Descripción del término de Candelaria en 1798

     Este artículo se centra en la primera descripción conocida del término de Candelaria tras la segregación de Arafo, que se produjo el 3 de enero de 1798. Corresponde a un informe redactado a finales de ese mismo año por el fiel de fechos del Ayuntamiento de Candelaria, don Luis Pablo Ramos, en respuesta a las 47 preguntas incluidas en una instrucción remitida por el Gobierno de España a todos los pueblos del Reino. Aunque no se desglosan los distintos pagos, que ni siquiera se nombran, en ella se especifican los grupos de edad de la población, por sexos; los oficios o actividades profesionales; los empleados y edificios públicos; y el personal adscrito a la vida militar y religiosa (tanto de la parroquia como del convento). En síntesis, una interesante visión de esta jurisdicción a finales del siglo XVIII.

     El autor, don Luis Pablo Ramos y Tapia (1735-1813), nacido en Sevilla y fallecido en Tacoronte, hijo de padre canario, se estableció con su familia en Candelaria, donde el Sr. Ramos fue nombrado fiel de fechos del Ayuntamiento en 1797-1798 y elegido alcalde real del mismo en 1807; aún vivía en esta localidad en 1810, al solicitar el empleo de oficial de Milicias para su hijo.

     Según el anterior informe, el término de Candelaria contaba por entonces con 1.475 habitantes, con una clara descompensación por sexos, pues de ellos 608 pertenecían al género masculino y 867 al femenino; suponemos que en ese elevado desfase tenía mucho que ver la fuerte emigración de hombres a América, en busca de mejor fortuna. Toda la población vivía en casas útiles, salvo tres que estaban en ruinas. De los hombres, 201 se dedicaban a la agricultura y 12 a la ganadería. En la mar trabajaban 65 hombres, a pesar de lo cual no existía ningún matriculado en la Marina, con objeto de prestar el servicio militar en ella. El resto de los oficios masculinos se repartían entre los siguientes: 8 comerciantes de mosto, uno de los cuales exportaba a América; 8 zapateros; 2 carpinteros, con 2 aprendices; 2 cocineros, uno de los cuales era jorobado; 3 taberneros y aguadores; 4 fabricantes de aguardiente; y 3 criados. Pero no existía ningún cazador de oficio y tampoco había cereros (que fabricasen velas), por lo que se vivía a oscuras. En cuanto a las mujeres, aparte de atender la casa, cuidar de los hijos y colaborar en las labores agrícolas o ganaderas, la mayoría de las que vivían en las medianías eran tejedoras de lino y, en menor medida, de lana; mientras que las del casco se dedicaban sobre todo a fabricar losa, gozando de notable prestigio como alfareras. También existía una sirviente…

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Güímar: Don Juan Delgado Trinidad de la Rosa (1751-1791), capitán de Milicias, emigrante a Venezuela y miembro de hermandades, de origen guanche y fallecido en plena juventud

     Este artículo está dedicado a uno de los numerosos miembros de la ilustre familia güimarera Delgado-Trinidad, de origen guanche. Como la mayoría de sus antepasados y varios de sus hermanos siguió la carrera militar, en la que ascendió desde subteniente hasta capitán de las Milicias Canarias, siempre en el Regimiento Provincial de Güímar, pero le sorprendió la muerte en plena juventud con tan solo 39 años de edad, por lo que se truncó la que ya era una brillante trayectoria. Había emigrado a Venezuela y residido en Caracas durante algunos años.

     Nació en Chacaica (Güímar) el 15 de noviembre de 1751, siendo hijo del capitán don José Delgado Trinidad y Díaz y doña Antonia María Hernández de Arrosa y Ramos, de la misma naturaleza. El 27 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Pedro por don Cristóbal Alonso Núñez, beneficiado de la misma; se le puso por nombre “Juan María de los Remedios” y actuó como padrino don Luis Domingo Román, natural y vecino de la ciudad de La Laguna…

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Arafo: Don Antero Rodriguez Fariña (1917-1997), sargento de las Milicias de Falange y efectivo de Infantería, con sueldo de brigada y condecorado, agricultor, operador de cine, concejal síndico, vicepresidente del Casino, presidente de la Cooperativa Agrícola y músico de orquestas

     Aunque nacido en Cuba, nuestro biografiado se estableció de corta edad en Arafo, pueblo del que era oriundo por ambos padres, donde fue conocido por “Siso”. Siguió la carrera militar hasta alcanzar el empleo de sargento de las Milicias de Falange durante la Guerra Civil; con dicho empleo pasó a Infantería con carácter efectivo, prestando sus servicios en Tenerife, La Palma, Menorca, donde fue subinstructor de reclutas, y Lanzarote; luego, cuando ya estaba en situación de reemplazo voluntario se le reconoció el sueldo de brigada; durante su servicio militar también obtuvo el título de Monitor de Gimnasia, participó en competiciones de natación y, en reconocimiento a sus méritos, recibió varias condecoraciones. Además, fue agricultor, operador de cine, concejal del Ayuntamiento de Arafo, vicepresidente del Casino “Unión y Progreso”, cofundador del Centro Cultural y Recreo y presidente de la Cooperativa Agrícola “María Auxiliadora” de dicha villa. Como la mayoría de los miembros de su familia también fue un músico destacado, pues debutó como laúd de un quinteto de cuerdas y formó parte durante muchos años, como acordeonista y pianista, de las orquestas “Nivaria”, “Río de Oro” y “España” de Arafo; de esta última fue fundador y director-coordinador.

     Nació en una casa de la Carretera de Sagua, en la ciudad de Santa Clara (provincia de Las Villas, Cuba) el 24 de noviembre de 1917, a las dos de la madrugada, aunque fue inscrito en el Registro Civil como nacido el 3 de enero de 1918 (su fecha oficial); era hijo de don Heliodoro Rodríguez Coello y doña María Concepción Fariña Vizcaíno (conocida por “Martina”), ambos naturales de Arafo. El 20 de febrero inmediato fue bautizado en la iglesia parroquial de Santa Clara de dicha ciudad…

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El artículo: “Unas líneas / En Vilaflor”, de Nicolás Mingorance (1926)

    El artículo “Unas líneas / En Vilaflor”, publicado en El Progreso el miércoles 4 de agosto de 1926 por el periodista y poeta don Nicolás Mingorance Pérez, comienza con una corta, pero poética descripción de Vilaflor de Chasna, según lo contempló el autor al llegar a dicho pueblo al amanecer de un día de julio, destacando la tupida vegetación de sus campos y el fondo montañoso rematado en la cumbre con El Sombrerito, todo cubierto de pinos. Continúa con el camino de acceso lateral, bordeado de árboles; la iglesia, con los tres cipreses centenarios, que aún crecen en su frente; su plaza, poco acogedora y muy triste a esa hora; sus calles empinadas y sus pequeñas casas agrupadas. Luego, con la salida del Sol, destaca como se rompe el silencio y el calor del verano se deja sentir, en contraste con el invierno en el que se cubre de nieve. Posteriormente, se centra en la fonda en la que se iba a alojar, situada en lo alto del pueblo, en la montaña de San Roque y junto a la ermita que le daba nombre, lugar desde el que se contempla Vilaflor en toda su belleza, con sus árboles frutales (cirueleros y almendreros), además de los pinos. A continuación, habla del inmediato Sanatorio del doctor Rodríguez López, instalado para aprovechar el clima tan saludable de esta localidad, en el que trataba a enfermos procedentes de la Península y del extranjero, que enseguida apreciaban una mejoría en su salud, que los llenaba de júbilo.

     En la visita detenida que efectuó por el pueblo, se le presentaron las dos personas de mayor relieve intelectual que allí residían: don Germán Fumero Alayón (1846-1936), reconocido poeta y polifacético hombre público, quien ostentó los cargos de secretario del Ayuntamien¬to, alcalde, juez municipal, sochantre y organista de la parroquia y cartero rural; don Manuel Rodríguez Escalona (1894-1967), culto escritor, propietario de una fonda y cónsul de Cuba, casado y fallecido en dicho pueblo; y don Pablo González Morera, secretario del Ayuntamiento, oficial agregado y piloto de la Marina Mercante española, cabo de Infantería, ex-secretario de la Sociedad “Luz y Vida”, escritor y conferenciante. Destaca la obra poética del viejo poeta chasnero, cantor de todos los rincones del municipio, quien le habló del mismo con entusiasmo juvenil, a pesar de superar los 80 años. Mientras que del escritor cubano destacó su romanticismo, así como su amor por la belleza y el clima de Vilaflor. Señalando que ambos participaban en las frecuentes fiestas literarias y participaban en todas las iniciativas que redundasen en el progreso local. Concluye su artículo insistiendo en la belleza del pueblo y en la próxima terminación de la carretera que lo comunicaría con Granadilla y que, una vez completada la Carretera General del Sur, le permitiría adquirir la importancia que merecía en el contexto insular y salir del abandono en el que había estado sumido este municipio.

     Pocos meses después, el 17 de febrero de 1927, don Nicolás Mingorance participó en una velada literaria celebrada en Vilaflor, en la casa del secretario del Ayuntamiento, don Pablo González Morera. Asimismo, en noviembre de ese mismo año 1927, colaboró con 10 pesetas al homenaje que se le iba a tributar en Vilaflor al viejo poeta don Germán Fumero Alayón a finales de ese año o comienzos del siguiente, en el que también intervino.

     El autor, don Nicolás Mingorance Pérez (1903-1999), natural de Santa Cruz de Tenerife, fue actor cómico-dramático, poeta, periodista, directivo de varias sociedades culturales y deportivas, presidente de la Asociación General de Empleados de Comercio, Industria y Banca, presidente de la Sección de Tejidos, Sombrererías y Peleterías, dirigente de la Agrupación Socialista Tinerfeña y concejal del Frente Popular de Santa Cruz, preso político fugado, sargento del Ejército Republicano y exiliado en Chile, donde murió…

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Guía de Isora: Don Miguel Hernández Jorge (1852-1930), aspirante examinado para alférez de Milicias, soldado sustituido, elector contribuyente, interventor electoral, fiscal municipal, adjunto suplente de la mesa electoral y secretario interino del Juzgado Municipal

     Nuestro biografiado quiso seguir la carrera militar, como algunos de sus familiares, por lo que fue aspirante examinado para alférez de Milicias, aunque no obtuvo dicha plaza; no obstante, sí comenzó a servir como soldado de Milicias en la Sección Ligera Provincial de Abona, hasta que puso un sustituto, para dedicarse al cuidado de sus propiedades agrícolas. Llegó a ser uno de los mayores contribuyentes del municipio y tuvo un cierto compromiso público, pues fue elector contribuyente, interventor electoral, fiscal municipal, adjunto suplente de la mesa electoral y secretario interino del Juzgado Municipal.

     Nació en Guía de Isora el 20 de noviembre de 1852, siendo hijo de don Miguel Hernández Martel y González, natural del mismo pueblo, y de doña María Ignacia Jorge Brito, que lo era de Adeje. Ocho días después fue bautizado en la iglesia de Ntra. Sra. de la Luz por el cura párroco don Domingo Carreiro; se le puso por nombre “Miguel Félix del Sacramento” y actuó como padrino don Andrés Martín, natural del Puerto de la Cruz y vecino de la localidad sureña…

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Granadilla de Abona: Lcdo. don Juan Peraza del Castillo (1682-1725), sacerdote y capellán de la parroquia de San Antonio de Padua

     Este artículo está dedicado a uno de los numerosos sacerdotes que desarrollaron una modesta labor pastoral en sus parroquias de cuna, como meros capellanes y colaboradores de los párrocos titulares. Miembro de una ilustre familia, llevado por su vocación religiosa y tras obtener una capellanía, don Juan cursó sus estudios eclesiásticos y recibió sucesivamente las órdenes sagradas: Prima Tonsura, Órdenes Menores, Subdiaconado, Diaconado y Presbiterado. Como sacerdote y capellán, estuvo adscrito a su parroquia natal de San Antonio de Padua, colaborando con el párroco don Rodrigo García de Armas y, probablemente, atendiendo las misas en alguna de las ermitas de la jurisdicción.

     Nuestro biografiado nació en Granadilla de Abona el martes 1 de diciembre de 1682, siendo hijo del alférez don Marcos González del Castillo, alcalde de dicho pueblo, del que era natural, y de doña María Peraza de Ayala y Pérez de Guzmán, que lo era de La Victoria de Acentejo, y ambos “labradores y vecinos” del pueblo sureño. El 27 de ese mismo mes fue bautizado en la iglesia de San Antonio, por el cura párroco don Salvador González; se le puso por nombre “Juan” y actuó como padrino su tío abuelo el Lcdo. don Lucas Rodríguez, clérigo presbítero…

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San Miguel de Abona: Don Gregorio García Alfonso (1852-1931), comerciante, cosechero de vinos, exportador de cochinilla, agente de seguros, alférez de la compañía local de la Milicia Nacional, interventor electoral, presidente de la comisión de fiestas, alcalde constitucional y fiscal municipal

     Trabajó toda su vida como comerciante, aunque también fue cosechero de vinos, exportador de cochinilla y agente de seguros. Prestó su servicio militar como soldado de las Milicias Provinciales, pero también fue alférez de la compañía local de la Milicia Nacional. Además, al figurar entre los mayores contribuyentes de su municipio natal de San Miguel, actuó como elector y desempeñó diversos cargos: concejal del Ayuntamiento, jurado judicial, interventor electoral, miembro de la Junta Municipal, alcalde constitucional, fiscal municipal, presidente de la comisión de fiestas y vocal de la Junta Municipal del Censo electoral.

     Nació en San Miguel de Abona el 20 de julio de 1852, siendo hijo de don Juan Antonio García del Castillo, natural de Granadilla de Abona, y doña María Antonia Alfonso Feo, que lo era de la primera localidad. Cinco días después fue bautizado en la iglesia del Arcángel San Miguel por el cura párroco don Jerónimo Mora y Hernández; se le puso por nombre “Gregorio Eulogio” y actuó como padrino su tío materno don Eulogio Alfonso Feo…

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El artículo “Pequeña descripción del Valle de Güímar” de N. H. G. (1892)

     Este artículo o reportaje periodístico fue publicado en el Diario de Tenerife el 5 de abril de 1892 (pág. 2) y firmado por N.H.G., iniciales que creemos corresponden a don Nicolás Hernández González (1838-1914), Bachiller, maestro y comerciante, natural de La Laguna y establecido en Güímar, donde contrajo matrimonio y falleció, siendo la única persona con esas iniciales que por entonces residía en dicha localidad y poseía la suficiente cultura para escribir este interesante trabajo.

     En la interesante descripción que nos ocupa, en primer lugar se analiza orográficamente el Valle, destacando los accidentes que lo remarcan, su suave pendiente y las montañas que sobresalen en la costa (Montaña Grande y Montaña de los Guirres). A continuación se compara con el de La Orotava, del que lo diferencia su menor verdor, pero al que supera tanto por su cielo despejado como por su aire seco y saludable durante todo el año. Se hace hincapié en las brisas frescas del Norte, que cesan con la puesta del sol, haciendo que los atardeceres sean apacibles e inviten al paseo y las excursiones, mientras que las noches son plácidas y frescas, por lo despejado del cielo. Se resalta su clima templado y sus escasas lluvias, lo que condiciona que la costa sea árida, pero no así las zonas altas y las medianías, donde dominan los cultivos variados, que prosperan gracias al riego. La abundancia de agua en esa época procedía de dos manantiales perennes, que discurrían por los barrancos de Badajoz y El Río, que el autor describe con detalle. En el Barranco del Río destaca sus numerosas fuentes, con saltos y cascadas, el espesor del bosque de laurisilva, los precipicios y los senderos que lo recorrían. Por su parte el de Badajoz, sobresalía por las impresionantes laderas, elevadísimas y verticales, que aún sobrecogen al visitante, así como por la hermosa cascada que existía y la “Cueva del Culantrillo”, con el agua rezumante y la flora que tapizaba sus paredes. Mencionando luego los caminos que llegaban hasta dichos lugares, pendientes, pero sin peligro, que podían recorrerse en bestias. Luego se refiere a la Carretera General del Sur, deteniéndose en un punto de la misma, la “Cortada”, en la parte superior de La Ladera, desde el que se domina todo el Valle (donde luego se instalaría el Mirador de Don Martín). Ello permite al autor reproducir una interesante descripción del paisaje que desde allí se contempla, debida al culto sacerdote lagunero don Ireneo González, oriundo de Güímar por su madre. Finalmente, recomienda al viajero que desde la cumbre se detenga en un lugar desde el que se observan los dos valles opuestos y casi simétricos, a la vez que se pueden contemplar las dos corrientes de lava histórica (de 1705), que partiendo del Volcán situado entre los Roques descendieron hacia el mar, poniendo en peligro a las localidades de Güímar y Arafo.

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Candelaria: Don José Antonio Núñez Villavicencio (1786-1867), labrador, tabernero, sargento de Artillería retirado con fuero, escribiente, fiel de fechos y secretario del Ayuntamiento y del Pósito, vocal de la Junta Municipal de Beneficencia y secretario de la Hermandad del Santísimo Sacramento

     Nuestro biografiado trabajó toda su vida como labrador en las propiedades agrícolas familiares. Además, fue tabernero y sargento de Artillería retirado con fuero. También ejerció como escribiente y, como tal, desempeñó los cargos de fiel de fechos y secretario del Ayuntamiento, así como del Pósito de la localidad, vocal de la Junta Municipal de Beneficencia y secretario de la Hermandad del Santísimo Sacramento de la parroquia de Santa Ana.

     Nació en Candelaria el 3 de octubre de 1786, siendo hijo de don Santiago Núñez Villavicencio y Castellano y doña Rafaela de Barrios García. Cuatro días después fue bautizado en la iglesia de Santa Ana por el teniente de beneficiado don Agustín de Torres; se le puso por nombre “José Antonio” y actuó como padrino don Alejandro Pérez, mozo libre…

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