Los cementerios de la Villa de Arico

arico-cementerio-villa     Como en todos los municipios de las islas, los vecinos del actual término de Arico recibieron sepultura inicialmente en los templos parroquiales de los que dependían. Por ello, los ariqueros se vieron obligados a emigrar después de fallecidos, siendo trasladados desde 1560 a la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Vilaflor, en la que eran enterrados. Asimismo, a partir de 1624 algunos ariqueros también comenzarían a recibir sepultura en la capilla mayor del convento agustino de San Juan Bautista de la antigua capital chasnera, cuando así lo disponían en sus testamentos. Esporádicamente, otros fueron enterrados en la ermita de San Juan Bautista de El Lomo, que ya existía en 1602 y en la que recibió sepultura su fundador, el capitán don Juan González Gómez, así como algunos feligreses fallecidos con motivo de epidemias o cuando el estado de los cadáveres no permitía su traslado hasta la cabecera del término.

     Luego, tras la creación de la parroquia de Arico en 1639, que tenía su sede en dicha iglesia de San Juan Bautista, se comenzó a dar sepultura en ella a todos los fallecidos en su jurisdicción (que abarcaba al actual municipio), donde las principales familias poseían sepulcros propios, perteneciendo los de la capilla mayor a los descendientes de los que contribuyeron a la fundación de dicho templo. Así continuó haciéndose durante 189 años, hasta que con motivo de enfermedades epidémicas se construyó un primer cementerio parroquial en 1828, que fue sustituido en 1854 por el actual cementerio municipal, ambos en El Lomo o Villa de Arico…

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Artículo-CEMENTERIO DE LA VILLA DE ARICO

Los vecinos de Arafo fallecidos a consecuencia de la Guerra Civil y la Cruz de los Caídos construida en su memoria

arafo-cruz-caidos     La Guerra Civil Española fue una tragedia colectiva para este país en su conjunto, pero sin duda lo fue aún más para aquellas familias que tuvieron que ver como sus hijos, en algunos casos casi unos niños, eran movilizados a la fuerza y llevados al frente para combatir en un enfrentamiento absurdo entre paisanos, solo por tener diferentes ideas. En Canarias, la primera región que pasó al bando franquista por iniciarse aquí el alzamiento, todos los jóvenes fueron obligados a alistarse en el Ejército Nacional, en la mayoría de los casos en contra de su voluntad, para sufrir en esos años de enfrentamiento un trauma psicológico que les dejaría marcados para el resto de su vida. Pero un porcentaje no pequeño dejó su vida en el frente, o sufrieron heridas graves que les dejaron secuelas para siempre; incluso algunos enfermaron durante la Guerra y, aunque regresaron a su tierra, murieron a consecuencia de ello. Sin duda, esos jóvenes también fueron víctimas del franquismo, del golpe militar que acabó con la II República Española, tras una cruenta guerra que duró casi tres años. A ellos vamos a dedicar este artículo y en otra ocasión nos ocuparemos de los represaliados por los vencedores de la Guerra y el régimen dictatorial que le siguió.

     Con motivo de la Guerra Civil entregaron su vida un total de 11 vecinos de Arafo, cuatro cabos (don Jesús Santiago Guanche Fariña, don Julián Gil Hernández, don Gabriel Domingo Fariña Fariña y don Nicolás Sosa Pérez) y siete soldados (don Domingo Albertos Borges, don Jaime Marrero Fariña, don Lucas González Fariña, don Paulino Batista Peña, don José Brito Marrero, don Baldomero Nicolás González Fumero y don Tomás Hernández Delgado). De ellos, siete eran naturales del propio municipio y cuatro habían nacido fuera (dos en Cuba, uno en Fasnia y otro en Santa Úrsula). Diez murieron en acciones de guerra o a consecuencia de las heridas sufridas en ellas y solo uno a causa de enfermedad contraída en el frente. Inicialmente, el destino parecía proteger a los combatientes de Arafo, pues en el primer año y medio de no falleció ninguno; pero luego se aceleraron las desgracias y diez murieron en el plazo de un año, pues el primer caído fue el cabo de Falange don Jesús Santiago Guanche Fariña (el 21 de enero de 1938); mientras que el último lo fue el cabo de Infantería don Nicolás Sosa Pérez (el 23 de enero de 1939), con la salvedad de don Tomás Hernández Delgado, quien falleció enfermo en su domicilio de Arafo el 9 de enero de 1940.

