Santiago del Teide: Don Manuel Quintero Delgado (1868-1929), emigrante, exportador agrícola, concejal del Ayuntamiento de Garachico, miembro del directorio provincial del Partido Conservador Maurista y presidente del Sindicato Agrícola “Unión de Exportadores” de Tenerife

Manuel Quintero Delgado     El destacado santiaguero al que dedicamos este artículo emigró a Cuba en dos ocasiones, donde trabajó como gerente de una fábrica de tabacos y ganó un premio de lotería. A su regreso se estableció en Garachico, donde destacó como exportador agrícola de plátanos. Además, fue elector contribuyente, vocal del “Círculo de la Unión Mercantil y Agrícola de Tenerife”, concejal del Ayuntamiento Garachico en dos etapas, tesorero de la Sociedad “Liceo” de dicho Puerto, adjunto del Juzgado Municipal, miembro del Consejo provincial de Agricultura, Industria y Comercio de la provincia, jurado judicial, presidente de la Junta Municipal del Censo Electoral de Garachico y miembro del directorio provincial del Partido Conservador Maurista. También fue un gran amante de la historia del Valle de Santiago, promotor del abastecimiento de aguas a Tamaimo y de la construcción de la ermita de Arguayo. Finalmente, tras establecerse con su familia en Santa Cruz, fue presidente del Sindicato Agrícola “Unión de Exportadores” de Tenerife, miembro de la Junta Administrativa de Obras Públicas y vocal de la “Junta Mixta de Inspección Fitopatológica y de Calidad de Santa Cruz de Tenerife”. Falleció prematuramente, a consecuencia de un accidente automovilístico.

     Nuestro biografiado nació en Tamaimo el 29 de febrero de 1868, siendo hijo de don Salvador Quintero Gorrín y doña Bárbara Delgado González. El 2 de marzo inmediato fue bautizado en la iglesia de San Fernando por el cura párroco rector, Bachiller don Basilio Delgado Rodríguez; se le puso por nombre “Manuel Julián de la Concepción” y actuó como padrino el presbítero Br. don José Navarro Gorrín, siendo testigos el sacristán don José Ferrer y el monacillo don Antonio Rodríguez…

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Vilaflor de Chasna: Don Emilio Cano Quijada (1913-1991), seminarista, agricultor, carbonero, soldado de Ingenieros, sargento habilitado de Artillería, guarda local de montes, comerciante y maestro nacional

Emilio Cano Quijada

     De origen modesto, nuestro biografiado inició la carrera eclesiástica, cursando cuatro años en el Seminario Diocesano de Tenerife. Después de abandonar este centro, continuó su vida profesional como jornalero agrícola y carbonero. Luego, tras ser filiado con su reemplazo, prestó su servicio militar como soldado de Ingenieros, pero cuando ya lo había concluido fue movilizado con motivo de la Guerra Civil, en la que alcanzó el empleo de sargento habilitado de Artillería. Finalizada la contienda bélica obtuvo el título de Maestro de Primera Enseñanza, cuyos estudios había iniciado con anterioridad, y ejerció como maestro interino en dos etapas: la primera en San Andrés (Valverde), Igueste de Candelaria, García Escámez (Santa Cruz de Tenerife) e Isora (Valverde); y la segunda en La Escalona (Vilaflor), Chiguergue (Guía de Isora), Granadilla de Abona, Las Galletas (Arona), Charco del Pino (Granadilla de Abona) y Vilaflor. Además, en su pueblo natal fue guarda local de montes, comerciante, secretario del Consejo Local de Falange y jefe local del S. E. M., del Consejo Local del Movimiento.

     Nuestro biografiado nació en la calle Santo Domingo de Vilaflor el 4 de septiembre de 1913, a las cinco de la tarde, siendo hijo de don Faustino Cano Fumero y doña María Luisa Quijada. El 25 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el cura párroco don José del Castillo Arvelo y actuaron como padrinos don José Fraga Hernández, vecino de Arona, y su esposa, doña Leandra Fraga y Fraga…

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Artículo-EMILIO CANO QUIJADA

La capilla del Calvario del barrio de San Juan (Güímar): don Ireneo González Hernández y el Cristo Negro

Capilla Cristo Negro-San Juan     Como ya hemos destacado en otro artículo, en el barrio de San Juan se levantó el primer templo del núcleo urbano de Güímar, una ermita dedicada a este santo, que sirvió de ayuda de parroquia de la de Santa Ana de Candelaria; fue construida en 1534, destruida por un temporal en 1629 y reconstruida a finales del siglo XVIII. Lo que no sabemos con seguridad es si ese primer templo se levantó en el solar del actual o en el que ocupa el Calvario, pues según la tradición oral éste se construyó sobre “un antiguo cementerio” y el único lugar de enterramiento que existió en este barrio fue la primitiva ermita de San Juan.

     Lo cierto es que muy cerca de la actual ermita se levantó un Calvario abierto, con sus tres cruces de madera, que luego se cerró con un muro blanco enjalbegado y posteriormente, a mediados del siglo XX, se enriqueció con una capilla para albergar el Cristo Negro o de la Expiración, que hasta entonces se veneraba en la próxima ermita de San Juan. La donación de esta imagen se debe a un ilustre sacerdote tinerfeño, nacido en La Laguna pero oriundo por su madre de este barrio, don Ireneo González Hernández, y está envuelta en el misterio…

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