La recuperación del naciente de Añavingo en Arafo. El prodigio o “milagro” de San Agustín (1751)

Añavingo-640.8 (CFIT)-2      En la primera mitad del siglo XVIII dos sucesos vinieron a alterar el normal devenir del pueblo de Arafo, tanto en lo material como en lo espiritual: la erupción volcánica de 1705 y el desprendimiento que hacia 1745 cegó el naciente de Añavingo, con el prodigio de su reaparición en 1751, uno de los sucesos más extraños y hermosos de la historia local. De este último nos vamos a ocupar en el presente artículo.

     Hacia 1745 ó 1746, se desmoronó un risco de enorme altura sobre el naciente del Barranco de Añavingo, sepultando bajo muchas toneladas de piedras, grava y arena la madre del agua, así como el cauce de dicho barranco en un tramo descendente de más de 800 pasos. Los vecinos trataron de descubrir de nuevo el naciente, para lo que se dividieron en escuadras que trabajaron con ahínco durante largo tiempo, un poco más abajo del punto original. Pero a pesar de que abrieron un profundo pozo “capaz de derriscar un perro”, como comentó uno de los trabajadores, no se descubrió agua alguna, ni quedó esperanza de recuperarla con los medios humanos de la época. Al no encontrarse agua en ninguna otra parte, durante cinco o seis años el pueblo experimentó con angustia su falta y para el abasto doméstico tuvo que desplazarse hasta el vecino pueblo de Güímar, con el fin de aprovisionarse de tan imprescindible líquido.

      Por dicho motivo, en el año 1751 don Juan Hernández Santiago, en nombre de varios vecinos, propuso al capellán encargado de la ermita de San Juan Degollado el llevar en rogativa hasta dicho naciente la imagen de San Agustín, que desde hacía algunos años se veneraba en dicho templo. Pero dicho sacerdote, don Pedro de Castro y Ledesma, le aclaró que para ello era necesario hacerle un novenario a dicho Santo, ante lo cual el antedicho Sr. Hernández, empeñado con su idea, dispuso que se le hiciese…

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Artículo-PRODIGIO DE SAN AGUSTÍN

La erupción volcánica de 1705 en el Valle de Güímar. Un suceso que produjo daños en los tres pueblos de la comarca y una gran inquietud en toda la isla

Volcán de las Arenas-2     Ya se han cumplido más de tres siglos de un acontecimiento geológico que en la primera mitad del siglo XVIII vino a alterar el normal devenir del Valle de Güímar, tanto en lo material como en lo espiritual: la erupción volcánica de 1705. A pesar del tiempo transcurrido, sus huellas son perceptibles en el paisaje y sus efectos aún se recuerdan en los tres municipios de esta comarca. El cono volcánico del que partió la lava se conoció en el pasado como “Volcán de Güímar” y en la actualidad como “Volcán de Arafo” o “Volcán de las Arenas”. Conviene recordar que en el momento de la erupción, los tres pueblos del Valle estaban unidos bajo una única alcaldía pedánea y en una misma parroquia.

     Tras dos erupciones volcánicas ocurridas un mes antes en las cumbres de Arico y Fasnia, el 2 de febrero de 1705, cuando se celebraba la festividad de la Virgen de Candelaria, surgió un volcán en los altos del Valle de Güímar, en la caldera de Pedro Gil y junto al Pico del Valle o de Cho Marcial, erupción que amenazó con destruir los pueblos de Arafo y Güímar, y que se constituyó en el suceso más devastador de la historia local. Duró casi dos meses, hasta el 27 de marzo, fue visible desde La Orotava y sus efectos se dejaron sentir en toda la isla. Las coladas de lava se dividieron en tres brazos y provocaron graves daños: el más largo se dirigió a Arafo y llegó hasta por encima del caserío de El Socorro y sobre él están asentados hoy los barrios de El Carmen (Arafo) y San Francisco Javier (Güímar), así como parte del polígono industrial; el segundo brazo se dirigió a Güímar y sobre él se asientan los actuales barrios de Fátima, Constitución y Afonso Carrillo; y el tercero, el más corto, se quedó por encima de Chacaica. Solo en Güímar se arruinaron 70 casas y fallecieron 16 personas, en su mayoría de miedo…

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Arafo: Don Eduardo Fausto de Mesa y Hernández (1827-1904), párroco propio de Tejina, servidor de Tegueste y capellán del Asilo de las Hermanitas de los Pobres de La Laguna

Eduardo Fausto de Mesa     Este humilde sacerdote estuvo la mayor parte de su vida ligado a la parroquia de Tejina, pues la obtuvo en propiedad por oposición cuando aún no era presbítero y, tras ordenarse, permaneció al frente de ella ininterrumpidamente durante 38 años. Durante un corto período fue también cura servidor de Tegueste y los últimos seis años de su vida los pasó como capellán del Asilo de las Hermanas de los Ancianos Desamparados (más conocidas por las “Hermanitas de los Pobres”) de La Laguna. Falleció en esta ciudad en la mayor pobreza, pero sin ser olvidado por sus feligreses de Tejina, que acudieron masivamente a su sepelio y funeral. Fue muy conocido en su época por su profunda fe, bondad y humildad.

       Nació en Arafo el 13 de octubre de 1827, siendo hijo de don Diego de Mesa y Marrero y doña Venancia Hernández del Castillo, naturales del mismo pueblo. Dos días después fue bautizado en la iglesia de San Juan Degollado por el párroco propio don Antonio Rodríguez Torres; se le puso por nombre “Eduardo Fausto” y actuó como padrino don José Nuñez Batista…

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Artículo-EDUARDO FAUSTO DE MESA Y HERNÁNDEZ

La Capilla del Señor del Pino, símbolo entrañable de la villa de Arafo

      El presente artículo está dedicado a una de las principales señas de identidad de Arafo y quizás la más entrañable, la Capilla del Señor del Pino, que preside la entrada a esta villa. Tuvo su origen en un antiguo Calvario, construido en la base de un viejo Pino, en el que luego se colocó una pequeña imagen del Crucificado, el “Señor del Pino”. Con posterioridad de construyó la Capilla, que encerró en su interior la base del tronco del árbol que le da nombre, así como el Calvario y la imagen del Señor. Quedó anexa al primer cementerio de la localidad y al estar situada a la entrada del pueblo, sirvió de lugar de espera a todas las autoridades religiosas, civiles y militares, así como imágenes devocionales, que lo han visitado en los dos últimos siglos.

     Lo primero fue el “Pino del Señor”, auténtico símbolo vegetal de Arafo. Este árbol, varias veces centenario y de 18 m de altura, ya existía cuando se produjo la erupción volcánica de 1705, que alteró la configuración del pueblo. A pesar de su longevidad y de los daños producidos en él a lo largo del tiempo, aún crece vigoroso, aunque mutilado. Luego vino el “Calvario del Pino”, más tarde llegó el “Señor del Pino” y, finalmente, se construyó la “Capilla del Señor del Pino”…

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Arafo: Don Eleuterio González García (1838-1907), capitán del Ejército Territorial de Canarias, comandante militar de Arafo, Lanzarote y Fuerteventura, regidor síndico y secretario del Ayuntamiento de Arafo

Arafo-Calle principal    El presente artículo está dedicado a uno de los militares nacidos en Arafo que alcanzaron una mayor graduación, don Eleuterio González García. Ingresó en las Milicias Canarias como subteniente, para ascender luego a teniente, recibir el grado de capitán y ascender finalmente a este empleo, con carácter efectivo. A lo largo de su carrera desempeñó, entre otros cargos, los de comandante militar de Arafo, Lanzarote y Fuerteventura; también fue condecorado con una Cruz de Primera Clase del Mérito Militar. Obtuvo su retiro con sueldo, después de haber servido durante más de 41 años y medio a las Milicias y al Ejército Territorial de Canarias. Al margen de su carrera militar, tuvo una cierta actividad política en Arafo, donde fue vocal de la Junta de Gobierno local, regidor síndico (en dos ocasiones), concejal, interventor electoral y secretario interino del Ayuntamiento.

      Este ilustre militar nació en Arafo el 30 de mayo de 1838, siendo hijo de don Esteban González Perdigón y Marrero y doña María Antonia García Batista. El 5 de junio inmediato recibió el bautismo en la iglesia de San Juan Degollado, de manos del cura párroco propio don Antonio Rodríguez Torres; se le puso por nombre “Eleuterio Secundino” y actuó como madrina doña Evarista Perdigón García…

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Artículo-ELEUTERIO GONZÁLEZ GARCÍA

El asentamiento agustino en Arafo. La alquería y oratorio de “Lo de Ramos”

     En 1509, el conquistador don Gonzalo Mejías cedió la data que poseía en Arafo, con agua y tierras, al Convento agustino del Espíritu Santo de La Laguna. Después de recibir esta donación, los frailes construyeron su alquería con oratorio en el sitio actualmente conocido como “Lo de Ramos”. En 1745, ya se veneraba en la ermita de San Juan Degollado de Arafo una imagen de San Agustín, probablemente donada por los agustinos, que enseguida alcanzó gran devoción en el vecindario, como quedó de manifiesto en 1751, al producirse el prodigio o “milagro” de San Agustín en el Barranco de Añavingo.

      En el siglo XVIII, casi todas las tierras de Arafo, además del diezmo y primicias para el sostenimiento de la parroquia, estaban gravadas con tributos a diferentes conventos de la isla, entre ellos el agustino de La Laguna. A partir de 1836, con motivo de la Desamortización, el Estado se incautó en Arafo de las extensas fincas rústicas pertenecientes a dichos frailes. En 1849, la Dirección General de Fincas del Estado aprobó la redención del censo agustino de 18 y media doblas que gravaba las tierras de Arafo, por la suma de 1.227 reales y 20 maravedíes de vellón. Y en 1993 se inició la construcción en “Lo de Ramos” de una capilla dedicada al Apóstol Santiago, así como una zona recreativa que se inauguró en 1998…

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Arafo: Don Santiago Fariña García (1830-1901), cura párroco de Vallehermoso, Alajeró y Santa Úrsula

Artículo-SANTIAGO FARIÑA GARCÍASantiago Fariña-casa natal-google-3    La humildad que caracterizó todas sus actuaciones, no consiguió que el paso del tiempo hiciera borrar la existencia del sacerdote que nos ocupa, cuyo celo e inteligencia fueron reconocidos además de por sus paisanos, por cuantos tuvieron la dicha de conocerle, especialmente los vecinos de Vallehermoso, Alajeró y Santa Úrsula, pueblos donde ejerció durante la mayor parte de sus 37 años de intensa labor pastoral, 25 de ellos en la última localidad del Norte de Tenerife.

     Don Santiago Fariña García nació en Arafo el 1 de mayo de 1830, siendo hijo de don Ignacio Alonso Fariña y doña Luisa García Vizcaíno. Dos días después fue bautizado en la iglesia de San Juan Degollado por don Antonio Rodríguez Torres, párroco propio de la misma; se le puso por nombre “Santiago León” y actuó como padrino don León Rodríguez. Todos naturales y vecinos de dicho lugar.

      Su padre, don Ignacio Alonso Fariña (1800-1876), fue una persona muy apreciada en su localidad natal, pues estuvo durante muchos años vinculado a la parroquia como sacristán y sochantre; además desempeñó los cargos de secretario del Ayuntamiento, regidor y maestro interino…

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 Artículo-SANTIAGO FARIÑA GARCÍA

Los vínculos de Arafo con el Convento dominico de Candelaria. La hacienda y la capilla de “La Granja de los Frailes”

La Granja-Arafo    Hasta el siglo XIX, gran parte del término de Arafo estaba gravado con tributos pertenecientes a distintos conventos y órdenes religiosas establecidas en Canarias. En este sentido, destacaban las extensas propiedades pertenecientes a dos conventos, el agustino de La Laguna y el dominico de Candelaria, que influyeron notablemente en el devenir histórico de dicha localidad y en su trayectoria religiosa.

     En este trabajo nos vamos a centrar en el asentamiento dominico de Arafo, en la conocida como “La Granja de los Frailes”, que pertenecía al Convento Real de Nuestra Señora de Candelaria. Contaba con unas amplias instalaciones y en ella vivían los medianeros, así como temporalmente los frailes que administraban dicha hacienda. Poseía una capilla u oratorio de considerables dimensiones, preparada para albergar a la imagen de la Virgen de Candelaria, en la que se veneraba un antiguo cuadro que la representaba, hoy expuesto en la Basílica.

     En 1620 los frailes dominicos de Candelaria compraron terrenos en Arafo a don Tomás Pacheco Solís, con el fin de trasladar allí el santuario de la Virgen, por temor a los ataques de piratas que se acercaban hasta las costas del Valle atraídos por sus tesoros; asimismo, se acordó construir la capilla mayor del nuevo convento a costa de los bienes de propios del Cabildo. Aunque no se realizó la traslación prevista, ignoramos si por aquel entonces se llevó a cabo la proyectada edificación o si ésta se retrasó; lo cierto es que en las ruinas de “La Granja” se conservan las paredes de una capilla de gran tamaño, para tratarse de un simple oratorio, pues tiene 150 m²…

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La Agrupación femenina de pulso y púa “Aída” de Arafo (1957-1967)

    Desde finales de los años cincuenta hasta bien avanzados los sesenta del siglo pasado existieron en Arafo dos agrupaciones femeninas de pulso y púa, pioneras en Canarias: “Aída” y “Las Mary’s”, ambas fundadas por la maestra doña Carmen Tejera Rodríguez y su esposo el músico don Juan Ramos Rodríguez, aunque luego siguieron rumbos diferentes y mantuvieron una sana rivalidad.

    Medio siglo después de su disolución, el 11 de febrero de 2012 se le tributó un merecido homenaje a ambas agrupaciones en el Auditorio “Juan Carlos I” de la Villa de Arafo, organizado por la Rondalla “Ayesa”, con el fin de recordar con cariño su paso por los escenarios, pues ambas ya ocupan por derecho propio un lugar de honor en la rica historia musical de esta villa.

      En este artículo vamos a hacer un breve repaso por la trayectoria de la agrupación “Aída”, la primera que se fundó y, probablemente, la agrupación femenina de pulso y púa pionera en Canarias. En sus 10 años de historia, de 1957 a 1967, comenzó siendo un quinteto para enseguida aumentar hasta ocho miembros, posteriormente reducirse a un trío y, finalmente, consolidarse como un conjunto de unas diez componentes…

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Arafo-Candelaria: Don José de Baute Santos (1739-1820), teniente de Artillería, comandante de armas, castellano, guarda-almacén de Artillería, teniente coronel de Milicias, Caballero de San Hermenegildo, síndico personero y alcalde de Candelaria-Arafo, descendiente del Rey guanche de Adeje

      En este artículo nos ocupamos del militar de mayor graduación nacido en Arafo, que vivió gran parte de su vida en Candelaria, donde falleció. Comenzó su carrera en Artillería, pero enseguida ascendió a subteniente y teniente de las Milicias Provinciales. Con este último empleo se reintegró al cuerpo de Artillería, como comandante de la media Compañía de Artilleros Milicianos de Candelaria, volviendo luego a las Milicias, en las que ascendió a capitán y alcanzó el retiro con el empleo de teniente coronel. Fue comandante de armas de Candelaria durante más de cuatro décadas, además de teniente castellano del Castillo de San Pedro, castellano de la Batería de Santiago y guarda-almacén de Artillería en dicha localidad, siendo condecorado con la Cruz de la Orden de San Hermenegildo; asimismo, desempeñó el cargo de síndico personero y, en tres ocasiones, el de alcalde de Candelaria y Arafo (cuando todavía constituían un único municipio), que repitió en otras dos etapas, solo del primer municipio. Además, poesía amplias propiedades agrícolas en Arafo, así como algunos pozos de nieve, producto del que fue uno de los principales suministradores en el archipiélago. Desde el punto de vista familiar, descendía de los antiguos guanches de la isla, concretamente y en una de sus ramas del Rey don Diego de Adeje; por ello, era uno de los que podían cargar y acompañar en procesión a la Virgen de Candelaria, según privilegio real.

      Este ilustre personaje nació en el pueblo de Arafo el 11 de enero de 1739, siendo hijo de don Juan de Baute Santos y doña María de Barrios Rodríguez; fue bautizado el 18 de ese mismo mes en la iglesia de Santa Ana de Candelaria, a cuya jurisdicción pertenecía por entonces dicho lugar, por fray Miguel de Salas teniente del beneficiado, quien le impuso el nombre de “Joseph”, siendo apadrinado por don Bernardo Pérez Marrero, también vecino de Arafo…

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