Güímar: Don Nicasio de la Cruz Hernández (1850-1877), propietario agrícola, alférez de Milicias y comandante de armas de Güímar, sumariado por emigrar sin licencia a Venezuela y fallecido prematuramente

Nuestro biografiado ingresó por sorteo como soldado de Milicias en el Batallón Provincial de La Laguna, aunque enseguida pasó a la Sección Ligera Provincial de Abona, donde solicitó el empleo de alférez de Milicias, para lo que tuvo que demostrar su suficiencia ante el jefe de dicho cuerpo, así como ser dotado por su padre con la hipoteca de una finca, para asegurar su decente manutención mientras permaneciese en situación de provincia como oficial. Tras la instrucción de un dilatado expediente logró el preciado ascenso y, poco después, tras quedar agregado con dicho empleo al Batallón de La Laguna como supernumerario, fue nombrado comandante de armas de Güímar, al ser el militar de mayor graduación residente en dicho municipio. Pero permaneció poco tiempo en ese cargo, pues emigró sin licencia para la República de Venezuela, por cuyo motivo se le incoó una sumaria por deserción, que concluyó con su baja en las Milicias. Dos años después de su partida regresó a Güímar, aunque ya gravemente enfermo, por lo que falleció prematuramente en su pueblo natal, con tan solo 26 años de edad.

Nació en el barrio de Los Majuelos de Güímar el 17 de octubre de 1850, siendo hijo del alférez graduado de Milicias don Francisco de la Cruz y Cruz, natural de Santa Cruz de Tenerife pero oriundo de Güímar por ambos padres, y doña Antonia Hernández Benítez, nacida en el pueblo sureño. Tres días después fue bautizado en la iglesia matriz de San Pedro Apóstol por don Agustín Díaz Núñez, Doctor en Sagrada Teología, examinador sinodal, beneficiado curado propio de la misma y vicario juez eclesiástico del partido; se le puso por nombre “Nicasio” y actuó como madrina su prima doña Amalia de la Cruz, de la misma naturaleza y vecindad.

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Güímar: Don Juan Rodríguez Mallorquín Bencomo (1686-1733), emigrante a Cuba, capellán, sacerdote, sochantre organista y sacristán mayor de la parroquia de San Pedro Apóstol, reorganizador y mayordomo de la Cofradía de los Remedios

De los numerosos sacerdotes nacidos en el municipio de Güímar varios siguieron la aventura americana y, de ellos, algunos regresaron y otros quedaron para siempre en aquel gran continente, donde ejercieron su labor de apostolado. Hoy vamos a recordar a uno de esos hombres, el único que regresó a su pueblo natal. Don Juan Rodríguez Mallorquín Bencomo emigró a Cuba y en La Habana recibió la primera Tonsura clerical y las Órdenes Menores; de regreso en Güímar, en Las Palmas de Gran Canaria se le confirieron las órdenes mayores hasta el Presbiterado y quedó adscrito a su parroquia natal de San Pedro Apóstol, donde ejerció como capellán, sochantre organista y sacristán mayor, así como reorganizador y mayordomo de la Cofradía de los Remedios.

Nació en Güímar el 21 de junio de 1686, siendo hijo de don Juan Rodríguez Mallorquín Ximénez y doña Catalina Delgado Betancur. El 29 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el beneficiado don Bartolomé Pérez Sutil; se le puso por nombre “Joan” y actuó como padrino don Mateo Díaz Perdomo, vecino de la Villa de La Orotava…

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La agitación social, política y sindical de El Escobonal (Güímar) durante la II República Española en Canarias (1931-1936)

Este año se cumple el 85 aniversario del final de la II República en Canarias, truncado bruscamente por el golpe de estado que inició la Guerra Civil Española, aunque en parte de la Península se prolongó durante los tres años que duró dicha contienda. En el presente artículo vamos a hacer balance de lo que supuso esta interesantísima etapa en la historia política y sindical de El Escobonal (Güímar), centrándonos en la creación de agrupaciones políticas y sindicales, así como en la repercusión de éstas en las elecciones generales y municipales que se celebraron en esos cinco años (de 1931 a 1936). Gracias al fondo de Asociaciones del Gobierno Civil, que se custodia en el Archivo Histórico Provincial, al Archivo Municipal de Güímar, a la prensa de la época y a las fuentes orales, podemos conocer cómo se desarrolló la actividad política en este interesante período de nuestra historia.

Al final de la II República, El Escobonal alcanzó el máximo demográfico de su historia, con más de 2.300 habitantes, que lo situaban como el 10º núcleo de población de la isla en número de habitantes, a pesar de no ser una cabecera municipal. Por ello, no es de extrañar que en ese interesante período de nuestra historia, este pueblo contase con un alcalde de barrio, varios concejales, dos agrupaciones políticas, una federación obrera, dos casinos, dos orquestas de baile…

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Güímar: Don Hermenegildo Rodríguez Pérez (1873-1973), agricultor, emigrante, interventor electoral, alcalde de barrio de Lomo de Mena y La Medida, presidente interino y primer vocal de la “Asociación Pro-Cultural del Escobonal”, archivo viviente y promotor de la primitiva ermita de Lomo de Mena, donde da nombre a una calle

Este artículo está dedicado a un modesto agricultor, que emigró a Cuba para mejorar su fortuna, trabajando en dicha isla en el cultivo de la caña de azúcar, y a su regreso continuó dedicado a dicha profesión, sobre todo como viticultor. Alcanzó una notable cultura autodidacta, lo que le permitió actuar como interventor electoral y ser nombrado alcalde de barrio, en una primera etapa de Lomo de Mena y La Medida y luego en otras dos solo de Lomo de Mena, la última durante toda la II República. También fue miembro de la comisión organizadora, presidente interino y primer vocal de la “Asociación Pro-Cultural del Escobonal”, auténtico ayuntamiento encubierto de Agache que intentó sin éxito la segregación del municipio de Güímar. Además, fue el promotor de la construcción de la primitiva ermita de la Santa Cruz, bendecida en 1932. Después su muerte, con casi 100 años, se dio su nombre a una calle de Lomo de Mena, de donde fue el auténtico archivo viviente.

Nació en el pago de Lomo de Mena el 6 de julio de 1873, a las seis de la tarde, siendo hijo de don Román Rodríguez Torres y doña María Dolores Pérez Duque. Dos días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el cura párroco rector ecónomo don Fidel Farré Pujol, Lcdo. en Sagrada Teología y arcipreste del partido; se le puso por nombre “Hermenegildo” y actuó como madrina doña Paula de Torres, siendo testigos don Francisco Yanes y don Emilio Hernández Delgado.

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Güímar: Don Francisco Cáceres y Baulén (1854-1938), primer teniente del Ejército Territorial de Canarias, propietario, jurado judicial, adjunto del Juzgado Municipal, vicepresidente 2º del Casino, “El Porvenir” de La Laguna y socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife

En el tomo IV del Nobiliario de Canarias se recogen amplias reseñas genealógicas de las ilustres familias Lorenzo-Cáceres y Baulén, tan vinculadas con la ciudad de Güímar; la mayoría de sus miembros nacieron en Icod de los Vinos o en La Laguna, pero hoy vamos a recordar a uno de ellos que nació en el Valle sureño, don Francisco Cáceres y Baulén. Éste inició la carrera militar como simple soldado para luego ascender, sucesivamente, a alférez y teniente; estuvo de guarnición en la capital de la provincia en varias ocasiones y obtuvo la licencia absoluta, a solicitud propia, como primer teniente de la Escala de Reserva del Ejército Territorial de Canarias. Además, fue un rico propietario de San Cristóbal de La Laguna, donde actuó como jurado judicial, adjunto del Juzgado Municipal, socio del Casino de La Laguna, vicepresidente 2º del Casino “El Porvenir” de la misma ciudad y socio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife.

Nació en Güímar el 16 de junio de 1854, siendo hijo de don Nicolás de Lorenzo Cáceres y Martínez de Santaella, natural de la Villa de Icod, y doña Francisca Baulén y Castro Ayala, que lo era de la ciudad de La Laguna, pero residentes en el barrio güimarero de Chacaica. Tres días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por don Agustín Díaz Núñez, “Doctor en Sagrada Teología Examinador Sinodal, Beneficiado Curado propio de esta iglesia y sus anejos y Vicario Arcipreste, Juez eclesiástico del mencionado pueblo y su partido”; se le puso por nombre “Francisco Javier Lutgardo Ramón Augusto” y actuó como madrina doña Florentina Cáceres, natural de Güímar…

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Principales efemérides que se conmemoran en Güímar en 2021, relacionadas con acontecimientos históricos o biográficos

Tras el año especialmente anómalo que hemos vivido, en el actual queremos colaborar de nuevo con las Fiestas Patronales de Güímar recordando los principales aniversarios que se conmemoran en 2021, relacionados con los acontecimientos históricos más curiosos o de mayor trascendencia, así como el nacimiento o la muerte de personajes destacados de este municipio.

A modo de ejemplo, se cumplen los 375 años de la aprobación de los estatutos de la Cofradía de la Virgen del Socorro; los 225 años del nacimiento del Dr. Agustín Díaz Núñez, uno de los hijos más ilustres de Güímar; los 200 años del fallecimiento del ilustre sacerdote güimarero Florentín Núñez y Torres, canónico de la Catedral; los 150 años del Juzgado Municipal y del Registro Civil; los 100 años de la bendición de la imagen del Cristo de Limpias o de la Agonía y de su primera fiesta; los 75 años de la inauguración de la barriada de pescadores de El Puertito; los 50 años de la inauguración de la Autopista del Sur por la costa de este municipio; los 25 años de la creación de los Bomberos Voluntarios del Valle de Güímar; etc. …

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Güímar: Doña Carmen Díaz de la Rosa (1918-1994), religiosa misionera de las Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret

Hija de agricultores, a los 23 años de edad nuestra biografiada ingresó en la Congregación de Religiosas Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret, en el Colegio “Santo Domingo” de su Güímar natal, en el que también hizo el Noviciado, la Primera profesión y la Profesión perpetua. Tras permanecer ocho años en dicho centro, fue destinada a distintos colegios y residencias de Barcelona, Madrid y Los Llanos de Aridane, así como de Bélgica, país en el que pasó diez años, en dos etapas. Luego regresó a su colegio de Güímar, donde vivió durante 16 años, uno de ellos fuera de la Congregación. Finalmente, ya muy enferma, volvió a Barcelona, donde falleció pocos meses después de abandonar su ciudad natal, tras 53 años de vida religiosa. En todos sus destinos centró su actividad en los trabajos domésticos, destacando como excelente cocinera.

Nació en el barrio de San Juan (Güímar) el 21 de agosto de 1918, siendo hija de don Manuel Díaz Hernández y doña Francisca de la Rosa Pérez. El 22 de septiembre inmediato fue bautizada en la iglesia de San Pedro Apóstol por el coadjutor encargado don Domingo Pérez Cáceres; se le puso por nombre “Juana Carmen” y actuó como madrina doña Dolores Díaz Hernández. Fue confirmada en la misma parroquia de San Pedro.

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Las pescaderas o vendedoras de pescado de El Escobonal (Güímar)

En el año 2014, con motivo del Día de la Mujer, el Ayuntamiento de Güímar acordó distinguir a las vendedoras de pescado o pescaderas, unas mujeres muy populares, forjadas por la sal, el polvo del camino y la lucha diaria en la costa, en una dura actividad, que ha ocupado un merecido lugar en la historia de este municipio, pues su vida ha estado ligada al trabajo y a la superación, cimentado en una intensa batalla contra las penurias de la época que les tocó vivir. A este entrañable colectivo se dedica el presente artículo, centrado en las que estuvieron vinculadas a El Escobonal y desarrollaron su labor en El Tablado o El Puertito de Güímar. En otra ocasión nos ocuparemos de las pescaderas establecidas en ese último núcleo.

En la costa de Agache se desarrolló una limitada actividad pesquera desde muy antiguo, pero por lo general complementaria de las tareas agrícolas. Tuvo su máximo desarrollo en el siglo XIX, pues en 1833 ocho familias vivían casi exclusivamente de la pesca, al dedicarse a ella los cabezas de familia, que estaban matriculados como pescadores; de ellos, seis eran vecinos de El Escobonal, uno de La Medida y otro de Lomo de Mena; y a lo largo de dicho siglo se fueron incorporando a la pesca nuevos vecinos de dicha comarca. Éstos faenaban por la costa del sureste insular, entre Candelaria y el Porís de Abona, aunque preferentemente lo hacían en el litoral de Agache y Fasnia. Muchos de estos pescadores comenzaron a habilitar cuevas o a construir pequeñas casas terreras para alojarse durante el tiempo que permanecían en la costa, lo que, junto a los salones construidos para depositar las mercancías que llevaban y traían los antiguos barcos de cabotaje, dio origen a los caseríos de El Tablado, Chimaje, Los Barrancos y La Caleta. Es de suponer que en esa centuria, como en la siguiente, fueron las esposas o las hijas de los pescadores las encargadas de distribuir y vender el pescado por los distintos barrios y núcleos de población de la comarca, de las que enumeramos a 10 escobonaleras del siglo XIX y tres del XX.

Además, a lo largo de la pasada centuria muchos pescadores y pescaderas de El Escobonal se establecieron en El Puertito de Güímar, casi todos ellos miembros de la familia Bethencourt, donde constituyeron el segundo grupo en importancia de dicho colectivo, tras los vecinos de Candelaria allí establecidos. Recordamos en este artículo a 14 pescaderas nacidas en El Escobonal, o casadas con pescadores escobonaleros, que estuvieron avecindadas en dicho caserío de la costa güimarera…

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Güímar: Don Nicanor Rivero González (1915-1988), monaguillo, jardinero municipal, encargado de la limpieza pública y del reloj de la iglesia, Medalla del Trabajo, promotor y mayordomo de la imagen del Señor Atado a la Columna y donante de la Virgen Milagrosa para el barrio de San Francisco Javier, donde da nombre a una calle

En el presente año se cumple el 61º aniversario de la llegada a Güímar del Señor Atado a la Columna, que en 1960 se incorporó a la Semana Santa gracias a una de las personas más queridas y recordadas de San Pedro Arriba, don Nicanor Rivero González, quien soñó con tener una imagen procesional en su barrio y lo logró.

Este entrañable güimarero fue en su niñez monaguillo de la parroquia de San Pedro y cuando correspondían a San Pedro Arriba. Tras estar movilizado como soldado en la Guerra Civil, obtuvo una plaza de jardinero municipal, que desempeñó durante 36 años; asimismo estuvo encargado durante más de una década de la vigilancia de la limpieza pública y durante 30 años del funcionamiento del reloj de la iglesia de San Pedro. Como se ha señalado, gracias a su iniciativa se adquirió la imagen del Cristo Atado a la Columna, de la que luego fue mayordomo y organizador de los actos en su honor en el Lunes Santo de Güímar. Asimismo, fue el donante de la imagen de la Virgen Milagrosa para el barrio de San Francisco Javier, que permitió la celebración de las primeras fiestas en el mismo, donde por ello se le dio su nombre a una calle. También fue nombrado miembro de honor de la Banda de Cornetas y Tambores “San Jerónimo” de Taco.

Nació en la calle San Pedro Arriba el 22 de noviembre de 1915, a las once de la noche, siendo hijo de don Nicanor Rivero Ferrera y doña Camila González Delgado, ambos labradores y el padre natural de Arafo. Dos días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el párroco propio don Vicente Ferrer de la Cruz; se le puso por nombre “Nicanor Félix” y actuaron como padrinos don Gumersindo Pérez y doña Leonor Hernández.

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Fasnia-Güímar: Don Amaro Díaz Rodríguez (1780-1856), militar profesional en la Guerra de la Independencia, retirado con fuero y sueldo, depositario de las limosnas para la construcción de la iglesia de San José en El Escobonal y elector contribuyente

A lo largo de la historia de esta isla ha sido muy frecuente el intercambio humano entre pueblos colindantes, como siempre ha ocurrido entre Fasnia y El Escobonal (Güímar). El personaje del que hoy nos ocupamos es un ejemplo de ello, pues nació y creció en el lugar de Fasnia, en el seno de una familia destacada, pero luego contrajo matrimonio en el pago de El Escobonal, donde vivió el resto de su vida. Siguió la carrera militar y fue movilizado con motivo de la Guerra de la Independencia contra Francia, por lo que estuvo combatiendo en la Península durante algunos años como militar profesional con sueldo; probablemente alcanzó la graduación militar de cabo o sargento, dado su acreditado valor y que sabía leer y escribir, lo que no era muy frecuente en esa época, pero de momento no lo hemos podido confirmar; lo cierto es que obtuvo su retiro con fuero militar y sueldo. Una vez establecido en El Escobonal, en este pueblo actuó como testigo en escrituras de compraventa y en testamentos; también fue uno de los promotores de la construcción de la nueva iglesia de San José, siendo elegido depositario de las limosnas para dicha obra. Además, durante toda su vida se dedicó a las labores agrícolas, primero como jornalero y luego como propietario. Por ello, figuró entre los mayores contribuyentes del municipio de Güímar, lo que le permitió participar en las elecciones para diputados a Cortes y senadores.

Nació en el entonces pago de Fasnia el 16 de noviembre de 1780, siendo hijo de don Amaro Díaz y doña María Inés Rodríguez Perera. Seis días después fue bautizado en la iglesia de San Juan Bautista de Arico, de la que por entonces dependía dicho pago, por el cura párroco don José Hernández de Ara; se le puso por nombre “Amaro Rufino” y actuó como padrino don José Rodríguez. Fueron sus abuelos paternos: don Amaro Díaz y doña Josefa Blas González, naturales y vecinos de Fasnia; y los maternos: don Gaspar Rodríguez, natural de Güímar, y doña Inés Perera, que lo era de Fasnia, donde estaban avecindados…

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