Nuestro biografiado emigró a Cuba y, tras su regreso, destacó como comerciante, poseyó un balandro a motor de cabotaje, actuó como tesorero de la Comunidad de aprovechamiento de aguas “Chese” y fue exportador de frutos, así como propietario de un molino de gofio y de una máquina de energía eléctrica, por lo que actuó como contratista del alumbrado público de Candelaria. Además, desempeñó diversos cargos en su pueblo natal: vocal de la Junta local de Primera Enseñanza, secretario accidental del Juzgado Municipal, depositario de los fondos municipales, cofundador y vocal de la Sociedad “Patria y Unión” y del Casino de Candelaria, subcabo de distrito del Somatén Armado, vocal de la Comisión o Junta de Repartimiento del Ayuntamiento, fiscal municipal de Candelaria y tesorero fundador de la Agrupación Municipal del Partido “Izquierda Republicana”. En 1915 se adhirió a la asamblea organizada en Santa Cruz por el Consejo de Fomento para estudiar la crisis agrícola que sufría la región, así como los medios que se podían y debían adoptar al objeto de superarla; y en 1933 asistió a una asamblea del Partido Republicano Tinerfeño en la capital de la isla. Por su afiliación política, tras el inicio de la Guerra Civil emigró por segunda vez a Cuba, donde se alistó en la Guardia Rural. Varias décadas después de su muerte se dio su nombre a una calle de la villa de Candelaria, donde desarrolló su labor.
Nació en Candelaria el 5 de marzo de 1884, a las cuatro de la tarde, siendo hijo de don Juan Rodríguez Castellano y doña María del Carmen Cruz Frías. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el beneficiado propio don Antonio de la Barreda y Payva; se le puso por nombre “Víctor” y actuó como padrino don Pedro Castro, siendo testigos don Juan Martín y don Isidro Delgado, de dicha vecindad. Fue conocido por sus paisanos como “Victico”…
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