Güímar: Don Domingo Quintero y Acosta (1748-1828), “El Virrey”, Bachiller, sargento de Infantería, notario público mayor del Juzgado de Indios, juez sustituto, receptor propietario de la Real Audiencia de México, ministro interventor e intendente de provincia honorario en La Habana

Domingo Quintero Acosta     Fue, quizás, el güimarero que ostentó cargos de mayor relieve en la América colonial de los siglos XVIII y XIX. El Bachiller don Domingo Quintero y Acosta se trasladó muy joven a Nueva España (México), donde se le nombró sargento 2º del Regimiento de Infantería de la ciudad de Toluca, notario público mayor del Juzgado General de Indios del Obispado de Antequera, juez sustituto del Juzgado privativo y Dirección general de Rentas Reales de Nueva España y receptor propietario de número de la Real Audiencia de México. Luego pasó a La Habana, donde contrajo matrimonio y fue nombrado ministro interventor de las Reales Obras, Fortificaciones y Víveres; tras su jubilación fue nombrado intendente de provincia honorario de dicha capital. A pesar de sus múltiples responsabilidades y de la temprana separación de la familia, jamás olvidó a ésta, siendo su principal sostén en las épocas más difíciles y contribuyendo desinteresadamente con fuertes sumas al bienestar económico de sus hermanos.

     Nuestro ilustre personaje nació en Güímar el 8 de septiembre de 1748, en la casona familiar situada junto al convento dominico de la localidad y frente a la plaza de éste (hoy del Ayuntamiento), siendo hijo de don José Quintero Padrón, natural de la villa de Valverde en El Hierro, y doña Antonia Paula Josefa de Acosta y Yanes de Villavicencio, que lo era de la ciudad de La Laguna, aunque oriunda también de El Hierro por su padre. Cinco días después recibió el bautismo en la iglesia parroquial matriz del Apóstol San Pedro, de manos de don Juan Alonso Jiménez, beneficiado servidor de la misma y de la de Santa Ana de Candelaria; se le puso por nombre “Domingo María” y actuó como padrino el reverendo padre fray Miguel de Espino, lector de Gramática del convento de Santo Domingo de dicho lugar…

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Artículo-DOMINGO QUINTERO ACOSTA

La Sociedad de Instrucción y Recreo “Centro Minerva” del municipio de Arona (1914-1915)

Arona 1890-1895     En este artículo solo pretendemos dar una pincelada sobre una desconocida sociedad de Arona, el “Centro Minerva”, que fue fundada en 1914 y cuya finalidad era elevar el nivel cultural de sus socios, para lo que tenía previsto organizar conferencias, veladas artísticas y literarias, entre otros actos de instrucción y recreo. El 18 de octubre se redactó su reglamento, que el 30 de ese mismo mes fue presentado en el Gobierno Civil de la provincia para su legalización.

     El 15 de noviembre inmediato se constituyó oficialmente, al ser aprobado su reglamento por los socios, que también eligieron a su primera junta directiva, la cual quedó constituida por los siguientes miembros: presidente, don Eugenio Meirás Bolaños; vicepresidente, don Antonio Frías Hernández; tesorero, don Francisco Mesa Sierra; vicetesorero, don Lupo Frías Alayón; secretario, don Miguel González Barroso; y vicesecretario, don Carlos Almeida Brioso. Tenía su domicilio en la casa nº 7 del Duque de la Torre…

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Artículo-SOCIEDAD MINERVA-ARONA

Arico: Don Bartolomé Peraza y Mejías (1812-1873), subteniente de Milicias, juez de paz y alcalde de Arico, diputado provincial y presidente de la Diputación Provincial de Canarias

Bartolomé Peraza Mejías     Hermano, hijo y nieto de oficiales de las Milicias, nuestro biografiado comenzó a servir como subteniente, empleo que abandonó muy pronto para dedicarse al cuidado de sus numerosas propiedades agrícolas; no obstante luego fue nombrado tambor de la Milicia Nacional local. Como elector contribuyente intervino intensamente en la política local y regional; fue juez de paz de Arico, suplente y titular, diputado provincial en dos períodos, presidente de la Diputación Provincial de Canarias, presidente del comité local del Partido Progresista de La Laguna, alcalde constitucional y popular de Arico en dos etapas y  presidente de la Junta de Gobierno local a comienzos del Sexenio Revolucionario.

     Nació en Arico el Nuevo el 23 de septiembre de 1812, siendo hijo del capitán graduado don Francisco Basilio Peraza y Ayala, natural de Granadilla de Abona, y doña Bárbara Luisa Mejías y Torres, que lo era de la primera localidad. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de San Juan Bautista de El Lomo por el franciscano fray Gaspar González, con licencia del párroco don Zoylo Pablo de Herrera y Cruz; se le puso por nombre “Bartholomé Cypriano Lino” y actuó como padrino don Gil Antonio de Morales…

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Artículo-BARTOLOMÉ PERAZA MEJÍAS

Arafo: Don Diego Núñez (S. XVI), rico propietario, primer clérigo presbítero arafero y capellán de la iglesia de San Juan de Güímar

Diego Núñez     Fue el primer sacerdote que vivió en Arafo, donde probablemente nació a mediados del siglo XVI, en el seno de una destacada familia que se considera la fundadora de dicha localidad y de la que heredó gran cantidad de bienes. Fue capellán de la iglesia de San Juan Bautista de Güímar y, probablemente, también desarrolló parte de su labor pastoral en los demás templos que en su época se habían ido construyendo en el Valle de Güímar. Se ha indicado que también fue beneficiado de Santa Brígida, en Gran Canaria, pero no homos podido confirmar dicha circunstancia. Desgraciadamente, no se conservan libros sacramentales de su época, por lo que no conocemos con seguridad el lugar y fecha tanto de su nacimiento como de su muerte.

     Nacido probablemente en Arafo, era hijo de los portugueses don Tristáo Baes (Tristán Báez) y doña Caterina Nunhes (Catalina Núñez), considerados fundadores de este incipiente caserío, donde poseían cuantiosos bienes. Creció en el seno de una numerosa familia, entroncada en dos conquistadores y colonizadores de la isla: su abuelo paterno don Joao Vaes, que casó con doña María Fernandes; y el materno, capitán don Juan Núñez, que da nombre a una calle de Arafo. Tuvo diez hermanos…

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Artículo-DIEGO NÚÑEZ

Los cementerios de la Villa de Adeje

Adeje-cementerio     En la época guanche, los habitantes del importante Bando o Menceyato de Adeje eran enterrados en las numerosas cavernas de los principales barrancos del término, donde se han descubierto muchas necrópolis y cuevas sepulcrales, sobre todo en los del Rey, del Infierno, de Ajabo y de Erques. Algunos de ellos eran momificados, sobre todo los de mayor rango jerárquico.

     Luego, una vez conquistada la isla e implantada en ella la religión católica, existía la obligación de que todos los fallecidos debían recibir sepultura en recintos sagrados, con preferencia en las iglesias parroquiales y, en menor medida, en las capillas de los conventos, aunque esporádicamente también lo hacían en las distintas ermitas existentes. Para ello, en los testamentos otorgados ante testigos, los vecinos disponían en qué templo querían ser enterrados.

     Desde el punto de vista religioso, los vecinos establecidos en el actual término de Adeje dependieron inicialmente del beneficio eclesiástico de La Orotava, de 1498 a 1514, y luego del beneficio de San Pedro de Daute (Garachico), de 1514 a 1560; y a partir de ese último año del nuevo beneficio parroquial de Santa Úrsula de Adeje. A esta iglesia se uniría a partir de 1679 la capilla del convento franciscano de esta villa. En todos esos templos fueron recibiendo sepultura, sucesivamente, todos los fallecidos en la jurisdicción de Adeje, hasta que en 1815 se bendijo el primer cementerio provisional de la parroquia, afrontado por la Casa Fuerte, que fue sustituido en 1837 por el cementerio municipal definitivo, construido por el vecindario…

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Artículo-CEMENTERIOS DE ADEJE

Candelaria: Don Crisanto Marrero Delgado (1916-2000), agricultor, soldado de Infantería, policía armado, futbolista, presidente de sociedades deportivas, comisiones de fiestas y comunidades de agua, teniente de alcalde del Ayuntamiento y alcalde de barrio

Crisanto Marrero Delgado     El personaje que nos ocupa inició su vida laboral como agricultor. Estuvo movilizado como soldado de Infantería en la Guerra Civil y luego obtuvo una plaza de policía armado, que ocupó durante 26 años en Barcelona y Santa Cruz de Tenerife. Además, como aficionado al fútbol desde su juventud, fue defensa del “Canarias F.C.”, así como presidente de la Sociedad “C.D. Cárdenes” y del “C.F. Atlético Barranco Hondo”. Su compromiso social le llevó a ostentar otros cargos en el Ayuntamiento, como los de concejal, segundo y primer teniente de alcalde; y sobre todo en Barranco Hondo: alcalde de barrio, presidente de la Comisión de Fiestas, cofundador del Teleclub y hermano de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Su vocación agrícola le llevó también a ser accionista fundador y presidente de varias comunidades de aguas. Después de su muerte se dio su nombre a una calle de la Urbanización “Rubén Marichal” de Barranco Hondo.

     Nació en Las Cuevecitas el 20 de abril de 1916, “cosa de las doce”, siendo hijo de don Cenobio Marrero Rodríguez, natural de dicho pago, y doña Francisca Delgado Díaz, que lo era de El Rosario. Al día siguiente fue inscrito por su abuelo paterno don Manuel Marrero Coello en el Registro Civil de Candelaria con el nombre de “Crisanto Juan”, ante el juez municipal don Pedro de Castro y el secretario don Juan Ponce, actuando como testigos presenciales don Esteban Higuera Hernández y don Emilio Castro Fariña, de la misma vecindad. El 8 de julio de ese mismo año fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura ecónomo don José Trujillo y Trujillo; se le puso por nombre “Crisanto” y actuó como padrino don Juan Perera. Casi desde su nacimiento se avecindó con sus padres en Barranco Hondo, pueblo al que estuvo ligado el resto de su vida, y el 20 de noviembre de 1919 fue confirmado en el mismo templo parroquial. Fue conocido en esta localidad por “Santo”…

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Artículo-CRISANTO MARRERO DELGADO

Güímar: Don Florentín Castro Díaz (1870-1936), emigrante, propietario agrícola, impulsor de la atarjea de El Escobonal, guarda local de montes, concejal del Ayuntamiento, cartero rural y alcalde de barrio de La Medida y Pájara

Florentín Castro Díaz     Nuestro biografiado fue la persona más destacada de La Medida en su época. Tras emigrar a Cuba se estableció en su pueblo natal, donde sobresalió como propietario agrícola, se inició como destilador de aguardiente, lo que le dio más disgustos que alegrías, y fue uno de los principales impulsores de la atarjea de El Escobonal, así como accionista de galerías de agua. También desempeñó los empleos públicos de peatón municipal de Correos de Güímar a Arico, guarda local de los montes de Agache y primer cartero rural de Lomo de Mena, La Medida y Pájara. Además, ocupó diversos cargos, como los de interventor electoral, jurado judicial, concejal del Ayuntamiento de Güímar y alcalde de barrio de La Medida y Pájara.

     Nació en La Medida el 23 de octubre de 1870, a las once de la mañana, siendo hijo de don Juan de Castro Díaz y doña Anastasia Díaz Delgado. Tres días después fue bautizado en la iglesia parroquial de San Pedro por el cura ecónomo don Juan Elías Hernández; se le puso por nombre “Florentín”, y actuó como padrino don Antonio Pestano…

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Artículo-FLORENTÍN CASTRO DÍAZ

Los bailes en casas particulares y la proliferación de casinos en Charco del Pino (Granadilla de Abona) durante la II República Española

Charco del Pino-casinos     A principios del siglo XX ya era muy frecuente la celebración de bailes en algunas casas particulares de los pueblos del Sur de Tenerife, durante los fines de semana y otros días festivos, lo que permitía a los campesinos salir de la dura rutina de las labores agrícolas y olvidar por unas horas la dureza de su vida, a la vez que se estrechaban lazos vecinales y podían establecerse relaciones sentimentales entre los jóvenes. Así ocurría en el populoso pueblo de Charco del Pino, en el municipio de Granadilla de Abona.

     Además, a partir de los años veinte y, sobre todo, en la II República Española, las principales localidades de la isla solían contar con uno o dos casinos, si bien la mayoría de los pagos de los distintos municipios solo tenían uno o ninguno. Una excepción a esta generalización la constituye el citado núcleo de Charco del Pino, que a pesar de ser un mero barrio de Granadilla, aunque el de mayor importancia del mismo, llegó a contar en la II República con cuatro sociedades culturales y recreativas, situadas en distintos lugares de dicha localidad, que les daban nombre. De ellas, una se situaba en la zona baja del pueblo, “Bailadero”; otra en la zona media, “Era Alta”; y una tercera en la zona alta, “Chiñama”. Pero no tenemos constancia de que dichos centros estuviesen legalizados, pues no figuran en el Registro de Asociaciones que llevaba el Gobierno Civil.

     En dichos casinos la principal actividad eran los bailes, que se celebraban sobre todo por las fiestas de Navidad y Carnavales, tanto de disfraz como de magos e, incluso, infantiles. Para amenizarlos contaban, por lo menos, con dos orquestinas u orquestas de baile de la propia localidad: “Llanito”, dirigida por don Alfonso Delgado González, y “Vistita”, que era un cuarteto fundado en 1936; también existía una agrupación de cuerdas en la Sociedad “Bailadero”. Asimismo, organizaban algunos actos culturales, como exposiciones, y suponemos que se celebrarían veladas teatrales, a las que tan aficionados eran los vecinos de la localidad, y que se impartirían conferencias. Todo ello se complementaría con los tradicionales juegos de salón, de baraja o dominó, como ocurría en sociedades afines de otras localidades de la isla…

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Artículo-CASINOS REPUBLICANOS-CHARCO DEL PINO

Fasnia-Arico: Don Antonio Marrero y Mateo (1793-1866), labrador y militar profesional, sargento 1º perpetuado con varios premios de constancia, subteniente graduado de Milicias, caballero de San Hermenegildo y conserje de la Capitanía General de Canarias

Antonio Marrero Mateo     Nuestro biografiado fue un humilde labrador, que atraído por las Milicias Canarias se dedicó intensamente a ellas como militar profesional. Poseía una limitada cultura, pero gracias a una constatada honradez y un extraordinario amor al servicio, pudo ascender desde simple soldado a cabo 1º, sargento 2º y sargento 1º de Milicias, a pesar de ser analfabeto, y se le concedió la perpetuación en la carrera militar con ese último empleo. Además, mereció el grado de subteniente de Milicias, varios premios de constancia y la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Aunque estuvo adscrito a los Regimientos de Güímar y La Laguna, así como al Batallón de esta última ciudad, durante la mayor parte de su larga carrera estuvo movilizado en la guarnición de Santa Cruz de Tenerife, en la que al final de su vida ejerció como conserje de la Capitanía General de Canarias. Prestó sus servicios en las Milicias durante más de medio siglo, hasta su muerte.

     Nació accidentalmente en el pago de Icor (Arico) el 3 de abril de 1793, siendo hijo de don José Marrero Pérez, natural de Sabina Alta (Fasnia), y doña María Rita Mateo Pérez, que lo era de La Zarza (Fasnia). Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de San Juan Bautista de Arico por el cura párroco don José Hernández de Ara; se le puso por nombre “Antonio José Francisco” y actuó como madrina doña Luisa de Morales, vecina de Arico el Nuevo. Casi desde su nacimiento fue vecino de La Zarza, pues tanto en su filiación como en su partida de defunción figura como natural de este pago de Fasnia…

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Artículo-ANTONIO MARRERO MATEO

La tardía construcción del cementerio de Guía de Isora

Guía Isora-cementerio     Una vez conquistada la isla e implantada en ella la religión católica, existía la obligación de que todos los fallecidos debían recibir sepultura en recintos sagrados, con preferencia en las iglesias parroquiales y, en menor medida, en las capillas de los conventos. Desde el punto de vista religioso, los vecinos establecidos en el actual término de Guía de Isora dependieron inicialmente del beneficio eclesiástico de La Orotava, de 1498 a 1514, y luego del beneficio de San Pedro de Daute (Garachico), de 1514 a 1533; de la parroquia de Ntra. Sra. de los Remedios de Buenavista del Norte, de 1533 a 1679; de la parroquia de San Fernando del Valle de Santiago, de 1679 a 1738 (no obstante, muchos vecinos de Guía, sobre todo de Chío, cumplieron con frecuencia sus obligaciones cristianas en la parroquia de San Marcos de Icod de los Vinos); y a partir de 1738 de la ayuda de parroquia de Ntra. Sra. de la Luz de Guía, elevada a parroquia totalmente independiente a finales de ese mismo siglo. En todas esas iglesias parroquiales fueron recibiendo sepultura, sucesivamente, todos los fallecidos en la amplia jurisdicción de Isora, hasta que en 1860 se bendijo el primer cementerio del municipio.

     No obstante, de forma esporádica también se dio enterramiento a los fallecidos en los distintos núcleos de población de la zona de Isora en las ermitas que iban surgiendo en los mismos, sobre todo con motivo de epidemias. Fueron éstas las de Ntra. Sra. de la Luz de Guía, la de Ntra. Sra. de la Paz de Chío y la de Ntra. Sra. del Rosario de Tejina. Todas tuvieron mayordomos, encargados de su cuidado y mantenimiento, y sacerdotes capellanes (regulares o seculares), que celebraban en ellas la misa en los días festivos…

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Artículo-CEMENTERIO GUÍA DE ISORA