Güímar: Don Sinforoso González Rivero (1840-1883), jornalero agrícola, zapatero, militar reenganchado, sargento 1º de Milicias, comandante de armas de Güímar-Arafo y guardia provincial de 1ª clase, condecorado con la Cruz Blanca del Mérito Militar

Este artículo está dedicado a un modesto miliciano, que se reenganchó dos veces. Inicialmente entró a servir, por su suerte, como soldado del Batallón Ligero Provincial de La Laguna, en el que permaneció durante nueve años, período en el que ascendió hasta sargento 2º de Milicias. Luego, tras su licenciamiento, reingresó como soldado sustituto en el mismo Batallón, en el que ahora prestó sus servicios durante más seis años y nueve meses, ascendiendo hasta sargento 1º de Milicias, y con este empleo fue comandante de armas de Güímar-Arafo. A lo largo de dichas etapas estuvo movilizado durante tres cortos períodos, uno en el propio Batallón de La Laguna y otros dos en el Batallón Ligero Provisional de Canarias, de guarnición en Santa Cruz de Tenerife. Finalmente, solicitó y obtuvo su reingreso en la compañía de Guardias Provinciales de Canarias, dependiente del mencionado Batallón Provisional, en la que sirvió durante tres años y más de nueve meses como guardia 2º y 1º, hasta su prematuro fallecimiento, obteniendo una condecoración. Al margen de su carrera militar, trabajó en sus inicios como jornalero agrícola y posteriormente como zapatero. Falleció en la capital de la provincia con tan solo 43 años, 19 de ellos de servicio en el Ejército; estaba casado y tenía tres hijos.

Nació en Güímar el 29 de octubre de 1840, siendo hijo de don José Antonio González de Ara y doña María Rivero González, natural ésta de Arafo. El 1 de noviembre inmediato fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por don Agustín Díaz Núñez, Doctor en Sagrada Teología, examinador sinodal y beneficiado curado propio de la misma iglesia y sus anejos; se le puso por nombre “Sinforoso” y actuó como madrina doña Amalia de la Cruz, miembro de una ilustre familia, de la misma naturaleza y vecindad…

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *