Candelaria: Doña Ana Narcisa Marrero de Torres (1783-1849), partera de Barranco Hondo

barranco-hondo-panoramica-iglesia-mi-pueblo     Desde la época guanche hasta mediados del siglo XX, en que comenzaron a actuar las matronas con formación académica y título oficial, las parteras rurales compartieron momentos cruciales en la vida de los vecinos de la comarca, pues recibieron en sus manos al nacer a la mayoría de los candelarieros de numerosas generaciones, en tiempos de penuria y de hambre. Estas mujeres, de importancia vital en ese tránsito a la vida que es el nacimiento, son ejemplos inmejorables de sacrificio en favor de los demás, pues ya fuese a pie o a lomos de bestias recorrían a veces grandes distancias, acudiendo a los rincones más apartados del municipio o a los pueblos vecinos, a cualquier hora del día o de la noche, con buen tiempo o en plena tormenta, para atender a las parturientas y ayudar a nacer a sus hijos.

     Las más antiguas, incluso bautizaban “en caso de necesidad” a las criaturas que nacían en peligro inminente de muerte, para lo que estaban instruidas. Asimismo, extremaban las medidas higiénicas en el momento del parto, pero dentro de lo posible, dadas las difíciles condiciones de habitabilidad existentes en el pasado de nuestra tierra, en el que mucha gente aún vivía en cuevas, lo que hace aún más meritoria su labor de auténticas comadronas profesionales, a pesar de carecer de titulación académica; a la mayoría le bastaba un poco de agua caliente, unas sábanas, toallas limpias y unas tijeras para hacer su trabajo, y todo con una sonrisa. Pero debían compatibilizar dicho oficio con la agricultura, las labores del hogar y el cuidado de su familia, pues ninguna de ellas vivía de los partos, al no percibir salarios reglados por sus servicios, que por lo general eran recompensados con papas, cebollas, frutas, huevos, gallinas, etc., aunque a veces solo se iban con una tacita de caldo y, en más de una ocasión, eran ellas las que llevaban el caldito a la parturienta para que recuperase sus fuerzas, cuando la economía familiar estaba al límite. En muchos casos, estas mujeres que recibían a los niños transmitían sus conocimientos de madres a hijas.

     Con este artículo queremos rendir homenaje a ese entrañable colectivo, pues está dedicado a una de esas parteras, una de las más antiguas que conocemos en el municipio de Candelaria, que desarrolló su labor en el siglo XIX en el pago de Barranco Hondo, en el que vivía, y en todo el término municipal, allí donde fuesen reclamados sus servicios.

     Miembro de una ilustre familia, nació en el pago de Barranco Hondo el 29 de octubre de 1783, siendo hija de don Francisco Marrero de Torres y Rodríguez del Castillo, “El Menor”, y doña María Hilaria Marrero, natural del lugar de Arico. El 2 de noviembre inmediato fue bautizada en la iglesia de Santa Ana de Candelaria por el teniente de beneficiado don Fernando de San José Fuentes; se le puso por nombre “Ana Narcisa del Carmen” y actuó como padrino don Salvador Ramos del Castillo, “de estado libre”…

     En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Artículo-ANA NARCISA MARRERO DE TORRES

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