     Al finalizar la Guerra Civil, a raíz de una disposición del Gobierno central, se acordó colocar en Arafo una Cruz de los Caídos para recordar a los araferos caídos en el Bando Nacional durante la Guerra Civil, la cual se terminó de instalar a comienzos de 1940. Luego ese monumento fue remodelado y reubicado en tres ocasiones, dotándosele de una lápida patriótica e incompleta, hoy de difícil justificación ante la Ley de la Memoria Histórica…

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Artículo-ARAFEROS FALLECIDOS EN LA GUERRA CIVIL-CRUZ DE LOS CAÍDOS

El Somatén Armado del distrito de Adeje en su primera etapa (1924-1931)

adeje-jueces     El Somatén Armado, antigua milicia popular de rancio abolengo tradicional, surgió en el siglo XI en Cataluña, donde enseguida alcanzó un gran arraigo. Tuvo especial fama y resonancia a comienzos del siglo XIX, con motivo de la invasión del territorio español por las tropas de Napoleón, pues contribuyó de forma decisiva a la derrota de los franceses. Al constituirse la I República, en el año 1873, el Somatén fue disuelto, aunque por poco tiempo, ya que al empezar las revueltas carlistas volvió a ser instituido por Figueras. En 1876 volvió al primer plano del relieve nacional, al levantarse en armas y aplastar en tres días los últimos focos de la insurrección carlista. Más tarde, el Somatén volvió a revitalizarse con ocasión del golpe de Estado del general Primo de Rivera, en 1923, pues en su manifiesto a la Nación, el general hizo un encendido panegírico del Somatén y anunció la inmediata reorganización de esta milicia en los lugares donde ya hubiera existido y su creación en todas las provincias que no la hubieran tenido nunca, así como en las plazas de soberanía del territorio marroquí. Posteriormente, en 1931 el Gobierno de la II República decretó la disolución definitiva del Somatén. No obstante, después de finalizada la Guerra Civil, en 1945 el general Franco recuperó esta institución, que se mantuvo durante décadas. Dado su origen, la Patrona del Somatén Nacional sería Nuestra Señora de Montserrat, que se festejaba el 27 de abril.

     Una vez constituido en Canarias, a comienzos de agosto de 1924 se nombraron los primeros mandos del Somatén Armado en Tenerife, tanto de los partidos como de los diferentes distritos municipales. En ese año, la estructura del Somatén de Tenerife estaba compuesta por 5 cabos de partido, 5 subcabos de partido, 37 cabos de distrito (seis de ellos en Santa Cruz, dos en La Laguna y uno en cada municipio), 38 subcabos de distrito, y numerosos cabos y subcabos de pueblo o barrio. En cuanto al partido judicial de Granadilla de Abona, al que pertenecía Adeje, incluía 8 municipios y el Somatén Armado estaba compuesto por 64 miembros: 1 cabo de partido (don José Pomar García) y 1 subcabo de partido (don Blas Batista Pérez), 8 cabos de distrito, 8 subcabos de distrito y 46 somatenistas.

