El municipio de Fasnia, su parroquia y su vida religiosa en 1965, según el canónigo don José Trujillo Cabrera y dos misioneros jesuitas

Contamos con una somera descripción del municipio de Fasnia en 1965, centrada sobre todo en su dotación parroquial y en la religiosidad de su feligresía, gracias a dos destacados acontecimientos: la publicación del libro Guía de la Diócesis de Tenerife del canónigo don José Trujillo Cabrera, en el que se recogían interesantes datos de la única parroquia existente por entonces en esta localidad; y la celebración de una Santa Misión, que tuvo su sede tanto en la cabecera municipal como en el pago de La Zarza.

El término municipal de Fasnia lo constituían por entonces numerosos núcleos de población: Fasnia, La Zarza, La Sombrera, Sabina Alta, Apartadero, Fuente Nueva (compartido con Arico), Cruz del Roque, Las Eras y Los Roques. Contaba en ese año con una sola parroquia, la de San Joaquín de Fasnia, atendida hasta el mes de junio por el cura encargado don Gregorio Dorta Pérez y a partir de julio por el cura ecónomo don Senén Salvador González, quienes también atendían una ermita y tres capillas existentes por entonces en dicha jurisdicción, que contaba con 3.197 habitantes.

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Fasnia: Don Gabriel Borges García (1850-1917), soldado enganchado y sustituto de Milicias, guardia provincial de 1ª clase, labrador, jornalero, estibador portuario, ventero e industrial

El origen modesto de nuestro biografiado le llevó a buscar una salida profesional en las Milicias Canarias, primero como soldado enganchado en el Batallón Provisional de Canarias, de guarnición en Santa Cruz de Tenerife, movilizado durante siete años; luego como soldado sustituto en el Batallón Provincial de La Laguna, durante casi un año y medio; y, finalmente, como guardia provincial en la Compañía de Guardias Provinciales de Canarias (antecedente en estas islas de la Guardia Civil), en la que prestó sus servicios durante por lo menos cinco años como guardia 2º y guardia 1º, en los puestos de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. Con posterioridad trabajó en la capital tinerfeña como labrador, jornalero, estibador portuario (siendo detenido en una huelga), ventero e industrial en Santa Cruz de Tenerife, dedicado sobre todo a la venta de vino.

Nació en el pago de La Sombrera (Fasnia) el 4 de septiembre de 1850, siendo hijo de don Domingo Borges Morales y doña Petra García Chico. Siete días después fue bautizado en la iglesia de San Joaquín de Fasnia por el cura párroco propio don Basilio José Acosta Valladares; se le puso por nombre “Gabriel Lorenzo Justiniano” y actuó como padrino don Gabriel Morales, natural del pueblo de Arico.

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Fasnia: Doña María Eduvigis Rodríguez González (1914-2002), reconocida pintora

Este artículo está dedicado a una mujer que cursó estudios de pintura en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife con algunos de los mejores pintores tinerfeños de la época (Bonnín, Guezala, Chevilly, González Suárez y Zuppo). Cultivó el óleo, pero, a pesar de su calidad académica, no dio a conocer su labor pictórica como realmente se merecía. No obstante, participó en varias exposiciones colectivas en la capital de la isla y, posteriormente, expuso en solitario en el Real Casino de Tenerife, así como en Fasnia, su pueblo natal.

Nació en el caserío del Camino Real de Fasnia el 1 de noviembre de 1914, a las ocho de la mañana, siendo hija de don Celestino Rodríguez González y doña Eduvigis González Trujillo. El 29 de noviembre fue bautizada en la iglesia de San Joaquín por el cura párroco don Luis Navarro Nóbrega; se le puso por nombre “María Eduvigis Jorgina” y actuaron como padrinos-testigos don Jorge Esquivel Díaz y su hermana doña Jorgina Esquivel Díaz, por entonces soltera.

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Descripciones del municipio de Fasnia en el último tercio del siglo XIX

En artículos anteriores ya nos hemos ocupado de algunas descripciones de Fasnia en el siglo XIX y en esta ocasión nos vamos a centrar en las correspondientes al último tercio del mismo. De esta etapa hemos reunido 13 descripciones, aunque cinco de ellas corresponden a un Anuario nacional, que periódicamente actualizaba los datos de cada municipio de España; en las mismas se recogen, además de datos demográficos, los principales pagos y los nombres de las personas más relevantes del término: párroco, alcalde, juez, fiscal, secretarios, maestros, empleados y comerciantes. Unas son muy escuetas y otras más extensas; algunas reúnen datos de gran valor histórico, geográfico, demográfico y económico, como la de Desiré Dugour; otras son exclusivamente geográficas, como la de Julio Ardanaz; y una más etnográfica, la de Charles Edwardes.

El francés José Desiré Dugour (1814-1875), afincado desde niño en Santa Cruz de Tenerife, destacó en diferentes campos de la cultura, como profesor, escritor (de poesías, cuentos y dramas), director teatral, director de periódicos, geógrafo e historiador. Gracias a su curioso manuscrito autógrafo titulado Trabajos históricos de Canarias. Proyecto de una Geografía regional de Canarias, escrito hacia 1870 y conservado en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, conocemos una de las más amplias descripciones del “Distrito municipal de Fasnia”, con datos en gran parte extraídos del Diccionario de Pedro de Olive. Entre otros aspectos destaca la iglesia, las calles del casco, el Barranco de Herques, la producción agrícola y ganadera, la escasez de agua, los principales caminos y los núcleos de población, llamando la atención que La Zarza tenía por entonces más habitantes que la cabecera municipal…

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Fasnia: Don Rafael Muñoz del Campo (1910-2001), maestro nacional premiado en La Zarza y Santa Cruz de Tenerife, caballero de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, promotor de la construcción iglesia de Ntra. Sra. del Carmen La Zarza y de la adquisición de la imagen de la Virgen María Auxiliadora

Natural de Sevilla, tras estudiar en los Salesianos y obtener el título de Maestro de Primera Enseñanza, nuestro biografiado ejerció como interino en dos localidades de su provincia natal. Luego obtuvo en propiedad la escuela de niños de La Zarza (Fasnia), a cuyo frente estuvo durante 25 años (1935-1960) y donde desarrolló una brillante labor docente, que volcó en dos generaciones de alumnos, obteniendo numerosos premios y votos de gracia, así como el ingreso en la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. Durante ese tiempo también destacó como dirigente vecinal, pues fue uno de los principales promotores de la construcción de su iglesia parroquial, actuando como secretario de la Comisión creada a tal fin, y, además, promovió la adquisición de la imagen de la Virgen María Auxiliadora a la parroquia de La Zarza, cuya llegada constituyó uno de los actos más impresionantes que se han vivido en dicho pueblo, siendo padrino tanto de dicho templo como de la imagen, junto a su esposa. Además, fue nombrado presidente de la Mutualidad Escolar “José Ibáñez Martín” de las escuelas de niños de La Zarza, vocal del Patronato para la Protección y Fomento de las Bellas Artes “Amigos del Arte de Fasnia”, presidente del Coto Escolar de Previsión “Perseverancia”, secretario de la Junta de la Biblioteca Municipal y bibliotecario electo de Fasnia. Luego se trasladó a Santa Cruz de Tenerife, donde ejerció el magisterio otros 20 años, hasta su jubilación. Durante su estancia en La Zarza había contraído matrimonio con doña Josefina Fumero Tejera, natural y vecina de dicho pueblo, con quien tuvo sucesión.

Nació en Sevilla el 13 de agosto de 1910, en el seno de una familia modesta pero sin grandes necesidades. Fue el menor de cinco hermanos, siendo los tres mayores varones, por lo que la cuarta era la única chica. Pero su padre, que era visitador médico, murió pronto, por lo que su madre alquiló una habitación al sacerdote don José Becerra y, a duras penas, logró sacar adelante a sus hijos…

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Fasnia: Don Adrián Marrero Coello (1842-1879), agricultor, soldado condecorado y sustituto de Milicias y guardia provincial de 1ª clase, fallecido en plena juventud

Dedicado desde su adolescencia a la agricultura, nuestro biografiado fue alistado en las Milicias Canarias con su reemplazo, como soldado de la Sección Ligera Provincial de Abona, pero enseguida fue movilizado para prestar sus servicios en el Batallón Ligero Provisional de Canarias, de guarnición en Santa Cruz de Tenerife, situación en la que fue condecorado con la Cruz de Plata del Mérito Militar sencilla. Tras obtener la licencia absoluta por cumplido, volvió a ingresar en las Milicias como soldado sustituto del Batallón Ligero Provincial de La Laguna, aunque continuó movilizado en la guarnición de Santa Cruz de Tenerife, donde contrajo matrimonio en dos ocasiones, tras enviudar. Por entonces solicitó y obtuvo su ingreso en la compañía de Guardias Provinciales, de nueva creación, que asumía en Canarias el mismo papel que la Guardia Civil en la Península, y en ella prestó sus servicios durante más de dos años y medio como guardia provincial de 2ª y 1ª clase, en los Puestos de Las Palmas y Guía de Gran Canaria. En ese último le sorprendió la muerte en plena juventud, aún en servicio activo.

Nació en la aldea de Sabina Alta (Fasnia) el 8 de septiembre de 1842, siendo hijo de don Hilario Marrero Ramos y doña Isabel Patricia Coello Marrero. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de San Joaquín de Fasnia por el cura párroco propietario don José García Sosa; se le puso por nombre “Adrián José” y actuó como madrina doña Catalina Coello, de la misma vecindad…

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Fasnia: Don Bartolomé Delgado Llarena (1705-1765), teniente capitán de Milicias de origen guanche

     Miembro de una de las familias de origen guanche más ilustres del Sur de Tenerife, descendiente del mencey de Adeje, don Bartolomé Delgado Llarena gozó de una posición económica desahogada, como propietario agrícola y ganadero. Asimismo, como muchos de sus antepasados y parientes, siguió la carrera militar, en la que obtuvo los empleos de alférez y teniente capitán, con probabilidad en el Regimiento Provincial de Güímar. Contrajo tres matrimonios sucesivos con mujeres de destacadas familias de militares, el primero en Arico, el segundo en Candelaria y el tercero en Granadilla, pero no consta que tuviese sucesión de ninguno de ellos.

     Nació en el pago de Fasnia el 1 de mayo de 1705, siendo hijo del alférez don Juan Delgado de Llarena y doña Ana González, naturales de Adeje. El 21 de ese mismo mes fue bautizado con “oleo y chrisma” en la iglesia de San Pedro Apóstol del pueblo de Güímar, del que dicho pago dependía por entonces, por el Br. don Bartolomé Pérez Sutil, “Beneficiado de dicha parroquial y de la de Sra. Sta. Ana del lugar de Candelaria”; se le puso por nombre “Bartolomé” y fueron sus padrinos don José Delgado de Llarena y doña María Delgado de la Trinidad…

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El naufragio del vapor transatlántico español “Valbanera” en la costa de Cuba (1919) y su repercusión en el Sur de Tenerife

     El pasado año, concretamente el 10 de septiembre de 2019, se conmemoró el primer centenario de la mayor tragedia naval española en tiempo de paz, el naufragio del vapor transatlántico “Valbanera”, que partiendo de Barcelona recogió 569 pasajeros en Canarias, quienes emigraban a Cuba en busca de mejor fortuna; pero muchos de ellos encontraron la muerte en esa travesía, sin haber llegado a su destino. El hundimiento de dicho buque con motivo de un huracán acabó con la vida de 488 personas, de las cuales al menos 408 eran canarias, por lo que fue conocido como el “Titanic de los pobres”, el “Titanic canario” o el “Titanic de la emigración canaria”. En este artículo nos ocupamos de ese triste suceso, de repercusión internacional, recordando a los pasajeros del Sur de Tenerife que viajaban en él. Curiosamente, en su viaje anterior el mismo barco sufrió una grave epidemia de gripe en la travesía de Cuba a Canarias, en la que murieron unos 30 pasajeros, además de otros que fallecieron después de desembarcar en Las Palmas de Gran Canaria. Sin duda es una de las historias más dramáticas de la emigración canaria, una constante que ha marcado la historia de este archipiélago.

     El vapor “Valbanera” era un gran buque correo transatlántico español, propiedad de la compañía de navegación “Pinillos”. Fue construido en Glasgow, en Escocia, y entregado a dicha naviera en noviembre de 1906, siendo bautizado como “Valbanera” en honor a la Virgen de Valvanera, de La Rioja, aunque por algún error se modificó el nombre cambiando la segunda v por una b. Sus características generales eran: 121,9 m de eslora; 14,6 m de manga; 6,5 m de puntal; 7,6 m de calado; propulsión por alternativa de triple expansión, con dos hélices; velocidad de 12 nudos; y capacidad para 1.200 pasajeros, repartidos en 4 clases o categorías. Fue asignado por la Naviera Pinillos a la línea entre los puertos mediterráneos españoles y los atlánticos de Canarias, a Puerto Rico, Cuba y los puertos norteamericanos del Golfo de México. También navegó en la ruta entre España, Brasil y Argentina…

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Fasnia: Doña Isabel Santana Díaz (1915-1997), maestra interina de El Frontón, La Laguna, Tajuya y Guía de Isora, y propietaria de La Sabinita y Guarimiar

     Tras obtener el título de Maestra en la Escuela Normal de La Laguna, nuestra biografiada ejerció como interina en las escuelas de El Frontón (San Miguel de Abona), La Laguna, Tajuya (El Paso) y Guía de Isora; luego fue destinada con el mismo carácter a la escuela unitaria de Guarimiar (Alajeró), pero no tomó posesión. Entre 1936 y 1937 asistió a los cursillos de formación del Magisterio; y en 1939 y 1940 prestó el servicio social en la Delegación Local de Auxilio Social de Santa Cruz de Tenerife. Después de contraer matrimonio con el médico don Rafael Madrid López, se reintegró al Magisterio, al superar las oposiciones restringidas como cursillista de 1936, siendo destinada como propietaria provisional a la escuela de La Sabinita (Arico), de donde pasó como propietaria definitiva a la de Guarimiar (Alajeró), en la que solicitó y obtuvo la excedencia. Contrajo matrimonio con el médico don Rafael Madrid López.

