Güímar-Fasnia: Don Luis Díaz Marrero (1735-1822), zapatero, agricultor, mayordomo de la ermita de San Joaquín, promotor de la Parroquia y del Ayuntamiento de Fasnia

Luis Díaz Marrero     Este destacado güimarero contrajo matrimonio en Fasnia, donde se estableció como zapatero y agricultor, siendo de los pocos vecinos que por entonces sabían leer y escribir con corrección. Luego fue nombrado en dos ocasiones mayordomo de la ermita de San Joaquín, cargo que desempeñó durante casi 14 años. Además, fue uno de los impulsores de la elevación de dicha ermita a Parroquia, por lo que fue elegido por el vecindario como uno de los apoderados que debían hacer todas las gestiones necesarias para lograr dicho objetivo y, una vez obtenido, fue nombrado primer sacristán de la misma. También figuró entre los principales promotores de la creación del Ayuntamiento de Fasnia, siendo elegido como uno los 24 comisarios electores que debían proceder a la elección de los cargos públicos del primer “ayuntamiento” de dicha localidad, en el que resultó elegido fiel de fechos, aunque también recibió votos para diputado. Cinco años más tarde volvió a ocupar el cargo de fiel de fechos y, posteriormente, el de síndico personero del Ayuntamiento.

     Nació en Güímar el 8 de noviembre de 1735, siendo hijo de don Juan Díaz Marrero y doña María Rodríguez Perdomo, también conocida como “María Lucas”, naturales y vecinos de dicho lugar. Tres días después fue bautizado por fray Juan José Betancurt, presbítero de la Orden de Predicadores, con licencia del beneficiado; se le puso por nombre “Luis” y actuó como padrino don Bernardo de Torres Marrero y Bencomo, de la misma vecindad. Fue el menor de seis hermanos…

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Artículo-LUIS DÍAZ MARRERO

La primera agrupación política de Fasnia: el Partido Republicano Tinerfeño, y su protagonismo en la II República

Fasnia-Rincón 1933-9     A pesar de ser uno de los municipios más pequeños de Tenerife, Fasnia se ha caracterizado siempre por una enorme inquietud política, que desde el último tercio del siglo XIX dio lugar a agrias polémicas periodísticas, debido al caciquismo que hasta bien entrado el siglo XX se vivió en éste y otros pueblos del Sur de Tenerife. En ello influyó la temprana constitución de un Comité Republicano, que supuso el aldabonazo que pondría en marcha la lucha partidista en esta localidad.

     A comienzos de 1869, el sentimiento republicano ya comenzaba a arraigar en el pueblo de Fasnia, hasta el punto de que en 1873 ganaron las elecciones municipales los republicanos federales. Pero aún habría que esperar muchos años para que el sentimiento democrático se consolidase. En 1919, ya se alzaba en la prensa la voz de un ilustre hijo de Fasnia, don Emiliano Díaz Castro, quien veía en el triunfo de la democracia y la República la única fórmula para vencer el caciquismo ancestral que se vivía en el pueblo. En 1921 se constituyó el primer comité republicano del municipio de Fasnia, presidido por don Juan Antonio González, el cual promovió la celebración de mítines y la visita a la localidad de los principales líderes del Partido Republicano Tinerfeño. Logrando vencer las malas artes utilizadas habitualmente en las elecciones por los que hasta entonces ostentaban el poder, en abril de 1923 dicho partido logró alzarse con su primera victoria en este pueblo. Pero esta trayectoria ascendente se vio truncada por la Dictadura de Primo de Rivera.

