En 1796 se erigió la parroquia de San Joaquín de Fasnia en la pequeña “Iglesia Vieja” de dicho término, construida en la segunda mitad del siglo XVII, y en ella se mantuvo hasta el 1 de noviembre de 1800, en que fue bendecida la nueva iglesia parroquial que había levantado el vecindario. Pero la trayectoria del segundo templo parroquial de Fasnia es una historia de infortunios, pues a lo largo de su historia fue víctima de todos los temporales que han azotado la isla. Además, las dificultades económicas y la urgencia ordenada por el obispo para construir la iglesia motivaron el que se usasen materiales de mala calidad y no se rematasen las obras como era debido, por lo que tan solo una docena de años después de su construcción el nuevo edificio que albergaba la parroquia ya amenazaba ruina y así continuó con altibajos hasta comienzos del XX. También sufrió graves daños con motivo del catastrófico aluvión de 1826, por lo que tuvo que sufrir una restauración que duró varios años. Entre 1834 y 1838 se construyó la sacristía, que más adelante serviría temporalmente de parroquia. Pero los arreglos practicados por los distintos párrocos no fueron suficientes para detener la ruina de la iglesia de San Joaquín, muy grave en la segunda mitad del siglo XIX, por lo que en 1883 el cura ecónomo de Fasnia elevó una instancia al obispo de la Diócesis, para manifestarle el estado ruinoso que presentaba y el peligro que suponía el continuar celebrando el culto en ella, por lo que solicitaba permiso para habilitar y bendecir un templo provisional, mientras se efectuasen las obras de reparación de la iglesia, obteniendo la correspondiente autorización.
El siglo XX comenzó casi igual a como había acabado el anterior, con la iglesia parroquial amenazando una constante ruina, debido a su pobre construcción y a las malas reparaciones, que continuaron llevándose a cabo entre 1907 y 1913. De este modo, en 1917 el templo llegó a tal estado de ruina que el alcalde prohibió la celebración de los oficios religiosos e, incluso, se suprimió la fiesta anual en honor de San Joaquín. Por ese motivo, se encargó un interesante proyecto de iglesia parroquial al arquitecto don Restituto Ginés, quien lo redactó en ese mismo año. Pero, poco después, pasó lo que tenía que pasar y en la noche del 9 de febrero de 1918 se desplomó la iglesia parroquial de San Joaquín con motivo de un fuerte temporal, quedando totalmente arruinada, pero sin que se produjesen desgracias humanas. El culto se efectuó a partir de entonces en la sacristía, previo su acondicionamiento, la cual sirvió durante 15 años como iglesia provisional. De esas amenazas de ruina y del desplome del templo parroquial nos vamos a ocupar en el presente artículo…
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Qué artículo tan descriptivo e interesante, Octavio (como siempre). Nos permite casi ver el trasiego de los carros, los polvorientos caminos, los trabajadores, la recogida y recuento de todo lo que se podía salvar de las ruinas…Increíble la forma en la que trataban de aprovechar todo en unos tiempos de auténtica pobreza y falta de apoyo de las instituciones.
Cada uno de tus artículos puede servir para hacer una novela o el guión de una película. ¡Gracias!
Muchas gracias Charito. Esa son algunas de las intenciones de mis artículos, por un lado, que sirvan para que se recuerde cómo era la vida de nuestra tierra en el pasado y, por otro, que puedan ser utilizados como fuente para otros trabajos (documentales, novelas, cómics, cortometrajes, etc.), como ya ha ocurrido.