“El tesoro de Pancho Pérez” (cuento centrado en Güímar, 1926), por Rafael Peña León

Puertito-5-espigón-1929-Fonda Medina     El cuento al que dedicamos este trabajo fue publicado el 20 de junio de 1926 en la revista Hespérides, editada en Santa Cruz de Tenerife, siendo su autor el director-gerente de dicha revista don Rafael Peña León. La historia está centrada en Güímar y en un personaje local muy particular, Pancho Pérez. El citado autor había estado en esta localidad un par de meses antes y el 4 de mayo había anunciado en la revista que dirigía, que iba a dedicar un número monográfico a Güímar, lo que se hizo realidad el 6 de junio de 1926, dos semanas antes de publicar el cuento que nos ocupa en otra edición de dicha publicación.

    El breve relato recoge la ilusión que alguna vez ha tenido cualquier persona de encontrar un tesoro que le ayudase a mejorar su vida. En Güímar, como en otras muchas localidades de la isla, las búsquedas de este tipo han estado centradas, sobre todo, en el legendario tesoro del pirata “Cabeza de Perro”, tras el cual muchos vecinos de éste y otros municipios de la isla han recorrido el litoral escudriñando todas las cuevas y covachas que encontraban a su paso, pero que sepamos sin ningún éxito, sobre todo teniendo en cuenta que según recientes estudios este célebre pirata solo fue una mera creación literaria.

      En el cuento, el autor combina la realidad con la fantasía y transforma la natural ilusión de un hombre en una obsesión enfermiza, por encontrar la riqueza que ni su origen ni su trabajo le proporcionarían nunca, obsesión que le alejaba de su familia y del mundo en que vivía. Cuando por fin parecía que había logrado su objetivo, durante un paseo por El Puertito, el brutal desengaño parece que hizo aflorar en el personaje un sentimiento humano que parecía olvidado. El desenlace está basado en un hecho real ocurrido ese mismo año.

     El autor del cuento, don Rafael Peña León (1888-1955), nació en Río Tinto (Huelva) y falleció en Santa Cruz de Tenerife. Fue comandante de Infantería, secretario del Ateneo de La Laguna, periodista, escritor y editor…

      En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

3 comentarios en ““El tesoro de Pancho Pérez” (cuento centrado en Güímar, 1926), por Rafael Peña León

  1. El tesoro es evidente: Esa imagen del Puertito de Güímar, desnudo, casi tan desangelado como lo parió la naturaleza árida y desarbolada de la costa sur insular. La imagen hoy huele a gloria, como ayer a miseria. Y pensar, pues el mundo es redondo, que la gloria de hoy, puede ser la miseria de mañana…

    En fin, mejor disfrutar del cuento.

    • El cuento refleja las obsesiones humanas, casi siempre ligadas a lo material, hasta que se tropieza con realidades que hacen pasar lo económico a un segundo plano. Se desarrolla en parte en un Puertito muy diferente al actual, como bien señalas en tu comentario. Aunque el hecho real que motivó el desenlace del cuento se produjo en la cercana playa de El Socorro. Espero que lean el cuento y el comentario sobre él. Saludos

      • Octavio, atiendo a tu deseo. Leo el cuento, así como tus reflexiones sobre el mismo y sobre su autor.
        En cuanto al cuento en sí mismo, nace y muere envuelto en las «encrespadas olas del Puertito» y los regañados ojos de la avaricia del paisano que, desesperado, no ve el momento de tener en sus manos tan «preciado» tesoro.
        Un cuento un poco macabro, cuando se le relaciona con la inmediata realidad que probablemente, como intuyes, lo inspiró.

        En cuanto al autor, al margen de la opinión (más erudita que la mía) de don Eliseo, siempre he sido partidario de valorar y considerar el esfuerzo de quienes de una u otra forma tratan de dejarnos huella cultural de su paso por la vida. Una huella que a veces se escribe con pluma, otras con azada y muchas veces con la nada. Al final, todos terminamos donde mismo y cada cual se esfuerza en hacer el recorrido a «su manera», que viene determinada por las querencias propias y las circunstancias que las condicionan…
        «Colorín colorao, este cuento se ha acabado» … y leído gracias al «fenómeno meteorológico adverso» que nos perturba.
        Abrazos.

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