Guía de Isora: Doña Antonia González Ferrer (1862-1920), maestra de las escuelas elementales de niñas de San Sebastián de La Gomera, Guía de Isora, El Paso y El Tanque

Guía-(CFIT)     El presente artículo está dedicado a una de esas mujeres sureñas del siglo XIX que, venciendo las dificultades económicas de la época, se dedicaron por vocación a la docencia. Tras obtener el título de Maestra Elemental de Primera Enseñanza, nuestra biografiada regentó las escuelas públicas de niñas de San Sebastián de La Gomera, Guía de Isora (en dos ocasiones), El Paso y El Tanque, casi todas ellas con carácter interino. También es probable que regentase una academia privada en su pueblo natal. Había nacido en el seno de una conocida familia y contraído matrimonio con un guardia provincial majorero, que más tarde ocuparía numerosos cargos de relieve en Guía de Isora, con quien procreó tres hijos, uno de los cuales llegó a figurar entre los hijos ilustres de dicha localidad.

      Nació en Guía de Isora el 11 de octubre de 1862, siendo hija de don (Segundo) Antonio González Alonso y doña María Ferrer Díaz. Ocho días después fue bautizada en la iglesia de Ntra. Sra. de la Luz por el cura servidor don Domingo Mora y León; se le puso por nombre “Antonia Nicasia María de la Luz” y actuó como madrina doña María Rodríguez Martín…

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Artículo-ANTONIA GONZÁLEZ FERRER

Candelaria: Don Fermín Higuera Díaz (1917-2014), caballero mutilado permanente de guerra, teniente auxiliar de Infantería y empleado de la Refinería de Santa Cruz de Tenerife

Fermín Higuera Díaz     Recientemente nos ha dejado un ilustre militar candelariero, nacido en el pueblo de Barranco Hondo, y por ese motivo queremos recordarlo en el presente artículo. Nuestro biografiado estuvo movilizado en la Guerra Civil, donde alcanzó el empleo de sargento provisional de Infantería. Luego participó en la II Guerra Mundial como sargento voluntario de la División Azul, siendo herido gravemente en Leningrado, por lo que tuvo que ser evacuado a España. Fue declarado Caballero Mutilado Permanente de Guerra y, posteriormente, ascendió a subteniente y teniente de Infantería de la Escala Auxiliar; también recibió varias condecoraciones, entre ellas la Cruz y la Placa de San Hermenegildo. En la vida civil, estuvo empleado de la Refinería de Santa Cruz de Tenerife y ocupó el cargo de secretario del Sindicato de Jubilados y Accidentados del Trabajo. Como curiosidad, con 89 años figuró en la candidatura de Los Verdes al Ayuntamiento de Candelaria, pero con carácter testimonial para arropar a su hija María Beatriz, que la encabezaba.

     Nació en Barranco Hondo el 13 de diciembre de 1917, a las ocho de la noche, siendo hijo de don Fermín Higuera Mederos, natural de Bejucal (Cuba) y oriundo de Igueste de Candelaria, y de doña Rosalía María Dolores Díaz Pérez, que lo era del citado pueblo de Barranco Hondo. El 27 de enero de 1918 fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por don Ruperto M. Molina y Molina, “cura de esta parroquia y propio de la de S. Marcos Evangelista del pueblo de Tegueste”; se le puso por nombre “Fermín” y actuó como madrina doña Bárbara Padrón Higuera, de la misma naturaleza y vecindad. Curiosamente, en el Registro Civil se le inscribió como “Fermín Esteban”…

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Artículo-FERMÍN HIGUERA DÍAZ

El “Entierro de la Sardina” en El Escobonal (Güímar), una celebración festiva violentamente reprimida en 1950

Escobonal-1930 (Foto G. Díaz)     Todo ocurrió en el año 1950. Como era tradición en El Escobonal (Güímar) desde hacía muchos años, el miércoles de Ceniza era, después de la del patrono San José, la fiesta más importante de este pueblo. Ese día se daban cita jóvenes y mayores para olvidar por unas horas sus problemas cotidianos y la dura vida del campo, en estas tierras sedientas y ásperas del Sur. Sin embargo, en los últimos años el entorno social y político había cambiado, el “Nuevo Poder” dictatorial prohibía los Carnavales y el “Entierro de la Sardina”, la manifestación más genuina y pura de los mismos, iba desapareciendo paulatinamente de la geografía canaria.

     En ese año 1950, El Escobonal fue uno de los escasos pueblos de Tenerife que se atrevió a celebrar el “Entierro de la Sardina”, si no el único, debido al gran arraigo que tenía entre la población. Tampoco se limitó a una sola comitiva que recorriera las calles más céntricas, pues debido a la constitución geográfica de la localidad, su dispersión, su gran superficie,… cada zona o lomo principal preparó su propia “sardina”. De este modo, fueron cuatro los “entierros” que se dieron cita ese año en dicho pueblo; uno salió del Lomo de Mena con una sardina, propiamente dicha; otro salió de El Pino, con una figura humana yacente; otro del Lomo de Montijo, con un muñeco disfrazado de militar de pasadas épocas; y el último desde La Corujera, que fue el origen de los disturbios que ese Miércoles de Ceniza sacudieron a El Escobonal y que tuvieron eco en toda la isla …

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