La situación municipal de Arafo en el año 1938, en plena Guerra Civil

Gracias a un informe elaborado por el Ayuntamiento de Arafo, fechado el 4 de julio de 1938 y firmado por el alcalde, don Juan Jerónimo Galdona Delgado, y el secretario, don Edmundo Rodolfo García Díaz, conocemos la situación municipal de dicha localidad en plena Guerra Civil. Solo un año antes, el 23 de marzo de 1937, se habían hecho cargo de la Comisión Gestora del Ayuntamiento las siguientes personas, que seguían a su frente y de las que nos ocuparemos más adelante: el mencionado don Juan Jerónimo Galdona, alcalde; don Jerónimo Monje Guzmán, 1er. teniente de alcalde; don Claudio Marrero Pérez, 2º teniente de alcalde; don Florencio Alzola Trujillo, vocal síndico; y don Florentín Castro Díaz, vocal suplente del síndico. Por su parte, el juez municipal era don Juan Pérez Cáceres y su suplente don Juan Claudio Marrero Flores, mientras que el cargo de fiscal municipal lo ostentaba don Juan Rafael Pérez Mesa.

Resumiendo la situación municipal de Arafo en el citado año 1938: En educación, el consistorio municipal sólo pagaba la indemnización por casa-habitación de los maestros y organizaba el Día del Libro y el Día del Maestro. En el aspecto sanitario, asumía el barrido y la limpieza de las vías públicas; y abonaba las medicinas de los enfermos pobres del término municipal. Procuraba la colocación de todos los obreros que carecieren de trabajo, por medio de la Oficina Local de Colocación Obrera. El abastecimiento de aguas se atendía a través de tres fuentes automáticas, estratégicamente situadas, que disponían de agua abundante y de buena calidad. No existía alcantarillado, por lo que la evacuación se llevaba a cabo en las casas mediante pozos negros absorbentes. El pueblo estaba dotado de alumbrado público, contratado por el Ayuntamiento a una empresa particular, la Compañía Eléctrica de Arafo S.A., a la que se le debía cierta cantidad, que no se había pagado por ser ella a su vez deudora de la Hacienda pública. El municipio poseía varios bienes comunales en las cumbres, donde se surtía el vecindario de leñas, arbustos y pastos. La única obra pública que se llevaba a cabo en el municipio era la construcción de las nuevas casas consistoriales, lo que mitigaba en parte el paro obrero que se sufría en la localidad, pero absorbía todo el presupuesto municipal destinado a ese apartado. La situación general de la hacienda municipal era buena, a pesar de que se debía alguna cantidad a la Delegación de Hacienda, por el impuesto de Derechos Reales sobre Personas Jurídicas…

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Principales aniversarios de acontecimientos históricos o biográficos que se conmemoran en el municipio de Güímar en el año 2020

Desde el año 2001 comenzamos a publicar en el folleto del programa de las Fiestas Patronales de Güímar los aniversarios de las principales efemérides que se cumplían en este término municipal. Aunque en este año tan anómalo por la pandemia que nos ha tocado no se ha publicado el programa en papel, no queremos interrumpir dicha serie de trabajos, por lo que aprovecho mi blog para divulgar los principales aniversarios que se conmemoran este año, tanto de acontecimientos históricos como biográficos, relacionados con hijos o vecinos destacados de este municipio.

A modo de ejemplo, de todas las efemérides recogidas podemos destacar las siguientes: los 425 años del fallecimiento de Argenta de Franquis Luzardo, dueña y administradora del Heredamiento de Güímar; los 275 años del inicio de la construcción de la primitiva ermita de San José de El Escobonal; los 225 años de la segregación de las parroquias de Candelaria y Arafo del beneficio de Güímar; los 150 años de la transformación del Juzgado de Paz de Güímar en Juzgado Municipal, de la creación del Registro Civil de este término y de la subasta del tramo de la Carretera General del Sur entre Candelaria y Güímar; los 125 años del nacimiento de Tomás Cruz García, abogado, político, cronista e Hijo Predilecto de Güímar; los 100 años del nacimiento de Ángel Hernández Rodríguez, químico, presidente de la ATAO y del Hogar Canario de Madrid e Hijo Predilecto de Güímar, de Juan Esteban Pérez Castro, cónsul honorario de Filipinas en Canarias y decano del cuerpo consular, y de Isidoro Frías Díaz, tamborilero de las danzas y Medalla de Plata de Güímar; los 75 años de la entrada en funcionamiento del nuevo Juzgado Comarcal de Güímar, de la aprobación de la urbanización de El Volcán y de la denominación de este barrio con el nombre de Fátima, de la inauguración del estadio de fútbol Tasagaya, del nacimiento de Arturo Gómez García, Dr. en Medicina, profesor universitario, Hijo Adoptivo de Gran Canaria y Predilecto de Güímar, y de Agustín Ángel García Díaz, malogrado director concertador de orquesta, fundador de la A.T.A.O. e Hijo Predilecto de Güímar; los 50 años de la inauguración de la autopista del Sur, en el tramo comprendido entre Güímar y Los Roques de Fasnia, de la transformación de Sección Delegada de Güímar en Instituto Nacional de Enseñanza Media, del estreno de la letra del Pasodoble “Al Socorro”, compuesta por Pedro Guerra Cabrera, de la inauguración del Club Náutico Puertito de Güímar y del fallecimiento de Andrés Hernández Álvarez, comandante de Artillería, presidente del “Orfeón La Paz”, árbitro de fútbol, colaborador periodístico, poeta, etc.; y los 25 años de la conclusión de las obras de prolongación y arreglo del muelle de El Puertito, de la recuperación de la tradicional fiesta de Chinguaro, del reconocimiento de la Denominación de Origen de los Vinos del Valle de Güímar, de la creación la Escuela de Música de Güímar, de la fundación de la agrupación folclórica “Atenguajos” de El Tablado, y del hermanamiento entre Güímar y Agaete…

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La construcción de la Barriada de Pescadores de El Puertito de Güímar

El Puertito de Güímar surgió a comienzos del siglo XVI como puerto de embarque de los productos agrícolas de Güímar y de importación de las mercancías que necesitaba la localidad, así como de los pasajeros que querían desplazarse a Santa Cruz de Tenerife o a otras localidades de las islas, pues las comunicaciones terrestres se reducían por entonces al camino real. A ello se unió enseguida el aprovechamiento pesquero del litoral, que motivó el que a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX se fuesen estableciendo en este lugar algunos pescadores del propio municipio o del vecino pueblo de Candelaria, la mayoría de los cuales vivían en las cuevas de Cho Regino.

Durante la legislatura municipal presidida por don Tomás Cruz García, de 1925 a 1931, se confeccionó el plano de urbanización de El Puertito, con el fin de ordenar la construcción de edificios en dicho caserío, logrando la cesión de los terrenos de las calles proyectadas, así como el necesario para una amplia plaza pública. Asimismo en 1930, la Cooperativa de la Propiedad de Güímar tenía previsto construir viviendas en este caserío costero, como informó el corresponsal de Gaceta de Tenerife el 25 de enero de dicho año: “Es grande el número de socios que esta entidad tiene en esta villa, señalándose para en breve plazo el comienzo de algunas construcciones en el Puertito. / Esto es un asunto interesantísimo, dada la escasez de viviendas en esta villa, por lo que se sigue con atención y entusiasmo la actuación de la Cooperativa”.

Entre 1941 y 1946 existió un régimen administrativo especial para Canarias, dirigido por los capitanes generales don Ricardo Serrador Santes y don Francisco García-Escámez e Iniesta, el recordado Mando Económico. Fue esta institución la que llevó a cabo la construcción de la Barriada de Pescadores de El Puertito de Güímar, entre 1945 y 1946, a propuesta del Ayuntamiento, a la que dedicamos este artículo…

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La parroquia de San Antonio de Padua de La Medida y Pájara (Güímar)

En un artículo anterior ya nos ocupamos de la construcción de la ermita de San Antonio de Padua en La Medida, que se bendijo en 1953. Inicialmente dependió de la parroquia de San Pedro Apóstol de Güímar, hasta que en 1961 se creó la nueva parroquia de Santo Domingo de Guzmán en la misma ciudad, que incluía en su demarcación los núcleos de La Medida y Pájara. En este artículo nos centramos en la elevación de dicha ermita a parroquia y en su trayectoria posterior.

Por decreto del obispo don Luis Franco Cascón, dado en San Cristóbal de La Laguna el 24 de febrero de 1966, se creó la parroquia de “San Antonio de Padua”, que empezaría “a regir y su funcionamiento deberá organizarse canónicamente a partir del 1 de Enero de 1967”. Quedaba integrada por los núcleos de La Medida y Pájara, segregados de la parroquia de Santo Domingo de Güímar, y Lomo de Mena, que hasta entonces pertenecía a la de San José de El Escobonal, sumando un total de 1.043 habitantes. Se fijó como sede la iglesia de La Medida, siendo su categoría de “entrada”. Sus límites eran: por el Norte, el cerro de Anocheza (La Ladera), de mar a cumbre; y por el Sur, el Barranco de Amea, también de mar a cumbre. Se nombró como primer cura encargado a don Julio Herrera González, cura ecónomo de San José de El Escobonal…

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El artículo “Impresiones históricas / El pueblo de Candelaria” (1929), de Dacio V. Darias y Padrón

El artículo “Impresiones históricas / El pueblo de Candelaria” de don Dacio V. Darias y Padrón fue publicado en La Prensa en dos partes los días 13 (miércoles) y 14 (jueves) de marzo de 1929, siguiendo la estela de los dedicados a otras localidades del Sur de Tenerife. En él, don Dacio destaca el protagonismo de la Virgen de Candelaria en la historia del pueblo al que da nombre, su origen municipal, el castillo que custodiaba el Santuario y las referencias a esta localidad en los libros de actas del antiguo Cabildo de Tenerife, debido a los traslados de la Virgen a La Laguna, a las reparaciones de la casa de apeo que dicha institución poseía en Candelaria y a los arreglos del camino viejo que unía La Laguna con el pueblo sureño. A continuación, se centra en la financiación por el Cabildo de las dos festividades anuales de la Virgen y en la pretensión fallida de que a la festividad de la Patrona asistieran todas las parroquias de la isla con cruz alzada hasta Candelaria. También analiza el último pleito de los naturales contra el Cabildo y los dominicos por el derecho tradicional a cargar la Santa imagen, en 1738. Finalmente, dedica un amplio párrafo a la parroquia de Candelaria, en el que precisamente no hilvana muy bien las fechas que marcaron su larga trayectoria y sus vínculos con los otros pueblos del Valle, si bien destaca el valor de las imágenes de la parroquia de Santa Ana, sobre todo un Cristo Crucificado.

En cuanto al autor, don Dacio Victoriano Darias y Padrón (1880-1960) nació en Valverde de El Hierro y falleció en La Laguna. Fue Bachiller, Perito, Contador y Profesor Mercantil, Maestro Elemental y Superior de Primera Enseñanza; comandante honorífico de Infantería y comandante militar de El Hierro y La Palma; profesor particular de 1ª y 2ª Enseñanza, así como de la Escuela Profesional de Comercio de la capital tinerfeña, de la Escuela de Magisterio de La Laguna y del Seminario Diocesano de Tenerife; director de La Gaceta de Tenerife y asiduo colaborador de numerosos periódicos canarios; subdelegado de Enseñanza en la isla de El Hierro y comisario provincial de Excavaciones Arqueológicas; investigador y autor de numerosas publicaciones históricas; Cronista Oficial de Valverde y de la isla de El Hierro; cofundador y director de la Revista de Historia Canaria; directivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, miembro de la Real Academia de la Historia y de otras instituciones; poseedor de numerosas distinciones, entre ellas las de Hijo Predilecto de la Isla de El Hierro, Cruz y Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, la nominación de varias calles, etc…

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La supresión de los actos populares de las Fiestas de San Pedro y Nuestra Señora del Socorro en Güímar, con motivo de acontecimientos extraordinarios

Dado el anuncio oficial, por parte del Ayuntamiento de Güímar, de la supresión de los actos de las Fiestas Patronales 2020 en honor de San Pedro Apóstol y la duda que existe sobre la celebración de la popular Romería de Nuestra Señora del Socorro, en este trabajo vamos a comprobar que no es la primera vez que eso sucede y a recordar en qué ocasiones se tomaron semejantes medidas en el pasado.

Dado que ambas festividades tienen una esencia católica, en ningún momento han dejado de celebrarse los principales actos religiosos, como tampoco ocurrirá este año, lo que sí ha sucedido en varias ocasiones, por lo menos a lo largo del siglo XX, es la supresión de los actos populares (culturales, recreativos y deportivos), con motivo de ciertos acontecimientos extraordinarios. Así, en las Fiestas de San Pedro solo se han suspendido dichos actos en dos ocasiones: la primera en los años 1937 y 1938, con motivo de la Guerra Civil española; y la segunda en 1961, a causa de la enfermedad terminal del obispo güimarero don Domingo Pérez Cáceres. Con respecto a las Fiestas de Ntra. Sra. del Socorro, aunque la festividad se continuó celebrando en la iglesia matriz, la Romería fue suprimida por lo menos dos veces: la primera fue en 1914, con motivo del inicio de la I Guerra Mundial; y la segunda en 1936, a causa del comienzo de la Guerra Civil española; además, en los dos años siguientes, 1937 y 1938, la Virgen sí bajó a su ermita de la playa del Socorro, pero en el mismo día se efectuó la bajada y la subida, sin carácter festivo y como mera rogativa por el final de dicha contienda bélica…

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Santa Misión en Granadilla de Abona en 1923

En la primavera de 1918, siendo vicario capitular en sede vacante de la Diócesis de Tenerife el Dr. don Santiago Beyro y Martín, por fallecimiento del obispo don Nicolás Rey Redondo, se dispuso la celebración de una Misión en las parroquias de San Miguel de Abona, Vilaflor de Chasna y Granadilla de Abona, que fue dirigida por el R. P. Cipriano Montero, del Inmaculado Corazón de María. Cinco años después, en abril de 1923, volviendo a asumir el cargo de vicario capitular de la Diócesis don Santiago Beyro, al estar ahora vacante la titularidad de la misma por traslado del obispo don Gabriel Llompart y Jaume, ordenó que se celebrase otra Santa Misión en tierras chasneras, concretamente en las parroquias de Arona, San Miguel de Abona, Vilaflor de Chasna y Granadilla de Abona. En este trabajo nos vamos a centrar en cómo tuvo lugar dicha Misión en esta última villa.

Con dicho motivo, la iglesia parroquial de San Antonio de Padua de Granadilla, regentada por don Esteban Hernández Ramos, fue convenientemente adornada e iluminada por las noches, siendo presidida por el Cristo de la Misericordia, que se colocó bajo dosel en el altar mayor. Duró doce días y, desde su inicio, asistieron muchos feligreses, tanto del casco como de los distintos núcleos de población del municipio, a los distintos actos llevados a cabo por los dos misioneros, el P. Meléndez y el P. Pallarés, ambos de la Congregación de San Vicente Paúl que tenía su sede en La Orotava; el primero fue el responsable de la Catequesis, mientras que el segundo lo fue de las confesiones, y ambos pronunciaron sermones en todos los actos. Se centró especialmente en los niños, que en elevado número asistieron a la Catequesis, la confesión y la renovación de las promesas del bautismo; asimismo, les enseñaron cánticos y pequeños discursos, que ellos mismos exponían por la noche.

De todos los actos, destacaron los celebrados en los dos días principales. El primero fue el domingo 8 de abril y consistió en la Fiesta de los Niños, con la comunión en la mañana y la procesión de la Virgen del Carmen por la tarde, acompañada por autoridades, banda de música y un gran número de fieles, en la que los niños portaron las banderas y gallardetes. El segundo fue el domingo 15 de abril, en que por la mañana se salió en procesión desde la parroquia hasta la cárcel del partido, con el fin de llevar la comunión a los presos, a propuesta del juez de Instrucción don Antonio Losada y Mazorra; a ese emotivo acto asistieron las autoridades y numeroso público, ofreciéndosele luego un almuerzo a los reclusos; y por la tarde recorrió las calles la procesión del Santísimo Sacramento, considerada la más solemne celebrada hasta entonces en la villa, pues fue acompañada por la banda de música y en su recorrido se colocaron artísticos descansos, donde cantaron los niños y los Coros Eucarísticos, mientras que desde las ventanas y los balcones, adornados con colgaduras, flores y plantas, se arrojaban pétalos a su paso. En total se impartieron más de 1.660 comuniones y el párroco-arcipreste de Granadilla quedó muy complacido de esta Misión…

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El trío-cuarteto “Tabanzo” (1955-1957) y la orquesta “La Estrella” de la villa de Arafo (1957-1972)

Este artículo está dedicado a una de las numerosas orquestas de baile creadas en Arafo, que con razón es conocido como “El pueblo de la Música”. Merced a la inagotable cantera musical de esta villa, estos conjuntos tuvieron aquí un gran auge y durante el último siglo llegaron a formarse una treintena, entre tríos, cuartetos y orquestas, coexistiendo en ocasiones ocho de éstas.

La orquesta “La Estrella” fue la continuación de un trío, formado a mediados de los años cincuenta por los hermanos don Sergio Encinoso Pérez (saxo alto) y don Antonio Encinoso Pérez (trompeta), apodados “Los Tabanzos”, y don Raúl Fariña Rivero “Gallina” (batería), que fue conocido como “Trío Tabanzo”. Se fundó inicialmente para amenizar un baile en el Casino “Unión y Progreso” de la villa de Arafo. Pero, tras el éxito obtenido en dicha actuación, se entusiasmaron y decidieron continuar en los escenarios.

Pocos años después, don Sergio Encinoso le propuso a don Vicente Esteban Fariña Fariña que tocara con ellos y así lo hizo con su saxo alto, por lo que a comienzos de 1957 el grupo se convirtió en un cuarteto, que actuó por primera vez como tal en Cabo Blanco (Arona).

Unos seis o siete meses más tarde, a mediados de ese mismo año 1957 decidieron ampliar el grupo, integrando a dos nuevos músicos: don Quírico Coello Albertos y don Antonio Fariña Ferrera “Parranda”, mientras que don Esteban Fariña pasó a tocar el saxo tenor. De ese modo surgió la orquesta “La Estrella”, nombre que había sido propuesto por don Quírico, por lo que se pintó una estrella en los atriles. Quedó constituida inicialmente por seis componentes: don Sergio Encinoso (coordinador y saxo alto), don Antonio Encinoso (trompeta), don Raúl Fariña (batería), don Esteban Fariña (saxo tenor), don Antonio Fariña (acordeón) y don Quírico Coello (contrabajo). En sus inicios no tenía vocalista, porque en la mayoría de los lugares a los que iban a actuar no tenían corriente eléctrica y, por lo tanto, no contaban con equipo de sonido, alumbrándose con petromax…

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Los casinos republicanos de Chimiche, El Salto y San Isidro, en Granadilla de Abona (1935-1936)

     Existe constancia de que durante la II República Española el municipio de Granadilla de Abona contó con una sociedad de recreo legalizada, el “Casino de Granadilla”. Pero en los distintos barrios o núcleos de población del municipio existieron otros casinos, que no consta que fuesen inscritos en el Registro de Asociaciones del Gobierno Civil y por lo tanto no llegaron a legalizarse, lo que no impidió que durante algún tiempo funcionasen como tales. De éstos, ya nos ocupamos en otros artículos de los que existieron en Charco del Pino y El Médano , por lo que en este trabajo nos centramos en los de Chimiche, El Salto y San Isidro, aunque solo de forma preliminar, para iniciar su estudio hasta que aparezca nueva documentación que enriquezca su historia. Lo cierto es que estaban en pleno funcionamiento en 1936, año en el que fueron disueltos con motivo del inicio de la Guerra Civil, tras una corta trayectoria.

     En estos centros sociales y recreativos se celebraban sobre todo bailes, que permitían a los jóvenes salir de la dura rutina y olvidar por unas horas el duro trabajo agrícola y ganadero. Además, como siempre ocurría en este tipo de sociedades, ocasionalmente se impartían conferencias, se efectuaban representaciones teatrales o se celebraban festivales literario-musicales. Asimismo, diariamente se abrirían para practicar juegos de mesa, sobre todo baraja o dominó, así como para intercambiar opiniones en improvisadas tertulias…

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Enfrentamientos en las fiestas de Igueste de Candelaria en el último tercio del siglo XIX, con motivo de la procesión

    Desde 1788, en que se terminó y bendijo la ermita de la Santísima Trinidad de Igueste de Candelaria, comenzaron a celebrarse las fiestas patronales de dicha localidad, cuyo acto principal era la misa y procesión con las imágenes existentes en el templo. Desde sus inicios, la financiación y organización de éstas se hizo de forma alterna entre los dos sectores del pueblo, los vecinos de arriba en los años pares y los de abajo en los impares, como ocurría en otros muchos pueblos de Tenerife y aún continúa haciéndose en las de San Pedro de Güímar.

     En el último tercio del siglo XIX, tras la misa del día principal de la fiesta, en Igueste sacaban en procesión el antiguo cuadro con la representación de la Santísima Trinidad, así como las imágenes de la Purísima Concepción y San Juan, precedidas por la Cruz parroquial y el estandarte, por un itinerario acordado entre los párrocos y los vecinos. Pero en 1871, los vecinos de la parte de abajo, que ese año organizaban la fiesta, suplicaron al párroco de Candelaria, don Antonio de la Barreda y Payba, que se cambiase el itinerario de la procesión, dirigiéndola por un camino que daba un rodeo hasta la ermita, a lo que aquel accedió y así se hizo. Dicha innovación desagradó a los vecinos del lugar de arriba, quienes se alarmaron, protestaron y se quejaron a las autoridades religiosas, por lo que al año siguiente se verificó la procesión por el itinerario acostumbrado desde antiguo.

    Sin embargo, en 1873, cuando la fiesta volvió a corresponder a los vecinos del lugar de abajo, estos instaron nuevamente para que la referida procesión volviera por el camino por el que ya había transcurrido en 1871 y, al verificarlo así, se produjo un grave enfrentamiento, incluso físico, entre los vecinos de arriba y los de abajo, por lo que la procesión tuvo que retirarse a la ermita, lo que dio lugar a la formación de causas criminales, detenciones, enemistades y discordias entre los vecinos, por cuyo motivo la autoridad eclesiástica prohibió que la procesión discurriese por dicho camino y se dispuso que a partir de entonces se llevase a cabo alrededor de la plaza, con aprobación de las dos partes del pueblo que estaban enfrentadas. Pasaron algunos años de cierta tranquilidad hasta que en agosto de un año impar de ese mismo siglo XIX, en el que las fiestas eran organizadas de nuevo por los vecinos de abajo, se volvió a liar…

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