Hasta el momento, en Barranco Hondo solo han nacido tres sacerdotes, miembros de una misma familia, dos hermanos y un sobrino. El primero de ellos, don Luis Ambrosio Fernández del Castillo, fue una destacada personalidad del clero tinerfeño en el siglo XVIII, pues no en vano desempeñó en propiedad dos de los Beneficios parroquiales más antiguos e importantes del Sur de la isla: el de Adeje, durante nueve años, y el de Güímar-Candelaria, durante otros doce años, pero su carrera quedó truncada con su prematuro fallecimiento, ocurrido en Güímar cuando solo contaba 49 años de edad.
Nació en el pago de Barranco Hondo (probablemente en la “Banda de Allá”, hoy incluida en El Rosario) el 15 de agosto de 1738, siendo hijo de don Asencio Francisco Núñez “El Menor” y doña María de los Ángeles López del Castillo. El 22 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por fray Leonardo del Cristo, maestro de novicios habitual de la Orden de Predicadores, por ausencia del teniente servidor de la misma y con licencia de su prelado; se le puso por nombre “Luis Ambrosio” y actuó como padrino don Cristóbal Alfonso y Guillama, clérigo presbítero vecino de La Laguna y capellán de la ermita de El Rosario, jurisdicción de la parroquia de la Concepción de dicha ciudad…
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