Arona: Don Román Peña y Medina (1854-1933), Bachiller en Filosofía, maestro nacional, emigrante, propietario, prestamista, jurado judicial, vocal de un tribunal de oposiciones y secretario de la Asociación de Maestros Nacionales de La Laguna

roman-pena-medina     Perteneciente a una familia acomodada, nuestro biografiado fue un prestigioso docente que, tras obtener el título de Bachiller en Filosofía, comenzó su carrera ejerciendo como maestro interino de Arona. Luego cursó estudios en Madrid, donde convivió y entabló gran amistad con el médico don Tomás Zerolo Herrera y el pintor don Valentín Sanz Carta. Ingresó en el Magisterio por oposición, pero pidió excedencia para emigrar a Cuba. A su regreso, adquirió algunas propiedades en Adeje, reclamó la herencia de su madre y solicitó sin éxito una plaza de maestro en La Laguna. Posteriormente se estableció en Adeje, donde ejerció como maestro particular; por entonces solicitó los cargos de juez municipal y fiscal municipal de dicha villa, que no obtuvo, aunque sí fue nombrado jurado judicial y actuó como prestamista. Reincorporado al Magisterio público, obtuvo en propiedad la escuela de niños de Teguise, de la que pasó por concurso de traslado a la de Villa Abajo, en La Laguna; por entonces fue nombrado vocal de un tribunal de oposiciones y elegido secretario de la Asociación de Maestros Nacionales de dicha ciudad. Finalmente, pasó a desarrollar su labor docente en Santa Cruz de Tenerife, primero como maestro de la Escuela de Beneficencia de dicha capital y luego de la escuela de niños del barrio de El Cabo, en la que alcanzó la jubilación al cumplir los 70 años de edad; también fue profesor de adultos.

     Nació en Arona el 27 de febrero de 1854, siendo hijo de don José Tomás Peña García, natural de la Antigua (Fuerteventura), y doña Tomasa Benigna Medina Domínguez, que lo era de la antedicha localidad tinerfeña. El 1 de marzo inmediato fue bautizado en la iglesia de San Antonio Abad por el cura propio don Miguel Rodríguez Guillama; se le puso por nombre “Román Benigno de San Carlos” y actuó como padrino don Carlos Peña, vecino de dicho lugar de La Antigua…

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Artículo-ROMÁN PEÑA MEDINA

Fasnia: Don Celso González Tejera (1888-1972), escribiente del Obispado, familiar del obispo Rey Redondo, distributario y prefecto de la Sección de Menores del Seminario, cura ecónomo de Adeje, Fasnia, Icod el Alto, San Miguel de Abona e Icod de los Vinos, párroco propio de Tacoronte, capellán de monjas y coadjutor en Santa Cruz de Tenerife

     Nuestro biografiado fue un seminarista brillante y un sacerdote sencillo, pero ello no le impidió alcanzar el reconocimiento de todos aquellos que le conocieron, por su ejemplar y modélica existencia. Don Celso González Tejera, que vino al mundo en un pueblo pequeño y en el seno de una familia modesta, pero con inquietudes, eligió la carrera sacerdotal y, tras haber trabajado como agricultor y marino, ingresó en el Seminario cuando ya era mayor de edad. Por ello, enseguida comenzó a ocupar cargos de responsabilidad: escribiente del Obispado, familiar del obispo Rey Redondo, distributario y prefecto de la Sección de Menores del Seminario. Una vez ordenado sacerdote, fue designado sucesivamente cura ecónomo de Adeje y de su Fasnia natal. Luego obtuvo por oposición en propiedad la parroquia de Tacoronte, donde desarrolló una buena labor, pero de la que salió con más pena que gloria, aunque regresó a ella más adelante, en dos cortos períodos. Posteriormente, fue nombrado cura regente de la nueva parroquia de Icod el Alto (Los Realejos); cura ecónomo de San Miguel de Abona y Fasnia (por segunda vez); coadjutor y cura ecónomo de Icod de los Vinos; y, finalmente, por problemas de salud, capellán de Monjas Dominicas en Santa Cruz de Tenerife y coadjutor de la parroquia de San José de la misma ciudad. Debió tener un fuerte carácter, pues tuvo algunos problemas en Adeje y Tacoronte, pero en todos sus destinos dejó profunda huella entre sus feligreses, especialmente en su pueblo natal, donde ejerció su ministerio durante más de ocho años en dos períodos.

     Nació en Fasnia el 30 de junio de 1888, a las tres de la madrugada, siendo hijo de don Juan González Cruz y doña Tomasa Tejera Chico. El 3 de julio inmediato fue bautizado en la iglesia parroquial de San Joaquín por don Domingo Elías Estévez, Cura Ecónomo de la misma; se le puso por nombre “Celso del Sacramento”, habiendo sido padrino don José González Galdón y testigos don Cándido Martín y don José María González…

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Adeje: Don Anselmo Trujillo Rodríguez (1837-1910), alférez graduado de Milicias, comandante militar de Adeje, escribiente, archivero y habilitado de la Capitanía General, teniente oficial 2º del Cuerpo de Secciones Archivo y oficial 1º del Cuerpo Auxiliar de Oficinas Militares

anselmo-trujillo-rodriguez     Nuestro biografiado inició su carrera militar en las Milicias Canarias, en las que ascendió desde soldado hasta sargento 1º y se le concedió el sobregrado de alférez; siendo aún sargento 2º ejerció como comandante militar de Adeje y fue destinado como escribiente del Estado Mayor a la Capitanía General de Canarias, ejerciendo como archivero. Luego pasó como alférez oficial 3º al Cuerpo de Secciones Archivo, en el que se le concedió el grado de teniente y obtuvo el ascenso a teniente oficial 2º; con dichos empleos fue habilitado de jefes y oficiales, en comisión activa del servicio, y del Cuerpo Jurídico Militar. Posteriormente pasó, también como oficial 2º, al nuevo Cuerpo Auxiliar de Oficinas Militares, en el que ascendió a oficial 1º, empleo asimilado al de capitán de Infantería. Con este último obtuvo su retiro, cuando estaba a punto de cumplir los 58 años de edad, 37 de ellos de servicio en el Ejército. Una vez retirado, fue designado interventor suplente y luego presidente suplente de una mesa electoral de la capital de la provincia, en sendos procesos electorales.

     Nació en la Villa de Adeje el 10 de diciembre de 1837, siendo hijo de don José Trujillo Martín y doña Antonia Rodríguez Carballo. Diez días después fue bautizado en la iglesia de Santa Úrsula por don Manuel Benítez, religioso exclaustrado del Orden de San Francisco y encargado del servicio por ausencia del beneficiado don Juan de Dios Hernández, según orden del obispo de la Diócesis; se le puso por nombre “Anselmo Loreto” y actuó como madrina doña Agustina Martín…

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Las primeras sociedades de instrucción y recreo de Granadilla de Abona: el “Casino de Granadilla” y el Casino “La Fraternidad”

granadilla-primeros-casinos     Este artículo es una mera contribución a la historia de las dos primeras sociedades de instrucción y recreo que conocemos en Granadilla de Abona. La pionera fue el Casino fundado en esta localidad en 1869, que contó con una clase de lectura. En cuanto a la segunda fue el Casino “La Fraternidad”, que existió por lo menos entre 1887 y 1892; albergó en su seno una academia preparatoria para el Bachillerato, dirigida por una de las personalidades locales más brillantes de esa época, don Juan Reyes Martín, quien también fue su presidente.

     Tras la disolución de esta última se constituirían por lo menos otras cinco: la Sociedad “La Unión Patriótica”, hacia 1896; la nueva Sociedad “La Fraternidad”, en 1914; la Sociedad “Unión y Recreo”, en 1918; el “Casino de Granadilla”, en 1935; y el Casino “Once de Junio”, en 1963. Además, existieron sociedades semejantes en varios barrios del municipio.

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Artículo-PRIMEROS CASINOS DE GRANADILLA

Candelaria: Doña Ana Narcisa Marrero de Torres (1783-1849), partera de Barranco Hondo

barranco-hondo-panoramica-iglesia-mi-pueblo     Desde la época guanche hasta mediados del siglo XX, en que comenzaron a actuar las matronas con formación académica y título oficial, las parteras rurales compartieron momentos cruciales en la vida de los vecinos de la comarca, pues recibieron en sus manos al nacer a la mayoría de los candelarieros de numerosas generaciones, en tiempos de penuria y de hambre. Estas mujeres, de importancia vital en ese tránsito a la vida que es el nacimiento, son ejemplos inmejorables de sacrificio en favor de los demás, pues ya fuese a pie o a lomos de bestias recorrían a veces grandes distancias, acudiendo a los rincones más apartados del municipio o a los pueblos vecinos, a cualquier hora del día o de la noche, con buen tiempo o en plena tormenta, para atender a las parturientas y ayudar a nacer a sus hijos.

     Las más antiguas, incluso bautizaban “en caso de necesidad” a las criaturas que nacían en peligro inminente de muerte, para lo que estaban instruidas. Asimismo, extremaban las medidas higiénicas en el momento del parto, pero dentro de lo posible, dadas las difíciles condiciones de habitabilidad existentes en el pasado de nuestra tierra, en el que mucha gente aún vivía en cuevas, lo que hace aún más meritoria su labor de auténticas comadronas profesionales, a pesar de carecer de titulación académica; a la mayoría le bastaba un poco de agua caliente, unas sábanas, toallas limpias y unas tijeras para hacer su trabajo, y todo con una sonrisa. Pero debían compatibilizar dicho oficio con la agricultura, las labores del hogar y el cuidado de su familia, pues ninguna de ellas vivía de los partos, al no percibir salarios reglados por sus servicios, que por lo general eran recompensados con papas, cebollas, frutas, huevos, gallinas, etc., aunque a veces solo se iban con una tacita de caldo y, en más de una ocasión, eran ellas las que llevaban el caldito a la parturienta para que recuperase sus fuerzas, cuando la economía familiar estaba al límite. En muchos casos, estas mujeres que recibían a los niños transmitían sus conocimientos de madres a hijas.

     Con este artículo queremos rendir homenaje a ese entrañable colectivo, pues está dedicado a una de esas parteras, una de las más antiguas que conocemos en el municipio de Candelaria, que desarrolló su labor en el siglo XIX en el pago de Barranco Hondo, en el que vivía, y en todo el término municipal, allí donde fuesen reclamados sus servicios.

     Miembro de una ilustre familia, nació en el pago de Barranco Hondo el 29 de octubre de 1783, siendo hija de don Francisco Marrero de Torres y Rodríguez del Castillo, “El Menor”, y doña María Hilaria Marrero, natural del lugar de Arico. El 2 de noviembre inmediato fue bautizada en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el teniente de beneficiado don Fernando de San José Fuentes; se le puso por nombre “Ana Narcisa del Carmen” y actuó como padrino don Salvador Ramos del Castillo, “de estado libre”…

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Artículo-ANA NARCISA MARRERO DE TORRES

San Miguel de Abona: Don Pablo Calcerrada Bello (1857-1934), hacendado y 2º teniente de los Voluntarios de Puerto Rico

pablo-calcerrada-bello     Dada la gran cantidad de sanmigueleros que emigraron a Puerto Rico, no es de extrañar que muchos de ellos se integrasen en el “Instituto de Voluntarios de Puerto Rico”, una organización militar no profesional, cuya misión era de apoyo al Ejército regular español en caso de guerra; incluso, algunos hijos de San Miguel de Abona alcanzaron empleos de oficiales en dicho cuerpo. En este artículo nos ocupamos de uno de esos hombres, don Pablo Calcerrada Bello, importante hacendado de Lares, que ingresó en el Batallón de Voluntarios “Los Tiradores de la Altura”, en el que primero ascendió a sargento y luego a 2º teniente de la compañía que tenía su sede en dicha localidad.

