La “Parranda La Hoya” de Igueste de Candelaria

13.2002.Agosto.La Hoya-2     En el año 2012 se le rindió un homenaje a la “Parranda La Hoya”, entrañable agrupación musical a la que el Ayuntamiento de Candelaria concedió el honor de dar su nombre a una calle de Igueste, como reconocimiento a la destacada labor musical que había desarrollado durante muchos años, dentro y fuera del municipio, así como a las cualidades humanas y vocacionales de sus veteranos componentes, vinculados a la música desde su juventud. Organizada en el pueblo de Igueste de Candelaria en 1991 y transformada en asociación en 2002, actuó en los diferentes núcleos del término municipal y en numerosas localidades de Tenerife, así como en La Gomera y Gran Canaria. Además, participaron en grabaciones musicales y recibido varias distinciones.

     A lo largo del siglo XX fueron varios los grupos u orquestas de cuerda que surgieron en Igueste para alegrar el pueblo por las fiestas y amenizar bailes, tanto en esta localidad como en otros pueblos de la comarca. Actuaban en las plazas, así como en casinos y salones particulares, alegrando la vida de nuestros antepasados, que por entonces no era precisamente fácil. En ocasiones estaban constituidas por tan solo dos miembros e incluso, en más de una ocasión, un único músico llegó a animar un baile…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

El Grupo de Teatro “La Juventud” de la villa de Arafo (1952-1969)

Teatro-1969-La Tercera Palabra     Arafo es una villa de tradiciones arraigadas, que han marcado la historia de esta comunidad a lo largo de los dos últimos siglos. Sobre todo, destaca en el contexto insular por una continuada actividad cultural, que por su antigüedad y prestigio constituye su principal patrimonio; y en ella ocupa un lugar destacado el teatro, que nunca ha faltado en los escenarios de la localidad.

       La tradición teatral de Arafo viene de antiguo. Existe constancia documental de que ya se representaban obras de teatro en esta villa, con motivo de las Fiestas Patronales, en la última década del siglo XIX. Luego, en el seno del Casino “Unión y Progreso” y en las escuelas públicas de la localidad surgieron grupos de aficionados, que llevaron a los escenarios de Arafo numerosas obras. En los años veinte y en la II República destacó la labor teatral de don José Ferrera y su esposa doña Candelaria Fariña, así como del destacado grupo que dirigía don Luis Coello Díaz. Durante la Guerra Civil y en los años siguientes se hicieron varias funciones teatrales, con objetivos benéficos, la mayoría a cargo de Falange. En los años cuarenta actuaron en esta localidad miembros del Batallón de Trabajadores, el grupo de “Educación y Descanso”, el grupo “Renacimiento”, dirigido por don Antonio Torres Campos, y el nuevo grupo de don Luis Coello. Posteriormente, también dirigieron otros grupos en esta villa don Octavio Miguel Pérez Rivero, don Juan Luis Coello Rodríguez y don Leartes Albertos Batista.

     Pero en este trabajo vamos a centrarnos en uno de los grupos de aficionados que mantuvo una trayectoria más dilatada y exitosa, el Grupo de Teatro “La Juventud”, fundado hacia 1952, que se mantuvo en los escenarios durante casi dos décadas…

      En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

La Sociedad “El Porvenir” de Candelaria (1907-1908), primer casino de este municipio

Candelaria-Santa Ana-antigua    Aunque de momento solo tenemos una información muy escasa, en este trabajo queremos recordar al primer casino constituido en Candelaria, del que ni siquiera se acuerdan los vecinos más mayores. Fundado en 1907, sabemos que, al margen de su actividad recreativa, tuvo una clara vocación política ligada al Partido Conservador de Tenerife, pues varios de sus líderes fueron nombrados miembros honoríficos. Continuaba en funcionamiento al año siguiente, en el que se adhirió a la célebre Asamblea regional de 1908, siendo su presidente don Cristóbal Gutiérrez García.

     Esta desconocida sociedad fue fundada en mayo de 1907, en que se redactó su reglamento, el cual fue remitido al Gobierno Civil, tal como recogió el periódico El Progreso el 18 de ese mismo mes: “Para su aprobación ha sido presentado en el Gobierno civil el reglamento que ha de regir en el nuevo Casino fundado en Candelaria, titulado El Porvenir”. El 30 de ese mismo mes fue inaugurado y se eligió su junta directiva; además, se hicieron varios nombramientos honoríficos entre políticos afines, tal como recogió La Opinión, el 3 de junio inmediato: “En Candelaria, el día 30 del mes último, se celebró la inauguración de una sociedad que se titula El Porvenir. / Presidente honorario fue nombrado el joven marqués de Casalaiglesia, y socios de mérito, el señor Santos y Ecay, el médico D. José Llarena y el diputado provincial señor Fragoso”…

      En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

La ermita de San Antonio de Padua de La Medida (Güímar). Construcción, bendición y trayectoria hasta su elevación a Parroquia

La Medida-Ermita antigua-2      Este año se ha cumplido el 60 aniversario de la bendición solemne de la ermita de San Antonio de Padua en La Medida (Güímar). Por este motivo, el 13 de junio se celebró un acto conmemorativo, con gran asistencia de público, que consistió en una conferencia del cronista oficial del municipio, misa concelebrada por el actual y varios antiguos párrocos, y procesión hasta las proximidades de Pájara, donde se bendijo el nuevo descanso habilitado para la imagen titular.

     A lo largo de la historia, los vecinos de La Medida y Pájara han sufrido muchas dificultades para asistir a misa o recibir el bautismo, la confirmación, el matrimonio y el oficio de entierro, pues sus antepasados tuvieron que desplazarse primero a Candelaria, a la iglesia auxiliar de la Cueva de San Blas (durante 37 años, desde 1497 hasta 1534); luego a Güímar (durante nada menos que 427 años), inicialmente a la iglesia de San Juan Bautista, luego a la de San Pedro Apóstol y finalmente a la de Santo Domingo de Guzmán; y solo desde 1953 (en los últimos 60 años) han podido asistir a Misa en su propia ermita y desde 1967 (en los últimos 46 años y medio) han podido celebrar los Sacramentos en su Parroquia de San Antonio de Padua.

     Tras la creación de la nueva Parroquia de San José de El Escobonal en 1929, segregada de San Pedro, pasó a depender de ella el núcleo de Lomo de Mena, pero los vecinos de La Medida y Pájara continuaron adscritos a la Parroquia Matriz de Güímar, a la que acudían para asistir a la Eucaristía y celebrar los distintos Sacramentos. Pero el vecindario de dichos pagos quería tener un templo propio, en el que por lo menos pudiesen asistir a Misa, sin tener que desplazarse hasta la cabecera municipal…

         En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

El antiguo “Cementerio del Pino” en Arafo (1839-1924) y los serios conflictos que ocasionó entre la Parroquia y el Ayuntamiento

     Durante 298 años, todos los fallecidos en la jurisdicción de Arafo recibieron sepultura en los templos de Candelaria: primero en la Cueva de San Blas, desde 1497 hasta 1580, y luego en la iglesia de Santa Ana, desde ese último año hasta 1795. No obstante, algunos vecinos recibieron sepultura en la ermita de San Juan de Güímar y a partir de 1608 en la nueva iglesia de San Pedro Apóstol de esa misma localidad, sobre todo después de que en 1630 la parroquia comarcal pasase a este último templo.

   A pesar de que por una Real Orden de Carlos III, fechada en 1787, se prohibía el entierro de cadáveres en las iglesias por motivo de salubridad, esa disposición estuvo sin aplicarse en Arafo durante más de medio siglo, pues los araferos continuaron sepultándose en la iglesia de Santa Ana de Candelaria y luego, durante 43 años y medio, todos los fallecidos en Arafo (más de 600) fueron enterrados en la iglesia de San Juan Degollado, desde la elevación de ésta a parroquia en 1795 hasta la construcción del viejo cementerio en 1839. Ocasionalmente, también se dedicó a este uso la antigua sacristía, en la que el 28 de octubre de 1810 se enterró a don Pedro Quiroga, natural de Galicia.

    La edificación de un camposanto se mantuvo como una de las principales necesidades de Arafo a lo largo del primer tercio del siglo XIX. Por ello, en 1833 el alcalde don Vicente Tomás Marrero dirigió un memorial al corregidor de la isla, exponiendo la urgencia de destinar una asignación para la expresada fábrica. El Ayuntamiento volvió a tratar de este asunto el 20 de marzo de 1836, cuando dispuso que los vecinos debían aportar materiales para su construcción, conforme a las posibilidades de cada uno, castigándoseles con multas a aquellos que no cumplieran con ese deber. Se eligió para su ubicación un lugar situado en las afueras del pueblo, al lado del antiguo Pino del Calvario y los terrenos fueron cedidos por don José González. De este modo, casi medio siglo después de la creación de la parroquia, en 1838 comenzó la construcción del primer cementerio de este pueblo…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Los estrechos vínculos humanos entre Arafo y Güímar

Valle de Güímar-3    La Villa de Arafo, situada al centro del Valle, ha mantenido estrechos vínculos históricos, económicos y sociales con los dos pueblos vecinos, Candelaria y Güímar, que la llevaron a organizar en varias ocasiones, a partir de 1930, la recordada “Fiesta del Valle”. En 1996 el Ayuntamiento de Arafo reeditó dicho hermanamiento en el transcurso de las Fiestas Patronales, con el deseo de que estos actos no se limitasen a un encuentro folclórico y festivo, sino que constituyesen el primer paso de una mancomunidad del Sureste, que no del Valle, pues existen barrios y pueblos fuera de él, que sirviese para potenciar los servicios existentes y lograr otros de los que se carece.

     Arafo constituye un ejemplo de la fuerte relación existente entre los pueblos de la comarca. Varios de sus párrocos han nacido en Güímar, Candelaria y Arico; alcaldes, tenientes de alcalde y jueces municipales de esta villa lo han hecho en Candelaria y Güímar; también han nacido en pueblos vecinos maestros, guardias municipales, carpinteros, panaderos, herreros, empresarios, etc. Asimismo, hijos de Arafo han regentado, aunque en cortos períodos, las parroquias de Candelaria, Güímar y Fasnia; varios han dirigido bandas de música en Güímar, Fasnia y Arico; algunos han ejercido como alcaldes, tenientes de alcalde y jueces municipales en Candelaria, Güímar y Arico; y otros han trabajado y continúan haciéndolo en los pueblos vecinos como maestros, médicos, farmacéuticos, comerciantes, etc.

     Aprovechando mi fuerte vinculación con Arafo, villa de la que soy Hijo Adoptivo, y la circunstancia de ser Cronista Oficial de Güímar, quiero dedicar este trabajo a resaltar las estrechas relaciones existentes entre ambos municipios desde tiempo inmemorial, en especial a su continuo trasiego humano…

       En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

El “Cementerio del Convento” de Candelaria (1843-1918)

Candelaria-Ruinas basílica-cementerio      En un trabajo anterior ya estudiamos en detalle los antiguos lugares de enterramiento que existieron en Candelaria: la cueva-ermita de San Blas, la iglesia de Santa Ana y la capilla del Convento, además de otros lugares no habituales, así como el primer cementerio provisional de Santa Ana, que estuvo en funcionamiento en 1828 y de 1835 a 1843 (aunque con posterioridad volvió a ser utilizado esporádicamente con motivo de algunas epidemias).

      En el presente artículo nos vamos a ocupar del recordado “Cementerio del Convento”, que cubrió la demanda de enterramientos de todo el municipio de Candelaria durante 75 años y medio, del 30 de junio de 1843 al 19 de diciembre de 1918. Curiosamente, este cementerio se habilitó porque el cementerio provisional existente con anterioridad no reunía los requisitos mínimos de higiene y seguridad, pero parecidos argumentos serían utilizados luego para construir un nuevo cementerio y clausurar el situado en el solar de la Basílica, debido a su mala ubicación y a su total saturación. El tercer y último recinto (el actual) fue edificado por la Parroquia, por lo que quiso mantener su propiedad, a lo que se negó el Ayuntamiento, lo que dio lugar a una seria polémica, que incluso trascendió con fuerza a la prensa, y a que el nuevo cementerio tras su construcción permaneciese durante cinco años sin ser utilizado, hasta que el elevado número de fallecidos por la epidemia de gripe española obligó a buscar un acuerdo. Definitivamente, la Villa de Candelaria no tuvo suerte con sus primeros cementerios.

     Dada la mala ubicación y el mal estado de construcción y conservación del cementerio provisional de Candelaria, durante los ocho años en que estuvo en funcionamiento ininterrumpido (1835-1843) se intentó trasladar a un lugar más conveniente. Por ello, en 1838 el Ayuntamiento de Candelaria solicitó permiso a las autoridades provinciales para trasladar este cementerio a la fábrica de la inacabada segunda basílica de la Patrona del Archipiélago, cuyas obras habían quedado paralizadas en 1817, cuando ya estaban levantadas las paredes y columnas…

      En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

La revuelta del pueblo de Igueste de Candelaria contra una pareja de la Guardia Provincial, en el año 1896

Igueste (Fotograbado Cabrera Benítez 1939)     Dentro del municipio de Candelaria, el pueblo de Igueste siempre se ha caracterizado por su carácter reivindicativo y la defensa de su identidad, así como por una extraordinaria unión vecinal. Por ello, no es de extrañar que a finales del siglo XIX, en plena Guerra de Cuba, cuando la Guardia Provincial pretendía detener a dos hijos de la localidad considerados prófugos, los vecinos, todos a una, no dudaron en enfrentarse con ellos, dando lugar a una revuelta que fue uno de los sucesos más destacados de la isla en el año 1896. En ellos se vio implicado el sacerdote iguestero don Simón Higuera Marrero, que había regresado de Cuba a comienzos de dicho año y pasaba una temporada en la isla, donde actuaba como cura regente de Arafo.