      Tras una etapa de cierto ostracismo, la gestación y proclamación de la II República supuso un revulsivo político, tanto en Fasnia como en todo el territorio nacional. Así, en 1931 se constituyó el nuevo Comité local del Partido Republicano Tinerfeño, presidido por don Francisco Cruz Marrero, al que seguirían las agrupaciones locales de otros tres partidos políticos y dos federaciones obreras; también existirían cinco casinos o sociedades de recreativas progresistas, en los distintos núcleos de población del municipio. Los republicanos alcanzaron un considerable poder en la localidad, ya que gobernaron el Ayuntamiento durante casi toda la República de 1931 a 1936, en una época de grave crisis económica, y ganaron las elecciones a Cortes en esta localidad en 1931 y 1933. En ese último año se vivió en Fasnia un tímido atentado terrorista, al explotar un petardo en la iglesia. Finalmente, al inicio de la Guerra Civil fue disuelto el Ayuntamiento y los distintos partidos políticos republicanos, así como todas las sociedades consideradas de izquierda o afines a la República y, por lo tanto, opuestas al nuevo régimen…

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Fasnia: Don Bartolomé Delgado Mexías (1709-1777), teniente capitán de Milicias propuesto para sargento mayor, hermano del Santísimo Sacramento y del Rosario


Fasnia-Caserío Camino Real-3
     Al igual que muchos de sus ascendientes, nuestro biografiado siguió la carrera militar, en la que entró como subteniente para ascender luego a teniente capitán de Milicias, empleos que ostentó en una de las compañías del Regimiento de Abona que tenían su capital en Arico, siendo en su época el militar de mayor graduación del actual término de Fasnia. Además, fue un rico propietario, con esclavos y criados a su servicio, y perteneció como hermano a las Hermandades del Santísimo Sacramento y del Santísimo Rosario existentes en la Parroquia de San Juan Bautista de Arico.

     Nació en el entonces pago de Fasnia, “jurisdicción deste lugar de Güímar”, en agosto de 1709, siendo hijo del capitán don Francisco González Mexía y doña Bárbara Delgado de la Trinidad. El 26 de dicho mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar (de cuya jurisdicción dependía por entonces el mencionado pago) por el beneficiado don Domingo de Paes y Galdona; se le puso el nombre “Bartolomé” y actuó como madrina doña María Rafaela Galdón, residente en el citado lugar…

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La segregación de Fasnia y la constitución de su primer Ayuntamiento (1795)

Fasnia-primer Ayuntamiento     En 1723, la actual jurisdicción de Fasnia fue separada de la de Güímar y unida a la de Arico, de la que solo dependió durante 72 años, pues pasado ese tiempo, los vecinos comenzaron a dar los pasos necesarios para segregarse de este último lugar. Así, mientras se hacían las gestiones para conseguir la creación de una parroquia propia, los vecinos de Fasnia y pagos inmediatos (que sumaban más de 850 habitantes) comenzaron a dar los primeros pasos para conseguir un ayuntamiento independiente. Por ello, el 4 de julio de 1795 elevaron un escrito a la Real Audiencia de Canarias en el que ponían de manifiesto, como principal argumento, el distar más de 4 leguas del lugar de Arico del que dependían, lo que les ocasionaba graves inconvenientes, dadas las dificultades de su alcalde real para actuar con eficacia en todos los pagos de la amplia jurisdicción, así como la inminente creación de la Parroquia de San Joaquín; por ello, solicitaban autorización para elegir los cargos públicos correspondientes a un ayuntamiento.

     Una vez cumplimentados todos los trámites, tras el dictamen favorable del fiscal del Rey, dado el 5 de septiembre, por auto del Tribunal Superior de la Real Audiencia de Canarias del 1 de octubre inmediato quedó dividida y separada la jurisdicción de Fasnia de la del lugar de Arico, por lo que sus vecinos debían elegir para el año 1796 y sucesivos los siguientes cargos: alcalde pedáneo, dos diputados (el primero electo cesaría al finalizar el año, mientras que el segundo continuaría durante el año siguiente, en unión del nuevo electo), síndico personero y fiel de fechos. En dicho auto se dispuso que el término llevaría el nombre del pago en el que se construyese la nueva iglesia parroquial. Asimismo, a la primera elección debía concurrir el alcalde mayor de La Orotava y el escribano designado por él, quien, conforme a las Reales Cédulas y Órdenes en la materia, formaría testimonio del acto y comenzaría el libro capitular del pueblo; de ello debía darse cuenta asimismo a la Audiencia y, por ésta, al Supremo Consejo de Castilla. De este modo, el 23 de diciembre de ese mismo año se procedió a la elección de los 24 comisarios de electores que debían elegir a su vez a los cinco cargos del primer ayuntamiento y al día siguiente, 24 de diciembre de 1795, fueron elegidos y tomaron posesión los primeros “oficios públicos” de Fasnia…

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Fasnia: Don Celestino Hernández Perera (1905-1964), cura párroco de Frontera, El Pinar, Breña Baja, Fuencaliente, Garafía, Fasnia, El Escobonal y El Tablero

Celestino Hernández Perera     Uno de los sacerdotes que más tiempo ha permanecido al frente de la parroquia de San Joaquín de Fasnia fue don Celestino Hernández Perera, aún recordado con cariño por los vecinos de este municipio sureño. Nacido en Tegueste, tras su ordenación ejerció en El Hierro, donde simultaneó durante cuatro años las parroquias de El Golfo y El Pinar. Pasó luego a La Palma, donde permaneció 15 años, primero al frente de la parroquia de Breña Baja, quedando encargado durante algún tiempo de Fuencaliente, y luego de Garafía, en esta última como párroco propio y simultaneada muchos años con las de los barrios de Franceses, Las Tricias y Gallegos. De nuevo en Tenerife, durante 13 años y medio ejerció como cura ecónomo de Fasnia, donde desarrolló una notable labor pastoral; en esa época estuvo encargado en varios períodos de la parroquia de El Escobonal (Güímar). Finalmente, dos meses antes de su muerte, pasó a regentar la parroquia de El Tablero (El Rosario).

     Nuestro biografiado nació en Tegueste el 19 de mayo de 1905, siendo hijo de don Manuel Hernández González y doña Carmen Perera Hernández. El 28 de ese mismo mes recibió el bautismo en la iglesia parroquial del Evangelista San Marcos; se le puso por nombre “Celestino Pedro” y actuaron como padrinos don Manuel Hernández González y su hija Inés, siendo testigos don Manuel Martín y don Liborio Molina…

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Artículo-CELESTINO HERNÁNDEZ PERERA

El Distrito parroquial, la Vicaría foránea y el Arciprestazgo del Sur de Tenerife (1835-1928)

Arciprestazgo Sur     Para mejorar la atención espiritual de los pueblos, el Obispado de Canarias convino en que, además de los párrocos encargados del Cura animarum en sus respectivas jurisdicciones, hubiese también comisionados eclesiásticos permanentes, autorizados hasta cierto punto por el diocesano, para que a su nombre desempeñasen en determinados pueblos las facultades que les eran delegadas, sirviendo al mismo tiempo de oportuno conducto para la más pronta circulación de las órdenes que se comunicaban por éste. Estas comisiones especiales fueron denominadas “Vicarías foráneas”, la primera de las cuales se estableció en La Laguna y la segunda en La Orotava, creándose posteriormente otras en las principales localidades del Norte de la isla. Los pueblos de Candelaria, Arafo y Güímar dependían de la Vicaría de La Laguna, mientras que los restantes del Sur, desde Fasnia hasta Arona y Vilaflor, estaban sujetos a la de La Orotava, situación que se mantuvo hasta bien avanzado el siglo XIX. Los inconvenientes de esta adscripción se sufrían sobre todo en los pueblos del Sur, a los que llegaban muy tarde las órdenes circulares de la autoridad eclesiástica, una de las cuales tardó un año en llegar a Vilaflor desde La Orotava, atravesando la cumbre.

     Tras meditar sobre los problemas que acarreaba tan demorada comunicación, el obispo Folgueras determinó el 25 de febrero de 1835 que Güímar, perteneciente hasta entonces al distrito de La Laguna, fuese nuevo conducto para dirigir en adelante las circulares hasta Vilaflor; en función de su encargo, el beneficiado de Güímar servía de enlace entre el obispo y los párrocos del Sur. Una vez justificada plenamente la mayor comodidad de la nueva línea parroquial desde Güímar, el 14 de junio de 1841 el obispo de Tenerife don Luis Folgueras y Sion proveyó en la ciudad de La Laguna el importante decreto de creación de la Vicaría foránea del Sur de Tenerife, con capital en Güímar; y en la misma fecha, el prelado comunicó al Dr. don Agustín Díaz Núñez, beneficiado propio de Güímar, su nombramiento como vicario eclesiástico foráneo de la Banda del Sur. En 1852 la Vicaría se transformó en Arciprestazgo, confirmándose a don Agustín como primer arcipreste y manteniendo la capital en Güímar hasta 1910, en que pasó a Granadilla de Abona…

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Güímar: Don Trino Torres Hernández (1869-1959), orador, capellán, coadjutor y párroco de Fasnia, La Guancha, Fuencaliente, Taganana, Vilaflor, El Sauzal y La Esperanza

Trino Torres Hernández     El municipio de Güímar se ha caracterizado siempre por el elevado número de hijos que han dedicado su vida a la iglesia. Uno de ellos fue don Trino Torres Hernández, quien tras su ordenación sacerdotal desarrolló una intensa y larga labor ministerial en muchas localidades de la Diócesis. Destacó como orador sagrado y desempeñó sucesivamente los destinos de capellán del Hospital provincial “Nuestra Señora de los Desamparados”; coadjutor en las parroquias de Guía de Isora e Icod de los Vinos; ecónomo y mayordomo de la fábrica parroquial de Fasnia, durante más de siete años; cura interino de La Guancha; ecónomo de Fuencaliente; regente de Taganana; coadjutor de Güímar y La Orotava; ecónomo de Vilaflor y La Guancha, esta última durante once años, donde también fue miembro de la Junta local de Primera Enseñanza; regente y ecónomo de El Sauzal, durante un par de décadas, donde también fue somatenista, vocal de la Junta Municipal del Censo Electoral y de la Junta Local Antituberculosa; y ecónomo de La Esperanza. Tras su jubilación, debido a su avanzada edad, se estableció en La Laguna, donde murió con casi 90 años de edad, siendo el decano de los sacerdotes diocesanos de su época.

     Este recordado güimarero nació en el barrio de Los Majuelos el 2 de julio de 1869, a las tres de la madrugada, siendo hijo de don Felipe Antonio Expósito Díaz, natural de La Laguna y doña Ceferina Hernández Rodríguez que lo era de Güímar. El mismo día de su nacimiento recibió el bautismo en la iglesia de San Pedro Apóstol, de manos del beneficiado ecónomo don Juan Elías Hernández; se le puso por nombre “Trino Antonio María” y actuó como padrino don Trino García Gutiérrez. Muchos años más tarde, hacia 1922, su familia paterna sustituyó el apellido “Expósito” por “Torres”, que ya usarían todos sus miembros…

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Artículo-TRINO TORRES HERNÁNDEZ

El actual término municipal de Fasnia y sus pagos, según el padrón vecinal de 1779

Padrón Arico-1779     En el último cuarto del siglo XVIII, en 1779, el corregidor de Tenerife, a petición expresa de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, levantó un curioso censo de todos los pueblos de la isla y, por este precioso documento estadístico podemos conocer la pasada pobreza general de los pueblos del Sur, que nunca disfrutaron de las ventajas agrícolas y comerciales de los del Norte. Así, gracias al “Padron general del vecindario del Lugar de Arico con esprecion, de sus Barrios; edades, estado y ocupaciones, oficios y exercicios con las demas Notas, conforme a Riales ordens.”, confeccionado en dicho año por el fiel de fechos don Pablo Gómez y firmado por don José Martín Bello, “Alcalde atual de la Referida jurisdicion y sus territorios”, conocemos los límites de la amplia jurisdicción de Arico en esa época: “Esta jurisdición confina por la parte del Norte con la de Guimar, su divicion un Barranco que titulan de Herque. Por la parte del Sul con la juridicion de la Granadilla su divicion el Barranco que llaman del Río; puede tener de estremo a estremo sinco leguas con poca diferencia; por el poniente confina con la cumbre o tierras consexiles, por el Naciente el mar y del estremo del Mar a lo consexil puede aber quatro leguas poco mas o menos”. Por lo tanto, como se aprecia en dichos límites, incluía a los actuales términos municipales de Arico y Fasnia. Según este padrón, la población total de la jurisdicción ascendía a 472 vecinos (o familias), de los que 217 vivían en el actual término de Fasnia y 255 en lo que al presente es el municipio de Arico.

