La construcción y bendición de la primera iglesia de San José en El Escobonal (Güímar), el polémico traslado de la imagen de San José desde la antigua ermita y su devenir hasta su elevación a parroquia (1850-1929)

Aún no había pasado un siglo desde que en 1755 se procediese a la bendición de la primitiva ermita de San José de El Escobonal, en Cano, y ésta ya se había quedado aislada y demasiado pequeña, pues el pueblo había crecido mucho, sobre todo hacia la parte alta, y gran parte de los asistentes a misa se veían obligados a quedarse fuera del recinto, no llegando a ver ni tan siquiera el altar en el momento de la celebración de los oficios. Por este motivo, la mayor parte del vecindario, que por entonces vivía lejos de la ermita, solicitó construir otra de mayores dimensiones y más céntrica, para que de esa manera pudieran beneficiarse los que tenían que desplazarse desde más lejos. La propuesta fue apoyada plenamente por el beneficiado y vicario de Güímar, don Agustín Díaz Núñez, quien pensaba que en el nuevo templo podría erigirse una ayuda de parroquia, cuando tuviese lugar el nuevo arreglo parroquial que se pretendía llevar a cabo en la Diócesis. Como consecuencia de ello, el 11 de septiembre de 1850 el Dr. Díaz Núñez solicitó al obispo el traslado de la ermita de San José a otro lugar más céntrico y el 19 de ese mismo mes se concedió la oportuna licencia, siempre que no resultase perjuicio a terceros. En virtud de ello, los vecinos del lugar comenzaron a organizarse, nombrando encargado de la obra a don Joaquín de Castro y depositario de las limosnas a don Amaro Díaz; éstos se concertaron con don Matías Perera, maestro de mampostería vecino de la Villa de Santa Cruz, para que construyera dicho templo.

En 1851 ya se habían construido las paredes, pero las obras se detuvieron en ese punto por disidencias vecinales e incumplimiento del albañil, lo que motivó un juicio de conciliación en 1852. Pero pasaban los años y no se concluía la obra de la iglesia, que en 1858 continuaba parada, notándose ya los graves daños que los agentes atmosféricos iban efectuando en la parte construida. Finalmente, a comienzos de los años sesenta los vecinos le dieron el impulso final y pudieron techarla, gracias a sus prestaciones personales. Pero cuando las obras ya estaban a punto de finalizar, surgieron una serie de rumores que alarmaron a los vecinos que vivían más cerca de la primitiva ermita de Cano, pues se afirmaba que algunos de sus paisanos pretendían derribar la antigua ermita con el objetivo de poder utilizar los materiales en la nueva iglesia, lo que inició un periodo de cierta tensión entre el vecindario. Por ello, en 1860 y 1861 los vecinos de El Escobonal de Abajo cursaron sendas solicitudes al gobernador eclesiástico, con el fin de que ordenase al párroco-arcipreste de Güímar que no permitiese la demolición de la ermita; y así se hizo, por lo que desapareció dicha amenaza. No obstante, en 1862, los mismos vecinos elevaron otro escrito a la citada autoridad eclesiástica, al circular nuevos rumores de que se iban a trasladar los objetos de culto y la imagen del patrono titular (San José) de la antigua ermita al nuevo templo, que estaba a punto de inaugurarse. Pero esta idea estaba apoyada por el mencionado beneficiado de Güímar y arcipreste del distrito, Dr. don Agustín Díaz Núñez, quien entendía que la nueva iglesia era mucho más céntrica y tenía suficiente capacidad para albergar la ayuda de parroquia que tenía prevista en su arreglo parroquial, por lo que con el traslado se beneficiaría todo el vecindario y se mejoraría el culto. El gobernador eclesiástico apoyó la propuesta del arcipreste y el 17 de marzo de 1862 dispuso que se bendijese la nueva iglesia y se trasladase a ella la imagen del patrono San José, pero que se colocase en la vieja ermita una nueva imagen expuesta al culto. Ante esta decisión, los vecinos de El Escobonal de Abajo elevaron sendos escritos a dicho gobernador y al obispo, reiterando su solicitud de que la antigua imagen de San José permaneciese en su primitiva ermita y proponiendo que se adquiriese otra nueva para la iglesia que acababa de construirse, aunque todo fue en vano. Una vez finalizada y dotada de lo necesario para el culto, el 21 de mayo de ese mismo año se procedió a la bendición de la nueva iglesia y al traslado de la imagen de San José desde la antigua ermita de Cano, en una solemne ceremonia presidida por el citado Dr. Díaz Núñez. La vieja ermita permanecería abierta al culto y dedicada a San Vicente Ferrer, hasta su desplome y ruina posterior…

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Arafo-Candelaria: Don Claudio Fariña Delgado (1916-1999), agricultor, músico, soldado condecorado, guardia civil y guardia municipal de Santa Cruz de Tenerife

Desde su adolescencia, nuestro biografiado trabajó en la agricultura, sobre todo como jornalero. Además perteneció como músico a la Sociedad Filarmónica “Nivaria” de la villa de Arafo. Tras ser movilizado con motivo de la Guerra Civil, pasó tres años en el Ejército, como soldado de Infantería y falangista voluntario, recibiendo varias condecoraciones. Una vez licenciado volvió a ser movilizado de nuevo, al comienzo de la II Guerra Mundial. En dicha situación solicitó y obtuvo su ingreso en la Guardia Civil, como guardia de 2ª clase, plaza que desempeñó durante más de 25 años, en los que estuvo destinado en los puestos de Adeje, del que fue comandante accidental, y Santa Cruz de Tenerife, entre otros. Luego solicitó el pase a destinos civiles y se incorporó a la Guardia Municipal de Santa Cruz de Tenerife, en la que permaneció como guardia durante otros 15 años, hasta su jubilación.

Nació en Barranco Hondo (Candelaria) el 28 de agosto de 1916, siendo hijo de don Víctor Fariña Romero, natural de Arafo, y doña Joaquina Delgado Romero, que lo era de la primera localidad, aunque también oriunda de Arafo por su madre. Al día siguiente fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el cura ecónomo don José Trujillo y Trujillo; se le puso por nombre “Claudio Donato” y actuó como madrina doña Dolores Ramos Delgado. Poco tiempo después de su nacimiento se estableció con sus padres en Arafo, aunque siempre se mantuvo vinculado a su familia de Barranco Hondo, que visitaba con frecuencia…

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Granadilla de Abona: Don Pedro Alejandrino de Torres (1676-1767), propietario agrícola, alférez y teniente capitán de Milicias

Nuestro biografiado creció en el seno de una destacada familia de propietarios agrícolas y ganaderos, en la que algunos miembros siguieron la carrera militar. Se dedicó durante toda su vida al cuidado de sus propiedades agrícolas y ganaderas. Pero después de casado también ingresó como alférez en el Regimiento de Milicias de Abona-Adeje, en el que luego ascendió a teniente capitán, empleo en el que permaneció hasta su muerte, cuando ya contaba 90 años de edad. Gran parte de su descendencia también prestó sus servicios en las Milicias Canarias. 

Nació en Granadilla de Abona hacia 1676, siendo hijo de don Gaspar González de Torres y doña Margarita de las Casas. Fue bautizado en la iglesia parroquial de San Antonio de Padua, pero de momento no hemos podido localizar la correspondiente partida bautismal, por hallarse destruidas las páginas correspondientes a ese año del libro en que se hallaba inserta…

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Vilaflor de Chasna-Arona: Don Antonio Hernández Feo (1846-1920), propietario agrícola y maestro de primera enseñanza en Vilaflor

Miembro de una destacada familia de militares, clérigos, políticos locales y maestros, nuestro biografiado cursó estudios de Magisterio, aunque no tenemos constancia de que obtuviese dicho título. Pero lo cierto fue que ejerció como maestro en Vilaflor de Chasna, donde había nacido; también es muy probable que regentase una academia privada en dicho pueblo o en el contiguo de Arona, donde se estableció tras contraer matrimonio. Además, durante toda su vida trabajó como labrador y estuvo al cuidado de sus propiedades agrícolas.

