Los inicios de la lucha canaria en Araya de Candelaria, el equipo aficionado (1947-1952) y el primer club federado (1962-1972)

En el presente artículo nos ocupamos de la historia del “Club de Lucha Araya”, en sus primeras etapas. Las primeras referencias a este deporte en Araya se centran en algunos luchadores nacidos en este pueblo en el siglo XIX, los Chico, uno de ellos considerado el mejor puntal de Tenerife en su época. Medio siglo después surgió el primer equipo aficionado de lucha canaria que se formó en este pueblo, el cual compitió entre 1947 y 1952 con otros equipos del municipio y de la comarca, en encuentros apasionados pero no oficiales. Años más tarde, en 1962 se reorganizó dicho equipo, que se federó en 1965 y durante siete años, hasta 1972, participó en las competiciones oficiales de Tercera categoría. Luego, durante veinte años, se sufrió un período de inactividad luchística en esta localidad, hasta que en 1992 reapareció el “C.L. Araya”, iniciando una etapa brillante de grandes éxitos. Como curiosidad, en 2019 se le tributó un emotivo homenaje a los pioneros de este deporte en Araya.

La lucha canaria ha estado siempre unida a la historia de nuestros pueblos, pues llegó a ser la principal actividad deportiva de los jóvenes, quienes tras la dura jornada laboral en el campo se reunían en terreros improvisados para pasar parte de sus ratos de ocio, que combinaban con los bailes y las fiestas. Dada la larga tradición luchística de este pueblo, es fácil suponer que algunos arayeros interviniesen en la legendaria luchada de la “Media Montaña”, celebrada en las costas de Barranco Hondo de Candelaria en junio de 1834. Asimismo, es casi seguro que a lo largo del siglo XIX y en la primera mitad del XX, los luchadores más destacados de este pueblo participaron en el importante encuentro luchístico anual que se celebraba en agosto en Candelaria, con motivo de las Fiestas de la Virgen, en la explanada de arena que existía delante del Santuario. Igualmente, estoy convencido de que algunos luchadores de Araya participaron en las luchadas que anualmente se celebraban en la playa de El Socorro en la costa de Güímar, en la tarde del 7 de septiembre. Lo cierto es, que en el último tercio del siglo XIX ya figuraban algunos luchadores de este municipio formando parte del bando o “Partido del Sur”…

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Candelaria-El Rosario: Don Pedro Trujillo Mena (1810-1894), agricultor y sargento 2º de Milicias

Nuestro biografiado fue un modesto personaje que trabajó toda su vida como agricultor en El Rosario y Barranco Hondo, pueblos entre los que compartió su vida, aunque también vivió en Geneto y en el desaparecido pago de Pasacola, hoy en ruinas. Además, como su padre y un hermano, siguió una modesta carrera militar durante 17 años, en la que alcanzó el empleo de sargento 2º de Milicias en el Regimiento Provincial de Güímar. Como curiosidad, por lo menos en su adolescencia y juventud, hasta que contrajo matrimonio, vivió en la “Casa del Rosario”, hoy conocida como “Casa del Pirata”, al ser su padre medianero de las fincas pertenecientes a la misma.

Nació en Barranco Hondo, probablemente en la parte que pertenecía al pago del Rosario (por entonces dependiente del término de La Laguna), el 1 de agosto de 1810, siendo hijo de don Felipe José Santiago Trujillo Dares, natural del Lomo de Arico y vecino de Barranco Hondo “desde menor edad”, y doña María Mauricia Mena Soteque, que lo era de ese mismo pago candelariero. El 7 de dicho mes fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el cura párroco don Agustín Tomás de Torres; se le puso por nombre “Pedro Esteban” y actuó como madrina doña Josefa Antonia Núñez…

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Candelaria: Fray José Hernández Rocío (1797-1847), sacerdote dominico del Convento Real de Candelaria, luego exclaustrado y secularizado, adscrito a la Parroquia de Santa Ana

Tras su profesión en la Orden de Predicadores, nuestro biografiado se ordenó de presbítero. Como sacerdote dominico, estuvo destinado en el Convento Real de Candelaria, donde continuó viviendo tras la Desamortización, como sacerdote exclaustrado y secularizado; no obstante, inicialmente fue asignado a la parroquia de Arico, donde debió permanecer escasos meses, si es que llegó a posesionarse de su destino. Como sacerdote exclaustrado estuvo adscrito a la parroquia de Santa Ana, colaborando con el párroco en la celebración de misas y sacramentos. Después de permanecer 15 años en Candelaria, al final de su vida se estableció en Santa Cruz de Tenerife, donde murió prematuramente.

