Arafo: Don Francisco Marrero Bencomo (1615-1661), sacerdote, Doctor en Sagrada Teología, beneficiado de Teguise y vicario de Lanzarote, de origen guanche

Miembro de una familia de claro origen guanche, este culto arafero siguió la carrera eclesiástica y, tras su ordenación como presbítero, obtuvo los títulos de Bachiller, Licenciado y Doctor en Sagrada Teología en la Universidad de Sevilla, siendo el primer hijo de Arafo que alcanzaba la máxima titulación académica. De su trayectoria sacerdotal sabemos que fue beneficiado de la parroquia matriz de Teguise y vicario de la isla de Lanzarote, promoviendo por entonces la reconstrucción de la iglesia parroquial, que había sido destruida en un ataque de piratas berberiscos. Permaneció en dichas responsabilidades hasta su prematura muerte. Tuvo dos hermanos oficiales de las Milicias Canarias.

Nació en Arafo en abril de 1615, siendo hijo de don Juan Marrero y doña María Magdalena González. El 20 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia parroquial de Santa Ana de Candelaria por el Lcdo. don Marcos Xuárez, cura y beneficiado de la misma, y actuó como padrino fray Félix de Fonseca.

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Fasnia: Don Gabriel Borges García (1850-1917), soldado enganchado y sustituto de Milicias, guardia provincial de 1ª clase, labrador, jornalero, estibador portuario, ventero e industrial

El origen modesto de nuestro biografiado le llevó a buscar una salida profesional en las Milicias Canarias, primero como soldado enganchado en el Batallón Provisional de Canarias, de guarnición en Santa Cruz de Tenerife, movilizado durante siete años; luego como soldado sustituto en el Batallón Provincial de La Laguna, durante casi un año y medio; y, finalmente, como guardia provincial en la Compañía de Guardias Provinciales de Canarias (antecedente en estas islas de la Guardia Civil), en la que prestó sus servicios durante por lo menos cinco años como guardia 2º y guardia 1º, en los puestos de Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria. Con posterioridad trabajó en la capital tinerfeña como labrador, jornalero, estibador portuario (siendo detenido en una huelga), ventero e industrial en Santa Cruz de Tenerife, dedicado sobre todo a la venta de vino.

Nació en el pago de La Sombrera (Fasnia) el 4 de septiembre de 1850, siendo hijo de don Domingo Borges Morales y doña Petra García Chico. Siete días después fue bautizado en la iglesia de San Joaquín de Fasnia por el cura párroco propio don Basilio José Acosta Valladares; se le puso por nombre “Gabriel Lorenzo Justiniano” y actuó como padrino don Gabriel Morales, natural del pueblo de Arico.

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Arico en 1930, según el artículo “El Sur de Tenerife” del obispo Fray Albino González Menéndez-Reigada

El interesante artículo “El Sur de Tenerife” fue publicado en sucesivas entregas en el periódico católico Gaceta de Tenerife en junio de 1930, hace 90 años, por el obispo de esta Diócesis Fray Albino González y Menéndez-Reigada. En él relata la visita que había efectuado a las parroquias del Sur de Tenerife, de la que en este artículo nos hemos limitado a su paso por el municipio de Arico. Comienza describiendo la aridez del paisaje sureño, donde los árboles eran raros, pues los pinares estaban limitados a la cumbre y en las medianías solo habían algunos frutales, sobre todo higueras; de resto, una pendiente suave hasta el mar que parecía un desierto, en una visión que domina y abruma al visitante, mezclando la tristeza con lo sublime, con lo espiritual, debido a su luminosidad. El sol que brilla sobre el horizonte y el mar también llaman la atención del obispo. También menciona las plantas peculiares de esa vegetación subdesértica que domina el paisaje, algunas cubiertas de espinas, como el cardón y la tunera, otras con savia tóxica, como el mismo cardón y la tabaiba amarga; también menciona al balo, que igualmente supone con savia cáustica, aunque no es así a pesar de que desprende mal olor. Describe las continuas curvas de la carretera, que sortean lomos y barrancos, así como los pueblos. Comienza con Icor, con sus pocas casas viejas y un aspecto que considera triste. Le sigue Arico el Nuevo, con casas señoriales y huertas frondosas, una especie de oasis entre tanta sequedad. Por arriba, subiendo hacia la cumbre, La Degollada y La Sabinita, que junto con el anterior y Arico el Viejo (al que curiosamente no nombra) conformaban la nueva parroquia de Ntra. Sra. de la Luz, cuya iglesia se pretendía ampliar por los propios feligreses, con el alcalde a la cabeza, para convertirla en un auténtico templo parroquial. Luego, asciende hasta El Lomo de Arico, donde se detiene en su bello y espacioso templo, la antigua parroquia del término. A continuación menciona las numerosas cuevas del lugar, algunas utilizadas como viviendas y otras, las más, como bodegas o depósitos de productos agrícolas. Con posterioridad, tras recorrer otro paisaje desierto y rocoso, llega a El Río, el núcleo más poblado del municipio, donde a pesar de su nombre en el pueblo el agua solo corría por atarjeas, y en cuya ermita sugiere establecer una parroquia filial de Arico, con un coadjutor residente. Finalmente, tras cruzar el profundo barranco del Río, llega a Chimiche, ya en el término municipal de Granadilla de Abona.

