La parroquia de la Santa Cruz de Lomo de Mena (Güímar)

En un artículo anterior ya nos ocupamos de las antiguas dependencias parroquiales de Lomo de Mena y de la construcción de un Calvario en dicho pueblo, así como de la construcción de la antigua ermita de la Santa Cruz, que fue bendecida en 1932. Inicialmente, ésta dependió de la parroquia de San José de El Escobonal, hasta que en 1967 comenzó a regir la nueva parroquia de San Antonio de Padua del vecino pueblo de La Medida de la que pasó a depender, pues incluiría en su demarcación los núcleos de La Medida, Pájara y Lomo de Mena. En este artículo nos centramos en la elevación de dicha ermita a parroquia y en su trayectoria posterior: la construcción de la nueva iglesia; la inauguración y la bendición de dicho templo y de la nueva plaza; la construcción y la bendición de la cripta; la primera visita de la Virgen del Socorro a la iglesia de Lomo de Mena; otras visitas y acontecimientos ocurridos en la parroquia; las visitas pastorales de los obispos para administrar la Confirmación; la incorporación de Lomo de Mena a la ruta del Hermano Pedro; las imágenes del templo; las principales fiestas y festividades celebradas en la parroquia; y la relación de párrocos de la Santa Cruz, desde 1977 hasta el presente.

Por decreto del obispo don Luis Franco Cascón de fecha 21 de junio de 1975, se creó la parroquia de la Santa Cruz de Lomo de Mena. Pero no comenzó a regir hasta dos años después, el 1 de marzo de 1977, en que se desmembró en su integridad de la parroquia de San Antonio de Padua de La Medida; por tanto sus límites se extendían entre los barrancos de El Calvario (por el Norte) y el de Amea (por el Sur), el mar (por el Este) y la cumbre (por el Oeste), abarcando el núcleo de población de Lomo de Mena, que en el censo de 1970 tenía 476 habitantes y en el momento de la segregación se le estimaba una población de 650 habitantes; y, posteriormente, incluyó el caserío que fue surgiendo en la costa, Balandra-Los Picos. Por ello, con esa misma fecha quedaron rectificados los límites de la parroquia de San Antonio de Padua, que vio reducida su superficie al tener su límite por el Sur a partir de ahora en el Barranco del Calvario (de cumbre a mar). Se nombró como primer cura encargado al sacerdote güimarero don Vicente Jorge Dorta, oriundo de La Medida y cura párroco de Arafo…

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Güímar: Don Juan Antonio Márquez Peraza “Chicho” (1928-2007), puntal de lucha canaria conocido por “Pagés”, directivo premiado, vicepresidente del “C.L. Benchomo” de El Escobonal, presidente del “C.L. Agache” de La Medida, donde da nombre al terrero de lucha, “guanche” de la Virgen del Socorro, agricultor y estibador portuario

Conocido por “Chicho”, este recordado hijo de La Medida fue toda una institución del vernáculo deporte en la comarca de Agache, ya que desde su niñez se volcó en la lucha canaria, llegando a ser puntal del equipo aficionado “Aires de Agache”, en el que se le conoció como “Pagés”. Luego, en su madurez, fue delegado de campo, tesorero, vocal y vicepresidente del “C.L. Benchomo” de El Escobonal; y, posteriormente, vocal, tesorero, delegado de campo, vicepresidente y presidente del “C.L. Agache” de La Medida, donde da nombre al terrero de lucha; en ambos clubes también vendía rifas y entradas, preparaba el terrero e ingresaba lo recaudado en los encuentros en la Caja de Ahorros. En reconocimiento a su intensa labor, recibió varias distinciones, entre ellas dos Premios Cabildo de Tenerife concedidos por la Federación Tinerfeña de Lucha, uno como mejor delegado de terrero y otro especial por su dedicación a la lucha canaria; también se le concedió el Premio “Deporte Vernáculo” por la Asociación Tinerfeña de la Prensa Deportiva; y el Ayuntamiento de Güímar dio su nombre al terrero de lucha canaria de La Medida. Además fue “guanche” en la Romería y Ceremonia de la Virgen del Socorro, soldado de 1ª de Tiradores de Ifni, agricultor y estibador portuario.

Nació en el pago de La Medida el 12 de junio de 1928, a la una de la madrugada, siendo hijo de don Juan Márquez Delgado y doña Clementina Peraza de la Rosa. Dos días después fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol por don Domingo Pérez Cáceres, por entonces beneficiado cura propio y arcipreste del partido; se le puso por nombre “Juan”, aunque en el Registro Civil se inscribió como “Juan Antonio”, y actuaron como padrinos don Valeriano Castro y doña Francisca Rodríguez. Siempre fue conocido por “Chicho”…

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Güímar: Don Hipólito Díaz Campos “Polo el Abogado” (1901-1986), cantante folclórico, bailador y director de baile de la Rondalla de El Escobonal, emigrante a Cuba, jornalero, agricultor y levantador de piedra

Miembro de una modesta familia de agricultores, nuestro biografiado emigró a Cuba, donde trabajó en la caña de azúcar; a su regreso ejerció como jornalero en una finca de Arico y luego dedicó el resto de su vida a la agricultura, en los terrenos de su propiedad. Además, desde joven aprendió a cantar y bailar los aires de la tierra, llegando a formar parte de la primera Rondalla de El Escobonal; posteriormente formó parte de la nueva Agrupación de Coros y Danzas del mismo pueblo, como cantante solista y director de baile, por lo que recibiría un homenaje póstumo en El Tablado. También destacó como levantador de piedra.

Nuestro biografiado nació en el Lomo de la Vera de El Escobonal el 29 de enero de 1901, a las doce de la noche, siendo hijo de don Santiago Díaz Rodríguez y doña Dominga Campos Pérez. El 1 de febrero inmediato fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por don Rafael Tiburcio Rodríguez, cura ecónomo de dicha parroquia y arcipreste del partido; se le puso por nombre “Hipólito” y actuó como madrina doña María Magdalena Marrero, siendo testigos don Rafael Hernández Delgado y don Fernando Delgado. Por su facilidad de palabra, fue conocido entre sus paisanos como “Polo el Abogado”…

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Güímar: Don Anselmo Pérez García (1917-2008), luchador destacado, emigrante ilegal a Venezuela en un viaje que fue una odisea, soldado de Infantería condecorado, repartidor de frutos y agricultor

Nuestro biografiado fue un hombre del campo, que destacó como luchador en el primer equipo de lucha canaria de su pueblo natal. Luego fue movilizado con motivo de la Guerra Civil, en la que prestó sus servicios como soldado de Infantería y fue condecorado. Después de licenciado emigró a Venezuela, en busca de mejor fortuna, pero su viaje en un velero clandestino constituyó una auténtica odisea que duró 41 días. En el país hermano trabajó inicialmente en la agricultura, hasta obtener la documentación legal; luego lo hizo en el bar-restaurante de un tinerfeño y, finalmente, en el reparto de fruta tropical en una camioneta de su propiedad. Regresó temporalmente a su pueblo natal, en el que contrajo matrimonio, y luego volvió a Venezuela, donde continuó viviendo con su esposa durante algunos años. Tras permanecer durante 23 años en el gran país americano, regresó definitivamente a Tenerife y se estableció en su pueblo natal, donde se dedicó a la agricultura, llevando los productos cultivados al Mercado de Santa Cruz de Tenerife.

Nació en la calle de la Vera de Abajo de El Escobonal (Güímar) el 17 de abril de 1917, siendo hijo de don Anselmo Pérez Yanes y doña Dolores García Marrero. Fue bautizado en la iglesia de San José por el cura párroco don Simón Higuera Marrero, aunque su partida fue anotada en la iglesia matriz de San Pedro Apóstol de Güímar, pues aquella aún no había sido elevada a parroquia. Se le puso por nombre “Anselmo Juan” …

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La construcción y bendición de la primera iglesia de San José en El Escobonal (Güímar), el polémico traslado de la imagen de San José desde la antigua ermita y su devenir hasta su elevación a parroquia (1850-1929)

Aún no había pasado un siglo desde que en 1755 se procediese a la bendición de la primitiva ermita de San José de El Escobonal, en Cano, y ésta ya se había quedado aislada y demasiado pequeña, pues el pueblo había crecido mucho, sobre todo hacia la parte alta, y gran parte de los asistentes a misa se veían obligados a quedarse fuera del recinto, no llegando a ver ni tan siquiera el altar en el momento de la celebración de los oficios. Por este motivo, la mayor parte del vecindario, que por entonces vivía lejos de la ermita, solicitó construir otra de mayores dimensiones y más céntrica, para que de esa manera pudieran beneficiarse los que tenían que desplazarse desde más lejos. La propuesta fue apoyada plenamente por el beneficiado y vicario de Güímar, don Agustín Díaz Núñez, quien pensaba que en el nuevo templo podría erigirse una ayuda de parroquia, cuando tuviese lugar el nuevo arreglo parroquial que se pretendía llevar a cabo en la Diócesis. Como consecuencia de ello, el 11 de septiembre de 1850 el Dr. Díaz Núñez solicitó al obispo el traslado de la ermita de San José a otro lugar más céntrico y el 19 de ese mismo mes se concedió la oportuna licencia, siempre que no resultase perjuicio a terceros. En virtud de ello, los vecinos del lugar comenzaron a organizarse, nombrando encargado de la obra a don Joaquín de Castro y depositario de las limosnas a don Amaro Díaz; éstos se concertaron con don Matías Perera, maestro de mampostería vecino de la Villa de Santa Cruz, para que construyera dicho templo.

En 1851 ya se habían construido las paredes, pero las obras se detuvieron en ese punto por disidencias vecinales e incumplimiento del albañil, lo que motivó un juicio de conciliación en 1852. Pero pasaban los años y no se concluía la obra de la iglesia, que en 1858 continuaba parada, notándose ya los graves daños que los agentes atmosféricos iban efectuando en la parte construida. Finalmente, a comienzos de los años sesenta los vecinos le dieron el impulso final y pudieron techarla, gracias a sus prestaciones personales. Pero cuando las obras ya estaban a punto de finalizar, surgieron una serie de rumores que alarmaron a los vecinos que vivían más cerca de la primitiva ermita de Cano, pues se afirmaba que algunos de sus paisanos pretendían derribar la antigua ermita con el objetivo de poder utilizar los materiales en la nueva iglesia, lo que inició un periodo de cierta tensión entre el vecindario. Por ello, en 1860 y 1861 los vecinos de El Escobonal de Abajo cursaron sendas solicitudes al gobernador eclesiástico, con el fin de que ordenase al párroco-arcipreste de Güímar que no permitiese la demolición de la ermita; y así se hizo, por lo que desapareció dicha amenaza. No obstante, en 1862, los mismos vecinos elevaron otro escrito a la citada autoridad eclesiástica, al circular nuevos rumores de que se iban a trasladar los objetos de culto y la imagen del patrono titular (San José) de la antigua ermita al nuevo templo, que estaba a punto de inaugurarse. Pero esta idea estaba apoyada por el mencionado beneficiado de Güímar y arcipreste del distrito, Dr. don Agustín Díaz Núñez, quien entendía que la nueva iglesia era mucho más céntrica y tenía suficiente capacidad para albergar la ayuda de parroquia que tenía prevista en su arreglo parroquial, por lo que con el traslado se beneficiaría todo el vecindario y se mejoraría el culto. El gobernador eclesiástico apoyó la propuesta del arcipreste y el 17 de marzo de 1862 dispuso que se bendijese la nueva iglesia y se trasladase a ella la imagen del patrono San José, pero que se colocase en la vieja ermita una nueva imagen expuesta al culto. Ante esta decisión, los vecinos de El Escobonal de Abajo elevaron sendos escritos a dicho gobernador y al obispo, reiterando su solicitud de que la antigua imagen de San José permaneciese en su primitiva ermita y proponiendo que se adquiriese otra nueva para la iglesia que acababa de construirse, aunque todo fue en vano. Una vez finalizada y dotada de lo necesario para el culto, el 21 de mayo de ese mismo año se procedió a la bendición de la nueva iglesia y al traslado de la imagen de San José desde la antigua ermita de Cano, en una solemne ceremonia presidida por el citado Dr. Díaz Núñez. La vieja ermita permanecería abierta al culto y dedicada a San Vicente Ferrer, hasta su desplome y ruina posterior…

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Los primeros alcaldes pedáneos de El Escobonal (Güímar) entre 1833 y 1894

Aunque en principio pueda parecer lo contrario, por lo menos en los dos últimos siglos la comarca de Agache (Güímar) ha tenido representantes municipales propios. Conocemos la designación de alcaldes pedáneos para el pago de El Escobonal (también llamado por entonces “Pago de San José”) desde 1833 hasta 1894, por lo general limitados a dicho pueblo, pero en ocasiones con jurisdicción sobre todos los núcleos de población de la comarca de Agache. Estos alcaldes pedáneos o de barrio eran delegados gubernativos para asuntos locales, nombrados por el alcalde de Güímar o por el gobernador civil de la provincia, previa propuesta de una terna por parte del Ayuntamiento. Luego, entre 1894 y 1936, se nombraron alcaldes de barrio independientes en todos los núcleos de Agache: El Escobonal, Lomo de Mena, La Medida y Pájara, aunque algunos de éstos tuvieron jurisdicción conjunta sobre Lomo de Mena – La Medida, o sobre La Medida – Pájara.

Además, con carácter esporádico se nombraron algunos jueces pedáneos, que colaboraban con los jueces municipales en asuntos de Justicia, pero solo en el ámbito territorial delegado por éstos. Simultáneamente, Agache también ha tenido representación en el Ayuntamiento de Güímar, del que casi siempre han formado parte regidores o concejales que han nacido y/o vivido en los distintos pueblos, algunos de los cuales han repetido en el cargo. De ellos, varios han ocupado tenencias de alcaldía, con autoridad sobre toda la comarca. Como curiosidad, Agache tuvo más ediles municipales entre 1838 y 1900 que en todo el siglo XX; en el siglo XXI su cifra ha vuelto a aumentar e, incluso, en estos años dos ediles agacheros han ostentado la primera tenencia de alcaldía y la alcaldía del municipio de Güímar.

En este artículo nos vamos a centrar exclusivamente en los alcaldes pedáneos de El Escobonal, nombrados durante la primera etapa de la que tenemos documentación, de 1833 a 1894. Son 18 hombres, pues las mujeres en esa época no tenían opción de desempeñar dicho cargo, de los que sólo uno repitió en el mismo (en tres ocasiones). Todos fueron agricultores y propietarios de tierras; además, dos fueron venteros y uno patrón de barco…

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Güímar-Arico: Don Domingo Campos de la Rosa (1884-1970), maestro albañil, agricultor, primer teniente de alcalde de Arico, jurado judicial, somatenista, concejal, secretario suplente del Juzgado municipal, falangista y vocal de la Junta local del Subsidio Pro-Combatientes

Nuestro biografiado, nacido en El Escobonal pero establecido de corta edad en Arico, trabajó durante toda su vida como maestro albañil y agricultor. Además, al igual que su padre, a lo largo de su vida desempeñó numerosos cargos en su municipio adoptivo: primer teniente de alcalde; jurado judicial; somatenista; de nuevo concejal del Ayuntamiento; secretario suplente del Juzgado Municipal, estando al frente de la secretaría durante casi siete meses; falangista y vocal de Junta Local del Subsidio Pro-Combatientes. Contrajo matrimonio en la Villa de Arico, donde dejó una sucesión amplia y longeva.

Nació en el pago de El Escobonal (Güímar) el 21 de marzo de 1884, a las seis de la madrugada, siendo hijo de don Domingo Campos Yanes y doña Estéfana de la Rosa Lugo, naturales y vecinos de dicho pueblo. Al día siguiente fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el Lcdo. don Fidel Farré Pujol, examinador sinodal, beneficiado de la parroquia y arcipreste del distrito; actuó como madrina doña Dominga Díaz Rodríguez…

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Güímar: Don Juan Rodríguez Pérez “Juanillo” (1933-2014), albañil, pescador, agricultor, emigrante, componente y director de cuerdas de varias agrupaciones folclóricas y cofundador de “Los Cinco de Agache”

Nuestro biografiado prestó su servicio militar como soldado de Aviación, emigró a Holanda y trabajó como albañil, pescador y agricultor. Pero, sobre todo, al crecer en el seno de una familia de folcloristas, destacó en esta actividad musical, en la que fue director de cuerdas de la Agrupación de Coros y Danzas y de la Rondalla “Axaentemir” de El Escobonal, cofundador del Grupo “Los Cinco de Agache”, instructor de cuerdas de la Rondalla “Chinguaro” de Güímar, director fundador de la Rondalla “Estrella del Sur” de La Zarza, primer director de cuerda de la Agrupación “Aires de Agache” de la Medida y autor de varias composiciones musicales. Por esta actividad musical recibió un homenaje en vida y otro después de su muerte.

