Muchos pensarán que la vida de personas modestas, cuya esfera de actuación no ha superado siquiera las fronteras de pequeñas y lejanas localidades del Sur tinerfeño, no merece el tiempo y el espacio que a veces se les dedica. No obstante, no conviene olvidar que la historia, la pequeña y la grande, de toda comunidad, depende de la trayectoria de sus miembros y de la suma de su trabajo, de sus conocimientos y de sus experiencias. Por ello continuaremos dando a conocer las semblanzas biográficas de aquellos tinerfeños que nos precedieron en el tiempo y que destacaron en cualquier actividad, por muy humilde o ajena que sea a los gustos individuales de cada uno de nosotros.
En el presente trabajo nos vamos a ocupar de un militar santiaguero, que dedicó parte de su vida a las Milicias Canarias, aunque durante su carrera prácticamente no abandonó la villa natal ni participó en acción militar alguna. Sólo alcanzó el empleo de teniente de Milicias, pero solo con ello logró ser durante el siglo XVIII el militar de mayor graduación nacido en el Valle de Santiago. También perteneció a la Hermandad del Santísimo Sacramento. Además, dado su prestigio, es muy probable que fuese una persona de confianza del Señor de la Villa (que fue padrino de su segunda boda) y que, por lo tanto, fuese alcalde mayor de la misma, como todos sus antepasados, pero de momento no hemos podido confirmarlo.
Nuestro biografiado nació en el Valle de Santiago (probablemente en el pago de Tamaimo) el martes 19 de febrero de 1692, siendo hijo de don Feliciano Gorrín y doña María González, naturales y vecinos de dicha villa. Cinco días después fue bautizado en la iglesia de San Fernando por fray Juan Pérez Bento, religioso de la Orden de San Francisco, con licencia del cura párroco don Francisco González de Jesús, que actuó como padrino…
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