Candelaria: Don Agustín Tomás de Torres (?-1811), sacerdote, teniente del beneficiado comarcal, cura encargado, mayordomo de fábrica y primer párroco propio de la iglesia de Santa Ana de Candelaria

El sacerdote grancanario que nos ocupa se estableció en su juventud en Candelaria. Tras su ordenación como presbítero, fue nombrado teniente de beneficiado de Güímar y Candelaria y, como tal, estuvo encargado durante 11 años de la iglesia de Santa Ana de la segunda localidad, de la que también fue mayordomo de fábrica. Luego, al independizarse ésta, pasó a ser su primer párroco propio, continuando su labor ministerial en la Villa Mariana durante otros 16 años, hasta su muerte en el transcurso de una epidemia de fiebre amarilla.

Nuestro biografiado nació en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria a mediados del siglo XVIII, siendo hijo de don Gaspar de Torres y doña Ana Teresa de Santa Ana. Muy joven se trasladó a Tenerife, pues el 22 de marzo de 1776, siendo clérigo tonsurado y vecino de La Laguna, recibió los cuatro Grados (Órdenes Menores) en la iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife. Años más tarde recibió los sagrados órdenes del Subdiaconado, Diaconado y Presbiterado. Por esa época, aún en plena juventud, se estableció en Candelaria, donde compró terrenos y una casa…

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Candelaria: Don Eugenio de la Cruz Alberto (1864-1940), soldado voluntario y corneta profesional de Milicias, carbonero, guardia municipal de Santa Cruz de Tenerife y somatenista; y su madre “Tía Isabel Albertos”, romancera y personaje popular de la capital tinerfeña

Nuestro biografiado, nacido en Barranco Hondo de Candelaria, se estableció en su niñez en Santa Cruz de Tenerife, donde ingresó en las Milicias Canarias como soldado voluntario, cuando no había cumplido los 17 años y aún no sabía escribir; luego ascendió a corneta de Milicias y prestó sus servicios como militar profesional, tanto en la capital tinerfeña como en Arrecife de Lanzarote. Una vez licenciado trabajó como carbonero en el puerto tinerfeño y luego obtuvo una plaza de guardia municipal de Santa Cruz, que desempeñó durante 27 años, con distintos nombramientos, recibiendo un galón de distinción y una felicitación por sus servicios; con él se inició una saga familiar vinculada a la policía local de dicha capital. Además, fue somatenista y presidente suplente de una mesa electoral en dicha ciudad.

En cuanto a su madre, doña Isabel Albertos Romero, conocida por “Tía Isabel Albertos”, natural también de Barranco Hondo, vivió desde su juventud en Santa Cruz de Tenerife, donde fue muy conocida como romancera y contadora de historias, así como por su longevidad. Llegó a ser uno de los personajes más populares de la capital tinerfeña, dado a conocer al resto de la isla por el periodista Leoncio Rodríguez, en un artículo publicado de La Prensa y en su libro “Estampas tinerfeñas”.

Nació en el pago de Barranco Hondo de Candelaria el 3 de mayo de 1864, a las once de la noche, siendo hijo natural de doña Isabel Albertos Romero. Dos días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el beneficiado propio don Antonio de la Barreda y Payva; se le puso por nombre “Eugenio de la Cruz” y actuó como madrina doña Juana Francisca Espinosa, casada, jornalera y vecina de El Rosario. Sus abuelos maternos fueron don Agustín Albertos, ya difunto, y doña María Josefa Romero, naturales y vecinos de Barranco Hondo…

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Candelaria: Don Bruno Alberto Sabina (1925-2022), destacado futbolista, presidente y directivo del “C.D. Candela”, que da nombre al campo de fútbol municipal, pescador, jornalero, auxiliar de Abastos en el Ayuntamiento, emigrante, limpia-coches, estanquero, empresario, cofundador y directivo de sociedades

A lo largo de su vida, nuestro biografiado trabajó inicialmente como pescador, jornalero y auxiliar de Abastos en el Ayuntamiento; luego emigró a Venezuela, donde trabajó como limpia-coches y estanquero; y a su regreso ya ejerció como empresario, dedicado a la compraventa de terrenos, desmontes y alquiler de compresores. Pero su auténtica vocación fue el fútbol, en el que destacó como futbolista del “C.D. Candela”, “C.D. Güímar”, “C.D. Granadilla” y “C.D. Arico”; luego lo hizo como directivo del “C.D. Candela” durante más de tres décadas, asumiendo los cargos de vocal, presidente en tres etapas y vicepresidente-relaciones públicas, siendo la persona que más tiempo ha formado parte de su junta directiva, amplio período en el que fue el auténtico motor del club y su socio nº 1. Ello que le valió una Placa de Honor de la Federación Tinerfeña de Fútbol, diversos homenajes y, al final de su vida, la nominación oficial del campo de fútbol municipal de Candelaria como “Bruno Alberto Sabina” y la presidencia de Honor del citado club. Además, su compromiso social le llevó a ser vocal del Casino de Candelaria, cofundador y presidente de la Asociación de Vecinos “San Blas”, y cofundador y vocal del Club de la Tercera Edad “Antón Guanche”.

Don Bruno nació en el Callejón de Cartas de Candelaria el 5 de octubre de 1925, a las once de la noche, siendo hijo de don Domingo Alberto Marrero, natural de El Chorrillo (El Rosario), y doña Magdalena Sabina del Castillo, que lo era de la Villa Mariana. Tres días después fue inscrito en el Registro Civil de Candelaria, ante el juez municipal suplente, don Gregorio Rodríguez Sabina, y el secretario del Juzgado, don Agustín Jacinto del Castillo, siendo testigos don Ildefonso del Castillo Ramos y don Romualdo García Panasco. Fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de El Tablero y confirmado en la de Santa Ana de Candelaria…

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Candelaria-Güímar: Don Isidoro Nóbrega Navarro (1885-1971), escribiente, auxiliar del agente ejecutivo de los Pósitos y de la Recaudación de Hacienda, oficial mayor y secretario del Ayuntamiento de Garachico, agente comercial, cofundador y directivo del Colegio Oficial de Agentes Comerciales de la provincia y Medalla de Plata de la Cruz Roja

Siguiendo la estela de su padre, nuestro biografiado vivió en Güímar y Garachico, donde al igual que aquel se dedicó inicialmente a la actividad administrativa. Comenzó a trabajar como escribiente en el Ayuntamiento de Güímar; luego fue nombrado auxiliar del agente ejecutivo de los Pósitos de Tenerife y El Hierro, así como de la Recaudación de Hacienda de la Zona de Santa Cruz de Tenerife. Posteriormente ejerció como oficial mayor y secretario habilitado del Ayuntamiento de Garachico; por entonces, en dicha villa también fue elector contribuyente de compromisarios para senadores y jurado judicial. Luego se estableció en Santa Cruz de Tenerife como agente comercial, siendo uno de los principales fundadores del Colegio oficial de Agentes Comerciales de esta provincia, en el que desempeñó los cargos de vocal y tesorero de su junta de gobierno. Además, recibió la Medalla de Plata de la Cruz Roja Española, como activo colaborador de dicha institución

Miembro de una destacada familia, nació en Candelaria el 11 de noviembre de 1885, a las cinco de la madrugada, siendo hijo de don Abelardo Nóbrega y González, natural de la ciudad de La Laguna, y doña Enriqueta Navarro Llarena, que lo era del citado pueblo sureño. Siete días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura párroco propio don Antonio de la Barreda y Payba; se le puso por nombre “Isidoro Martín Abelardo” y actuó como madrina doña María del Carmen González de Navarro, vecina de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, siendo testigos don Miguel Navarro y don Domingo Trujillo…

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El Somatén Armado del municipio de Candelaria en su primera etapa (1924-1931)

El presente artículo está dedicado al Somatén Armado en Candelaria en su primera etapa, desde 1924, en que se estableció en Canarias, hasta 1931, en que fue disuelto con la llegada de la II República Española. Inicialmente se constituyó un único distrito, que abarcaba todo el término municipal, pero luego se segregó Barranco Hondo, que pasó a constituir un distrito propio. Se trataba de un cuerpo de milicia popular, cuya labor estaba centrada sobre todo en el mantenimiento del orden público. Los afiliados o somatenistas contaban con un arma larga de su propiedad, aunque a los máximos responsables también se le podía conceder por el capitán general el uso de un arma corta, siempre que lo solicitasen expresamente. Los mandos los constituían un cabo y un subcabo de distrito, además de cabos y subcabos de barrio, nombrados en este municipio para Amance, Igueste y Barranco Hondo (en este barrio solo hasta su elevación a distrito).

Al organizarse, en 1924 la estructura del Somatén de Tenerife quedó compuesta por 5 cabos de partido, 5 subcabos de partido, 37 cabos de distrito (seis de ellos en Santa Cruz y dos en La Laguna), 38 subcabos de distrito, y numerosos cabos y subcabos de pueblo. En el partido judicial de Santa Cruz, al que pertenecía Candelaria, el Somatén Armado estaba compuesto por 34 miembros: 1 vocal, 1 cabo de partido, 1 subcabo de partido, 8 cabos de distrito, 9 subcabos de distrito y 14 individuos o somatenistas.

A comienzos de agosto de dicho año se nombraron los dos responsables del Somatén del municipio de Candelaria: cabo de distrito, don Juan Carballo García; y subcabo de distrito, don Víctor Rodríguez Cruz. Por un estado numérico del Somatén, fechado a 1 de diciembre de ese año, conocemos cual era la aún escasa fuerza del mismo en este término municipal: 1 cabo de distrito, 1 subcabo de distrito y 6 individuos; en total, 8 miembros, cantidad intermedia entre los otros dos municipios del Valle, pues Arafo contaba con 9 miembros y Güímar con 6; pero a lo largo de esta etapa llegó a contar con 79 afiliados. En Candelaria el Somatén tenía un cuartelillo, instalado en una casa de la calle de La Arena, donde hacían sus servicios los somatenistas.

Luego, en febrero de 1928, se reorganizó el Somatén del partido judicial de Santa Cruz de Tenerife, desdoblándose el distrito de Candelaria en dos, al crearse el nuevo distrito de Barranco Hondo, debido al elevado número de afiliados y a la considerable distancia existente entre este núcleo de población y la cabecera municipal. Por dicho motivo, el cabo de barrio de dicha localidad, don Antonio Cruz Díaz, fue elevado a cabo de distrito. Llegó a contar con, por lo menos, 18 afiliados…

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Candelaria: Don Wenceslao Chico y Franquis (1846-1881), guarda mayor de montes interino y emigrante, movilizado con motivo de la Guerra de Cuba como alférez de la Guerrilla, de Milicias e Infantería, siendo condecorado por su heroico comportamiento y asesinado al intentar frenar una rebelión

Oriundo de Araya de Candelaria, donde se avecindó y contrajo matrimonio, nuestro biografiado fue nombrado guarda mayor de montes, con carácter interino, pero luego emigró a la isla de Cuba. En ésta fue movilizado con motivo de la “Guerra de los Diez Años” como alférez de la Guerrilla, destacando por su heroico comportamiento, por el que fue condecorado, y también estuvo encargado del Almacén de provisiones de Palmira. Tras ser licenciado, siete meses más tarde se reintegró al Ejército de Cuba, primero como alférez de Milicias y luego de Infantería, donde continuó acreditando su valor en la “Guerra Chiquita” y en posteriores revueltas de insurrectos, llegando a actuar como comandante del Destacamento de Taguayabón; por entonces volvió a ser condecorado, aunque su fuerte carácter motivó algunos enfrentamientos con sus superiores. Finalmente, llevado por su sentido del deber intentó frenar una rebelión militar en el Destacamento del poblado de Samá, falleciendo por el disparo de un sargento, cuando contaba tan solo 35 años de edad.