El autor del artículo, Fray Albino González y Menéndez-Reigada (1881-1958), fue un destacado sacerdote dominico, Ldo. en Filosofía y Letras, Doctor en Teología y Derecho Civil, obispo de Tenerife y de Córdoba, escritor y predicador, que tuvo una polémica actuación durante la Guerra Civil y una fuerte vinculación con el Régimen de Franco…

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

San Miguel de Abona: Don Miguel Hernández Feo (1822-1892), propietario agrícola, procurador síndico y alcalde constitucional, 2º teniente de la 1ª Compañía de San Miguel y ayudante del Batallón de la Milicia Nacional de Abona

Trabajó durante toda su vida en el cuidado de sus cuantiosas propiedades agrícolas, llegando a figurar entre los mayores contribuyentes del municipio y, como tal, con derecho a participar en las elecciones de concejales, diputados provinciales, diputados a Cortes y compromisarios para senadores. En esta situación, fue elegido alcalde constitucional de San Miguel de Abona y procurador síndico del Ayuntamiento en dos etapas. Además, fue designado por sorteo soldado suplente de las Milicias Provinciales; y se alistó como voluntario en la Milicia Nacional de San Miguel, siendo elegido 2º teniente de la 1ª Compañía de dicho municipio, así como ayudante del cuadro de mandos del Batallón de Abona de ese mismo cuerpo. También fue uno de los miembros de la comisión nombrada para la adquisición de la urna del Señor Difunto para la iglesia parroquial del Arcángel San Miguel.

Nació en San Miguel de Abona el 7 de abril de 1822, siendo hijo del militar don Tomás de Aquino Hernández de Fuentes y doña María Isabel Rodríguez Feo y Pérez. Tres días después fue bautizado en la iglesia del Arcángel San Miguel por el cura párroco propio don Francisco Guzmán y Cáceres; se le puso por nombre “Miguel Antonio de San Agustín” y actuó como padrino don Agustín Pérez Alonso…

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Güímar: Don Indalecio Cubas Castro (1885-1948), agricultor, comerciante, perito apreciador y partidor, delegado de la Asociación de Cazadores de Tenerife, presidente de la Asociación Pro Cultural de El Escobonal y teniente de alcalde republicano del Ayuntamiento

Nuestro biografiado trabajó en El Escobonal como agricultor, comerciante, perito apreciador de tierras y partidor. Además, desempeñó diversos cargos: vocal de la Junta Municipal del Censo electoral, delegado en El Escobonal de la Asociación de Cazadores de Tenerife, adjunto suplente de la mesa electoral de dicha sección y presidente fundador de la Asociación Pro Cultural de El Escobonal, que promovió un intento de segregación de este pueblo. Asimismo, formó parte del Ayuntamiento de Güímar durante la II República, como miembro de la Comisión Gestora y teniente de alcalde (2º y 3º), primero como político republicano independiente y luego como miembro del Partido Republicano Tinerfeño. Falleció en su domicilio de Güímar, cuando contaba 63 años de edad.

Nació en el pago de El Escobonal el 29 de abril de 1885, a las siete de la noche, siendo hijo de don Abelardo Cubas Padilla, natural de San Sebastián de La Gomera, y doña Rita Castro Díaz, que lo era del citado pago. El 4 de mayo inmediato fue bautizado en la iglesia de San Pedro Apóstol de Güímar por el coadjutor don Juan Elías Hernández, con licencia de don Fidel Farré Pujol, Lcdo. en Sagrada Teología, examinador sinodal, beneficiado curado propio y arcipreste del partido; se le puso por nombre “Pedro Indalecio” y actuó como padrino don Cándido Castro Delgado, siendo testigos don Rafael Hernández Delgado y don Domingo Torres Campos…

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Candelaria: Don Pedro Delgado Rodríguez (1795-?), clérigo tonsurado, capellán de la parroquia de Santa Ana, fiel de fechos del Ayuntamiento de Candelaria, perito repartidor de contribuciones y emigrante a América

Tras obtener un patrimonio vitalicio fundado por sus padres, nuestro biografiado comenzó la carrera eclesiástica, que abandonó siendo ya clérigo tonsurado, después de haber estado adscrito durante un quinquenio como capellán a la parroquia de Santa Ana. Pero no se desvinculó totalmente de ella, ya que en adelante actuó como testigo en los testamentos otorgados en la misma por sus paisanos. Además, dada su preparación, fue designado fiel de fechos del Ayuntamiento de Candelaria y perito repartidor de contribuciones en el mismo. Finalmente, emigró a América, donde falleció, mientras que su familia permaneció en su pueblo natal.

