Desde finales del siglo XIX comenzaron las perforaciones de galerías en los barrancos de la zona alta del municipio de Arafo, en búsqueda de las aguas necesarias para el riego agrícola y el consumo doméstico, actividad que se reactivó con fuerza a lo largo del siglo XX, hasta alcanzar más de una treintena de ellas en 1960.
El trabajo en las galerías de agua ha sido siempre muy duro y peligroso, pues los obreros tenían que vivir durante muchos días junto a ellas, en instalaciones precarias y alejados de sus familias. En el interior de las galerías, el trabajo de perforación era bastante duro, pues algunas de ellas tenían varios centenares de metros, e incluso kilómetros, y desde su cabecera tenían que sacar las rocas extraídas en vagonetas hasta el exterior; además, la explosión de los necesarios barrenos produjo frecuentes accidentes, algunos de ellos mortales, así como los aplastamientos por desprendimientos de rocas, inhalación de gases o arrastre a los trabajadores por inesperados y fuertes afloramientos, al romper una bolsa de agua subterránea.
De momento conocemos once accidentes trágicos producidos en ocho galerías de Arafo, que en conjunto ocasionaron 13 muertos y tres heridos graves. El más grave fue uno ocurrido en la galería Amance en 1962, en el que murieron tres vecinos de Arafo, lo que obligó a suspender las fiestas patronales. Casi todos esos sucesos tuvieron una amplia repercusión en la prensa canaria, lo que nos ha permitido obtener una valiosa información…
En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo: