Miembro de una familia destacada de Guía de Isora, nuestra biografiada cursó sus estudios libremente y fue la primera mujer nacida en dicha localidad que obtuvo el título de Maestra Elemental de Primera Enseñanza, lo que logró ante la Comisión de Exámenes de la Junta Provincial de Instrucción Primaria. Poco después accedió por oposición a la escuela pública de niñas de su pueblo natal, al frente de la cual permaneció durante 25 años, hasta su prematura muerte. Y, como todos los maestros de su época en un Sur empobrecido, sufrió continuos atrasos en su sueldo, así como en el pago de los materiales docentes y en los alquileres, cantidades que debía abonar el Ayuntamiento de la localidad, siempre falto de fondos.
Nació en Guía de Isora el 29 de octubre de 1839, siendo hija de don Miguel Hernández (Martel) González, natural del mismo pueblo, y de doña María Ignacia Jorge Brito, que lo era de Adeje. El 5 de noviembre inmediato fue bautizada en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Luz por el cura propio don José Pérez; se le puso por nombre “María Claudina de la Luz” y actuó como padrino don José de Vargas, del mismo vecindario…
En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:
Enhorabuena Octavio por esta labor tan maravillosa. Me has dado una alegría doblemente porque sólo he detectado alguien más en Guía de Isora de apellido Jorge, el mío, y es alguien que procede de Valle de Guerra. Mis hijos también aportan este apellido para el pueblo y ahora veo que hay precedentes, si bien, actualmente no he encontrado a nadie más en Guía casco, por lo menos. Muchas gracias por recrearnos con estos retazos que nos ayudan a ir encontrándonos poco a poco dentro de la historia. Un abrazo!!
Gracias Juan Antonio, me alegra que te hayas tropezado con mi blog. Es una satisfacción que encima te haya servido para encontrarte con tu apellido, así como con la historia y personajes del Sur de Tenerife.
Un abrazo.
Enhorabuena, una vez más, don Octavio. Gracias por tu incansable labor, rescatando para nuestro conocimiento la labor de nuestros predecesores. Ya sabes que he adoptado las pumitas del «Sur de Tenerife» como algo propio.
Estimado Octavio, tras la tormenta, la calma. Anoche llovió en Abades (Arico), entre las 24 h-1,30 h, 70 l /m … Un aguacero sostenido de 1 l por minuto… No recordaba haber visto llover con tal intensidad, en plena calma… una cortina de agua, una cortina de vida, para los campos del Sur… Hoy, a las tabaibas y cardones de la zona, sólo les falta hablar…
¿Y doña María?
En clase. 25 años de magisterio, mal pagados… y 7 hijos…. Cómo no va a morir tempranamente, la pobre mujer. En fin, ya sabes que siento por los maestros/as rurales especial admiración. Para nada me hubiese importado, desarrollar mi vocación docente en una de esas escuelas perdidas, en las que la labor de los maestros se agiganta, más que el paupérrimo sueldo que reciben.
Por último, me le imagino reflexionando:
Yendo yo pa Taganana
en un joyo metí el pié
el jueves, por la mañana
rompióseme el peroné…
(La coñita palmera que no falte)
Sí Pedro, conozco tu debilidad por los maestros rurales y te confieso que a mí tampoco me hubiese importado ejercer como maestro en algunos de los pueblos de mi querido Sur.
Doña María, como todas las de su época, sobre todo en esa parte de la isla, tuvo problemas para cobrar su sueldo, pero nunca desatendió sus clases. La vocación y el deber por encima de todo.
Sobre mi accidente, solo decirte que fue el miércoles y no el jueves.
Un abrazo.
Don Octavio:
No es lo mismo, si lo afina
como podrás comprobar
mal fuíste a aterrizar
un miércoles que no rima.