Nuestro biografiado, nacido en Barranco Hondo de Candelaria, se estableció en su niñez en Santa Cruz de Tenerife, donde ingresó en las Milicias Canarias como soldado voluntario, cuando no había cumplido los 17 años y aún no sabía escribir; luego ascendió a corneta de Milicias y prestó sus servicios como militar profesional, tanto en la capital tinerfeña como en Arrecife de Lanzarote. Una vez licenciado trabajó como carbonero en el puerto tinerfeño y luego obtuvo una plaza de guardia municipal de Santa Cruz, que desempeñó durante 27 años, con distintos nombramientos, recibiendo un galón de distinción y una felicitación por sus servicios; con él se inició una saga familiar vinculada a la policía local de dicha capital. Además, fue somatenista y presidente suplente de una mesa electoral en dicha ciudad.
En cuanto a su madre, doña Isabel Albertos Romero, conocida por “Tía Isabel Albertos”, natural también de Barranco Hondo, vivió desde su juventud en Santa Cruz de Tenerife, donde fue muy conocida como romancera y contadora de historias, así como por su longevidad. Llegó a ser uno de los personajes más populares de la capital tinerfeña, dado a conocer al resto de la isla por el periodista Leoncio Rodríguez, en un artículo publicado de La Prensa y en su libro “Estampas tinerfeñas”.
Nació en el pago de Barranco Hondo de Candelaria el 3 de mayo de 1864, a las once de la noche, siendo hijo natural de doña Isabel Albertos Romero. Dos días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el beneficiado propio don Antonio de la Barreda y Payva; se le puso por nombre “Eugenio de la Cruz” y actuó como madrina doña Juana Francisca Espinosa, casada, jornalera y vecina de El Rosario. Sus abuelos maternos fueron don Agustín Albertos, ya difunto, y doña María Josefa Romero, naturales y vecinos de Barranco Hondo…
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