     Nuestro biografiado nació en San Miguel de Abona el 15 de enero de 1857, siendo hijo de don Saturnino Antonio Calcerrada (Delgado) Llarena y doña María Candelaria Bello de León. Tres días después fue bautizado en la iglesia del Arcángel San Miguel por el cura párroco propio don Jerónimo Mora y Hernández; se le puso por nombre “Pablo Fulgencio” y actuaron como padrinos don José Gabriel Monroy y su esposa, doña María Candelaria Martínez…

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El curioso motín del pueblo de Chío (Guía de Isora) contra un capitán de Infantería, en 1904

chio-foto-antigua     En junio de 1904 se inició un curioso motín en el pago de Chío, en el municipio de Guía de Isora. Parece ser que el detonante fue la detención de ocho mozos de dicha localidad, acusados de prófugos del servicio militar, medida de la que se culpó a un capitán de Infantería que residía en ese pago; pero otras fuentes indicaron que la causa de la revuelta popular tenía que ver más con la conducta irregular del citado capitán. Lo cierto es que los vecinos se negaron a suministrarle alimentos, agua y otros productos perentorios y, no contentos con eso, lo apedrearon e incluso le hicieron un disparo. La situación se puso tan tensa que tuvo que acudir el sargento jefe de la Guardia Civil del puesto de Icod de los Vinos con las fuerzas a sus órdenes, así como un segundo teniente de Infantería, que lograron calmar los ánimos del vecindario, quedando luego de servicio una pareja de la benemérita para prevenir nuevos altercados.

     El alcalde de Guía tomó cartas en el asunto y solicitó, a través del gobernador civil, que las autoridades militares investigasen los hechos que habían desembocado en el motín, a la vez que sugería que la mejor solución para que las aguas volviesen a su cauce era el traslado de dicho oficial a otro destino. Atendiendo a lo solicitado, el teniente coronel jefe del Batallón en el que servía el citado capitán se desplazó hasta Chío y, tras emitir su informe, el capitán general de Canarias dispuso el traslado del polémico capitán al Regimiento de Infantería de Tenerife, con lo que se zanjaba el problema. No hace falta decir la alegría que causó dicha determinación entre el vecindario de Chío, que despidió a su impopular vecino con repique de campanas y lanzamiento de cohetes, los cuales formaban curiosos dibujos en el aire al mezclarse con las piedras que también le arrojaban mientras se alejaba a caballo. Lo cierto es que, al margen de este incidente, dicho militar continuó su carrera hasta alcanzar el empleo de coronel de Infantería y falleció en activo en Las Palmas, siendo jefe de la Zona de Reclutamiento de Gran Canaria…

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Artículo-MOTÍN DE CHÍO-1904

Arafo: Don Domingo Fariña Delgado (1932-2016), recordado puntal, mandador y directivo de lucha canaria, conocido también por “Pollo de Arafo” o el “Rey del Cango”, cabuquero, agricultor, peón, albañil y encargado de obra

domingo-farina-delgado     Aunque trabajó durante la mayor parte de su vida como cabuquero, agricultor, peón, albañil y encargado de obra, nuestro biografiado es recordado sobre todo como un destacado puntal de lucha canaria, conocido en los terreros como el “Pollo de Arafo” o “El Rey del Cango”. Inició su carrera deportiva como puntal del equipo aficionado “Ayesa” de Arafo y luego del “C.L. Chimisay” de la misma villa, de Segunda categoría, etapa en la que también fue entrenador del “C.L. Cumber” de Las Cuevecitas; luego pasó como puntal al “Tijarafe” de La Palma y posteriormente fue un luchador destacado del “C.L. Santa Cruz” de la capital tinerfeña, de Primera categoría; finalmente, volvió a ejercer como puntal de Segunda categoría en el “C.L. Chimisay” de Arafo, el “C.L. Brisas del Teide” de Fasnia, el “C.L. Benchomo” de El Escobonal y, por tercera vez, del “Chimisay” de su pueblo natal, en el que se retiró de la práctica activa, cuando ya contaba 42 años de edad. Perteneció en varias ocasiones a las selecciones de Tenerife y del Sur de la isla, celebró tres desafíos y derribó a la mayoría de los puntales de su categoría de Tenerife, La Palma y Gran Canaria. Después de retirado, ejerció como entrenador y directivo del “C.L. Chimisay” de Arafo. En reconocimiento a su labor, recibió en vida varios homenajes.