Nuestro biografiado nació en la Villa de La Orotava el 6 de mayo de 1797, siendo hijo de don José Hernández Ortega y doña Ángela Francisca Yumar Rocío. Tres días después fue bautizado con óleo y crisma en la “Parroquia Matriz de la Concepción de Nuestra Señora” de dicha villa por don Domingo Valcárcel y Llarena, presbítero y ministro calificado del Santo Oficio de la Inquisición de estas islas, con licencia de don Cristóbal de Urtusáustegui, beneficiado de dicha parroquia matriz de la Concepción de dicha villa; se le puso por nombre “José Juan de la Concepción” y actuó como padrino don Domingo González, vecino del Realejo de Arriba…

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El interés de dos candelarieros por el movimiento continuo en el siglo XIX: don Juan Antonio Lanzarán González y don Juan de Baute Santos y Núñez

A mediados del siglo XIX se revitalizó el viejo problema del movimiento perpetuo, surgiendo numerosas personas que se obsesionaron con el mismo hasta creer que habían encontrado la solución, pues los éxitos y anuncios de unos movieron la imaginación de otros. Resulta curioso que en Canarias fuesen dos candelarieros los que dedicaran parte de su vida, neuronas y recursos económicos a poner en funcionamiento sendas máquinas de movimiento continuo, ambos con un resultado con más expectativas que resultados, por una clara falta de medios, aunque siempre captaron la atención del público y la prensa de la época.

Uno de los que dedicaron sus esfuerzos a descubrir el movimiento continuo fue el curioso presbítero candelariero don Juan Antonio Lanzarán (1804-1883), hijo de don Antonio Lanzarán Capitán y doña Jacinta Gerónima González Alonso, quien estuvo varios años trabajando en una máquina de este tipo, por lo menos entre 1859 y 1863. Simultáneamente, otro paisano del anterior también dedicaba sus desvelos a este invento, don Juan Baute Santos y Núñez, nacido en Candelaria en 1821 e hijo de don José de Baute Santos y Pérez y doña María de las Mercedes Núñez de Barrios, quien probablemente era carpintero de profesión y hacia 1848, a los 27 años de edad, comenzó a trabajar en la construcción de una máquina de movimiento continuo, a la que dedicó el resto de su vida y la mayor parte de sus bienes, tanto en Tenerife, donde llegó a presentar su máquina ante el gobernador civil en 1861, como en Cuba, donde continuaba en ello en 1888…

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El artículo “Tierras de Igueste y Candelaria”, publicado en 1949 en la revista “Tenerife Gráfico” por “Doménico”

