Personajes del Sur (Arona-Vilaflor de Chasna): Don Mateo Domínguez Fraga (1634-1706), propietario agrícola, alférez de Milicias y hermano del Señor

Nuestro biografiado creció en el seno de dos familias distinguidas del Sur de Tenerife, que descendían de los fundadores de Arona y Granadilla de Abona. Destacó como propietario agrícola, lo que le permitió disfrutar de una posición económica desahogada y seguir la carrera militar, en la que obtuvo el empleo de alférez de las Milicias de Adeje y Chasna. Además, perteneció a la Hermandad del Santísimo Sacramento de la parroquia de San Pedro de Vilaflor, aunque probablemente también era miembro de las restantes hermandades y cofradías existentes en la misma, así como en el convento agustino de dicha localidad.

Nació en el pago de Arona en 1634, siendo hijo de don Rodrigo de Fraga y doña Ana de Villarreal (o Delgado). El 4 de octubre de dicho año fue bautizado en la iglesia matriz de San Pedro Apóstol de Vilaflor, de la que por entonces dependía dicho pago, por su tío don Antonio Domínguez Villarreal, con licencia del beneficiado don Alonso Pérez Perera; se le puso por nombre “Matheo” y actuó como padrino el Lcdo. don Juan García del Castillo…

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El artículo “Impresiones históricas / El pueblo de Candelaria” (1929), de Dacio V. Darias y Padrón

El artículo “Impresiones históricas / El pueblo de Candelaria” de don Dacio V. Darias y Padrón fue publicado en La Prensa en dos partes los días 13 (miércoles) y 14 (jueves) de marzo de 1929, siguiendo la estela de los dedicados a otras localidades del Sur de Tenerife. En él, don Dacio destaca el protagonismo de la Virgen de Candelaria en la historia del pueblo al que da nombre, su origen municipal, el castillo que custodiaba el Santuario y las referencias a esta localidad en los libros de actas del antiguo Cabildo de Tenerife, debido a los traslados de la Virgen a La Laguna, a las reparaciones de la casa de apeo que dicha institución poseía en Candelaria y a los arreglos del camino viejo que unía La Laguna con el pueblo sureño. A continuación, se centra en la financiación por el Cabildo de las dos festividades anuales de la Virgen y en la pretensión fallida de que a la festividad de la Patrona asistieran todas las parroquias de la isla con cruz alzada hasta Candelaria. También analiza el último pleito de los naturales contra el Cabildo y los dominicos por el derecho tradicional a cargar la Santa imagen, en 1738. Finalmente, dedica un amplio párrafo a la parroquia de Candelaria, en el que precisamente no hilvana muy bien las fechas que marcaron su larga trayectoria y sus vínculos con los otros pueblos del Valle, si bien destaca el valor de las imágenes de la parroquia de Santa Ana, sobre todo un Cristo Crucificado.

En cuanto al autor, don Dacio Victoriano Darias y Padrón (1880-1960) nació en Valverde de El Hierro y falleció en La Laguna. Fue Bachiller, Perito, Contador y Profesor Mercantil, Maestro Elemental y Superior de Primera Enseñanza; comandante honorífico de Infantería y comandante militar de El Hierro y La Palma; profesor particular de 1ª y 2ª Enseñanza, así como de la Escuela Profesional de Comercio de la capital tinerfeña, de la Escuela de Magisterio de La Laguna y del Seminario Diocesano de Tenerife; director de La Gaceta de Tenerife y asiduo colaborador de numerosos periódicos canarios; subdelegado de Enseñanza en la isla de El Hierro y comisario provincial de Excavaciones Arqueológicas; investigador y autor de numerosas publicaciones históricas; Cronista Oficial de Valverde y de la isla de El Hierro; cofundador y director de la Revista de Historia Canaria; directivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife, miembro de la Real Academia de la Historia y de otras instituciones; poseedor de numerosas distinciones, entre ellas las de Hijo Predilecto de la Isla de El Hierro, Cruz y Encomienda de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, la nominación de varias calles, etc…

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Vilaflor de Chasna-Arico: Don José Antonio de Acosta (1754-1830), clérigo tonsurado, sacristán mayor, sochantre-organista, notario público eclesiástico, cogedor del diezmo, asociado y hombre bueno en juicios, primer regidor y juez de paz accidental de Arico

En torno a las parroquias siempre se han generado diversos empleos, desde monaguillos hasta notarios públicos eclesiásticos, pasando por sacristanes, sochantres, organistas, etc., que unas veces eran desempeñados por clérigos y otras por seglares. Hoy vamos a recordar a uno de estos hombres que acumuló en su persona casi todos estos cargos, don José Antonio de Acosta, quien inicialmente siguió la carrera eclesiástica, que abandonó cuando ya era clérigo tonsurado, pero luego desempeñó en la parroquia de San Juan Bautista de Arico los empleos de sochantre-organista, sacristán mayor y notario público eclesiástico. Además, fue cogedor del diezmo eclesiástico, asociado y hombre bueno en juicios de conciliación, regidor primero del Ayuntamiento y, como tal, juez de paz accidental de Arico.

Nuestro biografiado nació en Vilaflor de Chasna el 26 de enero de 1754, siendo hijo de don Pedro Agustín de León y Acosta Gómez, natural de Arico y oriundo de El Hierro por su padre, y doña Catalina Rodríguez Beltrán y Rodríguez Feo, que lo era de Vilaflor. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el beneficiado curado don Andrés Lorenzo de Amaral, examinador sinodal del Obispado; se le puso por nombre “Joseph Antonio” y actuó como padrino el teniente capitán don José Hernández, de dicha vecindad…

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Arafo: Don Telesforo León Pérez Fariña (1915-1993), agricultor, albañil, músico, cabo de Sanidad, policía armado y empleado de una fábrica de vidrios

Nuestro biografiado se inició en la vida laboral trabajando, sucesivamente, como agricultor, peón de albañil y maestro albañil. Al mismo tiempo, en su adolescencia ingresó en la academia de la Sociedad Filarmónica “Nivaria”, en la que comenzó a tocar el bombardino. Luego prestó su servicio militar en la Compañía de Sanidad Militar de Canarias, donde le sorprendió la Guerra Civil y alcanzó el empleo de cabo. Posteriormente ingresó en la Policía Armada, siendo destinado a Barcelona; allí prestaría durante muchos años sus servicios como fliscorno en la Banda de Música de dicho cuerpo, cuando ésta fue creada en dicha ciudad. Simultáneamente, en sus ratos libres trabajó como albañil y, tras su retiro, lo hizo en una fábrica de vidrios y cristales de la capital catalana, donde residió hasta su muerte.

Nació en Arafo el 18 de agosto de 1915, a las dos de la madrugada, siendo hijo de don Telesforo Pérez Marrero y doña Leoncia Fariña Coello, vecinos de la calle Nueva. El 2 de octubre inmediato fue bautizado en la iglesia de San Juan Degollado por el cura párroco don Hildebrando Reboso Ayala; se le puso por nombre “Telesforo León” y actuó como padrino don Federico Marrero Alberto. Fue conocido por su segundo nombre…

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Güímar: Don Eloy Rodríguez de la Rosa (1934-2018), agricultor, pescador y voz solista de la Rondalla de El Escobonal y del Coro Parroquial de San José, distinguido con la Medalla de Bronce de Güímar

Con motivo del segundo aniversario de su muerte, dedicamos este artículo a un hombre entrañable, cuya vida transcurrió en El Escobonal (Güímar), trabajando en la agricultura y, en menor medida, en la pesca. Pero, sobre todo, es y será recordado porque durante la mayor parte de su existencia alegró a su pueblo y a las islas con los cantos folclóricos de la tierra, como voz solista de la Rondalla de su pueblo natal y del Coro Parroquial de San José. Su inconfundible estilo y su bien ganado prestigio le hicieron merecedor de varios homenajes al final de su vida y de que el Ayuntamiento de Güímar le distinguiese con la Medalla de Bronce del municipio.

Nació en La Corujera de El Escobonal (Güímar) el 24 de octubre de 1934, siendo hijo de don Eloy Rodríguez Frías y doña Ángela de la Rosa García, naturales del mismo pueblo. El 2 de febrero de 1935 fue bautizado en el Santuario de la Virgen de Candelaria e inscrito en la parroquia de Santa Ana de dicha villa; se le puso por nombre “Blas Eloy” y actuó como padrino don Juan Rosa…

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Granadilla de Abona-Vilaflor de Chasna: Don José Álvarez de Ledesma (1765-1848), cadete de Milicias, escribano público de Vilaflor, Los Realejos y Puerto de la Cruz, y secretario del Ayuntamiento portuense y de la Junta local de Sanidad, famoso por sus convicciones realistas y su fanatismo religioso

Miembro de una destacada familia de militares y escribanos públicos, nuestro biografiado inició la carrera militar en el Regimiento Provincial de Abona, aunque no pasó de cadete de Milicias. Luego, al igual que muchos de sus antepasados y familiares, fue nombrado escribano público, oficio que desempeñó en Vilaflor, Los Realejos y Puerto de la Cruz. En esta última localidad también ejerció simultáneamente como secretario del Ayuntamiento y fue muy conocido por sus convicciones realistas, que motivaron su cese en la secretaría durante los períodos constitucionales, y por su fanatismo religioso, que le llevó a oponerse al uso de la vacuna contra la viruela.

Nació en la villa de La Orotava el 25 de enero de 1765, siendo hijo de don Cristóbal Álvarez de Ledesma y Estrada y doña Agustina de Curras y Abreu, naturales y vecinos de la misma villa. El 31 de dicho mes fue bautizado en la iglesia parroquial matriz de Ntra. Sra. de la Concepción por el presbítero don Antonio Cosme del Álamo, con licencia del Dr. don Francisco Domingo Román y Lugo, beneficiado rector de la misma y examinador sinodal del Obispado; se le puso por nombre “José Cristóbal Domingo” y actuó como padrino don Domingo Estévez, vecino de dicha villa…

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Candelaria: Don Francisco Rodríguez Izquierdo (?-1575), rico propietario agrícola, ganadero y colmenero, y primer capitán de Infantería del Valle de Güímar, de origen guanche

Se sabe con certeza que la población inicial de la actual villa de Candelaria era mayoritariamente de origen guanche, pues muchos de los antiguos pobladores de la isla que sobrevivieron a la conquista se establecieron en dicho lugar, agrupados en torno a la Virgen. Por ello, durante el siglo XVI la mayoría de los alcaldes y alguaciles, así como de los jefes y oficiales de Milicias del Valle de Güímar, eran descendientes de guanches, como ocurrió con el personaje al que está dedicado este trabajo.

El guanche don Francisco Rodríguez Izquierdo, cuya vida transcurrió en el pueblo de Candelaria, llegó a ser un destacado propietario agrícola y ganadero, pues llegó a poseer extensos terrenos agrícolas en Igueste, con una notable producción cerealística, además de centenares de cabras, ovejas, cochinos, vacas y asnos, y más de un centenar de colmenas, así como casas, corrales, solares y cuevas en Candelaria y La Laguna. A pesar de ser analfabeto, su innata inteligencia y su desahogada posición económica permitió su nombramiento como capitán jefe de la única compañía de Infantería del Valle de Güímar, a cuyo frente permaneció hasta su muerte, sucediéndole en dicho empleo uno de sus diez hijos, don Pedro Rodríguez.

Nuestro biografiado nació en Candelaria en los albores del siglo XVI, poco después del final de la conquista, y era de origen guanche, aunque de momento desconocemos los nombres de sus padres. Siempre vivió en dicho pueblo, donde contrajo matrimonio hacia 1524 con doña Francisca Martín, natural de la misma isla e hija de los guanches don Francisco de Tacoronte (o Fernández) y doña Leonor Afonso…

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Principales descripciones de Santiago del Teide en el último cuarto del siglo XIX

En el presente trabajo se incluye una decena de descripciones del municipio de Santiago del Teide, por lo general de extensión bastante limitada, salvo tres de ellas, todas del último cuarto del siglo XIX. En el conjunto de estas referencias bibliográficas se destacan diversos aspectos: situación en el contexto insular; altitud, relieve, límites o distancias a otras localidades; población; existencia de ayuntamiento, parroquia y escuelas; caminos o barrancos del término; cargos públicos y comerciantes; existencia de puerto; y recursos económicos existentes. No obstante, es evidente que todas no profundizan por igual y algunas solo inciden en algunos de estos datos.

A pesar de la limitada información que ofrecen estas descripciones, todas incluyen datos de interés para conocer algunas características de este municipio en la época estudiada, cuando aún se llamaba sólo Santiago o Santiago de Tenerife. Las que recoge el Anuario en sus distintas ediciones relacionan los pagos o barrios principales e incluyen una interesante relación de los personajes que ocupaban los cargos principales o asumían las principales actividades económicas. La de Millares destaca su antiguo carácter de villa de Señorío, su puerto y su iglesia parroquial. La de Stone, la más larga, llama la atención por la profusión de detalles sobre las costumbres locales, haciendo hincapié en la pobreza del término, la falta de agua y la importancia en la alimentación del gofio y los higos picos, que explica con bastante detalle. La de Ardanaz se centra en el relieve o topografía del término, así como en las principales vías de comunicación, su interés militar y la disponibilidad de alojamiento para las tropas. Edwardes, además de lamentar la empinada subida del camino por la ladera de Tamaimo, señala, al igual que había hecho Olivia Stone, la pobreza del pueblo y la curiosidad que los turistas despertaban en el vecindario. La de Vernau destaca, sobre todo, la comunicación por mar con La Gomera. La de Puerta Canseco es la más breve, pero incide en la existencia de escuela. Y la última, la de Arribas, hace una corta pero completa descripción, destaca su iglesia y su hijo más ilustre, recogiendo una graciosa anécdota relacionada con un personaje popular. Como curiosidad, ninguna menciona al vecino caserío de Masca, que pertenecía a la parroquia de Santiago, aunque dependía del ayuntamiento de Buenavista.

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Vilaflor de Chasna-San Miguel de Abona: Don José Antonio Rodríguez Feo (1745-1826), rico propietario agrícola, síndico personero y alcalde de Vilaflor, mayordomo de la ermita de San Miguel, impulsor de la independencia parroquial y municipal de San Miguel y primer alcalde real de este pueblo

Queremos recordar en este trabajo a un destacado chasnero, de ilustre familia y rico propietario agrícola, que fue síndico personero y alcalde de la amplia jurisdicción de Vilaflor de Chasna, cuando abarcaba a toda la comarca de Abona. Se estableció en el entonces pago de San Miguel, donde contrajo dos matrimonios y falleció, siendo el tronco en dicha localidad de la familia Feo, una de las más destacadas del Sur de Tenerife. En este pueblo que lo adoptó fue, además, mayordomo de la ermita del Arcángel San Miguel, impulsor de la independencia parroquial y municipal del pueblo que lo adoptó, así como primer alcalde real del mismo.

Nuestro biografiado nació en Vilaflor el 28 de febrero de 1745, siendo hijo del capitán don Lucas Agustín Feo y doña Catalina (González Salguero) Ramos. El 2 de marzo inmediato fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por don Antonio García del Castillo, con licencia del Dr. don Salvador Xavier López; se le puso por nombre “José Antonio” y actuó como padrino el teniente capitán don José Hernández Montesino, vecino de la villa de Adeje.

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Fasnia: Don Adrián Marrero Coello (1842-1879), agricultor, soldado condecorado y sustituto de Milicias y guardia provincial de 1ª clase, fallecido en plena juventud

Dedicado desde su adolescencia a la agricultura, nuestro biografiado fue alistado en las Milicias Canarias con su reemplazo, como soldado de la Sección Ligera Provincial de Abona, pero enseguida fue movilizado para prestar sus servicios en el Batallón Ligero Provisional de Canarias, de guarnición en Santa Cruz de Tenerife, situación en la que fue condecorado con la Cruz de Plata del Mérito Militar sencilla. Tras obtener la licencia absoluta por cumplido, volvió a ingresar en las Milicias como soldado sustituto del Batallón Ligero Provincial de La Laguna, aunque continuó movilizado en la guarnición de Santa Cruz de Tenerife, donde contrajo matrimonio en dos ocasiones, tras enviudar. Por entonces solicitó y obtuvo su ingreso en la compañía de Guardias Provinciales, de nueva creación, que asumía en Canarias el mismo papel que la Guardia Civil en la Península, y en ella prestó sus servicios durante más de dos años y medio como guardia provincial de 2ª y 1ª clase, en los Puestos de Las Palmas y Guía de Gran Canaria. En ese último le sorprendió la muerte en plena juventud, aún en servicio activo.

Nació en la aldea de Sabina Alta (Fasnia) el 8 de septiembre de 1842, siendo hijo de don Hilario Marrero Ramos y doña Isabel Patricia Coello Marrero. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de San Joaquín de Fasnia por el cura párroco propietario don José García Sosa; se le puso por nombre “Adrián José” y actuó como madrina doña Catalina Coello, de la misma vecindad…

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