Los desaparecidos quioscos de música de las dos plazas principales de Güímar

Güímar-convento-ayuntamiento     Poca gente recuerda que a comienzos del siglo XX existieron en la entonces Villa de Güímar dos quioscos, templetes o pabellones de madera para que tocasen las bandas de música, levantados en las dos plazas principales, la de San Pedro y la del Ayuntamiento, que incluso llegaron a coexistir durante por lo menos un año. En el presente artículo nos vamos a ocupar de ellos, aunque, desgraciadamente, no son muchos los datos que se conservan de su existencia.

     Con motivo de la Guerra Ruso-Japonesa, el 5 de marzo de 1904 salió para Güímar el segundo Batallón del Regimiento de Extremadura, que se alojó en  el edificio del antiguo convento, cedido a tal fin por el Ayuntamiento. En junio de ese mismo año dicho batallón fue relevado por el 1º del propio Regimiento, el cual se incorporó a su destino a mediados de dicho mes, lo mismo que su banda, que colaboró en las Fiestas Patronales de San Pedro, celebradas pocos días después. En los cinco meses que permanecieron en esta población los citados batallones, se construyó un quiosco en el centro de la plaza contigua a su cuartel, para las tocatas de la Banda de Música del propio cuerpo militar, el cual se mantuvo en pie hasta los años veinte.

     Simultáneo con el anterior, a comienzos del siglo XX también se levantó otro quiosco o templete en la plaza de San Pedro, para que en él tocase la música durante las fiestas y paseos dominicales, el cual se costeó con el dinero recaudado en una suscripción popular, aunque precisamente no llegó a destacar como una verdadera obra de arte. Pero en la primera mitad de 1906, cuando aún se debía parte de la obra, el alcalde don Francisco Plaza y Suvirat ordenó su desmonte, vendiéndose su madera para cubrir diversos gastos, incluida su propia construcción…

      En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

2 comentarios en “Los desaparecidos quioscos de música de las dos plazas principales de Güímar

  1. Una pena. Los gustos y preferencias cambian con los tiempos, sin duda. Aún así, estos templetes aportan aun aura romática y añeja a los lugares en donde se consevan. Más aún en los pueblos. No imagino llegar a la plaza de los Silos, por ejemplo, sin su templete central.

    • Tienes razón Pedro, los templetes centrales de las plazas les dan un carácter entrañable, que yo envidio cuando visito los pueblos del norte, donde aún se conservan varios. En el Sur solo se mantiene el de Arafo, aunque ha sido reconstruido en distintas épocas.

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