Güímar: Don Aníbal Hernández Díaz (1908-1972), directivo fundador de la Sociedad Cultural “El Porvenir”, de la Agrupación Socialista Obrera y del “Casino Escobonal”, corresponsal de La Prensa, primer presidente del “C.L. Benchomo” y árbitro de lucha canaria

Aníbal Hernández Díaz     Este artículo está dedicado a un escobonalero inquieto y polifacético, quien después de emigrar a Cuba en dos ocasiones se estableció en su pueblo natal, en el que dio rienda suelta a sus inquietudes culturales, sociales y políticas. Por ello, fue socio fundador, tesorero, vicesecretario y secretario de la Sociedad Cultural “El Porvenir” de El Escobonal; figuró entre los fundadores de la Agrupación Socialista Obrera del Escobonal, de la que fue secretario de la mesa de discusión; y actuó como corresponsal de La Prensa en dicho pueblo. Tras el paréntesis de la Guerra Civil continuó dando rienda suelta a su compromiso social, pues fue secretario fundador del “Casino Escobonal”, así como primer presidente del equipo de lucha de dicho pueblo; también se colegió y actuó como árbitro de lucha canaria. Desde el punto de vista profesional, trabajó como agricultor, estando luego encargado de un empaquetado y de un almacén de papas, y posteriormente ejerció como corredor de fincas; estuvo empleado en Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife, donde murió.

     Nació en El Escobonal (Güímar) el 29 de marzo de 1908, a las diez de la noche, siendo hijo de don Juan Hernández Díaz, natural de Fasnia y oriundo por su padre de la Villa de La Orotava, y de doña Rosa Díaz Yanes, que lo era del citado pago. El 25 de abril inmediato fue bautizado en la iglesia de San Joaquín de Fasnia por el cura regente don José Batista y Cabrera, quien también era capellán de la ermita de San José de El Escobonal; se le puso por nombre “Aníbal Juan” y actuaron como padrinos don Telesforo Hernández Rodríguez, soltero, y su hermana doña María de la Candelaria Hernández Rodríguez, casada, naturales y vecinos del caserío de Aguerche (El Escobonal)…

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Artículo-ANÍBAL HERNÁNDEZ DÍAZ

“Los 5 del Sur” o “Ritmo del Sur” (1959-1970), última orquesta de El Escobonal (Güímar)

Ritmo del Sur-2     Este artículo está dedicado a la última orquesta de baile que existió en El Escobonal, la cual durante su existencia llegó a tener tres nombres sucesivos: “Ritmos del Sur”, “Los 5 del Sur” y “Ritmo del Sur”. Fue fundada en 1959, promovida y dirigida inicialmente por Ambrosio Domínguez “El Panadero”, quien además tocaba la trompeta y en su panadería tenían lugar los ensayos; en sus inicios también formaron de ella tres músicos locales: Octavio Rodríguez (violín y saxofón), Luis de la Rosa (saxofón) y Teodoro Leandro “Efraín” (guitarra).

     Tras la marcha de Ambrosio hacia 1961, la dirección de la orquesta fue asumida por Octavio “El Carpintero”, quien aparte de tocar el bajo estaba encargado de la contratación y en su carpintería se llevarían a cabo los ensayos. Durante un poco tiempo (cuatro o cinco bailes) se integraron en el grupo tres músicos güimareros: Juan Pedro (trompeta), Jerónimo “Momo” (saxo) y Silvestre Expósito (saxo). Como vocalistas actuaron inicialmente varios de los músicos, sobre todo Luis, y luego fueron contratados Agustín (de Barranco Hondo) y Antonio Cordero (de San Isidro). En 1962 se incorporó un músico local, Fortunato Gómez “Nato” (acordeón), quien estuvo de baja al emigrar a Holanda (de 1966 a 1967); en 1965 debutó con su trompeta otro hijo del pueblo, Miguel Rodríguez (hijo de Octavio); y en 1969 cesó Efraín, el batería, que fue reemplazado por Carlos, un joven vecino de La Hidalga (Arafo). Este recordado conjunto musical se disolvió en 1970…

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Güímar: Don Carlos Díaz Campos (1925-2015), agricultor, guardia de la Policía Municipal de Güímar, amante de la historia y las tradiciones canarias, y memoria viva de la comarca de Agache

Carlos Díaz Campos     Este recordado escobonalero, recientemente fallecido, comenzó su vida profesional como agricultor. Practicó la lucha canaria y, gracias a su altura, durante el servicio militar fue campeón regional y subcampeón nacional de salto con pértiga en los campeonatos deportivos militares; ascendió a cabo de Infantería y, después de licenciado, a cabo 1º para la reserva. Luego obtuvo una plaza de guardia en la Policía Municipal de Güímar, que desempeñó durante 36 años, rechazando en dos ocasiones los ascensos que se le ofrecieron para ostentar la jefatura del cuerpo; durante 20 años prestó sus servicios en la comarca de Agache, donde también participó en la confección de los padrones municipales, y el resto del tiempo lo hizo en la cabecera municipal. Además, fue un amante de la historia y las tradiciones canarias, pues desde su niñez supo absorber los conocimientos que, de forma oral, le transmitían los mayores, llegando a ser considerado la memoria viva de la comarca de Agache. Por dicho motivo, muchos investigadores acudieron a él en búsqueda de información; asimismo, participó en numerosas charlas y mesas redondas, sobre todo relacionadas con el juego del palo y el salto del pastor, de los que llegó a ser un profundo experto. Después de viudo celebró segundas nupcias y se estableció en Güímar, aunque nunca perdió el contacto con su pueblo natal. Ya jubilado y por compromisos familiares, en una ocasión figuró de forma testimonial en una candidatura para las elecciones municipales.

     Nuestro biografiado nació en El Escobonal el 1 de marzo de 1925, siendo hijo de don Hipólito Díaz Campos y doña Cristina Campos Campos. El 25 del mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el cura ecónomo don Rafael Cabrera y González y actuó como padrino don Graciliano Díaz y Díaz. Siempre fue conocido entre sus paisanos como “Carlillos”…

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Artículo-CARLOS DÍAZ CAMPOS

La religiosidad en el municipio de Güímar, según la Santa Misión de 1965

     Hace justo medio siglo, en 1965, una vez concluidas las misiones realizadas en las demás islas de la Diócesis Nivariense, le tocó el turno a Tenerife. Después de un asesoramiento previo, el obispo de la Diócesis, don Luis Franco Cascón, dispuso que se celebrara dicha Santa Misión empezando por el Sur de la isla y siguiendo un orden geográfico, desde la parroquia de Santiago del Teide hasta la de Barranco Hondo. Tuvo lugar entre la segunda semana de mayo y la segunda de julio, evitando la época de la zafra del tomate, que solía trastocar la vida en el Sur al ocasionar un considerable trasiego de personas, dedicadas en esos meses casi exclusivamente a dicho trabajo, “de día y de noche sin descanso”. Al final de la campaña se tuvo que hacer una ligera variación, para que no coincidieran las fiestas patronales de San Pedro de Güímar con la Santa Misión. Pero resultó interesante el que el Valle de Güímar quedase para el final, con el fin de que la concentración que se planteaba en Candelaria como clausura estuviese más nutrida, como así resultó.

     La dirección de esta campaña misional fue encomendada por el citado obispo a un prestigioso sacerdote jesuita, el padre Sebastián Puerto, director del Centro Misional del Beato Juan de Ávila, en Montilla, a quien acompañarían otros siete padres jesuitas de la Península, más cuatro padres paúles y dos dominicos de Candelaria. Con algo más de un mes de anticipación se desplazó a esta isla el director, con el objetivo de conocer el terreno, tomar contacto con todos los párrocos de cada Arciprestazgo y planear la Santa Misión según las necesidades de cada parroquia, lo que motivó la confección de un estudio sociológico previo en cada una de ellas. La idea que presidió el plan fue “que no quedara ningún grupo de personas, algo notable, sin que llegara a él la gracia de la palabra de Dios”; por ello, dicha misión se extendió a un total de 73 centros, entre parroquias y barrios.

     El municipio de Güímar estaba constituido por numerosos núcleos de población y contaba por entonces con cuatro parroquias, dos de ellas muy recientes: San Pedro Apóstol (desde 1630), San José de El Escobonal (creada en 1930), Santo Domingo de Guzmán (creada en 1961) y Ntra. Sra. del Rosario de Fátima (creada en 1963). Se establecieron centros misionales en las cuatro parroquias, así como en los barrios de Lomo de Mena, La Medida, El Puertito, San Francisco Javier, La Hoya y Guaza; y se organizó una peregrinación con la Virgen del Socorro, para aprovechar la profunda devoción que por ella siente el pueblo güimarero. En este artículo, vamos a analizar como tuvo lugar la Santa Misión en este municipio, tal como fue descrita por los propios misioneros que la llevaron a cabo en cada uno de los centros misionales (parroquias o barrios), lo que nos permite conocer como era por entonces la vida religiosa de los distintos pueblos que integraban el municipio, con datos a veces muy curiosos…

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Antiguas familias de Agache (Güímar): contribución al estudio genealógico de los Duque del Sur de Tenerife

Los Duque-Lomo de Mena     En este artículo hacemos una contribución al estudio genealógico de la familia Duque del Sur de Tenerife. Para su elaboración se han consultado archivos parroquiales, padrones municipales y prensa digitalizada. Pero dada la cantidad de miembros que abandonaron la comarca y se extendieron por otras localidades de Tenerife y América, quedan muchas líneas abiertas para el futuro, que iremos completando a medida que nos lleguen nuevas aportaciones.

     La familia estudiada tiene su origen en don Tomás Duque Mederos (1782-1838), natural de Breña Baja (La Palma) e hijo de don Pedro Duque y doña Josefa (o Juana) Mederos,  quien el 12 de noviembre de 1804, encontrándose ya avecindado en el lugar de Güímar, contrajo matrimonio en la iglesia de San Pedro de dicha localidad con doña Juana González Hernández, natural de Fasnia y bautizada en Arico, hija de don Juan González Bencomo y doña Francisca Hernández, naturales y vecinos de dicho pueblo en el pago de La Sombrera. Se establecieron en el municipio de Güímar, concretamente en el pago de Lomo de Mena, donde nacieron sus ocho hijos, cuya amplia descendencia se extendió también por el resto de la comarca de Agache, concretamente por El Escobonal y Pájara, así como por el casco de Güímar, Igueste de Candelaria, Santa Cruz de Tenerife y América…

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Güímar-Fasnia: Don Pedro Pérez Elías (1780-1862), fraguero, mayordomo de la fábrica parroquial, apoderado, regidor, procurador síndico, alcalde real y constitucional de Fasnia

Escobonal-1930     Resulta curioso que, hasta el presente, han existido más hijos de El Escobonal que han ostentado la alcaldía de Fasnia que los que han alcanzado la de Güímar, a pesar de que dicho pueblo siempre ha pertenecido a este último municipio. Este artículo está dedicado a uno de los muchos escobonaleros que a lo largo de la historia se han integrado plenamente en el vecino municipio, hasta el punto de que en el Ayuntamiento de Fasnia don Pedro Pérez Elías desempeñó diversos cargos: apoderado para el Cabildo abierto, regidor, alcalde real, procurador síndico, escrutador electoral y alcalde constitucional. Además, estuvo muy vinculado a la parroquia de San Joaquín, en la que actuó con frecuencia como testigo en la otorgación de testamen­tos y llegó a ser nombrado mayordomo de la fábrica parroquial. Profesionalmente, alternó su trabajo en la agricultura con su oficio de fraguero, dedicado a la obtención y venta de la madera que obtenía en el pinar de la jurisdicción.

     Nació en el “Pago de San José” (El Escobonal) el 14 de abril de 1780, siendo hijo de don Cristóbal Pérez Elías y doña Beatriz Manuel (Guanche) de Castro. El 21 de dicho mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el presbítero don Agustín Antonio Núñez, con licencia de don Luis Ambrosio Fernández del Castillo, beneficiado propio de dicha parroquial y de la de Santa Ana de Candelaria; se le puso por nombre “Pedro de San Telmo” y actuó como padrino don Ambrosio Camacho…

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Candelaria: Fray Ramón Fernández Álvarez (1895-1960), cura ecónomo de Candelaria y El Escobonal, párroco de Igueste y Barranco Hondo, y superior de los dominicos

Ramón Fernández Álvarez     Nacido en Asturias, el religioso al que dedicamos este artículo profesó en el Colegio de los Dominicos de Almagro (Ciudad Real) y estudió Teología en Salamanca, hasta su ordenación sacerdotal; luego desarrolló su labor en los conventos dominicos de Jerez de la Frontera (Cádiz) y Sevilla. Pero, sobre todo, durante 34 años estuvo vinculado al Convento de Ntra. Sra. de Candelaria, como guardián y capellán de la Virgen. Además, fue consiliario de la Juventud Católica de Candelaria y somatenista, mostrando su oposición pública al Régimen Republicano, lo que ocasionó las quejas del Ayuntamiento. Ejerció en varias ocasiones como cura ecónomo de Candelaria y en una estuvo encargado de Arafo; luego fue designado cura ecónomo de El Escobonal (Güímar), donde permaneció durante cinco años, en los que sufrió la destrucción de la iglesia parroquial en un voraz incendio; y durante una corta etapa también estuvo encargado de la parroquia de Fasnia. Finalmente, fue designado cura ecónomo de Igueste y encargado de Barranco Hondo, permaneciendo 14 años al frente de ambas parroquias, hasta su muerte. Además, llegó a ser elegido superior de los dominicos de Candelaria, en cuyo convento falleció. Pasadas tres décadas desde su muerte, sus restos fueron trasladados al cementerio de Igueste de Candelaria, localidad de la que fue su primer párroco efectivo y el que más tiempo ha estado al frente de su parroquia. El “Padre Ramón” aún es recordado en todas las localidades en las que desarrolló su labor pastoral por su espíritu caritativo, siempre volcado con los más pobres.

     Nuestro biografiado nació en Campomanes (Asturias) el 5 de diciembre de 1895, hijo de don Manuel Fernández y doña Amalia Álvarez. En 1912, a los 16 años de edad, ingresó en el Convento y Colegio de los Padres Dominicos de Almagro (Ciudad Real), en el que en 1916 vistió el hábito dominico y, finalizado el noviciado, hizo su profesión solemne en la Orden de Predicadores. En 1920 fue enviado a Salamanca a estudiar Teología y, finalizados dichos estudios, en 1924 fue ordenado sacerdote. Inicialmente ejerció su ministerio en los conventos dominicos de Jerez de la Frontera (Cádiz) y Sevilla. En 1926 fue destinado al Convento Real de Nuestra Señora de Candelaria, en el que residió durante 34 años, desarrollando una dilatada labor de apostolado y de propaganda de la devoción a la excelsa Patrona del Archipiélago…

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Güímar: Don Agustín Sánchez Suárez (1928-1997), último maestro zapatero de El Escobonal, tapicero, agricultor, artillero 1º y vocal fundador de las juntas directivas de la Asociación de Cabezas de Familia y de la Asociación de Mayores “San José”

Agustín Sánchez Suárez     Los talleres de zapatería han formado parte de la historia de los pueblos como lugares entrañables, de trabajo y tertulia. Históricamente, el oficio de zapatero destacó por su demanda entre los artesanos, por encima de los carpinteros, barberos, herreros, latoneros, pedreros, etc. Además, tuvo notable consideración social desde el siglo XVI hasta el XIX, pues fueron muchos los zapateros que, por sus inquietudes socio-culturales, desempeñaron cargos municipales, como concejales, alcaldes, jueces o fiscales; incluso ocuparon empleos destacados en las Milicias Canarias, así como en cofradías y hermandades parroquiales.

     En este trabajo nos vamos a ocupar de un personaje entrañable, el último zapatero profesional de El Escobonal, don Agustín Sánchez Suárez. Tras ejercer como aprendiz en Santa Cruz de Tenerife durante once años, abrió su taller en el pueblo sureño, que regentó durante 41 años, gozando de notable prestigio como maestro zapatero en todo el sureste de Tenerife. Además, trabajó como tapicero, oficio que también había aprendido en la capital. Compaginó dichos trabajos con las labores agrícolas, que constituyeron su segunda actividad. En su servicio militar había sido artillero 1º y furriel de la plana mayor, en Las Palmas de Gran Canaria; y en su pueblo adoptivo colaboró en obras comunitarias, siendo elegido vocal fundador de las juntas directivas de la Asociación de Cabezas de Familia y de la Asociación de Mayores “San José” de dicha localidad. Era un hombre culto, de buen humor y mente abierta, del que recibí buenos consejos y en cuyo taller pasé muchos ratos de mi infancia y adolescencia.

     Nuestro biografiado nació en la calle Salamanca de Santa Cruz de Tenerife el 28 de agosto de 1928, siendo hijo de don Alejandro Sánchez Acosta y doña Antonia Suárez Bueno, naturales y vecinos de dicha ciudad; se le puso por nombre “Agustín Ramón”. Con respecto a su familia, era el mayor de tres hermanos, su padre tenía un bar en la Recova Vieja y su madre trabajaba en fábricas de tabaco, primero en “La Belleza” y luego en “La Suprema”…

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La visita de la Virgen de Candelaria a las parroquias del municipio de Güímar (1964)

Virgen Candelaria-Güímar     Como ya señalamos en un artículo anterior, hace medio siglo, en octubre de 1964, se inició un acontecimiento inolvidable en la historia religiosa de Tenerife, la primera y, hasta el presente, única peregrinación de la Virgen de Candelaria, la Patrona de Canarias, por todos los pueblos de la isla para recaudar fondos destinados a la construcción del nuevo Seminario Diocesano, que se pensaba construir en la ciudad de La Laguna. Fue un largo e intenso viaje, de casi tres meses y medio, en los que estuvo ausente de su Santuario, pero con su paso alegró los corazones de todos los tinerfeños.

     Como en todas las localidades tinerfeñas, esta visita marcó una página brillante en la historia religiosa de Güímar, al ser el segundo municipio de Tenerife que recibió a la venerada imagen. Según el programa previsto, el sábado 17 de octubre la Virgen visitaría las parroquias de Ntra. Sra. de Fátima y Santo Domingo de Guzmán, en la propia cabecera municipal de Güímar; al día siguiente, domingo, se celebrarían las “Solemnidades” en la parroquia matriz de San Pedro Apóstol, de la misma ciudad; y el lunes 19 llegaría a la parroquia de San José del populoso barrio de El Escobonal, donde permanecería hasta el día siguiente, en que partiría hacia Fasnia. No obstante, dicho programa sufriría una variación, pues el sábado 17 visitó la parroquia de Fátima y pernoctó en la de San Pedro Apóstol, pasando al mediodía del domingo a la de Santo Domingo, donde se mantuvo hasta el lunes 19, en que partió para El Escobonal, donde continuó hasta el día siguiente…

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La Sociedad “El Progreso” (1919-1922) el primer casino de El Escobonal (Güímar)

   En el programa de las Fiestas de San José del año 1984 nos ocupamos extensamente del casino más señero que ha tenido El Escobonal, la Sociedad Cultural “El Porvenir”, el cual se mantuvo abierto durante siete años (1929-1936), la trayectoria más larga de todos los que han existido en esta comarca. Pero entre 1919 y 1950 la historia de El Escobonal contó con otras tres sociedades culturales y recreativas, que sólo reseñamos de forma muy concisa en dicho trabajo. De dos de ellas nos ocupamos en profundidad en otros dos artículos, a la luz de los nuevos datos que hemos podido encontrar en distintos archivos y hemerotecas de la isla. Lo mismo ocurre con la primera de dichas sociedades, “El Progreso”, a la que dedicamos el presente trabajo. Fundada en 1919 bajo la presidencia de un destacado personaje, estuvo instalada en una casa de La Hoya de los Almendreros y se mantuvo en funcionamiento hasta 1922.

     Para dar rienda suelta a la enorme afición por el baile que desde antiguo existía en El Escobonal, se pensó en la creación de una sociedad que permitiese practicar dicha actividad dentro de la legalidad, así como fomentar otras actividades culturales y recreativas. Por ese motivo se nombró una comisión organizadora, de la que fue elegida presidente don Felipe Armas de Miranda (maestro nacional y practicante de Medicina y Cirugía) y como secretario don Epifanio Pérez. Dicha comisión fue la encargada de elaborar el reglamento de ese primer casino, que está fechado en El Escobonal a 10 de octubre de 1919 y firmado por ambos directivos…

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