Este entrañable sacerdote nortero, cuya dilatada labor ya fue estudiada por el Colectivo Arguayo en la revista “Chinyero”, tras ser ordenado obtuvo como primer nombramiento la parroquia de San Fernando, en la villa de Santiago del Teide, donde permaneció durante 17 años. En ese tiempo se construyeron iglesias y ermitas, se adquirieron imágenes y se creó la parroquia de Santa Ana de Tamaimo, de la que también quedó encargado; también ejerció como párroco de Nuestra Señora de Candelaria de Arguayo y Nuestra Señora de la Concepción de Masca (Buenavista del Norte), así como de Santa Ana de Tamaimo y Nuestra Señora del Carmen de Puerto Santiago, de las que fue fundador. Luego fue nombrado cura ecónomo del vecino pueblo de Chío (Guía de Isora) y a su frente permaneció durante casi 19 años, hasta su jubilación por enfermedad. Mientras regentaba esta segunda parroquia continuó encargado del servicio en la ermita, y posterior parroquia, de Puerto de Santiago, así como de la Urbanización Acantilado de los Gigantes. En reconocimiento a su trayectoria, fue distinguido con el título de Hijo Adoptivo de Santiago del Teide y recibió un homenaje en Chío. Vivió los últimos años de su vida en Tamaimo, en compañía de la familia de su único hermano, don Manuel Ávila López.
Nació en El Palmar (Buenavista del Norte) el 16 de abril de 1929, siendo hijo de don Manuel Luis de Ávila y doña Herminia López. Días después fue bautizado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios de dicha villa; se le puso por nombre “Horacio Ricardo”. A lo largo de su vida, su familia simplificó su apellido “Luis de Ávila” por solo “Ávila”. Tuvo un único hermano: don Manuel Ávila López, casado con doña María González Gorrín (“Paquita”) y avecindado con su familia en Tamaimo (Santiago del Teide), con descendencia…
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Saludos Octavio.
Muchas gracias…
Leo , vuelvo a leer y viajo por la narrativa de la historia y sus elocuentes palabras que historia!!! Gracias Octavio.
Saludos 💫 a su esposa y un abrazo muy grande.