En el extenso municipio de Arico, constituido por un elevado número de entidades de población dispersas por todo el término, siempre se mantuvo una clara rivalidad entre El Lomo o Villa de Arico, histórica capital civil de dicha jurisdicción desde 1635 y religiosa desde 1639, con Arico el Nuevo, en el que a lo largo del tiempo se fueron asentando la mayoría de las familias de elevado poder económico, político y militar de la jurisdicción. La pujanza alcanzada por esta última localidad a comienzos del siglo XX, llevó a sus vecinos a albergar la posibilidad de trasladar a ella la capital municipal, como así ocurrió en 1924 por acuerdo mayoritario de la corporación municipal. Ello motivó un recurso de oposición, promovido por dos vecinos de la Villa, que dio lugar a un pleito contencioso-administrativo, el cual se sentenció inicialmente en la Audiencia Provincial a favor de Arico el Nuevo, al confirmar el acuerdo de traslado; pero que se apeló al Tribunal Supremo y éste, tras la intervención de dos letrados exministros, falló a favor de El Lomo, al revocar dicha sentencia y anular el acuerdo plenario, por lo que a comienzos de 1927 se restituyó el Ayuntamiento y la capitalidad a la Villa de Arico.
Una vez que la corporación municipal de Arico contó con una mayoría de ediles avecindados en Arico el Nuevo y pagos anexos, el 28 de mayo de 1924 el Ayuntamiento Pleno acordó trasladar la capitalidad del municipio del Lomo de Arico a Arico el Nuevo, que por entonces solía ser conocido como “Pueblo de Arico”, como contrapartida a la denominación de “Villa de Arico” que asumía El Lomo. Esa medida provocó un grave enfrentamiento entre el vecindario de las dos entidades de población, que estuvo a punto de partir en dos el municipio. Ello dio lugar a un pleito, que se llevó a los tribunales y se prolongó durante más de dos años y medio…
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