Nació en Candelaria el 22 de febrero de 1795, siendo hijo de don Rafael Delgado Ledesma y Castellano y doña Catalina de las Nieves Rodríguez de Mesa y García (también conocida como doña Catalina Benítez), naturales y vecinos de dicho lugar (donde habían contraído matrimonio en 1785). Tres días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el cura párroco teniente don Agustín Tomás de Torres; se le pusieron los nombres “Pedro Antonio de Jesús” y actuó como padrino don Juan Agustín Delgado Corona…

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Los desaparecidos cines de la villa de Arafo

En este trabajo queremos recordar los distintos cines que tuvo la villa de Arafo durante casi seis décadas de su historia. El primero fue el “Teatro-Cine de Arafo”, que vivió varias etapas, siempre en el salón del antiguo empaquetado y almacén de don Eufemiano Ferrera, luego de don Luis Marrero Romero, en la actual calle Juan Luis Coello Rodríguez: la primera, como cine mudo, desde 1921 hasta 1933, siendo sus empresarios don José Ferrer García y don Antonio Torres Campos; la segunda, ya como cine sonoro, de 1934 a 1935, con el nombre de “Cine Teide” y cuyo empresario era el Sr. Montalbán; la tercera de 1936 a 1939 como “Monumental Cinema”, siendo su empresario don Luis Morales Ruiz; y la cuarta, desde 1941 hasta 1966 como “Cine de Pérez”, regentado por don Nicolás Pérez Cáceres. Además, durante un corto período existió otra sala cinematográfica en la calle Nueva (actual calle José Pestano Núñez), en un salón de don José Fariña Batista (conocido como “Salón de los Curbelo”), que es recordado como “Cine de Pepillo” y cuyo empresario era el también carpintero don José Fariña Gil, quien solo lo mantuvo en dicho lugar de 1941 a 1942. Luego, este mismo empresario lo trasladó a otro salón de El Pino, en la actual calle Belisario García Siliuto, propiedad de don Luis Marrero Romero, donde se mantuvo desde 1942 hasta 1955, aproximadamente, siendo conocido como “Cinema Fariña” o “Cine del Moro”, a pesar de que su nombre oficial era “Cine Capitol”. Finalmente, hacia 1966 don Nicolás Pérez Cáceres pasó el popular “Cine de Pérez” a un nuevo edificio construido exprofeso para esa actividad, en la misma calle donde estaba el antiguo “Teatro-Cine” y a continuación de éste, que luego fue vendido a don Manuel Pérez Pacheco y, finalmente a don Erardo García Flores. Con este último concluyó la actividad cinematográfica en Arafo, hacia 1978.

Prácticamente en todos esos cines, la proyección de películas se simultaneó con la celebración de espectáculos teatrales y de variedades, en su mayoría benéficos. Además, en el primero también tenemos constancia de que se impartieron conferencias y se celebraron mítines políticos, juntas generales de empresas y comunidades de aguas y actuaciones circenses; pero solo se ha documentado la celebración de dos bailes, pues la existencia de dos casinos en esta localidad ya cubría de sobra esa actividad…

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo:

Arona-Vilaflor de Chasna: Don Antonio Rodríguez de la Sierra García (1777-1842), propietario agrícola, sargento 1º de milicias, comandante accidental de su compañía, comandante de armas, síndico personero y alcalde de Arona en cinco etapas

Casi toda la vida de este personaje transcurrió en el Valle de San Lorenzo (Arona), donde trabajó como propietario agrícola, aunque también vivió algún tiempo en Vilaflor de Chasna, donde fue bautizado y contrajo matrimonio. Simultáneamente, desarrolló una modesta carrera militar en el Regimiento Provincial de Abona, en la que ascendió desde soldado hasta sargento 1º de Milicias; como tal, fue comandante accidental de la 2ª compañía de dicho cuerpo durante seis años y, casi con total seguridad, comandante de armas de Arona. Además, ejerció como síndico personero del Ayuntamiento y ocupó la alcaldía de este término en cinco etapas, tres de ellas como alcalde real y dos como alcalde constitucional, lo que pone de manifiesto el respeto y el aprecio de que gozaba entre sus paisanos.

Nació en el Valle de San Lorenzo (Arona) el 13 de junio de 1777, siendo hijo de don Domingo Rodríguez Sierra y González del Castillo y doña Antonia González García de Morales. El 21 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia del Apóstol San Pedro de Vilaflor (a cuya jurisdicción pertenecía por entonces dicho pago) por el presbítero don Nicolás Valentín Farias, con licencia de don Agustín Lorenzo Viera y Torres, beneficiado curado y examinador sinodal del Obispado; se le puso por nombre “Antonio Domingo Francisco” y actuaron como padrinos don Salvador Hernández de la Cruz, vecino del pago de Chiñama, y doña María González Trujillo, que lo era del pago de Arona…

En el siguiente enlace se puede descargar el artículo completo: