Arafo: Doña Josefina Perez Benítez (1909-2016), maestra nacional de Valverde y de Arafo durante 40 años, directora del Colegio “Andrés Orozco”, pregonera e Hija Adoptiva de esta villa, escritora y acuarelista

josefina-perez-benitez     El presente artículo está dedicado a una maestra vocacional, que desarrolló su dilatada carrera docente en solo dos centros: la escuela de niñas de El Cabo, en la villa de Valverde de El Hierro, durante dos cursos, y el Colegio “Andrés Orozco” de la villa de Arafo, durante 40 años y del que fue directora. Además, en esta última localidad, en la que contrajo matrimonio, fue presidenta de Acción Católica, directora de Cáritas parroquial, presidenta de la Cofradía del Carmen y pregonera de las Fiestas Patronales. También destacó como escritora y acuarelista, recibió el título de Hija Adoptiva de Arafo y un reconocimiento de CajaCanarias como su clienta más veterana. Falleció a los 106 años de edad y todos los que tuvieron la oportunidad de aprender junto a ella coinciden en señalar que fue una maestra adelantada a su tiempo, con una innovadora metodología y refinada didáctica, aspectos que han sido vitales en la formación, no sólo intelectual sino personal, de muchos habitantes de la Villa de Arafo, que siempre la llevarán en su corazón.

     Nació en Santa Cruz de Tenerife el 25 de junio de 1909, a las tres de la madrugada, siendo hija de don Francisco Pérez Godiño, natural de la ciudad de La Laguna, y doña Candelaria Benítez Expósito, que lo era de la capital tinerfeña, donde estaban avecindados en la calle Sabino Berthelot nº 26; días después fue bautizada con los nombres “Josefa Bibiana”…

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Artículo-JOSEFINA PÉREZ BENÍTEZ

Granadilla de Abona: Don Arturo Fumero Ossorio (1907-1988), sacerdote y poeta, coadjutor en Valverde y Santa Cruz de Tenerife, capellán de las Dominicas de la Enseñanza, del Hospital Psiquiátrico de Tenerife y de la Policía Municipal de la capital

arturo-fumero-ossorio    Nuestro biografiado vivió 57 años como sacerdote, en los cuales desarrolló una encomiable labor apostólica como coadjutor, primero de Valverde de El Hierro y luego de Santa Cruz de Tenerife, así como capellán de las Dominicas de la Enseñanza, del Hospital Psiquiátrico (durante 30 años) y de la Policía Municipal de la capital de la provincia. También fue cura encargado de las parroquias de San Andrés e Igueste de San Andrés, además de promotor de la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de Fátima de la misma ciudad y reconocido poeta.

     Nació en Granadilla de Abona el 29 de junio de 1907, a las tres de la tarde, siendo hijo de don Enrique Fumero Navarro, natural de Vilaflor, y doña Antonia Ossorio González, que lo era de Granadilla. El día 14 del inmediato mes de julio recibió el bautismo en la iglesia de San Antonio de Padua de dicha localidad, de manos de don Esteban Hernández Ramos, párroco propio de ella y teniente arcipreste de Güímar; se le puso por nombre “Pedro Arturo del Sagrado Corazón de Jesús” y actuó como padrino don Juan Frías Pomar…

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Artículo-ARTURO FUMERO OSSORIO

Los barcos de cabotaje que operaban en los puertos de El Escobonal (Güímar): El Tablado y Chimaje

agache-cabotaje     Desde finales del siglo XVIII hasta comienzos del XX, El Tablado se transformó en un importante puerto de cabotaje, para la entrada y salida de mercancías y personas. Por este puerto operaban los veleros que constituían casi la única comunicación de Agache con el exterior, sobre todo con Santa Cruz de Tenerife y, en menor medida, con otras islas del archipiélago. También existió en la comarca otro puerto de cabotaje de menor importancia, el llamado “Puerto del Escobo­nal”, que estaba situado en la playa de Chimaje. Los productos de exportación o importación se conducían entre El Escobonal y El Tablado por el camino del Arrastradero (La Tirada) o por el de La Corujera; mientras que con Chimaje la comunicación era a través del Arrastradero de La Montaña. Aunque con menos frecuencia, también fueron utilizados como puertos de cabotaje ocasionales las playas de Los Barrancos y La Caleta, donde desembocaban los arrastraderos de Lomo de Mena y Pájara, respectivamente. Como muestra de la importancia de la comunicación marítima, hacia 1847 la correspondencia también se enviaba por barco, recibiéndose de la administración de Santa Cruz una o dos veces en la semana, y siendo conducida por los patrones de los barquitos fleteros. Simultáneamente y desde muy antiguo, en la costa de Agache se desarrolló una limitada actividad pesquera, por lo general complementaria de las tareas agrícolas, que tuvo su máximo desarrollo en el siglo XIX.

     Los barcos dedicados a la navegación de cabotaje estaban gobernados por patrones, la mayoría de ellos escobonaleros, entre los que destacaba la saga de los Castro, los Marrero y los Bethencourt, con varias generaciones de hombres vinculados a la mar. Los que operaban por los puertos de Agache eran sobre todo veleros de pequeño porte, de los que conocemos un total de 15, algunos de ellos con base en El Tablado. En el litoral de El Escobonal se embarcaban sobre todo papas y, en menor medida, frutos, vino, cochinilla y barrilla, que los veleros conducían a la capital de la provincia. Por lo general, al día siguiente de su llegada a Santa Cruz regresaban al puerto de origen, con granos, frutos y madera, así como otras mercancías y “carga general”. También transportaban pasajeros, tanto a la ida como a la vuelta…

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