     Gracias a dicho documento, podemos conocer la situación de los cuatro núcleos o pagos que constituían el actual término de Fasnia, que sumaban en total 963 habitantes, agrupados en las mencionadas 217 familias. Aunque el pago de Fasnia ya contaba con 65 vecinos (279 almas), todavía era superado por La Zarza con 81 familias (332 personas); también había crecido La Sombrera, que en esa fecha casi había duplicado su población con respecto a la de 1737, con 38 vecinos (182 habitantes), y La “Savina Alta” o “Sabinalta”, que estaba a punto de triplicarla, con 33 familias (170 almas). Por esta razón, no es de extrañar que la primera ermita del término se construyese dentro del territorio correspondiente a dicho pago de La Zarza, el núcleo principal. La población activa se dedicaba casi en su totalidad al sector primario, tanto a la agricultura (jornaleros, labradores, mozos de labranza y medianeros) como a la ganadería (pastores de cabras u ovejas) y la pesca (tan sólo dos hombres de una misma familia). En cuanto al resto de las actividades, que ocupaban a menos del 10 % de la población activa, destacaban: dos carpinteros (uno de los cuales sabía medir tierras), un zapatero, un albañil, un fabricante de tejas y un marchante; además, un grupo considerable de hombres estaban “acomodados a sueldo” y otros figuraban ausentes “en Indias”. Por su parte las mujeres se dedicaban en su mayoría a atender a su familia, educar a sus hijos y hacer las tareas de la casa; en los ratos libres hacían labor (hilar, tejer y coser), en muchos casos para poder mantenerse; algunas compaginaban esas actividades con la agricultura y un pequeño grupo tenía profesiones u oficios específicos: varias acomodadas a sueldo, tres mercachifles o traficantes (dedicadas a comprar y vender), dos loceras (una de ellas también panadera), una criada, una esclava, etc.; además, muchas jóvenes cuidaban a sus padres. No podían faltar algunos enfermos e imposibilitados: ciegos, mancos, inválidos y dementes. Ningún niño iba a la escuela, que no existía, dedicándose a hacer mandados y ayudar a sus padres en lo que éstos les ordenasen, así como a aprender su oficio. La inmensa mayoría de los vecinos vivían pobremente o “con cortedad”, aunque muchos eran considerados sumamente pobres e infelices y algunos sobrevivían de limosna; un sector minoritario pasaba regularmente o “no tan mal” y tan sólo dos vivían “con buena comodidad”. En cuanto a la cultura, solamente 8 hombres sabían leer y escribir en toda la jurisdicción, que eran los labradores más acomodados o los artesanos (un carpintero y un zapatero); a ellos se unían otros tres hombres y una mujer que tan sólo sabían leer…

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Fasnia: Doña Concha Doris Díaz Frías (1920-2008), extraordinaria maestra nacional, impulsora de actividades extraescolares y conseguidora de premios, gestora de ayudas para personas necesitadas, concejal, promotora de obras comunitarias, secretaria de la Junta Parroquial y poeta popular