Nació en Vilaflor de Chasna el 2 de agosto de 1846, siendo hijo del militar don Antonio Hernández de Fuentes y Correa y doña Bienvenida Rodríguez Feo y Márquez, vecinos de dicha localidad. Siete días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el párroco don José Lorenzo Grillo y Oliva; se le puso por nombre “Antonio José María del Sacramento” y actuó como padrino el capitán don José García y Torres, natural de Granadilla…

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Los inicios de la lucha canaria en Araya de Candelaria, el equipo aficionado (1947-1952) y el primer club federado (1962-1972)

En el presente artículo nos ocupamos de la historia del “Club de Lucha Araya”, en sus primeras etapas. Las primeras referencias a este deporte en Araya se centran en algunos luchadores nacidos en este pueblo en el siglo XIX, los Chico, uno de ellos considerado el mejor puntal de Tenerife en su época. Medio siglo después surgió el primer equipo aficionado de lucha canaria que se formó en este pueblo, el cual compitió entre 1947 y 1952 con otros equipos del municipio y de la comarca, en encuentros apasionados pero no oficiales. Años más tarde, en 1962 se reorganizó dicho equipo, que se federó en 1965 y durante siete años, hasta 1972, participó en las competiciones oficiales de Tercera categoría. Luego, durante veinte años, se sufrió un período de inactividad luchística en esta localidad, hasta que en 1992 reapareció el “C.L. Araya”, iniciando una etapa brillante de grandes éxitos. Como curiosidad, en 2019 se le tributó un emotivo homenaje a los pioneros de este deporte en Araya.

La lucha canaria ha estado siempre unida a la historia de nuestros pueblos, pues llegó a ser la principal actividad deportiva de los jóvenes, quienes tras la dura jornada laboral en el campo se reunían en terreros improvisados para pasar parte de sus ratos de ocio, que combinaban con los bailes y las fiestas. Dada la larga tradición luchística de este pueblo, es fácil suponer que algunos arayeros interviniesen en la legendaria luchada de la “Media Montaña”, celebrada en las costas de Barranco Hondo de Candelaria en junio de 1834. Asimismo, es casi seguro que a lo largo del siglo XIX y en la primera mitad del XX, los luchadores más destacados de este pueblo participaron en el importante encuentro luchístico anual que se celebraba en agosto en Candelaria, con motivo de las Fiestas de la Virgen, en la explanada de arena que existía delante del Santuario. Igualmente, estoy convencido de que algunos luchadores de Araya participaron en las luchadas que anualmente se celebraban en la playa de El Socorro en la costa de Güímar, en la tarde del 7 de septiembre. Lo cierto es, que en el último tercio del siglo XIX ya figuraban algunos luchadores de este municipio formando parte del bando o “Partido del Sur”…

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Guía de Isora: Don Vicente Salazar Trujillo (1917-2002), actor aficionado, miembro de las Juventudes Católicas, barbero, soldado de Infantería, brigada efectivo y teniente de complemento de la Guardia Civil, funcionario administrativo del Ayuntamiento de La Laguna y poeta popular conocido como “Vicente el de Guía”

Con tan solo 12 años, nuestro biografiado participó en alguna obra de teatro infantil, como actor aficionado, y con 17 ingresó en las Juventudes Católicas. En su juventud trabajó como barbero y fue movilizado en dos ocasiones con motivo de la Guerra Civil como soldado de Infantería; llegó a estar en el frente, aunque solo menos de los meses, permaneciendo el resto del tiempo de guarnición en Santa Cruz de Tenerife; luego volvió a ser movilizado con el mismo empleo al inicio de la II Guerra Mundial. Después de licenciado solicitó y obtuvo su ingreso en la Guardia Civil como guardia 2º, ascendiendo por oposición a cabo y luego, por antigüedad, a cabo 1º, sargento, sargento 1º y brigada de la Guardia Civil, siendo condecorado con la Cruz a la Constancia en el Servicio pensionada. Prestó sus servicios, por lo menos, en las Comandancias de Cádiz y Santa Cruz de Tenerife; en esta última ejerció como jefe accidental de la Sección de Cárcel y de la Sección Núcleo de Reserva. Luego pasó a ocupar un destino civil como auxiliar administrativo del Ayuntamiento de La Laguna, por lo que pasó a la escala de complemento. Finalmente, ascendió a teniente de complemento de la Guardia Civil, empleo con el que obtuvo su retiro a los 55 años de edad, aunque continuó como funcionario del Ayuntamiento lagunero hasta su jubilación. Además, destacó como poeta popular, publicando numerosos poemas en la prensa durante tres décadas, firmando siempre como “Vicente el de Guía”.

Nació en Guía de Isora el 15 de octubre de 1917, a las cuatro de la tarde, siendo hijo de don Feliciano Salazar Moraza, natural de Armiñón (Álava) y doña Bernardina Carmen Trujillo Rodríguez, que lo era de San Juan Bautista en Caracas (Venezuela), aunque oriunda del municipio tinerfeño. El 24 de diciembre inmediato fue bautizado en la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Luz por el cura regente don José Serret Sitjá; se le puso por nombre “Vicente” y actuó como padrino don Antonio González Gorrín, de dicha vecindad…

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Güímar: Don Segundo de la Oliva y López (1827-1899), escribiente, maestro de las escuelas públicas de niños de Güímar y Candelaria, secretario de los ayuntamientos de Arafo y Candelaria, sochantre de la parroquia de Santa Ana, oficial de Correos en la capital, secretario del Gabinete Instructivo y jurado judicial

Nuestro biografiado se inició en la vida laboral como escribiente en la Escribanía pública que regentaba su padre en Güímar, donde vivió desde su adolescencia y contrajo matrimonio. Luego fue nombrado maestro de la escuela pública de niños de dicha localidad, a cuyo frente permaneció durante casi ocho años; dicho empleo lo simultaneó durante tres años con la secretaría del Ayuntamiento de Arafo. Tras solicitar una plaza de escribiente u oficial auxiliar de secretaría en el Ayuntamiento de Güímar, que le fue negada, renunció a su plaza de maestro para asumir la plaza de secretario del Ayuntamiento de Candelaria; en esta localidad también ejerció como sochantre de la parroquia y luego como maestro de la escuela pública de niños; y a continuación realizó algunos trabajos de estadística municipal para el Ayuntamiento güimarero. Posteriormente, se estableció en Santa Cruz de Tenerife, donde obtuvo una plaza de auxiliar y luego de oficial en la Oficina Principal de Correos, en la que continuó trabajando incluso después de su jubilación; además, en dicha capital también fue secretario de la Junta Administrativa del Gabinete Instructivo y jurado judicial. Asimismo, se dedicó a la explotación y comercialización de arena.

Nació en Las Palmas de Gran Canaria el 1 de junio de 1827, siendo hijo de don Domingo de la Oliva Bérriz, “visitador general y comandante del Resguardo de Rs. Rs. de esta Provincia”, natural de La Laguna, y doña Francisca López López, que lo era de Santa Cruz de Tenerife. Tres días después fue bautizado en la parroquia del Sagrario de la Santa Iglesia Catedral de dicha ciudad por el cura semanero don Prudencio Almeida; se le puso por nombre “Segundo Francisco Caraciolo” y actuó como madrina doña María Consolación López…

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San Miguel de Abona-Vilaflor de Chasna-Arona: Don Domingo Afonso Luis (1633-1697), propietario agrícola y ganadero, alférez de Milicias y fundador de una capellanía

Miembro de una familia acomodada y numerosa, de cierta tradición militar, nuestro biografiado también llegó a ser un notable propietario agrícola y ganadero. Además, tras aprender a leer y a escribir, ingresó en el Regimiento de Milicias de Abona-Adeje, en el que alcanzó una plaza de alférez de Milicias, en la que permaneció hasta su muerte. Su vida transcurrió en la comarca de Chasna, pues probablemente nació en San Miguel de Abona, vivió en La Escalona (Vilaflor) y murió en el Valle de San Lorenzo (Arona). Casó dos veces y dejó una amplia sucesión, habiendo fundado una capellanía en su testamento.

Nació en la jurisdicción de Vilaflor (probablemente en el pago de San Miguel) en los primeros días de enero de 1633, siendo hijo de don Luis Afonso Zamora y doña Isabel González (o de Morales). El 9 de dicho mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por el beneficiado Lcdo. don Alonso Pérez Perera y actuaron como padrinos don Alonso y doña Ana González. En algunos documentos figura como “Domingo Afonso Ruiz”…

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La tramitación y aprobación de la Bandera municipal de Fasnia (1997-1998)

Después de tres años de gestiones y merced a la iniciativa del alcalde, don Miguel Suárez González, por Decreto del Consejo de Ministros del Gobierno de España del 25 de octubre de 1968 se acordó autorizar al Ayuntamiento de Fasnia para que adoptase su Escudo municipal, organizado en la forma propuesta por la Real Academia de la Historia, como ya pusimos de manifiesto en un artículo anterior. Se trata de un escudo cortado, donde aparecen dos grandes rocas sobre ondas de azul y plata; tres haces de cereales de oro bien ordenados, y una corona real abierta. Las dos rocas representan a los conocidos Roques de Fasnia, que existen en el litoral del municipio; los tres haces simbolizan los tres mayores núcleos de población del municipio y la preponderancia del tradicional cultivo de cereales. En él predominan los colores azul, plata y oro.

Al año siguiente se dotó al Ayuntamiento de un Repostero con el mencionado Escudo municipal, con el fin de que presidiese las sesiones de la corporación y los actos oficiales de la localidad. Luego, en 1998 se aprobó por el Gobierno de Canarias su Bandera municipal, confeccionada por la Comisión de Heráldica de la Comunidad Autónoma de Canarias, a propuesta del director general de Administración Territorial y Gobernación, cuando se cumplían 203 años desde la constitución de su Ayuntamiento. De la tramitación y aprobación de esta última nos vamos a ocupar en el presente artículo…

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Arico: Don Esteban García de Vera (1689-1744), clérigo minorista, capellán de Arico y propietario agrícola

Este artículo está dedicado a un antiguo personaje, miembro de una destacada familia ariquera de militares y clérigos. Tras obtener una capellanía familiar, que estaba vacante, decidió seguir la carrera eclesiástica, recibiendo la Tonsura y las cuatro Órdenes Menores; como clérigo minorista actuó como capellán en la parroquia de San Juan Bautista de Arico. Pero parece que no prosperó y abandonó la vida religiosa, dedicando el resto de su vida al cuidado de sus propiedades agrícolas. Falleció soltero y prematuramente en su pueblo natal.

Nació en Arico el 11 de abril de 1689, siendo hijo de don Juan García de Vera y de doña María Miguel. El 21 de abril de dicho año fue bautizado en la iglesia de San Juan Bautista por el cura párroco don Andrés Xuárez de Castro; se le puso por nombre “Estevan” y actuaron como padrinos don Juan Rodríguez Viera, natural de Candelaria, y doña Josefa González, que lo era de Güímar…

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