Nuestro biografiado, que siempre fue conocido entre sus paisanos como “Juanillo”, nació en El Escobonal (Güímar) el 4 de septiembre de 1933, siendo hijo de don Juan Arturo Rodríguez Castro y doña Severa Pérez Rodríguez, naturales y vecinos de dicho pueblo. El 30 de diciembre de ese mismo año fue bautizado en la iglesia de San José de El Escobonal por el cura encargado don Domingo Pérez Cáceres, párroco de San Pedro y arcipreste del distrito, y actuaron como padrinos don Domingo Díaz Cruz (destacado luchador conocido por “El Champio”) y su esposa, doña Evangelina Rodríguez, vecinos de Fasnia…

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Los inicios del folclore canario en El Escobonal (Güímar) y su primera Rondalla

Como ya señalábamos en un artículo anterior, el pueblo de El Escobonal (Güímar), que siempre ha sido famoso por su afición al baile, ha conservado a lo largo del tiempo muchas de las tradiciones de la tierra, en especial las vinculadas a la música folclórica, tan arraigada entre sus habitantes desde hace más de un siglo. En 1924 ya contaba con una parranda organizada, que actuó incluso en las Fiestas de Mayo de Santa Cruz de Tenerife; y en los años cuarenta de ese mismo siglo se formó una Rondalla folclórica, la primera de varias que se han mantenido en dicha localidad hasta la actualidad. De esas primeras agrupaciones nos vamos a ocupar en el presente artículo.

En los años veinte del siglo pasado, ya existía en El Escobonal una parranda folclórica consolidada, que llegó a actuar en la “Gran Fiesta Regional” que se celebró en la plaza de toros de Santa Cruz de Tenerife el jueves 1 de mayo de 1924, a partir de las cuatro de la tarde, organizada por la Juventud Republicana con motivo de las Fiestas Patronales de dicha capital. En ese importante evento se incluyó: una trilla con yuntas, carreras de “barcos”, los “guanches” de Candelaria, las danzas de cintas (incluida la de Güímar), diversas parrandas, exhibición de juego del palo y lucha canaria, así como bailes y cantos del país; también se instalaron ventorrillos, se reprodujo una casa canaria y un molino de viento. No fue una fiesta gratuita, pues las entradas oscilaron entre 1,50 pesetas de la “media entrada de sol” y las 30 pesetas de los palcos.

La primera Rondalla organizada en El Escobonal se formó en los albores de los años cuarenta de ese mismo siglo XX. Fue una de las pioneras de la isla y llegó a ser considerada como una de las mejores, a pesar de que sólo se mantuvo durante esa década, teniendo en la cantante Josefina Marrero uno de sus más firmes valores. Esta agrupación comenzó ensayando en casa de Federico Marrero, para hacerlo luego en el sótano de Mario Delgado y, finalmente, en el Casino situado en el salón de Arsenio Pérez, en la fonda. Se formó con los buenos tocadores procedentes de las antiguas orquestas de baile, junto con los bailadores que habían heredado de sus antepasados un estilo excelente y peculiar, así como las voces más representativas de la comarca. Fue la agrupación más nutrida que ha tenido el municipio de Güímar, pues llegó a contar con 42 tocadores y unas 20 parejas de baile…

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La electrificación e instalación del alumbrado público en El Escobonal y demás núcleos de la comarca de Agache (Güímar)

En artículos anteriores nos hemos ocupado de muchos temas históricos y personajes destacados, tanto de El Escobonal como del resto de la comarca de Agache, en el municipio de Güímar. En esta ocasión, antes de centrarnos en el tema elegido, creemos conveniente recordar que, a lo largo del siglo XX (desde 1911 hasta 1967), dicho pueblo se fue dotando de los servicios públicos básicos: escuela mixta (1911), cartería (1912), escuelas unitarias de niños y niñas (1919), cementerio (1919), locutorio telefónico (1923), parroquia (1929), taxi (1931), nuevas escuelas de ambos sexos (1931), centralita telefónica (1933), plaza pavimentada y acondicionada (1937), pista hasta El Tablado (1941), depósitos de agua para el consumo (1948), plaza de practicante (1955), agrupación escolar (1963) y red de distribución de agua potable (1964).

En este artículo continuamos informando de esa lenta dotación de servicios en Agache, centrándonos en la electrificación y el alumbrado público. Éste se solicitó por primera vez en 1936 por un concejal de El Escobonal, pero no se logró que fuese una realidad hasta 1967, en que culminó la electrificación de todos los núcleos de medianías de la comarca y se procedió a su inauguración, por lo que ya se ha cumplido el 55 aniversario de dicho acontecimiento histórico.

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