     Nació en El Rincón de Fasnia el 20 de marzo de 1915, a las diez de la noche, siendo hija de don Manuel Santana, natural de Santa Cruz de Tenerife, y doña María Cleofé Díaz, que lo era del mencionado pueblo sureño. El 31 del mismo mes fue bautizada en la iglesia de San Joaquín por el cura párroco don Luis Navarro Nóbrega; se le puso por nombre “Isabel Eufemia” y actuó como padrino don Gregorio López, natural de Las Palmas, y su esposa doña Isabel Rivero, que lo era de Santa Cruz…

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Los graves efectos del aluvión de 1826 en el municipio de Güímar y en los pueblos vecinos de Arafo y Fasnia

     Mucho se ha escrito sobre el célebre aluvión, huracán, tormenta o temporal de 1826, la catástrofe natural de ese tipo más grave de las registradas en la historia de Tenerife, pero aún quedan muchos datos por conocer del mismo. Los días 7 y 8 de noviembre de dicho año, hace casi dos siglos (exactamente 193 años), acometió a las islas, y con especial crudeza a Tenerife, uno de esos temporales de viento y lluvias torrenciales que en periodos más o menos largos suelen visitarla y que, por desgracia, siempre dejan una honda huella de su marcha destructora. Pero si de todos los ocurridos habían quedado recuerdos imperecederos, del que nos ocupa ha perdurado su memoria aterradora, viva y fresca, hasta la actualidad, pues tal fue la magnitud de sus estragos, humanos y materiales, que se considera el mayor de los ocurridos después de la Conquista. De lo ocurrido en Candelaria ya nos ocupamos en otro artículo de este mismo blog, por lo que en esta ocasión nos vamos a centrar en lo ocurrido con motivo de esa catástrofe en Güímar, Arafo y Fasnia.

     En el término de Güímar el número de víctimas mortales se elevó a siete, cinco de ellas sorprendidas en las Dehesas de Agache (de las que tres fueron llevadas por las aguas torrenciales que discurrieron por el barranco de Herques) y las dos restantes arrastradas con sus casas en el barrio de La Hoya de Güímar. En cuanto al resto de los daños, debemos destacar los 103 animales que sucumbieron con motivo del aluvión en todo el municipio: 3 bueyes, 1 yegua, 2 mulos, 5 burros, 72 cabras, 18 ovejas y 2 gallinas. Se dañaron decenas de casas, 7 de las cuales fueron “llevadas desde sus cimientos”. Numerosas fueron las pérdidas de frutos (tanto los que ya se habían recogido como los de próxima cosecha), los estragos de tierras superficiales y las cercas destruidas en los terrenos que se salvaron. Hubo graves daños en las higueras, pues fueron muchas las arrancadas por el huracán sin pérdida de tierras, por un importe de 17.558,3 pesos. También se perdieron otros árboles en La Ladera, la Costa, Las Rozas, Boruga, el pueblo, las Lomas y Agache, por un valor total de 151.249,3 pesos; las tierras que se llevó el agua, en extensión y profundidad, se elevaron a 7.536 almudes y la mayor parte correspondían a viñedos. De los 695 contribuyentes que existían en el término según el último repartimiento de la Contribución Territorial, 498 presentaron cuentas de pérdidas, restando “197 propietarios que puedan asegurar haber sufrido más o menos”. El total de las pérdidas económicas sufridas en el término se evaluó en 196.476,33 pesos.

     En Arafo, además de la pérdida de un elevado número de animales domésticos, árboles silvestres y frutales, así como daños en las cosechas y en las casas de sus habitantes, sólo hubo una víctima mortal del aluvión, que fue arrastrada hasta la costa por las aguas torrenciales que bajaron por el barranco de Añavingo. Por fortuna, el aluvión sólo provocó la muerte de un hijo del municipio de Fasnia, ahogado en un naufragio, pero también afectó a la iglesia de San Joaquín, que por entonces ya adolecía de graves defectos estructurales, pues se desplomaron unas paredes, con el consiguiente deterioro del pavimento, aparte de los consiguientes daños en ganado, viviendas particulares y cultivos…

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