Güímar-Fasnia: Don Pedro Pérez Elías (1780-1862), fraguero, mayordomo de la fábrica parroquial, apoderado, regidor, procurador síndico, alcalde real y constitucional de Fasnia

Escobonal-1930     Resulta curioso que, hasta el presente, han existido más hijos de El Escobonal que han ostentado la alcaldía de Fasnia que los que han alcanzado la de Güímar, a pesar de que dicho pueblo siempre ha pertenecido a este último municipio. Este artículo está dedicado a uno de los muchos escobonaleros que a lo largo de la historia se han integrado plenamente en el vecino municipio, hasta el punto de que en el Ayuntamiento de Fasnia don Pedro Pérez Elías desempeñó diversos cargos: apoderado para el Cabildo abierto, regidor, alcalde real, procurador síndico, escrutador electoral y alcalde constitucional. Además, estuvo muy vinculado a la parroquia de San Joaquín, en la que actuó con frecuencia como testigo en la otorgación de testamen­tos y llegó a ser nombrado mayordomo de la fábrica parroquial. Profesionalmente, alternó su trabajo en la agricultura con su oficio de fraguero, dedicado a la obtención y venta de la madera que obtenía en el pinar de la jurisdicción.

     Nació en el “Pago de San José” (El Escobonal) el 14 de abril de 1780, siendo hijo de don Cristóbal Pérez Elías y doña Beatriz Manuel (Guanche) de Castro. El 21 de dicho mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el presbítero don Agustín Antonio Núñez, con licencia de don Luis Ambrosio Fernández del Castillo, beneficiado propio de dicha parroquial y de la de Santa Ana de Candelaria; se le puso por nombre “Pedro de San Telmo” y actuó como padrino don Ambrosio Camacho…

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Candelaria: Fray Ramón Fernández Álvarez (1895-1960), cura ecónomo de Candelaria y El Escobonal, párroco de Igueste y Barranco Hondo, y superior de los dominicos

Ramón Fernández Álvarez     Nacido en Asturias, el religioso al que dedicamos este artículo profesó en el Colegio de los Dominicos de Almagro (Ciudad Real) y estudió Teología en Salamanca, hasta su ordenación sacerdotal; luego desarrolló su labor en los conventos dominicos de Jerez de la Frontera (Cádiz) y Sevilla. Pero, sobre todo, durante 34 años estuvo vinculado al Convento de Ntra. Sra. de Candelaria, como guardián y capellán de la Virgen. Además, fue consiliario de la Juventud Católica de Candelaria y somatenista, mostrando su oposición pública al Régimen Republicano, lo que ocasionó las quejas del Ayuntamiento. Ejerció en varias ocasiones como cura ecónomo de Candelaria y en una estuvo encargado de Arafo; luego fue designado cura ecónomo de El Escobonal (Güímar), donde permaneció durante cinco años, en los que sufrió la destrucción de la iglesia parroquial en un voraz incendio; y durante una corta etapa también estuvo encargado de la parroquia de Fasnia. Finalmente, fue designado cura ecónomo de Igueste y encargado de Barranco Hondo, permaneciendo 14 años al frente de ambas parroquias, hasta su muerte. Además, llegó a ser elegido superior de los dominicos de Candelaria, en cuyo convento falleció. Pasadas tres décadas desde su muerte, sus restos fueron trasladados al cementerio de Igueste de Candelaria, localidad de la que fue su primer párroco efectivo y el que más tiempo ha estado al frente de su parroquia. El “Padre Ramón” aún es recordado en todas las localidades en las que desarrolló su labor pastoral por su espíritu caritativo, siempre volcado con los más pobres.