     Nació en Arafo el 27 de noviembre de 1932, a las dos de la tarde, siendo hijo de don Domingo Fariña Gil, natural de dicho pueblo, y doña Evangelina Delgado Díaz, que lo era de El Escobonal (Güímar). El 15 de diciembre inmediato fue bautizado en la iglesia de San Juan Degollado por el cura párroco propio don Hildebrando Reboso Ayala; se le puso por nombre “Domingo Justo” y actuaron como padrinos sus tíos don Manuel Castro y doña Eulogia Delgado, vecinos de El Escobonal, con los que pasaría muchos fines de semana y días festivos durante su adolescencia y juventud…

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Artículo-DOMINGO FARIÑA DELGADO

Güímar: Fray Juan Hipólito de la Cruz y Castro (1786-1859), sacerdote dominico secularizado, sacristán mayor, sochantre y organista de la iglesia del Pilar en Santa Cruz de Tenerife, párroco y diputado provincial en Venezuela, donde murió asesinado

juan-hipolito-de-la-cruz     Miembro de una familia destacada, nuestro biografiado ingresó en la Orden de Predicadores en el Convento de Santo Domingo en Soriano de Güímar y luego se ordenó de presbítero; desarrolló su labor ministerial en el citado convento dominico de su pueblo natal, en el que había profesado, y luego en el de Santa María de la Consolación de Santa Cruz de Tenerife. Posteriormente fue nombrado sacristán mayor, sochantre y organista de la ayuda de parroquia de Ntra. Sra. del Pilar de la Villa de Santa Cruz de Tenerife, cargos en los que permaneció durante casi seis años, a pesar de los choques que tuvo con el beneficiado servidor, que le llevaron a presentar su renuncia, que no le fue aceptada. Tras su secularización emigró a Venezuela, donde desarrolló una intensa labor pastoral como párroco de Onoto, en la provincia de Barcelona (actual estado Anzoátegui); también atendió el servicio religioso de otros poblados de la zona occidental y central de dicha provincia, como San Pablo, San Lorenzo, La Margarita del Llano y San Francisco, así como la villa capital del amplio término, Aragua de Barcelona, de la que aquellos dependían. Asimismo, tuvo cierta participación en la política nacional, pues fue elegido diputado provincial principal de Barcelona y, como tal, intervino en la elección del presidente de la República. Quizás por ello fue asesinado mientras estaba al frente de la parroquia de Carito, en la Guayana.

     Nació en Güímar el 13 de agosto de 1786, siendo el hijo menor de don Leonardo de la Cruz y Campos y doña María Candelaria de Castro y Perdomo. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el beneficiado propio don Luis Ambrosio Fernández del Castillo; se le puso por nombre “Juan Hipólito Casiano” y actuó como padrino don Juan Delgado, vecino de dicho lugar y natural del de Candelaria en Igueste…

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Candelaria y Teror, dos municipios canarios hermanados por la Virgen (1991)

hermanamiento-candelaria-teror     El presente artículo se enmarca en la conmemoración del 25 aniversario de la firma del Hermanamiento entre las villas de Candelaria y Teror, que se llevó a cabo en 1991, tras cuatro años de intensas gestiones. Aunque ambas villas están ligadas sobre todo por la Virgen María, auténtico eje en el que ha girado su historia, a lo largo del tiempo también han sido muy fuertes los vínculos humanos entre ambas, así como de toda la isla de Gran Canaria con Candelaria. El Hermanamiento oficial se suscribió en Candelaria el 9 de marzo de dicho año y en Teror el 16 del mismo mes. Desde entonces hasta ahora nunca ha faltado una representación oficial de un municipio en la festividad principal del otro. En el presente año 2016 se han conmemorado las bodas de plata de dicho Hermanamiento con varios actos celebrados en las dos villas marianas, el 6 de marzo en la tinerfeña y el 12 del mismo mes en la grancanaria.

     Los primeros grancanarios establecidos en Candelaria se remontan al momento de la conquista y desde entonces no han cesado de llegar y asentarse en esta localidad hasta el presente. En cuanto al flujo humano en sentido contrario, desde la Villa Mariana tinerfeña hasta Gran Canaria, ha sido menor pero también ha existido y no debe pasar desapercibido. Pero el motivo central del Hermanamiento entre Candelaria y Teror es la Virgen María, en dos de sus numerosas advocaciones, la Candelaria y el Pino, las más veneradas de Canarias, cuyas imágenes titulares han seguido trayectorias paralelas…

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