Doris Díaz Frías     Este artículo está dedicado a una de esas maestras que pusieron todo su tiempo, su ilusión, su esfuerzo y su trabajo en sacar adelante a los pueblos, elevando el nivel social y cultural de los vecinos desde la escuela. Tras cursar la carrera de Magisterio, ejerció una brillante labor docente en  Chimiche, El Bueno, Icor, Las Galletas, Fasnia (durante 22 años) y Santa Cruz de Tenerife, que fue reconocida con 14 votos de gracia. Además, en su pueblo natal trabajó en la formación de la juventud, a través de actividades extraescolares (cuentos, dibujos, belenes, etc.), con las que participaron en diversos concursos y obtuvieron numerosos premios; desarrolló una intensa labor social, gestionando ayudas para las personas más necesitadas; fue elegida concejal del Ayuntamiento y promovió la organización de “comunidades” encaminadas a la realización de obras comunitarias perentorias; actuó como secretaria de la Junta Rectora  o Comisión Parroquial de Obras de la Parroquia de San Joaquín, que se encargó de la reparación y reforma del templo parroquial, así como de la construcción del salón parroquial y la cripta; y perteneció al Consejo parroquial de Fasnia. Como se destacaba en una entrevista que se le realizó en 1995 para la revista Bentheara de Fasnia, doña Concha Doris era: “la maestra de los Concursos, de los Cuentos, de las Obras de Teatro, de los premios…; la persona que arregló los subsidios y pensiones a más de un anciano…; la mujer que dió su tiempo y esfuerzo en arreglar la iglesia, el salón parroquial y la cripta…; organizadora de viajes y festejos para recaudar fondos para la iglesia y el pueblo”. Como curiosidad, también fue aficionada a la poesía popular. En resumen, dio su vida a los demás y el pueblo de Fasnia continúa estando en deuda con ella.

     Nuestra biografiada nació en la calle La Morra de Fasnia el 18 de diciembre de 1920, a las ocho de la mañana, siendo hija de don Juan Díaz Castro y doña María del Carmen Frías Díaz, conocida por “Carmela”. El 15 de enero de 1921 fue bautizada en la iglesia de San Joaquín por el cura párroco don Luis Navarro Nóbrega; se le puso por nombre “Doris María de la Concepción” y actuaron como padrinos don Jorge Frías Díaz y doña Edelmira Díaz Castro. Siempre fue conocida entre sus paisanos como “Concha Doris”…

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Descripción del municipio de Fasnia en 1805, según la Estadística de Francisco Escolar y Serrano

Fasnia-panorámica-3 001-grises     Gracias a la Estadística de las Islas Canarias de Escolar y Serrano, hecha por encargo del Gobierno, conocemos una minuciosa descripción del término de Fasnia en los albores del siglo XIX, poco después de su independencia civil y religiosa. En ella se recoge información sobre la extensión del término; el estado de la Agricultura, sistemas de explotación, régimen de tenencia, producción y valor de las tierras; consumo; industria; oficios; jornales; precios; iglesia; contribuciones eclesiásticas; riqueza territorial; y población, especificando anualmente el número de nacimientos, defunciones y matrimonios, así como las personas que comulgaron.

     El responsable máximo de la Estadística fue el comisionado regio don Francisco Félix Escolar y Serrano (1775-1826), pero los datos del municipio de Fasnia recogidos en ella le fueron suministrados por el fiel de fechos del Ayuntamiento, don Agustín de Frías González (1753-1815), y el cura párroco de San Joaquín, don Juan Evangelista Martínez Texera (1774-1814).

     Durante el siglo XVIII y hasta mediados del XX, los fasnieros vivían casi exclusivamente de la agricultura y el pastoreo; las mejores tierras se dedicaban al cultivo de cereales, papas, viñas y frutales, aunque gran parte de las tierras permanecían sin labrar, sobre todo en la cumbre, donde abundaban las retamas, codesos y escobones, utilizados como pasto de ganado. Pero a comienzos del siglo XIX sólo la mitad de las tierras eran propias de los vecinos, pues la otra mitad la tenían en enfiteusis, al pertenecer a las monjas dominicas de La Orotava (que cultivaban los vecinos de La Zarza) y a don Bernardo Ascanio, vecino de Caracas (cultivadas por los vecinos de Sabina Alta). Las cosechas eran variables y dependían de la lluvia caída …

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