Aunque no nació en Candelaria, se estableció desde su niñez en esta villa sureña, que siempre consideró como suya y en la que estuvo domiciliado hasta su prematura muerte. Trabajó durante casi toda su vida como comerciante. Además, en su juventud fue cofundador y vicepresidente de la “Juventud Católica”, árbitro de fútbol, presidente del “C.F. Candela” y directivo del Casino de Candelaria. Prestó su servicio militar por su quinta, como soldado de Sanidad Militar. Luego, tras el inicio de la Guerra Civil fue movilizado y durante ella ascendió desde soldado a cabo efectivo y sargento provisional de Sanidad Militar. Posteriormente pasó como sargento voluntario de Sanidad Militar a la División Azul, con motivo de la II Guerra Mundial en el frente ruso. Dada su condición de sanitario y a pesar de participar en dos guerras, en las que fue condecorado, nunca estuvo en primera línea de fuego, por lo que tuvo la suerte de no recibir ninguna herida. Tras obtener su licencia absoluta se estableció en Tenerife, donde ejerció como comerciante en Güímar y Candelaria, agente de seguros y empresario de bares en Santa Cruz de Tenerife. Simultáneamente, en Candelaria desarrolló una intensa actividad como sanitario altruista, cubriendo el papel vacante de un practicante. Se casó en su villa adoptiva, donde dejó descendencia.
Nació en el domicilio paterno de Santa Cruz de Tenerife, en la calle San Roque nº 57, el 10 de marzo de 1913 a las nueve de la noche, siendo hijo del empleado don Juan Bautista Olivera González, natural de La Laguna, y doña María del Carmen Fuentes Díaz, que lo era de dicha capital aunque oriunda de Arico. Dos días después su nacimiento fue inscrito en el Registro Civil de Santa Cruz de Tenerife por el secretario del Juzgado don Agustín Díaz y Casanova, ante el juez municipal don Miguel Díaz Llanos y Fernández, y los testigos don Antonio Quintana y González Rebollo y don Vicente Vázquez López, según manifestación del comerciante don José Izquierdo y Pérez, conocido de los padres y de dicha vecindad. El 24 de junio de ese mismo año fue bautizado en la iglesia de San Francisco de la capital de la provincia por el cura párroco don Juan Batista Fuentes; se le puso por nombre “Juan Bautista” y actuaron como padrinos don Miguel Olivera y González y doña María del Carmen González, de dicha vecindad, siendo testigos los ministros de la parroquia.
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