     A comienzos de agosto de 1924 se nombraron los primeros responsables del Somatén Armado de Adeje: cabo de distrito, don Alonso Cabrera González, y subcabo de distrito, don José García Rodríguez. Por un estado numérico del Somatén de Canarias, fechado a 1 de diciembre de ese mismo año, conocemos cual era la aún escasa fuerza del mismo: 1 cabo de distrito, 1 subcabo de distrito y 10 somatenistas; en total, 12 miembros. En esta villa, el Somatén contó con un cuartelillo, donde prestaban su servicio, que estaba dirigido a la prevención de la delincuencia y mantenimiento del orden público. Como cabos jefes del distrito en esta etapa sucedieron al ya nombrado, don Fermín Fraga González y don Manuel Fernández Piñeiro…

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Artículo-SOMATÉN ARMADO DE ADEJE

Distinciones concedidas por el Ayuntamiento de Fasnia durante el último régimen dictatorial (1939-1979)

fasnia-distinciones-1979     En este artículo nos vamos a centrar en las distinciones concedidas por el Ayuntamiento de Fasnia durante el último régimen dictatorial, es decir, desde el final de la Guerra Civil hasta las primeras elecciones municipales democráticas, celebradas en 1979.

     En la etapa estudiada se concedieron tres títulos de Hijo Adoptivo (don Domingo Pérez Cáceres, don Blas Pérez González y don Enrique Cejas Zaldívar) y uno de Hijo Predilecto (aunque éste por error, por lo que fue anulado), diversos “votos de gracia” y felicitaciones a maestros o funcionarios del Ayuntamiento, así como adhesiones a homenajes y distinciones de carácter insular o nacional. Además, se nominaron tres calles (Domingo Pérez, Cáceres, Avenida de la Paz y Avenida del Silencio), el cementerio municipal (San Isabelino) y el colegio público (Guajara); y se aprobó el primer Reglamento Municipal de Honores y Distinciones.

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Los jueces de la Villa de Santiago del Teide en su primera etapa (1855-1870)

santiago-40-7-cfit     En la Villa de Santiago de Tenerife (hoy Santiago del Teide), al igual que en los restantes municipios de España, hasta mediados del siglo XIX los juicios verbales de faltas se celebraban ante el alcalde de la localidad o el teniente de alcalde en el que aquel delegase. Pero en 1855 la Legislación española separó la autoridad civil de la judicial, al crear la figura independiente del “Juez de paz”. Afortunadamente, conocemos casi todos los jueces que ha tenido la jurisdicción de Santiago del Teide desde 1856 hasta hoy, aunque dicha figura ha sufrido algunos cambios en este municipio a lo largo del tiempo, pues primero fueron jueces de paz (1856-1870), luego jueces municipales (1871-1945) y de nuevo jueces de paz, desde 1945 hasta el presente. En este artículo solo nos vamos a ocupar de los primeros.

     Como se preveía en el Real Decreto de creación de la figura del juez de paz, para cubrir las vacantes de jueces o suplentes se elegirían personas de reconocido prestigio en los diferentes municipios, por lo que la mayoría de ellos asumirían también otras responsabilidades en dichas localidades, tanto en el Ayuntamiento como en las Milicias o en la Parroquia, figurando además entre los mayores contribuyentes del término correspondiente. Así ocurrió en la Villa de Santiago de Tenerife (como por entonces se llamaba a este municipio), donde en esta primera etapa, de 1859 a 1870, conocemos cuatro jueces de paz titulares, gracias a que la mayoría de los nombramientos se recogían en el Boletín Oficial de la Provincia de Canarias; pero de momento, no conocemos a los que pudieron nombrarse entre 1856 (en que se crearon los Juzgados de Paz) y 1859, aunque sí a uno de los suplentes. De ellos, el récord de permanencia al frente del Juzgado lo ostentó don Francisco González Barrios (3 años y medio como titular, más otros 2 como suplente); le siguieron en duración: don Antonio Lorenzo Dorta (3 años como titular, más 2 como suplente), don Nicolás Dorta González (3 años como titular) y don Antonio González Guanche (algo más de 2 años de titular). Con respecto al lugar de nacimiento, no sabemos si todos eran naturales del Valle de Santiago…

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Artículo-JUECES DE PAZ-SANTIAGO DEL TEIDE

La epidemia de fiebre amarilla de 1810-1811 en el Valle de Güímar y la enigmática tumba de Monjui en el caserío de El Socorro

     Hace menos de medio siglo aún se conservaban en el caserío de El Socorro las piedras labradas que cubrían una sepultura, conocida erróneamente como “La tumba del Cura Monjui”, que hoy ya no se conserva. Se situaba en un erial, frente a la ermita principal de la Virgen y junto a otras desaparecidas con anterioridad. En este artículo desvelamos el misterio del personaje enterrado en esa tumba, situando su muerte en la tristemente célebre epidemia de fiebre amarilla que asoló Santa Cruz de Tenerife en 1810 y 1811.

