Santiago del Teide: Don Antonio Forte y Dorta (1840-1867), estudiante de Magisterio y primer hijo del Valle de Santiago que cursó estudios superiores, truncados con su prematuro fallecimiento

En esta breve reseña biográfica vamos a recordar el primer hijo del valle de Santiago del Teide que cursó estudios superiores fuera del Seminario, donde sí habían estudiado otros dos miembros de su familia, un tío y un tío abuelo, que se ordenaron de sacerdotes. Tras cursar los estudios primarios en su villa natal, se inició con sus padres en las labores agrícolas y ganaderas, en las cuantiosas propiedades familiares que éstos poseían en dicho valle. Luego, a los 25 años, comenzó la carrera de Magisterio en la Escuela Normal de Maestros de La Laguna, pero ésta se vio truncada con su prematuro fallecimiento, que se produjo cuando solo contaba 27 años de edad.

Nuestro biografiado nació en la villa de Santiago el 12 de junio de 1840, siendo hijo de don Bernardo Forte Gorrín y doña Josefa Dorta González (o Martel), oriunda por su padre de Los Silos y por su madre de Guía de Isora. Cinco días después fue bautizado en la iglesia parroquial de San Fernando por el cura rector don José Yanes Machado; se le puso por nombre “Antonio Bernardo José del Santísimo Sacramento” y actuó como padrino don José Navarro Gorrín…

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Principales descripciones de Santiago del Teide en el último cuarto del siglo XIX

En el presente trabajo se incluye una decena de descripciones del municipio de Santiago del Teide, por lo general de extensión bastante limitada, salvo tres de ellas, todas del último cuarto del siglo XIX. En el conjunto de estas referencias bibliográficas se destacan diversos aspectos: situación en el contexto insular; altitud, relieve, límites o distancias a otras localidades; población; existencia de ayuntamiento, parroquia y escuelas; caminos o barrancos del término; cargos públicos y comerciantes; existencia de puerto; y recursos económicos existentes. No obstante, es evidente que todas no profundizan por igual y algunas solo inciden en algunos de estos datos.

A pesar de la limitada información que ofrecen estas descripciones, todas incluyen datos de interés para conocer algunas características de este municipio en la época estudiada, cuando aún se llamaba sólo Santiago o Santiago de Tenerife. Las que recoge el Anuario en sus distintas ediciones relacionan los pagos o barrios principales e incluyen una interesante relación de los personajes que ocupaban los cargos principales o asumían las principales actividades económicas. La de Millares destaca su antiguo carácter de villa de Señorío, su puerto y su iglesia parroquial. La de Stone, la más larga, llama la atención por la profusión de detalles sobre las costumbres locales, haciendo hincapié en la pobreza del término, la falta de agua y la importancia en la alimentación del gofio y los higos picos, que explica con bastante detalle. La de Ardanaz se centra en el relieve o topografía del término, así como en las principales vías de comunicación, su interés militar y la disponibilidad de alojamiento para las tropas. Edwardes, además de lamentar la empinada subida del camino por la ladera de Tamaimo, señala, al igual que había hecho Olivia Stone, la pobreza del pueblo y la curiosidad que los turistas despertaban en el vecindario. La de Vernau destaca, sobre todo, la comunicación por mar con La Gomera. La de Puerta Canseco es la más breve, pero incide en la existencia de escuela. Y la última, la de Arribas, hace una corta pero completa descripción, destaca su iglesia y su hijo más ilustre, recogiendo una graciosa anécdota relacionada con un personaje popular. Como curiosidad, ninguna menciona al vecino caserío de Masca, que pertenecía a la parroquia de Santiago, aunque dependía del ayuntamiento de Buenavista.

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Santiago del Teide: Don Juan José del Hoyo Solórzano y Sotomayor (1733-1799), V Señor de la Villa de Santiago, patrono de la iglesia parroquial de San Fernando y prioste de la Vera Cruz de Garachico

     Este artículo está dedicado al quinto Señor de la Villa de Santiago, quien la gobernó durante 22 años (1777-1799), tras la prematura muerte de su polémico hermano, don Fernando del Hoyo Solórzano. En ese largo período dio muestras de su cariño por dicho Valle y sus habitantes, pues en él vivió casi todo ese tiempo, nacieron tres de sus hijos, murió y recibió sepultura, habiéndose ganado el aprecio y el respeto de toda la población. Además, fue patrono de la iglesia parroquial de San Fernando Rey durante los mismos años y prioste de la Cofradía de la Vera Cruz de Garachico.

     Era miembro de una de las familias más ilustres de las islas, que conocemos con bastante detalle gracias a la ingente labor desarrollada por don Manuel de Ossuna y Benítez de Lugo, quien la historió en la Revista de Historia Canaria, y don Andrés de Lorenzo-Cáceres, quien lo hizo en el tomo III del “Nobiliario de Canarias”. Más recientemente, el etnógrafo don Álvaro Fajardo Hernández, quien luchó durante muchos años por la restauración de la “Casa del Patio”, bebió en dichas fuentes y publicó en El Día un artículo sobre la Hacienda y Señores de la Villa de Santiago. Lo mismo ha ocurrido con el inquieto Colectivo Arguayo, que ha profundizado en la historia de esta familia en su revista Chinyero, dado el lugar preferente que ha ocupado en la historia local de Santiago del Teide. También se ocuparon de ella Mercedes Belda García y Daniel García Pulido, en su libro “Santiago del Teide. 500 años de Historia”.

     Nuestro biografiado nació en la casona familiar de la Hacienda de Interián, en la Caleta de Interián (Garachico), el 10 de diciembre de 1733, siendo hijo del coronel don Fernando del Hoyo Solórzano y Sotomayor, natural de Buenavista y III Señor de la Villa de Santiago, y de su prima hermana doña Mariana Teresa del Hoyo Solórzano e Interián. El 17 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro de Daute (Garachico); se le puso por nombre “Juan José Agustín Nicolás de las Ánimas Miguel Francisco del Carmen”…

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La religiosidad y la vida social en el municipio de Santiago del Teide en 1965, según el canónigo José Trujillo Cabrera y tres misioneros

     Conocemos la situación religiosa y, en parte, social del municipio de Santiago del Teide en el año 1965, gracias a dos destacados acontecimientos, la publicación del libro Guía de la Diócesis de Tenerife del canónigo don José Trujillo Cabrera, en el que se recogían interesantes datos de las dos parroquias existentes por entonces, y la celebración de una Santa Misión en la isla de Tenerife, que comenzó precisamente por Santiago del Teide, donde los tres misioneros que se hicieron cargo de ella recogieron la religiosidad de la población y otros interesantes aspectos sociales.

     El municipio de Santiago del Teide estaba constituido por numerosos núcleos de población: El Valle (villa capital), Valle de Arriba, Las Manchas, El Molledo, El Retamar, Arguayo, Tamaimo y Puerto Santiago. Contaba en ese año con solo dos parroquias, una de ellas muy reciente: San Fernando Rey (creada en 1679) y Santa Ana (creada en 1963), que reunían una población de hecho de 1.411 y 1.200 habitantes, respectivamente, ambas atendidas por el cura ecónomo don Horacio Luis de Ávila López…

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Santiago del Teide: Don Manuel Gorrín (1608-1668), propietario agrícola, alférez de Milicias, primer alcalde mayor y juez ordinario de la Villa de Santiago

     Miembro de una acomodada familia establecida en Tamaimo, don Manuel Gorrín fue un notable propietario agrícola, lo que le permitió obtener el empleo de alférez de la compañía de Milicias del Valle de Santiago. Luego, al crearse el Señorío y la Villa de Santiago, fue nombrado primer alcalde mayor y juez ordinario de la misma por el entonces capitán don Fernando del Hoyo Solórzano, primer Señor de dicha villa. Falleció soltero, cuando contaba unos 60 años.

     Nació en el pago de Tamaimo hacia 1608. Probablemente fue bautizado en la iglesia de Ntra. Sra. de los Remedios de Buenavista, a cuya jurisdicción pertenecía por entonces el Valle de Santiago. Tuvo siete hermanos: don Francisco Gorrín, don Pedro Gorrín, doña Sebastiana de Évora, doña Isabel González, don Melchor Gorrín, doña Ángela Gorrín y doña Ana Gorrín, según se desprende de su testamento. De momento no sabemos con seguridad quiénes fueron sus padres, pero sí sus abuelos: don Florián Gorrín, propietario agrícola y ganadero, exportador de la ceniza de almácigo, fiador del remate de la renta decimal de los ganados de La Gomera, patrono de la capellanía fundada por su madre y alcalde del Valle de Santiago, y doña Inés Pérez, de familia guanche; ambos testaron en Garachico en 1632…

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Santiago del Teide: Don Antonio Pérez Hernández (1882-1959), cura regente de la Villa de Mazo, cura ecónomo durante nueve años de Santiago del Teide, donde aún se recuerda su labor, y párroco propio de Las Nieves en Santa Cruz de La Palma

    Tras ser ordenado de presbítero y celebrar su primera Misa en la parroquia de su pueblo natal, Los Sauces, este recordado sacerdote palmero fue cura regente y coadjutor de la parroquia de San Blas, en la Villa de Mazo. Luego fue nombrado cura ecónomo de San Fernando, en Santiago del Teide, que regentó durante 9 años y donde desarrolló una brillante labor pastoral y docente, por lo que el “Cura Palmero” es uno de los párrocos más recordados de esta villa. Finalmente, pasó como cura ecónomo a la Parroquia-Santuario de Ntra. Sra. de las Nieves en Santa Cruz de La Palma, que luego obtuvo en propiedad por oposición y regentó hasta su muerte.

     Nació en Los Sauces (San Andrés y Sauces) el 16 de marzo de 1882, siendo hijo de don Antonio Felipe Pérez Martín y doña Eugenia Hernández Acosta. Fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de Montserrat. Creció en una familia campesina, con austeridad y estrecheces económicas. A pesar de ello, su hermano mayor, don Elías Pérez Hernández (1872-1935) también pudo ingresar en el Seminario y ordenarse de presbítero…

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Relación de alcaldes del municipio de Santiago del Teide (1548-2019)

     No conocemos todos los alcaldes que ha tenido la jurisdicción de Santiago del Teide, pues al haberse perdido el archivo municipal en un incendio producido hacia 1910 no se conservan actas ni libros de oficios anteriores a esa fecha, por lo que es solamente desde dicho año cuando disponemos de las fechas exactas de posesión y cese, aunque también faltan las actas de 1912 a 1923 y de 1938 a 1944. Sin embargo, gracias a documentos consultados en otros archivos locales, insulares y regionales, tanto públicos como privados, hemos podido elaborar una lista bastante amplia de las personas que ocuparon tanto la alcaldía pedánea o real desde 1548, o la alcaldía mayor u ordinaria desde 1663, ambas en el Antiguo Régimen al XIX, como la posterior alcaldía constitucional. La jurisdicción de estos alcaldes no ha variado a lo largo del tiempo, pues siempre ha abarcado la misma jurisdicción territorial.

     Como curiosidad, de los 81 alcaldes titulares que conocemos, pues muchos repitieron en el cargo, el récord de permanencia en la alcaldía lo ostenta D. Pancracio Socas García, durante más de 15 años consecutivos, seguido por: D. Rafael González Pérez (casi 14 años), D. Juan García Dorta (13 años, en tres etapas), D. Juan Damián Gorrín Ramos (12 años), D. Agustín Rodríguez Guanche (más de 10 años), D. José Trujillo Hernández (unos 10 años, en cuatro etapas), D. José Antonio Navarro Díaz (casi 9 años), D. José Forte González (unos 7 años, en tres etapas), D. Pedro Acevedo Bisshop (casi 6 años), etc. Con respecto al lugar de nacimiento, conocemos por lo menos a 10 alcaldes que no han nacido en este municipio: don D. Antonio González Velázquez (de El Tanque), D. Lorenzo Dorta del Castillo (de Los Silos), D. Agustín Ferrer y González (de Guía de Isora) y Dª. Concepción García Suárez (de La Laguna); además de D. Nicoloso de Ponte y Cuevas, D. Manuel Antonio Ramos, D. José Antonio de Acosta, D. Francisco Olavarrieta, D. Antonio Rodríguez Montana y D. Pedro Acevedo Bisshop, de los que de momento desconocemos su lugar de nacimiento. Como curiosidad, han sido alcaldes vecinos de varios núcleos de población del municipio, pero hasta el momento solo una mujer ha ostentado la alcaldía (Dª. Concepción García Suárez)…

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Santiago del Teide: Don Fernando del Hoyo Solórzano y del Hoyo (1782-1856), cadete de Milicias, hacendado, VI y último Señor de la Villa de Santiago, patrono de su iglesia parroquial, hermano mayor de la Hermandad del Santísimo Sacramento y subteniente abanderado del Batallón de la Milicia Nacional de La Laguna


     Miembro de una de las familias más ilustres de la isla, don Fernando fue el VI y último Señor de la Villa de Santiago, al abolirse en su época los señoríos jurisdiccionales en España, y el único de ellos que nació en la “Casa del patio” de dicho valle. A diferencia de la mayoría de sus antepasados no fue militar de carrera, pues no pasó de cadete de Milicias, pero sí llegó a ser un importante hacendado y mantuvo el título de patrono de la iglesia parroquial de San Fernando de la citada villa, en la que también fue hermano mayor de la Hermandad del Santísimo Sacramento. Vivió en la ciudad de La Laguna, en la que fue elegido en un corto período subteniente abanderado del Batallón de la Milicia Nacional. Tuvo una destacada sucesión y sus herederos entablaron varios pleitos para reclamar el pago de deudas.

     Nuestro biografiado nació en la casa señorial de la Villa de Santiago el 24 de octubre de 1782, siendo hijo de don Juan José del Hoyo Solórzano y doña Petronila del Hoyo y Mesa. Seis días después recibió el bautismo en la iglesia de San Fernando de manos de fray Antonio Manuel Villarreal, de la Orden de San Francisco y teniente de cura en propiedad de dicha parroquia, según nombramiento expedido por el obispo de Canarias don José Tarquis Herrera; se le puso por nombre “Fernando Rafael Juan de Capistrano Tomás Domingo Francisco María de Candelaria José” y actuaron como madrinas doña Leonor del Hoyo y doña Isabel Benítez del Hoyo…

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Descripción de Santiago del Teide en 1934 por don Joaquín García Suárez (J.G.S.)

     El artículo “Santiago del Teide”, englobado bajo el epígrafe “Pueblo de Tenerife”, se le encargó al periodista y poeta lagunero Joaquín García Suárez (J. G. S.) por el director del diario Hoy, del que era redactor, para ser incluido en un anuario o suplemento de dicho periódico publicado el 1 de enero de 1934, en forma de libro y dedicado a las islas occidentales. Llama la atención que sea más extenso que los dedicados en el mismo suplemento a otros municipios del Sur de mayor peso demográfico y económico, lo que creemos se debió a los vínculos de su hermana Concepción con dicha villa, de la que era maestra y su primera alcaldesa, motivo por el cual don Joaquín la visitó con especial afecto.

     Comienza haciendo hincapié en el aislamiento, el atraso y la pobreza en que vivía Santiago del Teide antes de contar con una carretera de acceso, hasta que ésta llegó desde el Norte y con ella el progreso. El paso de los vehículos que se dirigían a otras localidades del suroeste o que daban vuelta a la isla lo habían sacado del desconocimiento general y ya permitía su relación con el resto de la isla. Junto a ella habían llegado algunos de los servicios que venían a cubrir sus necesidades básicas, como el agua potable a Arguayo, instalada gracias al Cabildo. Luego describe el paisaje que se aprecia desde la carretera, llamando la atención la desaparición del verdor del Norte al irse alejando de Icod de los Vinos, para ser sustituido al acercarse a El Tanque por el negro de la lava del Volcán que arrasó Garachico, lo que contrastaba mucho con lo que se dejaba atrás, pues todo se volvía más oscuro (los campos, las casas, los árboles…).

     Al municipio de Santiago del Teide el autor no lo considera extraordinario, pero sí interesante y digno de ser visitado, a pesar de su paisaje de aspecto grisáceo y pobre. Su iglesia, con las cúpulas que recordaban a una mezquita; la disposición del pueblo a lo largo del antiguo camino (ahora carretera); las casas pequeñas,… Modelo que se repetía en los demás núcleos de población del municipio (Tamaimo, Arguayo, El Puerto, etc.), todos constituidos por un grupo de casas reunidas con más o menos orden, en un entorno seco y escaso de agua, en resumen, caseríos y terrenos que aparentaban pobreza, con escasos avances de progreso, pero en los que destacaban los cultivos que salpicaban el paisaje y le quitaban monotonía (higueras, almendreros, algunos plantíos y platanales en la costa). No obstante, con respecto a sus habitantes, el autor destacaba que eran sencillos y cordiales. Considera que el mayor interés de este término es el paisaje volcánico, no exento de belleza y atractivo. También aprecia que, gracias al influjo de la carretera, los caseríos del Valle de Santiago ya comenzaban a progresar, aunque lentamente, y sus habitantes comenzaban a parecer más alegres, porque además de traerles el progreso y el adelanto les podría salvar de la tragedia, en el caso de repetirse otra erupción, como la aún reciente del Chinyero, cuyas lavas amenazaron la villa…

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Artículo-DESCRIPCIÓN SANTIAGO DEL TEIDE-1934

Santiago del Teide: Don Maximino Remón y Roqueso (1874-1932), secretario del Ayuntamiento y del Juzgado Municipal, notario público eclesiástico, sochantre-organista de la parroquia y sanitario del Valle

     Nuestro biografiado se estableció en la villa de Santiago del Teide en plena juventud, donde contrajo matrimonio y ejerció como secretario del Ayuntamiento y del Juzgado Municipal, notario público eclesiástico, sochantre-organista de la parroquia y sanitario del Valle. Luego, fue guardia municipal de Santa Cruz de Tenerife y secretario de los Ayuntamientos del Realejo Bajo y Vallehermoso; empleo este último que ocupaba en el momento de su muerte prematura, ocurrida en la villa de Santiago.

     Nació en la calle del Castillo de Santa Cruz de Tenerife el 29 de mayo de 1874, a las siete de la mañana, siendo hijo de don Nicolás Remón de la Rosa, natural de dicha ciudad y oriundo de El Hierro por su madre, y de doña Úrsula Roqueso Cabrera, nacida en La Habana, pero oriunda por su padre de Arrecife de Lanzarote y por su madre de La Matanza de Acentejo. El 7 de junio fue bautizado en la iglesia matriz de Ntra. Sra. de la Concepción por don José Manuel Hernández, capellán párroco castrense de primera clase propio del Hospital militar de dicha plaza, con autorización de don Claudio Marrero Delgado, Lcdo. en Sagrada Teología, beneficiado rector ecónomo de dicha parroquia y arcipreste juez eclesiástico del distrito; se le puso por nombre “Maximino” y actuó como madrina doña Águeda Remón Rodríguez, natural de “la Ciudad de la Palma”, siendo testigos don Asencio Martín y don Juan Pérez.

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Artículo-MAXIMINO REMÓN ROQUESO