El artículo que nos ocupa, “Tierras de Igueste y Candelaria”, fue publicado por “Doménico” en el nº 18 de Tenerife Gráfico, correspondiente a octubre-noviembre de 1949. En él, su autor demuestra un notable conocimiento de todo el municipio, desde el punto de vista geográfico, histórico y económico, analizando la actividad profesional de sus habitantes y su esperanzador futuro agrícola, gracias al afloramiento de agua en el término. El autor comienza señalando la población del término municipal de Candelaria en esa época y los núcleos de población que lo conforman. Luego se centra en la cabecera municipal, destacando su actividad pesquera y su tradición histórica, incluyendo algunos datos de la cueva de San Blas y la iglesia de Santa Ana, además de mencionar el convento dominico y la Basílica en construcción, con algunos datos de su proyecto, así como la futura transformación de la amplia explanada de arena que estaba delante de ésta, utilizada por entonces como campo de fútbol, en la futura plaza de la Patrona de Canarias. Luego destaca la dura actividad pesquera a la que se dedicaban los hombres, cuya rentabilidad dependía de las condiciones de la mar; y la tradicional alfarería local a la que aún se dedicaban algunas mujeres. Luego describe los terrenos costeros, en gran parte eriales y con escasa productividad, salvo la extensa finca de Punta Larga, donde después de su acondicionamiento se obtenían abundantes cosechas de tomates, plátanos y papas, entre otras. A continuación se centraba en los núcleos de población de las medianías, describiendo los caminos de acceso a los mismos, los campos agrícolas, los pinares, las montañas, el color de la tierra, los terrenos balutos y los principales cultivos. Finalmente, trata de la riqueza en agua del municipio, destacando las galerías y el pozo existentes, su producción y el valor de la misma, concluyendo con la esperanza del progreso que podría tener el término, gracias a sus posibilidades agrícolas.

La revista en la que este artículo fue publicado tuvo un notable prestigio en su época. De ella se conservan 34 números, que vieron la luz entre marzo de 1944 y octubre de 1952, con algunas interrupciones en su aparición, como la comprendida entre enero de 1945 y septiembre de 1946, de junio de 1947 a marzo de 1949 y de julio de 1950 a febrero de 1951. Comenzó teniendo una periodicidad mensual, para luego pasar a bimestral o trimestral. Por lo general, cada número tenía 36 páginas, aunque ocasionalmente alcanzaba 44 y un número extraordinario sobre la obra del Mando Económico en Canarias llegó al centenar de páginas. Comenzó vendiéndose a dos pesetas, que fueron subiendo hasta alcanzar las 5 ptas al final de su trayectoria; además, incluía numerosas propagandas comerciales, que contribuían a su financiación. Fue editada por los periodistas Ángel Agosta Hernández y Juan González Ramírez, que también eran redactores de La Tarde. Su redacción estaba situada en la calle San Martín, nº 60 alto, de Santa Cruz de Tenerife. En ella colaboraron numerosos escritores, fotógrafos y artistas gráficos.

Lo cierto es que, de momento, no podemos asegurar quien fue el autor real de este interesante artículo, que se escondía bajo el seudónimo “Doménico”…

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Candelaria: Don Juan Pedro Rodríguez García (1777-1858), labrador, agrimensor, interventor del Pósito, fiel de fechos, regidor, alcalde real, síndico personero, perito repartidor de la contribución, recaudador y vocal de la Junta Municipal de Beneficencia

Dedicamos este artículo a un destacado arayero, que alternó su vida laboral entre la agricultura y su oficio de agrimensor titulado en el término de Candelaria y el resto de la comarca. Además, dada su preparación, fue elegido para desempeñar numerosos cargos públicos en este municipio: interventor del Pósito, fiel de fechos, regidor y síndico personero del Ayuntamiento, alcalde real de Candelaria, perito repartidor y recaudador de contribuciones y vocal de la Junta Municipal de Beneficencia.

Nació en Araya de Candelaria el 26 de febrero de 1777, siendo hijo único de don Juan Rodríguez de la Cruz y Rodríguez y doña Josefa Francisca de la Encarnación García Díaz, naturales y vecinos de dicho pago. El día 2 del inmediato mes de marzo fue bautizado en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el teniente de beneficiado don Fernando de San José Fuentes; se le puso por nombre “Juan Pedro” y actuó como padrino don Pedro Rodríguez Mallorquín…

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Candelaria: Don Fernando Rodríguez Díaz (1900-1999), barbero, fiscal municipal suplente, corresponsal del diario Hoy, vocal del Pósito Marítimo, vocal fundador de la Agrupación local de Unión Republicana, tesorero de la Agrupación Musical, presidente del Casino de Candelaria, en varias etapas, y del “C.F. Candela” de esta villa

Aunque no había nacido en Candelaria, nuestro biografiado llegaría a ser uno de los personajes más populares de este municipio, en el que se estableció en su niñez y donde ejercería como maestro barbero en la popular calle de La Arena. A pesar de su cojera congénita, siempre fue un incondicional aficionado al fútbol, llegando a ser presidente del “C.D. Candela” y un hincha fiel del “C.D. Hespérides” de su ciudad natal. Además, en la villa de Candelaria tuvo una intensa vida social, pues ejerció como somatenista; fiscal municipal suplente; corresponsal del diario Hoy; vocal del Pósito Marítimo de Candelaria; vocal fundador de la Agrupación local de Unión Republicana; tesorero de la banda de música local, frustrada por el inicio de la Guerra Civil; vicesecretario, tesorero y presidente en varias etapas del Casino de Candelaria; y presidente del “C.F. Candela” de esta villa. Fue, sin duda, un hombre comprometido con su villa adoptiva, donde era considerado un hombre bueno y servicial.

Nació en la ciudad de La Laguna el 8 de marzo de 1900, siendo hijo de don Francisco Rodríguez y doña María Díaz y Díaz, de la misma naturaleza. Pero perdió pronto a su padre. Con tan solo siete años pasó a vivir en Candelaria, pues, después de enviudar, doña María Díaz y Díaz se estableció definitivamente en esta localidad hacia 1907, acompañada por su madre, doña Francisca Díaz y Díaz, y con sus cuatro hijos (doña María, don Juan, don Fernando y don Francisco Rodríguez Díaz), todos nacidos en La Laguna. Según los padrones municipales, es probable que tanto ella como su madre viviesen en Candelaria con anterioridad…

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Candelaria: Don Álvaro González Tejera (1911-1981), pianista, violinista, presidente fundador de la Sociedad “Juventud Católica”, director de su orquesta, de la capilla de música del Santuario de la Virgen y de una frustrada banda de música, vicepresidente del Casino, alcalde de Candelaria y apoderado provincial de la Caja General de Ahorros

Nuestro biografiado fue un polifacético personaje de Candelaria, donde destacó en distintas facetas. Fue pianista, violinista, profesor de una academia privada de música, director fundador de la una Banda de Música de Candelaria, frustrada por el inicio de la Guerra Civil, director de la capilla de música del Santuario de la Virgen y miembro de un trío de música bailable. En la vida social, fue presidente fundador y secretario de la Sociedad “Juventud Católica” de Candelaria, así como director de la orquesta formada en su seno; y vocal, vicesecretario y vicepresidente del Casino de Candelaria. En la actividad política, fue depositario de los fondos municipales, alcalde-presidente de la Comisión Gestora municipal, cuando solo tenía 24 años, y segundo teniente de alcalde de Candelaria en una etapa posterior. Profesionalmente, fue un destacado empleado de la Caja General de Ahorros y Monte de Piedad de Tenerife, delegado jefe de la oficina de Güímar, responsable de Ahorro y Servicios de la oficina principal de Santa Cruz y apoderado provincial de dicha entidad.

Nació en Candelaria el 12 de diciembre de 1911, siendo hijo de don Gabriel Félix González y González y doña Rosa Simeona Tejera Sabina. El 10 de julio de 1912 fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura ecónomo don José Trujillo y Trujillo; se le puso por nombre “Félix Matías Álvaro” y actuó como padrino el maestro nacional don José Hernández Melque, natural de Arafo…

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La parroquia de San José de Barranco Hondo (Candelaria) [1943-2022]

Como ya relatamos en un artículo anterior, a mediados del siglo XIX se despertó en los vecinos de Barranco Hondo el deseo de tener una ermita propia, con lo que se ahorrarían los traslados a otros templos alejados para asistir a misa, que solo se limitarían a la celebración de Sacramentos. Así, en 1849, cuando el pueblo contaba con 78 familias (unos 340 habitantes), elevaron un escrito al vicario capitular y gobernador eclesiástico de la Diócesis en sede vacante, para exponerle las graves dificultades que tenían para poder atender sus necesidades espirituales debido a la carencia de un templo, manifestándoles su deseo de construir una ermita bajo la advocación de San José, así como su intención de responsabilizarse de los gastos que aquella edificación generara. Tras obtener la preceptiva licencia, comenzó a construirse y se terminó en 1860; pero después de siete años de litigio, fue bendecida en 1867 y se abrió al culto. A finales de esa centuria, se estableció en ella la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y la Cofradía de las Ánimas.

Transcurridas más de ocho décadas desde la construcción de la ermita, dado el incremento de población que había experimentado el pueblo de Barranco Hondo y el vecino de Igueste de Candelaria, con el fin de atender mejor a las necesidades espirituales de sus vecindarios, desde el Obispado de Tenerife se pensó en la necesidad de crear sendas parroquias en ambas localidades, tal como le comunicó el deán de Tenerife, don Domingo Pérez Cáceres, al párroco-arcipreste de Güímar, don Matías Batista Díaz, el 11 de mayo de 1943. Una vez cumplidos todos los trámites, y atendiendo al informe favorable del arcipreste, las ermitas de San José de Barranco Hondo y de la Santísima Trinidad de Igueste fueron elevadas a parroquias, segregadas de la de Santa Ana de Candelaria, en el arreglo parroquial efectuado el 15 de noviembre de dicho año 1943, por decreto dado en San Cristóbal de La Laguna por Fray Albino González Menéndez-Reigada, VII Obispo de Tenerife; y comenzaron a regir el 1 de enero de 1944.

Desde entonces, la iglesia parroquial de Barranco Hondo ha sido reformada en 1961 y 1966; se la ha dotado con casa y salón parroquial, nueva sacristía y torre con reloj; se han adquirido nuevas imágenes y se han restaurado las más antiguas; se han construido las capillas del Cristo de Limpias y San Antonio; y se han continuado celebrando sus fiestas. En los más de 78 años y medio de existencia de esta parroquia de San José, ha sido visitada por cinco obispos; y han estado al frente de ella un total de 20 sacerdotes, todos ellos dominicos y la mayoría párrocos también de Igueste de Candelaria (salvo Fr. Rafael Tejera y Fr. Antonio Quintanilla, que lo han sido en exclusiva de este pueblo), pero ninguno ha nacido en el término municipal de Candelaria. El récord de permanencia lo ostenta Fr. Ramón Fernández Álvarez (15 años), seguido por Fr. Francisco García Martín (11 años y medio, en dos etapas), Fr. Daniel López Mirón (casi 11 años, en dos etapas), Fr. Rafael Antonio Tejera Parrilla (casi 7 años) y Fr. José Polanco Estalayo (6 años y medio)…

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Candelaria: Don Juan Domingo González Hernández (1829-1910), guardia municipal de Santa Cruz de Tenerife hasta su muerte, cuando ya contaba ¡80 años!, y primer policía local nacido en Candelaria

Nuestro biografiado nació en el seno de una familia muy modesta de Candelaria, estrechamente vinculada a la parroquia de Santa Ana, de la que tres de sus miembros fueron sacristanes y otro sochantre. Tras su matrimonio continuó viviendo en su pueblo natal, donde probablemente trabajó en la mar, como la mayoría de sus paisanos, prestando también el servicio militar en las Milicias Canarias. Tras su licenciamiento se estableció solo en Santa Cruz de Tenerife, donde en su madurez obtuvo una plaza de guardia municipal, a pesar de ser analfabeto. Cuando ya contaba 73 años y debía estar jubilado, se le confirmó como guardia municipal nocturno de dicha capital, con carácter interino, empleo en el que permaneció hasta su muerte, acaecida a los 80 años de edad, siendo por entonces, probablemente, el empleado más viejo del Ayuntamiento, por lo que debió tener muy buena salud y aparentar menor edad. Fue el primer policía local nacido en el municipio de Candelaria.

Nació en Candelaria el 20 de septiembre de 1829, siendo hijo de don Pedro de Jesús González Leal y doña María del Carmen Hernández Pérez. El 26 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura párroco don Juan Núñez del Castillo; se le puso por nombre “Juan Domingo” y actuó como padrino don Pedro Pascasio Rodríguez, de dicha vecindad…

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