     Cuando llegaron los primeros enfermos al Valle de Güímar, procedentes de la capital tinerfeña, se habilitó un lazareto para su aislamiento en la solitaria ermita de El Socorro, así como un campo santo cercano a ésta para dar sepultura a los que allí falleciesen, de los que conocemos a tres. Por dicho motivo, la imagen de la Virgen del Socorro fue trasladada a la iglesia de San Pedro Apóstol, donde ya quedó para siempre, volviendo a su ermita solo con motivo de su festividad. Además, por el mismo motivo se habilitaron otros lugares de enterramiento aislados en las poblaciones principales, como ocurrió en Candelaria, donde se enterraron dos vecinos, y en Güímar, donde lo hicieron otros dos. Asimismo, en Santa Cruz murieron cuatro güimareros allí avecindados y un palmero casado con una güimarera, así como cinco militares oriundos de este Valle y cinco prisioneros franceses del Depósito de Güímar…

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Las escuelas unitarias de La Sabinita (Arico) y sus maestros (1932-1975)

La Sabinita-plaza     En este artículo vamos a recordar la existencia, durante más de cuatro décadas, de las escuelas unitarias del núcleo de La Sabinita, situado en las medianías del extenso municipio de Arico, a 500 m de altitud y por encima de La Degollada y Arico el Nuevo. La primera escuela se instaló en dicho barrio en 1912, por traslado de la existente en Arico el Nuevo, al con contar con local en este pago. Luego, a partir de 1929, los vecinos de La Sabinita solicitaron la creación oficial de una escuela mixta atendida por maestra, lo que se hizo realidad a finales de 1931, comenzando a funcionar a comienzos del año siguiente. Ésta se desdobló a finales de 1933, al crearse una escuela unitaria de niños y la mixta existente transformarse en unitaria de niñas, por lo que pasó a ser una agrupación escolar de dos unidades. Ambas se mantuvieron hasta 1975, en que fueron suprimidas e integradas en el Colegio Nacional “Nuestra Señora de la Luz” de La Degollada.

     En sus 43 años de existencia, estuvieron al frente de la escuela mixta y de ambas unitarias 14 maestras y 22 maestros, ostentando el récord de permanencia en la de niñas doña Teodora Brito Hernández, con 7 años y medio, y en la de niños don Manuel de la Torre Fernández, con 6 años y medio (en dos etapas); seguidos por doña María Dolores Beautell Díaz y don Rómulo López González, respectivamente…

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Artículo-ESCUELAS UNITARIAS DE LA SABINITA

La ayuda de parroquia de Candelaria (1643-1795). Dependiente de Güímar pero con jurisdicción sobre Arafo

Candelaria-ayuda parroquia     En un artículo anterior ya nos ocupamos de los orígenes parroquiales del Valle de Güímar, con la creación en 1533 del “Medio Beneficio Curado Perpetuo de Güímar”, la primera parroquia de la comarca, que a pesar de llevar ese nombre tuvo su primera sede en Candelaria, que por entonces era el pueblo más importante del Valle. Comenzó a regir en 1539, estableciéndose inicialmente en el santuario de la Virgen, lo que dio lugar a enfrentamientos entre el clero secular y el regular, pues desde hacía nueve años los dominicos estaban a cargo del cuidado de la Virgen. Tras firmar un convenio con éstos, la parroquia pasó en 1543 a la cueva de San Blas, donde permaneció hasta 1580, en que se abrió al culto la iglesia de Santa Ana, construida ex profeso para albergar el beneficio comarcal. En este templo continuó hasta 1630, en que tras haber permanecido durante casi un siglo en Candelaria se trasladó a la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar, donde ya se concentraba la población más numerosa y el mayor potencial económico de la comarca, por lo cual también se llevó la alcaldía pedánea y la capital de las Milicias de la amplia jurisdicción, que abarcaba los actuales municipios de Candelaria, Arafo, Güímar y Fasnia.

     Pero la oposición de los vecinos de Candelaria, apoyados por los de Arafo, a perder la parroquia que habían atendido con cariño y esmero durante un siglo, junto con su resistencia a acudir a la iglesia de San Pedro, motivó un largo pleito, que se vino a resolver en 1643, al crearse una ayuda de parroquia en la iglesia de Santa Ana, dependiente de la de Güímar pero con jurisdicción sobre Arafo, en la que además de celebrar misa se podían administrar los distintos Sacramentos, pues estaba atendida por un teniente de párroco (del clero regular o secular), mantenido con primicias o emolumentos, aunque el beneficiado de San Pedro acudía a celebrar misa los días de fiesta, como prerrogativa de la matriz. Dicha ayuda parroquial se mantuvo durante más de un siglo y medio, hasta su transformación en una parroquia totalmente independiente en 1795, que luego también ha sido matriz, pues en el siglo XX sufrió numerosas segregaciones…

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La Banda de música “La Filarmónica” (1915-1922) y la primera Banda Municipal de Guía de Isora (1923-1945)

Guía de Isora-templete     La primera banda de música que existió en Guía de Isora fue la conocida como “Los Patriotas”, dirigida por don Manuel Reverón González, que existió por lo menos de 1893 a 1903. Le siguió la de “Los Leoninos”, que solo permaneció durante un año, de 1908 a 1909, bajo la dirección de don Miguel Hernández Vargas. De ambas nos ocuparemos en otra ocasión.

     Tras un período de interrupción, en 1915 se fundó una nueva agrupación musical, la Banda de música “La Filarmónica”, que en ese mismo año debutó ante el público en Guía de Isora, en el nuevo templete construido ex profeso, y al año siguiente estrenó su uniforme. Actuó con frecuencia en dicha localidad y en la vecina villa de Adeje. En 1922 sufrió una primera crisis, se disolvió temporalmente y en 1923 se reorganizó como Banda de música municipal. Así continuó hasta 1928, en que se volvió a desorganizar; se recuperó de 1930 a 1932, pero se disolvió de nuevo y se reorganizó de 1942 a 1945, hasta su nueva disolución. A esta etapa de treinta años, con varias interrupciones, vamos a dedicar el presente artículo…

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La capilla del Calvario del barrio de San Juan (Güímar): don Ireneo González Hernández y el Cristo Negro

Capilla Cristo Negro-San Juan     Como ya hemos destacado en otro artículo, en el barrio de San Juan se levantó el primer templo del núcleo urbano de Güímar, una ermita dedicada a este santo, que sirvió de ayuda de parroquia de la de Santa Ana de Candelaria; fue construida en 1534, destruida por un temporal en 1629 y reconstruida a finales del siglo XVIII. Lo que no sabemos con seguridad es si ese primer templo se levantó en el solar del actual o en el que ocupa el Calvario, pues según la tradición oral éste se construyó sobre “un antiguo cementerio” y el único lugar de enterramiento que existió en este barrio fue la primitiva ermita de San Juan.

     Lo cierto es que muy cerca de la actual ermita se levantó un Calvario abierto, con sus tres cruces de madera, que luego se cerró con un muro blanco enjalbegado y posteriormente, a mediados del siglo XX, se enriqueció con una capilla para albergar el Cristo Negro o de la Expiración, que hasta entonces se veneraba en la próxima ermita de San Juan. La donación de esta imagen se debe a un ilustre sacerdote tinerfeño, nacido en La Laguna pero oriundo por su madre de este barrio, don Ireneo González Hernández, y está envuelta en el misterio…

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