Miembro de una destacada familia, nuestro biografiado también llegó a ser un notable propietario agrícola y ganadero. Su desahogada situación económica, así como su honradez y aptitud, le permitió obtener una plaza de Subteniente de Milicias en el Regimiento Provincial de Abona, que ocupó durante algunos años. Además, fue elector contribuyente y desempeñó varios cargos públicos, como los de juez de paz de la tercera demarcación del municipio de Arico, primer regidor del Ayuntamiento en una primera etapa y concejal del mismo en otra. Permaneció soltero.
Nació en el pago de El Río, en Arico, el 8 de febrero de 1804, siendo hijo legítimo de don José Antonio González Oramas, de la misma naturaleza, y doña María Josefa Díaz Flores, que lo era de Fasnia. El 14 de ese mismo mes fue bautizado con óleo y crisma en la iglesia de San Juan Bautista de El Lomo, por el cura párroco don José Hernández de Ara; se le puso por nombre “Antonio Valerio del Sacramento” y actuó como padrino don Antonio Díaz Flores, su tío materno, natural y vecino de Fasnia…
En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:
Cuando se habla de que trabajó al cuidado de sus propiedades agrícolas y ganaderas, yo me supongo que se ocuparía más bien de que otros trabajaran para él en las tierras de su propiedad o criándole cabras, ovejas, bueyes y cerdos, etc. Es curioso, tal como se señala en el artículo, que siendo un hombre rico acabara contrayendo deudas tan importantes.
Gracias por estos trabajos que nos traen imágenes y realidades de otra época. Yo me imagino a don Antonio a lomos de algún caballo, recorriendo aquellos lomos polvorientos.
Hola Charito. Precisamente Antonio González Flores fue un propietario medio que pudo tener algunos jornaleros, no obstante, como otros que he encontrado de esa época, también trabajaban en sus tierras. Solo los muy ricos no acudían al campo y dejaban el trabajo en manos de sus jornaleros e incluso esclavos, en algunos casos. Precisamente los que tenían propiedades eran los que se endeudaban con más facilidad, por emprender negocios que a veces no salían bien. Los pobres difícilmente se endeudaban, pues no tenían posibilidad de recibir préstamos, por no tener con qué garantizarlos.
Que enriquecedor leer estás historias. Soy Tataranieta de Juan Salcedo Morales, hijo de Bartolomé Salcedo, quien a su vez era sobrino de Francisco Oramas Salcedo Ferraz y Fonseca.