torre

Barranco Hondo-iglesia-reforma    Como ya relatamos en un artículo anterior, desde el siglo XIX Barranco Hondo ya contaba con una ermita dedicada a San José, que se había terminado de construir en 1860 y, tras ser bendecida, se había abierto al culto en 1867. Pero aún habrían de pasar muchos años, hasta 1943, para que fuese elevada a parroquia, la cual comenzó a regir a comienzos de 1944.

     En 1960, durante la regencia del párroco fray Porfirio Pérez Pontejo y al cumplirse un siglo de su construcción, se despertó en este pueblo el deseo de restaurar y mejorar en lo posible la iglesia parroquial, sobre todo su techumbre. Dado el entusiasmo vecinal enseguida se iniciaron las obras, que a la larga llevaron a la mayor reforma que se ha realizado en el templo desde su construcción.

     Durante las obras se quitaron los altares antiguos, que fueron sustituidos por nuevas hornacinas para las imágenes, y se sustituyó el antiguo campanario por una torre alta y esbelta, que poco después fue dotada de un reloj, adquirido por los emigrantes del pueblo en Venezuela. A pesar de las dificultades económicas de la época, gracias al entusiasmo e impulso del joven párroco, con el beneplácito del obispo güimarero don Domingo Pérez Cáceres, se pudieron llevar a término las obras emprendidas, que también incluyeron la construcción de la casa parroquial, una nueva sacristía y un salón, anexos al templo. Según la prensa de la época, el presupuesto total superó las 100.000 pesetas, cantidad cubierta con los donativos del vecindario, que contribuyó con todo lo que pudo, aunque también se contó con la colaboración del Ayuntamiento de Candelaria, CEPSA y, sobre todo, el Gobierno Civil de la provincia…

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