Nació en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife el 27 de septiembre de 1846, siendo hijo de don Francisco Agustín Chico Díaz, natural de Araya de Candelaria, y doña María Martina Franquis y Sepúlveda, que lo era de la capital tinerfeña, aunque oriunda por sus padres de Antigua (Fuerteventura). Fueron sus abuelos paternos: don Miguel Francisco Chico de Sosa, natural del pago de Machado (El Rosario, por entonces dependiente de La Laguna), y doña Bárbara Rodríguez Díaz, que lo era de Araya de Candelaria, donde estuvieron avecindados; y los maternos, don Juan Franquis y doña Sebastiana Sepúlveda, naturales de Antigua (Fuerteventura) y vecinos de Santa Cruz de Tenerife…

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Candelaria: Don Esteban García Navarro (1905-1983), maestro nacional, secretario del Casino de Candelaria, auxiliar de secretaría y recaudador interino del Ayuntamiento, cabo de Infantería apto para sargento, somatenista, cofundador y vocal 1º del comité de la Agrupación Socialista Tinerfeña de Candelaria

Después de obtener el título de Bachiller, nuestro biografiado fue elegido secretario del Casino de Candelaria y obtuvo una plaza de auxiliar de secretaría del Ayuntamiento, ejerciendo también como recaudador interino del mismo. Por entonces fue reclutado y pasó a prestar su servicio militar, en el que obtuvo el empleo de cabo de Infantería y se le declaró apto para sargento en la reserva, aunque no llegó a ascender; también se afilió al Somatén Armado de Candelaria. Una vez licenciado, fue nombrado maestro interino sustituto de Igueste de Candelaria, donde ejerció durante cuatro años; además fue cofundador y vocal 1º del comité de la Agrupación Socialista Tinerfeña de Candelaria. Luego cursó la carrera de Magisterio y, una vez terminada, obtuvo varios destinos como maestro interino, entre otros en Miranda de Abajo (Breña Alta), así como en los barrios de El Bufadero y El Cabo (Santa Cruz de Tenerife); también fue delegado local del sindicado socialista Federación Tinerfeña de Trabajadores de la Enseñanza en Las Breñas. Posteriormente, tras superar las oposiciones celebradas en La Laguna, contrajo matrimonio y ejerció como maestro propietario en El Palmar (Buenavista del Norte), Hermigua, La Caleta (Los Silos), Taco (La Laguna), y Santa Cruz de Tenerife.

Nació en Candelaria el 2 de septiembre de 1905, siendo hijo de don Francisco García Hernández, natural de Tacoronte, y doña María de los Remedios Navarro Pérez, que lo era de la citada villa mariana. El 9 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura párroco don José Trujillo Trujillo; se le puso por nombre “Esteban” y actuó como padrino don Francisco Rodríguez. Fueron sus abuelos paternos: don Francisco García Martel y doña Francisca Hernández y Hernández, naturales y vecinos de Tacoronte; y los maternos: don Fernando Navarro Hernández y doña Elvira Pérez Fresneda, que lo eran de Candelaria…

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La Sociedad “Juventud Católica” de Candelaria (1930-1939) y su intensa actividad cultural y religiosa

En este artículo nos vamos a ocupar de una de las sociedades constituidas en Candelaria antes de la Guerra Civil Española, la “Juventud Católica”, que poco tenía que ver con los casinos existentes por entonces en los distintos núcleos de población del municipio. Solo coincidía con ellos en la celebración de veladas teatrales, musicales y literarias, pues su fin principal era encauzar la vida intelectual y moral de los jóvenes hacia las exigencias cristianas que marcaba la Religión Católica. Desarrolló una intensa actividad cultural, pues llegó a contar con una biblioteca, un cuadro dramático, un coro y una orquesta, esta última dirigida por su presidente fundador, don Álvaro González Tejera, además de impartirse en su seno conferencias y cursillos con la proyección de imágenes fijas, la mayoría de contenido religioso; también se impartieron en ella clases nocturnas y de primeras letras para analfabetos. Pero esta vertiente socio-cultural decayó drásticamente tras su integración en la Acción Católica y el inicio de la Guerra, al ser movilizados muchos de sus socios y centrarse casi exclusivamente en su vertiente religiosa. Su impulsor y consiliario fue el sacerdote dominico fray Ramón Fernández.

A mediados de 1930 ya estaban en funcionamiento las Juventudes Católicas de Santa Cruz de La Palma (con unos 200 socios) y Las Palmas de Gran Canaria; asimismo, se estaban organizando las de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, El Paso y Valverde. En ese ambiente, se promovió la constitución de la “Juventud Católica” de Candelaria, que sería la primera de este tipo legalizada en Tenerife, cuya comisión organizadora redactó en agosto de dicho año su Reglamento, que comenzaba explicando lo que era la Juventud Católica y señalando su situación en España y en Canarias, en términos muy entusiásticos…

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Candelaria: Don Miguel Sabina Marrero (1883-1938), pescador, comerciante, secretario interino del Juzgado, alcalde constitucional, juez municipal, jurado judicial, presidente del Comité local de Unión Patriótica, interventor electoral y alcalde de mar

El personaje que nos ocupa trabajó como comerciante y, como muchos de sus paisanos, también se dedicó a la pesca y fue accionista de galerías. Pero, sobre todo, tuvo una intensa vida pública, pues en su pueblo natal desempeñó los principales cargos de relieve: fue secretario interino del Juzgado en tres etapas; concejal del Ayuntamiento en una legislatura; alcalde en tres periodos, el último durante la II República; jurado por sorteo durante muchos años, para los juicios por jurado que se debían celebrar en la cabecera del  partido judicial de Santa Cruz de Tenerife; presidente del Comité local de Unión Patriótica; interventor electoral; juez municipal en tres etapas, la última hasta su muerte; secretario de la comunidad de explotación de aguas “Chese”; y último alcalde de mar de Candelaria.

Nació en Candelaria el 29 de septiembre de 1883, a las siete de la mañana, siendo hijo de don Francisco Sabina Castro (conocido por “Quico”) y doña Adelaida Marrero Sabina. El 4 del inmediato mes de octubre fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el beneficiado propio don Antonio de la Barreda y Payba; se le puso por nombre “Miguel Ángel” y actuó como padrino don Manuel Gil Rodríguez, siendo testigos don Isidro Delgado y don Abelardo Nóbrega…

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Los primeros cines en la historia del municipio de Candelaria (1919-1940)

A lo largo del siglo XX y durante seis décadas, el municipio de Candelaria llegó a contar con seis cines, cuatro de ellos en la cabecera municipal, dos mudos y dos sonoros, así como de uno en Igueste y otro en Barranco Hondo. También se hacían algunas proyecciones en la Sociedad “Juventud Católica”, pero de imágenes fijas. Tres de dichos cines tuvieron una trayectoria más o menos larga, dos corta y uno efímera. El pionero fue el “Teatro-Cine” de Candelaria (1919-1935), al que siguieron el “Cine La Torre” de Candelaria (1932), el “Cine de Candelaria” (1936-1940), el “Cine Conchita” / “Cine Luisa” de Igueste de Candelaria (1955-1980), el “Cine Candelaria” (1957-1980) y el “Cine” provisional de Barranco Hondo (1962-1964); los tres últimos llegaron a coincidir en el tiempo. Luego, tras un par de décadas sin ninguna sala cinematográfica en funcionamiento, en los albores del siglo XXI abrieron los “Multicines Puntalarga”, que desde 2001 han retomado dicha actividad en este municipio.

En este artículo solo nos vamos a ocupar de los tres primeros cines existentes en este municipio, todos ellos abiertos al público en la cabecera municipal; los dos primeros fueron mudos y estuvieron situados en la calle de la Arena; mientras que el tercero fue sonoro y se ubicó en uno de los salones de don Sixto Machado, en la calle del Pozo. Además, también trataremos de las proyecciones realizadas en los años treinta en la Sociedad “Juventud Católica” de esta misma localidad…

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