     Nuestro biografiado nació en Campomanes (Asturias) el 5 de diciembre de 1895, hijo de don Manuel Fernández y doña Amalia Álvarez. En 1912, a los 16 años de edad, ingresó en el Convento y Colegio de los Padres Dominicos de Almagro (Ciudad Real), en el que en 1916 vistió el hábito dominico y, finalizado el noviciado, hizo su profesión solemne en la Orden de Predicadores. En 1920 fue enviado a Salamanca a estudiar Teología y, finalizados dichos estudios, en 1924 fue ordenado sacerdote. Inicialmente ejerció su ministerio en los conventos dominicos de Jerez de la Frontera (Cádiz) y Sevilla. En 1926 fue destinado al Convento Real de Nuestra Señora de Candelaria, en el que residió durante 34 años, desarrollando una dilatada labor de apostolado y de propaganda de la devoción a la excelsa Patrona del Archipiélago…

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Güímar: Don Agustín Sánchez Suárez (1928-1997), último maestro zapatero de El Escobonal, tapicero, agricultor, artillero 1º y vocal fundador de las juntas directivas de la Asociación de Cabezas de Familia y de la Asociación de Mayores “San José”

Agustín Sánchez Suárez     Los talleres de zapatería han formado parte de la historia de los pueblos como lugares entrañables, de trabajo y tertulia. Históricamente, el oficio de zapatero destacó por su demanda entre los artesanos, por encima de los carpinteros, barberos, herreros, latoneros, pedreros, etc. Además, tuvo notable consideración social desde el siglo XVI hasta el XIX, pues fueron muchos los zapateros que, por sus inquietudes socio-culturales, desempeñaron cargos municipales, como concejales, alcaldes, jueces o fiscales; incluso ocuparon empleos destacados en las Milicias Canarias, así como en cofradías y hermandades parroquiales.

     En este trabajo nos vamos a ocupar de un personaje entrañable, el último zapatero profesional de El Escobonal, don Agustín Sánchez Suárez. Tras ejercer como aprendiz en Santa Cruz de Tenerife durante once años, abrió su taller en el pueblo sureño, que regentó durante 41 años, gozando de notable prestigio como maestro zapatero en todo el sureste de Tenerife. Además, trabajó como tapicero, oficio que también había aprendido en la capital. Compaginó dichos trabajos con las labores agrícolas, que constituyeron su segunda actividad. En su servicio militar había sido artillero 1º y furriel de la plana mayor, en Las Palmas de Gran Canaria; y en su pueblo adoptivo colaboró en obras comunitarias, siendo elegido vocal fundador de las juntas directivas de la Asociación de Cabezas de Familia y de la Asociación de Mayores “San José” de dicha localidad. Era un hombre culto, de buen humor y mente abierta, del que recibí buenos consejos y en cuyo taller pasé muchos ratos de mi infancia y adolescencia.

     Nuestro biografiado nació en la calle Salamanca de Santa Cruz de Tenerife el 28 de agosto de 1928, siendo hijo de don Alejandro Sánchez Acosta y doña Antonia Suárez Bueno, naturales y vecinos de dicha ciudad; se le puso por nombre “Agustín Ramón”. Con respecto a su familia, era el mayor de tres hermanos, su padre tenía un bar en la Recova Vieja y su madre trabajaba en fábricas de tabaco, primero en “La Belleza” y luego en “La Suprema”…

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La visita de la Virgen de Candelaria a las parroquias del municipio de Güímar (1964)

Virgen Candelaria-Güímar     Como ya señalamos en un artículo anterior, hace medio siglo, en octubre de 1964, se inició un acontecimiento inolvidable en la historia religiosa de Tenerife, la primera y, hasta el presente, única peregrinación de la Virgen de Candelaria, la Patrona de Canarias, por todos los pueblos de la isla para recaudar fondos destinados a la construcción del nuevo Seminario Diocesano, que se pensaba construir en la ciudad de La Laguna. Fue un largo e intenso viaje, de casi tres meses y medio, en los que estuvo ausente de su Santuario, pero con su paso alegró los corazones de todos los tinerfeños.

     Como en todas las localidades tinerfeñas, esta visita marcó una página brillante en la historia religiosa de Güímar, al ser el segundo municipio de Tenerife que recibió a la venerada imagen. Según el programa previsto, el sábado 17 de octubre la Virgen visitaría las parroquias de Ntra. Sra. de Fátima y Santo Domingo de Guzmán, en la propia cabecera municipal de Güímar; al día siguiente, domingo, se celebrarían las “Solemnidades” en la parroquia matriz de San Pedro Apóstol, de la misma ciudad; y el lunes 19 llegaría a la parroquia de San José del populoso barrio de El Escobonal, donde permanecería hasta el día siguiente, en que partiría hacia Fasnia. No obstante, dicho programa sufriría una variación, pues el sábado 17 visitó la parroquia de Fátima y pernoctó en la de San Pedro Apóstol, pasando al mediodía del domingo a la de Santo Domingo, donde se mantuvo hasta el lunes 19, en que partió para El Escobonal, donde continuó hasta el día siguiente…

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La Sociedad “El Progreso” (1919-1922) el primer casino de El Escobonal (Güímar)

   En el programa de las Fiestas de San José del año 1984 nos ocupamos extensamente del casino más señero que ha tenido El Escobonal, la Sociedad Cultural “El Porvenir”, el cual se mantuvo abierto durante siete años (1929-1936), la trayectoria más larga de todos los que han existido en esta comarca. Pero entre 1919 y 1950 la historia de El Escobonal contó con otras tres sociedades culturales y recreativas, que sólo reseñamos de forma muy concisa en dicho trabajo. De dos de ellas nos ocupamos en profundidad en otros dos artículos, a la luz de los nuevos datos que hemos podido encontrar en distintos archivos y hemerotecas de la isla. Lo mismo ocurre con la primera de dichas sociedades, “El Progreso”, a la que dedicamos el presente trabajo. Fundada en 1919 bajo la presidencia de un destacado personaje, estuvo instalada en una casa de La Hoya de los Almendreros y se mantuvo en funcionamiento hasta 1922.

     Para dar rienda suelta a la enorme afición por el baile que desde antiguo existía en El Escobonal, se pensó en la creación de una sociedad que permitiese practicar dicha actividad dentro de la legalidad, así como fomentar otras actividades culturales y recreativas. Por ese motivo se nombró una comisión organizadora, de la que fue elegida presidente don Felipe Armas de Miranda (maestro nacional y practicante de Medicina y Cirugía) y como secretario don Epifanio Pérez. Dicha comisión fue la encargada de elaborar el reglamento de ese primer casino, que está fechado en El Escobonal a 10 de octubre de 1919 y firmado por ambos directivos…

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Güímar: Don Víctor Lugo de la Rosa (1835-1881), agricultor y militar profesional que alcanzó el empleo de sargento 1º de Milicias, distinguido por sus servicios

Víctor Lugo de la Rosa-hoja-2    De origen humilde, nuestro biografiado comenzó trabajando en la agricultura para seguir posteriormente una modesta carrera militar. Ingresó por sorteo en las Milicias Canarias como simple soldado del Batallón Ligero Provincial de La Laguna, en el que ascendió a cabo 2º y cabo 1º, empleo en el que estaba cuando logró superar la epidemia de fiebre amarilla que azotó a Santa Cruz de Tenerife; luego ascendió a sargento 2º y como tal obtuvo su licencia absoluta. Pero, inmediatamente, se reenganchó con ese último empleo en el Batallón Ligero Provisional de Canarias, en el que ya prestaría sus servicios hasta el final de su carrera militar; en este destino se le concedió el grado de sargento 1º, se alistó voluntariamente en el Ejército expedicionario de Cuba, recibió un premio económico, alcanzó el empleo efectivo de sargento 1º de Milicias y mereció dos galones de distinción. Tras 17 años de servicios obtuvo su retiro y continuó empleado en Santa Cruz de Tenerife, hasta su prematura muerte.

    Nació en el conocido entonces como pago de San José (El Escobonal), el 11 de abril de 1835, siendo hijo de don Juan Luciano Lugo Rodríguez y doña María de la Rosa Díaz. Tres días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por don Agustín Díaz Núñez, Doctor en Sagrada Teología, examinador sinodal y beneficiado curado propio de la misma iglesia y sus anejos; se le puso por nombre “Víctor” y actuó como padrino don Isidoro Márquez, de la misma naturaleza y vecindad…

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Artículo-VÍCTOR LUGO DE LA ROSA

Güímar: Don Luis Bethencourt García (1925-2002), danzarín y maestro de la Danza de Cintas de El Escobonal, pescador, mecánico de bicicletas, agricultor, ventorrillero, albañil, cañero, barbero, emigrante y miembro de la Comisión de Fiestas de San José

     El presente artículo está dedicado a un hombre sencillo y polifacético, que trabajó en su pueblo como pescador, mecánico de bicicletas, agricultor, ventorrillero, albañil, cañero y barbero. Como muchos canarios de su época, emigró a Holanda, donde trabajó en una industria textil y en una fábrica de embutidos. Además, fue miembro de la Comisión de Fiestas de San José, en la que se encargó de recaudar las aportaciones del vecindario y de la colocación de adornos. Pero, sobre todo, estuvo durante la mayor parte de su vida vinculado a la Danza de las Cintas de El Escobonal, primero como danzarín, luego como “hombre del palo” de la del lugar de Abajo y, finalmente, como maestro de la Danza unificada de dicho pueblo.

    Nuestro biografiado nació en El Escobonal (Güímar) el 18 de septiembre de 1925, siendo hijo de don Matías Bethencourt Campos y doña Heliodora García Delgado. El 29 de octubre inmediato fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el cura ecónomo don Rafael Cabrera González, Lcdo. en Sagrada Teología, y actuó como padrino don José Pérez Díaz…

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El primer intento de segregación de la comarca de Agache del término municipal de Güímar (1858)

Escobonal-1930     El municipio de Güímar, constituido a raíz de la Conquista como alcaldía pedánea comarcal dependiente de La Laguna y con capital inicial en Candelaria, ha vivido durante su larga historia numerosos procesos de segregación en su amplia jurisdicción. La población, al principio concentrada casi exclusivamente en los pueblos de Güímar y Candelaria, se fue dispersando, formándose numerosos núcleos entre el Barranco Hondo y el Barranco de Icor.

     Pasado el tiempo, estas nuevas entidades adquirieron conciencia de pueblos, con sus características peculiares, y comenzaron a plantearse su independencia y la creación de nuevos distritos municipales. Así, tras pasar la capitalidad a Güímar en 1630, en 1723 se segregaron de dicho término el pago de Fasnia y los limítrofes para unirse al de Arico, del que también se independizaron en 1795, constituyendo su propio Ayuntamiento. Luego, hacia 1770, los vecinos de Candelaria, unidos a los de Arafo, solicitaron y obtuvieron autorización para elegir a su propio alcalde, con lo que esta nueva jurisdicción quedaba segregada de Güímar, que desde entonces mantiene sus actuales límites. Sólo una zona más o menos alejada de la cabecera municipal ha permanecido unida a éste, a pesar de haber intentado en varias ocasiones su segregación para constituirse en un término independiente, nos referimos a la comarca de Agache, de la que nos vamos a ocupar a continuación.

     A comienzos del año 1858, la situación en la que se encontraban dichos pagos era realmente lamentable y el sentimiento de abandono o marginación estaba cada vez más arraigado entre su vecindario. Por este motivo, tras diversas reuniones, llegaron a la conclusión de que la única posibilidad de mejorar sus condiciones de vida pasaba por la segregación del término municipal de Güímar y la creación de un Ayuntamiento independiente. Para lograr su objetivo elaboraron un extenso informe, en el que exponían sus sólidos argumentos, el cual fue enviado a mediados de ese mismo año 1858 al gobernador civil…

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Güímar: Don Octavio Hernández García (1921-1995), cura ecónomo en El Escobonal, San Miguel de Abona, La Guancha y Garachico, coadjutor y capellán de monjas

Octavio Hernández García     Natural de La Orotava, se ordenó sacerdote con la promoción más numerosa que ha tenido el Seminario Diocesano, la de 1952. Su primer destino fue el de cura ecónomo de El Escobonal (Güímar), donde llevó a cabo una brillante labor durante casi siete años y medio, época en la que también estuvo encargado durante cortos períodos de la parroquia de San Pedro de Güímar. Luego ejerció como cura ecónomo de San Miguel de Abona, coadjutor de San José en Santa Cruz de Tenerife, ecónomo en La Guancha (durante 15 años), encargado de Santo Domingo (La Guancha) y San José (San Juan de la Rambla), cura ecónomo de San Juan Bautista del Reparo y encargado de Genovés, ambas en el municipio de Garachico, así como capellán del Convento de clausura de las Religiosas Concepcionistas Franciscanas y la de la Comunidad y Hospital de las Hijas de la Caridad de la misma villa.

     Nuestro biografiado nació en La Orotava en 1920, siendo hijo de don Lorenzo Hernández y de doña Domitila García. Fue bautizado en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de dicha villa. En 1941, a los 20 años de edad, aprobó el ingresó en el Seminario Conciliar de La Laguna, donde permaneció durante 11 años, hasta 1952, cursando los estudios eclesiásticos como alumno interno…

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Las revueltas populares de El Escobonal (Güímar) contra la recaudación de contribuciones y el establecimiento del fielato

Escobonal-1930     En la segunda mitad del siglo XIX, la situación de abandono se fue haciendo cada vez más manifiesta en Agache, a pesar de que el Ayuntamiento tomó algunas medidas para contentar a estos vecinos, como la creación de una escuela incompleta en El Escobonal en 1864, que sería cerrada a los pocos años, y el establecimiento del colegio electoral de Agache en la ermita de San José, para evitar el desplazamiento al casco de los agacheros cada vez que había elecciones. Pero las dificultades económicas de la época, agudizaron la tensión e hicieron que los vecinos de El Escobonal y los pagos limítrofes recurrieran el reparto individual del impuesto de consumos y lograran su anulación. Años más tarde, el Ayuntamiento logró el establecimiento de la fiscalización administrativa en Agache, con la creación de un fielato. Ante ello, los vecinos comenzaron a negarse a pagar los impuestos, hasta el punto de producirse revueltas, en las que se ahuyentaba a los notificadores y agentes ejecutivos que se acercaban hasta El Escobonal, con toques de cencerros, insultos, amenazas y disparos de armas de fuego; incluso en una ocasión, el agente ejecutivo y sus acompañantes llegaron a ser apaleados. Acudiendo a las autoridades los vecinos de esta comarca lograron la anulación de la fiscalización en dos ocasiones, pero los recursos presentados por el Ayuntamiento hicieron que se volviera a reestablecer, en el último caso de forma definitiva.

     En 1872, un pequeño grupo de vecinos de El Escobonal se negaron a aceptar el reparto individual de consumos que había realizado el Ayuntamiento de Güímar junto con la junta local de asociados y recurrieron en queja ante la Diputación Provincial. Ésta anuló dicho reparto, lo que fue recurrido sin éxito por el Ayuntamiento ante el Ministerio de la Gobernación, que lo declaró improcedente. Ante ello, el médico de Güímar, don Miguel B. Espinosa, que también destacó como político republicano y como periodista, publicó un artículo contra dicha resolución gubernamental, tratando con menosprecio a los “magos” de El Escobonal que hicieron la reclamación, vinculándolos a una sociedad semejante a la “Berbería”…

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