     El serio incidente tuvo lugar el jueves 13 de agosto de 1896. Ese día llegaron al pueblo de Igueste de Candelaria dos guardias provinciales con órdenes de prender a unos prófugos, y después de haber capturado a uno de ellos, numerosos vecinos les increparon y les exigieron que lo dejaran en libertad. Ante la respuesta negativa, dichos vecinos desarmaron a la pareja de la Guardia Provincial, les propinaron algunos golpes y rompieron los fusiles, que tiraron por un barranco. La cosa no llegó a mayores gracias a la intervención del mencionado cura don Simón Higuera Marrero, que ante las súplicas y sollozos de los agentes pidió a sus paisanos que los soltaran, tras aquellos prometer que no presentarían denuncia por dichos hechos; pero, a la postre, dicho sacerdote sería el principal condenado por este grave incidente.

    Al día siguiente (viernes) llegaron a La Laguna los dos guardias heridos, que ingresaron en el Hospital de Dolores de dicha ciudad, después de haber entregado en su puesto las carabinas destrozadas y presentar la correspondiente denuncia por el incidente. Esa misma noche partieron hacia Igueste de Candelaria unos 40 guardias a caballo, que constituían el total de la Sección Montada de la Guardia Provincial, al mando del teniente Ponte. Allí procedieron a efectuar interrogatorios y en la noche del sábado 15 volvieron a Santa Cruz de Tenerife conduciendo once presos, que fueron recluidos en el cuartel de San Carlos.…

      En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

La primitiva ermita de Nuestra Señora del Rosario de Fátima en Güímar. Advocación, construcción y bendición

Güímar-iglesia-Fátima       El 8 de diciembre de 1945, día de la Concepción, llegó a Arafo en peregrinación la imagen de la Virgen de Fátima que se veneraba en la parroquia de San José de Santa Cruz de Tenerife, a bordo de un cadillac propiedad del arafero don Felipe Monje, por gestión e iniciativa del que fuera Cronista Oficial de dicha villa don Víctor Servilio Pérez Rodríguez, por entonces sochantre de la antedicha parroquia capitalina. Según éste: “por propia iniciativa, secundada entusiásticamente por el siempre recordado párroco de San José, don Jesús Cabrera Medina, peregrinó por la serpenteante carretera del sur hasta Arafo, siguiendo después por la recién inaugurada pista que enlazaba, por el volcán con Güímar, dando nombre tras su paso a la barriada de Fátima”.

     En su peregrinación, dicha imagen hizo una parada en este incipiente barrio güimarero, que comenzaba a formarse en torno a la pista de tierra recién construida para comunicarse con Arafo, y a los vecinos les atrajo esa advocación, por lo que prometieron erigir una ermita en su honor, como así sucedería. La colocación de la primera piedra tuvo lugar el 27 de junio de 1954, en plenas Fiestas de San Pedro; la imagen de la Virgen del Rosario de Fátima fue donada por sacerdote güimarero don Vicente Jorge Dorta; y la solemne bendición de esa primitiva ermita tuvo lugar el 10 de mayo de 1959…

        En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

La Sociedad Cultural “Primero de Febrero” de Fasnia (1928-1936)

Fasnia-web      Durante la II República llegaron a coexistir en el municipio de Fasnia cinco casinos o sociedades de recreativas: la Sociedad Cultural “1º de Febrero” de Fasnia (1928-1936), que fue la más antigua y de mayor duración; la Sociedad Unión Cultural “1º de Mayo” de La Zarza (1932-1936); las Sociedades “Unión Agrícola” (1932-1936) y “El Porvenir” (1934-1936) de Sabina Alta; y la Sociedad “Unión Club” de La Sombrera (1935-1936), la de trayectoria más corta. Pero la Guerra Civil acabó con la existencia de todas ellas, siguiendo, como en tantas otras cosas, un vacío cultural de varias décadas.

      En este artículo nos vamos a ocupar de la primera de dichas sociedades, que a su vez fue la segunda en antigüedad de las que ha tenido este término municipal a lo largo de toda su historia, la Sociedad Cultural “1º de Febrero”. Fundada en la cabecera municipal, durante ocho años fue el principal foco de actividad recreativa, cultural y social que tuvo este pueblo, sobresaliendo sobre todo por la celebración de bailes y veladas literarias, que tuvieron notable resonancia en la prensa de la época. Por su junta directiva pasaron las personas más preparadas e inquietas de la localidad, destacando el papel desempeñado en ella por varios maestros y algunos políticos.

      A finales de los años veinte del siglo pasado, un grupo de vecinos de Fasnia decidió fundar un casino en dicha localidad, que fomentase el recreo y la cultura entre sus asociados. La comisión organizadora, que quedó encabezada por don Arsenio Marrero Tejera, aprobó el 2 de enero de 1928 el reglamento de la “Sociedad Cultural 1º de Febrero de Fasnia”, que el 10 de ese mismo mes fue presentado en el Gobierno Civil para su legalización…

       En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo: